Lo que otros hacen revela sus corazones, no nuestro corazón; y no importa lo que se revele en cuanto a nuestros corazones, todos necesitamos un Redentor. Su corazón necesita redención. Su manera de pensar necesita redención. Nada de lo que el abusador le haya hecho lo libra de esa verdad. Sin tener en cuenta lo atroz que quizá fuera su abuso, necesita redención. El resto de la verdad es que hay Uno que vino a redimirnos, y nada de lo que le hayan hecho o usted haya hecho hace que esta obra redentora no sea necesaria.

