More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
monumentos cotidianos de la destrucción.
La creación de bibliotecas ubicadas dentro de los abarrotados baños romanos fue un enorme logro. Unió cultura, entretenimiento, negocios y educación en una vigorosa fusión bajo un mismo techo.
En aquel tiempo, el «olor de santidad» era fétido.
Dormirás largas siestas panza arriba bajo las sombras de los árboles que mitigan los veranos sin nubes.
Resultaba difícil perdonar a un hombre tan feliz.
Tras una larga travesía entre la indiferencia de los siglos, los títulos se han transformado en poemas mínimos; barómetros, mirillas, ojos de la cerradura, carteles luminosos, anuncios de neón;
la libertad es el oxígeno de los verdaderos artistas, y la literatura que nos importa es aquella que construye mundos propios, un lenguaje liberado de convencionalismos y formas inexploradas de narrar.
esa pequeña fracción de la humanidad que dispone del tiempo, el ocio y la educación necesarios para permitirse reflexionar.
Eran proletarios aquellos que carecían de bienes, por lo que su única posesión eran sus descendientes (prole). No
Sin embargo, hay algo conmovedor en el hecho de considerar las palabras una forma —aunque sea metafórica— de riqueza, frente a la siempre avasalladora soberanía de la propiedad inmobiliaria y del dinero.
Mark Twain proponía una definición irónica: «Clásico es un libro que todo el mundo quiere haber leído pero nadie quiere leer».
hipocresía lectora.
Los clásicos son grandes supervivientes. En el lenguaje ultracontemporáneo de las redes sociales, podríamos decir que su poder —su riqueza, en términos censales— se mide en el número de sus seguidores. Son libros que siguen atrayendo nuevos lectores cien, doscientos,
Dedicó páginas rebosantes de convicción a sus ideas, páginas donde afirmaba que un hombre es rico cuando sus necesidades son sobrias.
nunca llegó a resolver la contradicción entre lo pensado y lo vivido.
«Los homicidios individuales los castigamos, pero ¿qué decir de las guerras y del glorioso delito de arrasar pueblos enteros? Hechos que se pagarían con la pena de muerte los elogiamos porque los comete quien lleva insignias de general.
Los clásicos son esos libros que, como los viejos rockeros siempre en activo, envejecen sobre el escenario y se adaptan a nuevos tipos de público.
«El pasado no lleva hacia atrás sino que impulsa hacia delante y, en contra de lo que se podría esperar, es el futuro el que nos conduce hacia el pasado».

