Porque no conozco a nadie que pueda quererte más que yo y estoy aprendiendo la manera de hacerlo bien, Macarena. Y si vuelvo a ser gilipollas, mírame, cógeme la cara entre las manos y dime: «Mi amor, eres un imbécil». Y yo me morderé la lengua y asumiré que tú, que me quieres más de lo que puede quererme nadie, no me mentirías. Y si tú vuelves a dejar que la inseguridad te haga minúscula, te cogeré la cara y te diré: «Mi amor, eres la única puta mujer de mi vida desde que tengo uso de razón». Y tú, que en realidad eres enorme, entenderás que después de media vida peleando por esto, tengo
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