Desde que los conservadores empezaron a reivindicarla como propia (la Freedom Tower, las freedom fries), liberales y progresistas habían empezado a desmarcarse de ella en busca de nuevas definiciones del bienestar social según las cuales la gente ya no tuviera el privilegio de contravenir las nuevas normas. Los derechos y sensibilidades de grupos considerados vulnerables serían más prioritarios que la libertad de expresión,

