Le llamaban Bronco

by Laura Sanz

Los Salas eran buenos para dejarse el dinero en el almacén o en la taberna, pero no para que sus hijas se relacionaran con ellos.

Había escuchado decir a su madre que más de tres casualidades convertían una situación en destino.

¿No lo ves, Rose? ¿No ves lo que siento por ti? ¿Acaso tienes los ojos abiertos pero el corazón cerrado?—murmuró en español junto a su boca—. ¿Cómo no voy a querer casarme con la mujer que amo?