Un tiroteo es acción a distancia, pero un ataque con cuchillo tiene un no sé qué de intimidad; el cuchillo es un arma de proximidad y los crímenes que comete son encuentros íntimos. «Aquí me tienes, cabrón —le susurra el cuchillo a su víctima—. Te estaba esperando. ¿Me ves? Estoy justo delante de tu cara. Hundo mi filo asesino en tu cuello. ¿Lo notas? Toma, un poco más, y con propina. Estoy aquí mismo. Justo delante de ti».

