Wil Loves Books!

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Al destino no se le puede dar la espalda. Y ya está. Es así. No creo en el destino, es lo peor. Pero creo en Macarena. Y creo en ella desde una edad en la que uno no pone en duda sus creencias. Creía en ella más que en ese Dios que no sé si quiero que exista. Creía en ella más que en la materia, en mi piel, en el vello erizado de mis brazos cuando ella hablaba cerca de mí.
Seremos recuerdos
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