Como ya mencionamos en la introducción, los investigadores han detectado que el descenso de las temperaturas en la temporada de cultivo por debajo de la media habitual aumentaba entre un 1 y un 1,5 % la probabilidad de que los judíos sufrieran persecuciones en los siguientes cinco años, y los pogromos de principios de la década de 1320 se enmarcan en esa pauta. En otras palabras, a peores condiciones climáticas, mayores probabilidades de que las minorías sufran ataques.

