More on this book
Kindle Notes & Highlights
Read between
January 31 - February 21, 2023
Si el aroma de cada cuerpo es el nombre que la naturaleza le otorga para hacerlo único e inconfundible, para que todos lo conozcan y distingan por él, entonces todos me reconocen por algo que yo no sé lo que es.
Auch, Yo tengo un olor fuerte (o eso me dicen), ahora tengo un complejo con mi olor, siempre me repetían que olia mal y por más que me esforzaba, siempre olia igual de fuerte, jamás sabre a que huelo, y por más que lo intenté, siempre habra alquien que mediga "hueles mal" desgraciadamente… ya me acostumbre
tampoco comprendía el desprecio general que mis compañeros de aula sentían por Margarita Barranco, una chiquilla esmirriada, pero cariñosa y divertida, que acababa de llegar del pueblo con su familia y de la que todos decían que apestaba, que olía a los conejos y la cabra que sus padres criaban en un ático. Incluso las monjas la reñían por oler mal.
Un compañero en la universidad era el único que se juntaba con el, yo no sabía porqué, hasta que un compañero me pregunto "¿porque te juntas con el si huele a caca?", yo ya conocía mi problema, en ese momento, tuvo sentido
Necesité semanas para atreverme a decir tímidamente, en voz baja, que yo no tenía olfato, pero entonces fueron los demás quienes tardaron demasiado en comprenderme. Para cuando mi familia y yo asumimos el problema, ya había cumplido los once años.
Yo tenía 17, y solo porque dejamos sin labar las vasijas durante un tiempo (creo que fuimos a unviaje) y mientras yo estaba emocionado por como se formaban los germenes y hongos (me encanta la ciencia), mi familia se alejaba asqueda y uno de mis padres me pregunto asquedo "¡¿porque te acercas, que no vez que apesta?!" Yo respondí como siempre había respondido a preguntas parecidas… "yo no huelo nada", nunca me ha gustado lavar las vasijas, esa vez, hasta me burle en la cara de mi familia repitiendo esa frase mientras alababa todo ese mugrero, fue solo entonces… que me creyeron
Pero no su olor. Y los olores llegan más hondo que las imágenes o los sonidos, y se graban en la memoria a mayor profundidad. Si un día percibes un perfume que llevabas años sin oler, lo reconoces al momento y te despierta una oleada de recuerdos. Por eso me entristece que, cuando seas mayor, no podrás recordar los olores de la infancia. Y con ellos se te olvidarán muchas cosas de cuando eras niña.
—¿Y todas las cosas huelen? —grité desde mi columpio. —Todas y cada una de las cosas que existen. Me columpié con más fuerza aún, mientras bajo mis pies mi sombra me seguía adelante y atrás. —¿A qué huele mi sombra? —¿Crees que tu sombra huele? —Acabas de decirme que todo huele. —Casi todo. Tu sombra no. Es que tu sombra no es una cosa, sólo es falta de luz. —Qué pena. ¿A qué huele el arco iris? —Bueno, tampoco huele. Es que el arco iris sólo es luz. —¿Y la luz no tiene olor? —Pues no. —¿Ni la luz del sol, ni la de la luna, ni la de las estrellas, ni la de las lámparas? —Ninguna.
—Ah. —He leído que los ciegos tienen un oído muy fino, y que los sordos destacan por su agudeza visual. Contigo debe de suceder algo semejante. —Ah. —Sin embargo es extraño, porque no percibes los sentidos químicos, y el mundo sólo llega a ti a través de las ondas de luz y las ondas de sonido, y la información que el tacto pueda proporcionarte. Lo tuyo es la física, no la química. Tu mundo debe de ser muy extraño.
Mi lengua no es capaz de percebir todo, pero es muy sencible a las texturas, me gustan las texturas suaves
Me guio por la temperatura de las cosas, y cuando era niño (y aun hoy) me gusta tocar todo

