«Si yo, siendo como soy, me puedo considerar un cristiano, ¿por qué los diferentes vicios de las personas que ocupan el banco vecino habrían de probar que su religión es pura hipocresía y puro formalismo?». Te preguntarás si es posible evitar que incluso una mente humana se haga una reflexión tan evidente. Pues lo es, Orugario, ¡lo es!

