porque ser «progresista» es la única manera posible de escalar posiciones en el medio cultural —ya que el establishment académico o artístico es casi siempre de izquierda— o, simplemente, de medrar (ganando premios, obteniendo invitaciones y hasta becas de la Fundación Guggenheim). No es una casualidad ni un perverso capricho de la historia que, por lo general, nuestros más feroces intelectuales «antiimperialistas» latinoamericanos terminen de profesores en universidades norteamericanas. Y, sin embargo, pese a todo, soy menos pesimista sobre el futuro de la sociedad abierta y de la libertad en
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