Paty Escobar

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Ahí estaba, de nuevo, el chico que disfrazaba el miedo y la inseguridad con un chiste… Pero a mí no me engañaba. Yo era experta en reconocer a alguien demasiado acostumbrado a escuchar su propia voz distorsionando la imagen de sí mismo casi siempre, además bajo el yugo de una autoexigencia que ni siquiera se basaba en sus propios valores: la veía cada día en el espejo.
Un cuento perfecto
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