Primero llegó el coma diabético. Se inyectaba a los pacientes una elevada dosis de insulina que les provocaba comas hipoglucémicos, y cuando los reanimaban con una inyección de glucosa, según informaba el New York Times, los «cortocircuitos del cerebro desaparecen y se restauran los circuitos normales, y vuelven con ellos la cordura y la realidad».21 Después llegaron las terapias convulsivas. Se empleaba un veneno llamado Metrazol o un electroshock para provocar en el paciente un ataque epiléptico, y cuando el paciente despertaba estaba libre de pensamientos psicóticos y con mucho mejor ánimo
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