A través de los años, a través de las enseñanzas de mi papá, he llegado a comprender las cuatro armas que usó para combatir los ataques del enemigo: el nombre de Jesús, la sangre de Jesús, la Palabra de Dios y la adoración. Él nunca usó esas armas al azar. En cambio, discernía lo que se necesitaba en ese momento y utilizaba esa herramienta.

