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—Estaré en el aeropuerto cuando llegues. —Leo, no hace falta. —Ya, es que las cosas que se hacen porque uno quiere no tienen por qué hacer falta. Eso son las obligaciones, que no tiene nada que ver con nosotros. Estaré en la terminal, ¿vale? Estaré como desearía ahora mismo estar allí.
Los abrazos son el primo pobre de las caricias, cuando pocas veces algo reconforta más. El calor del cuerpo que te acoge, la presión de los miembros que encajan en tu cuerpo y que te visten, el olor de la persona a la que le cedes ese espacio tan tuyo. Un abrazo es, sin duda, un homenaje a la confianza, una ofrenda casi sagrada.
siempre fui más de oído que de ojos y el choque de sus caderas contra mis nalgas era más erótico para mí que verlo entrando en mi cuerpo.
¿Crees que el resto de los mortales se conoce desde que nace? Lo normal es esto. No saber. Empezar con alguien, comerse la boca y sentir que no se tiene suficiente, sin saber si se cansará y te dejará en la mierda. Uno se enamora sin conocer el mapa, centímetro a centímetro, de quién es la otra persona. Descubrirlo es el juego. Follar, hacer el amor, lamerse…, eso solo lo ameniza.
Porque no conozco a nadie que pueda quererte más que yo y estoy aprendiendo la manera de hacerlo bien, Macarena. Y si vuelvo a ser gilipollas, mírame, cógeme la cara entre las manos y dime: «Mi amor, eres un imbécil». Y yo me morderé la lengua y asumiré que tú, que me quieres más de lo que puede quererme nadie, no me mentirías. Y si tú vuelves a dejar que la inseguridad te haga minúscula, te cogeré la cara y te diré: «Mi amor, eres la única puta mujer de mi vida desde que tengo uso de razón». Y tú, que en realidad eres enorme, entenderás que después de media vida peleando por esto, tengo
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—No lo saben todo. Nadie lo sabe todo —añadió—. Y lo poco que yo sé, es que si no es contigo, a la mierda, no es con nadie. Y no nací para morirme solo. Nací para ti. Y a tomar por culo el mundo, canija. Tú y yo valemos más que la opinión de gente que no tiene ni puta idea de lo que es ver cómo te corres. Punto.
Por más años que conozcas a alguien, siempre puede sorprenderte lo que guardaba debajo de la piel social, de lo aceptable, de lo que fingimos defender hasta que nos toca de lleno.
Adriana aprendió algo que no esperaba cuando se levantó por la mañana: muchas personas llevan un monstruo dentro, tan dentro que pueden pasar años escondiéndolo.
—No entiendo por qué pones tanta energía y ganas en todo lo que no puede explicarse: güija, tarot, psicofonías, fotografías de fantasmas…, pasas más tiempo en el Más Allá que en el Más Acá y alguna explicación tiene que tener. Si tú quieres entender mis sentimientos, yo tendré que entender los tuyos, así que… vamos a esa maldita lectura de cartas y que sea lo que Dios quiera.
. Si es bueno, no te ata. Si es para ti, quiere verte volar. Y si te quieres a ti misma, también. No tomes nunca decisiones por terceros. La vida es tuya y eres la única persona a la que debes dar cuenta de tus juicios.
Que levante la mano quien no haya soñado nunca vivir fuera de su país y emprender una aventura así.
A veces no buscamos las cosas, a veces nos encuentran, Macarena. Acéptalo.
cada vez que tienes miedo de perder algo, lo agarras tan fuerte que asfixias las cosas que puedan venir.
A pesar de su pequeña estatura, sus pechos más bien inexistentes y sus ojeras oscuras, ella se apreciaba. Ese cuerpo del que se quejaba era el que la había acompañado desde que nació, permitiéndole hacer y sentir cosas maravillosas. Y si Macarena aprendió a quererse fue aceptando que uno nunca debe amar a otro por encima de sí mismo.
Sabía cómo era la vida sin pasar miedo. Pero es que… ¿no dicen que «si te da miedo, hazlo con miedo»? Hay que trabajar para que la vida sea maravillosa, no convertir el trabajo en algo solamente soportable.
no se puede vivir eternamente de recuerdos. Hay que vivir de nuevo.
Hay personas con las que el destino, sin saber por qué, no funciona.
De repente, volvieron a mi cabeza todas las vidas que imaginé junto a él. Todas las posibilidades que fueron quedando obsoletas conforme el tiempo pasó sobre ellas. Todas las cosas que no hicimos y no haríamos. Todas las versiones de nosotros mismos que habíamos jugado a ser y que terminaron rompiéndose de tanto tirar, porque no éramos nosotros. ¿Y qué éramos nosotros? Un puñado de canciones, ¿no? Canciones condenadas a ser recordadas siempre sin poder volver a sonar en vivo.
Vas a estar contigo, que es mucho mejor.
¿Alguien se cree que cuando dos personas se encuentran, cuando se enamoran y deciden ligar sus vidas… es el final? Es solo el comienzo de algo que empieza siendo cuento y termina siendo… una historia más.
Toda mi familia reunida apoyándome en uno de los momentos más cruciales de mi vida no es triste, pero es una paradoja: lo que más quieres te dice adiós porque también te quiere.
Lo bueno de mis amigas es que, hasta en los dramas, no pueden evitar ser estúpidamente graciosas.
Fuiste la forma más triste y bonita que tuvo la vida de decirme que no se puede tener todo.
Tienes que crear recuerdos que contarme cuando seamos viejos.
es posible aprender que el miedo, en pequeñas dosis, puede ser muy estimulante y hace crecer hasta ser una profesional segura de mí misma… Cualquiera puede con aquello que se proponga. Con todo.
Lo profesional juega un importante papel en nuestra vida, pero no lo es todo. Como no lo es el amor.
Querer a alguien es aprender a no esperar que llene todos tus vacíos; que comparta su camino, que lo haga coincidir con el tuyo, es lo realmente valioso.
Siempre hacia fuera. El viaje es a la inversa, ¿sabéis? Nadie se preocupa por decírnoslo. Primero aprendes a quererte bien y cuando ya lo sabes, cuando has mapeado, aceptado y amado cada uno de tus territorios (los luminosos y los que siempre permanecerán en la sombra), estás preparada para querer. ¿Por qué? Porque sabes qué necesitas, qué mereces, qué te hará feliz y esquivas el drama, aceptas el ego pero le acotas el territorio y, simplemente, eres.
De él me gustan las mañanas de domingo, momento en el que compra flores: se despierta antes que yo, va a por algo de desayunar y… siempre vuelve con ellas en los brazos.
Porque cuando aprendes que nada es demasiado bonito, asumes también que la belleza es relativa.
A veces es necesario que un amor solo nos toque a quienes lo vivimos.
Quiero amar pequeñito, bien, bonito. Quiero que la pasión solo me desborde la boca de tanto beso, mordisco y gemido, y que las emociones sean siempre manejables para entender lo que siento y, así, sentirlo más.
El amor no tiene que ser duro ni doler; el amor tiene que mecernos, hacernos reír y ser hogar.
Pero todo el mundo tiene derecho a su final feliz, ¿no? —No hay finales felices. El final es morirse. Hay caminos bonitos de recorrer.
Cada día soy consciente de que el amor significa cosas que el día anterior ni siquiera entendía. Cada día…, él y yo.
Las personas no cambian y en cierto sentido estoy de acuerdo, pero escuchad…, no estamos condenados por quiénes éramos cuando erramos. Somos mucho más que los aciertos y las equivocaciones que cargamos. Sin importar qué fuimos, somos y en el futuro seremos. Total, aceptémoslo, de lo único que estamos seguros de ser algún día es pasado. Seremos recuerdos de otros. Pintémoslos de colores, de modo que no nos olviden y que el amor nos sobreviva.
Va a construirse desde las primeras páginas para que otros se metan en su piel, anden en sus zapatos y la acompañen en el camino.

