Kindle Notes & Highlights
Mi nana fue la única que respondió a mi silencioso pedido de socorro. Su enceradora acompañó, de hecho, el peor asalto de mi vida. Recuerdo su sonido de fondo como el graznido de una mamá pata o el rugido de una mamá leona. Una animala que, sin poder hacer nada por proteger a su cría, de todos modos dejó claro su desgarro.

