Me has escrito buscando que te dijera: «¡Estás loco!», y no sé la razón por la que te da tanto miedo acostarte con alguien que no sea Idoia, pero… yo no pienso ejercer de madre victoriana. Echa un polvo. ¿Uno? ¡¡Veinticinco!! Estás en el paraíso y en mi idea del cielo se folla como un degenerado.

