Jesús amaba de todo corazón a las almas golpeadas por las pasiones humanas, les vendaba las heridas y les ofrecía el consuelo necesario para curarlas. Decía a Magdalena: «Mucho te será perdonado porque has amado mucho», sublime perdón que despertaría una fe sublime. ¿Por qué deberíamos ser más inflexibles que Cristo?

