Te das la vuelta hacia la puerta de la enfermería, donde Hoa te espera en pie. Hoa, que parece un niño humano muy extraño, que de alguna manera también es un comepiedras y que te trata como algo muy preciado. Te mira, con tristeza, como hace desde que supiste lo que era. Niegas con la cabeza y pasas a su lado para salir. Te sigue, a ritmo constante.

