Cuando dormimos nuestras células cerebrales se encogen. Esto provoca un aumento en el espacio que hay entre nuestras células cerebrales, lo que permite que los fluidos puedan fluir entre las células y llevarse las toxinas. El sueño, que a veces parecer ser una pérdida de tiempo, es en realidad la forma en que nuestro cerebro se mantiene limpio y saludable.

