Inmaduro. Cabeza llena de pajaritos. Un romántico desfasado. Nula visión de futuro. Cortoplacismo enfermizo. Necesidad de reafirmación. Dependencia emocional. Tendencia a llamar «libertad» al mecanismo mediante el cual justificaba mi mediocridad. Conformismo y resignación a no conseguir nada mejor que mis tres trabajos como autónomo. Mis pintas. Vivir «compartiendo piso» (ocupando el sofá, mejor dicho) con mi mejor amigo, su novia y su bebé de siete meses. No tener un chavo en el bolsillo para hacer planes ni viajes. Eructar después del primer trago de cerveza.

