—¿Sería raro que te pida que te cases conmigo la misma noche en que te conviertes en viuda? —murmura contra mis labios. —No lo sé. ¿Lo sería? —Me río. —¿A quién le importa? De todas formas, estamos oficialmente muertos. —Se aparta y me mira fijamente—. ¿Quieres casarte conmigo, Ravi, nena? Tomo su labio inferior entre mis dientes y lo muerdo. —Sí.

