Porque esa persona había estado en mi vida desde siempre. De pronto la Macarena de siempre tenía que convivir con esa mujer en la que se había convertido. A una la quería y la otra me encantaba. Macarena era, me cago en mi puta suerte, dos personas: el amor de mi vida y la esperanza. Si aún era capaz de sorprenderme…, ¿no significaba que quizá no llegábamos tarde? Se veía venir, pensaréis. Sí. Supongo que sí.

