la desolación se empieza a salir identificándonos con algunos aspectos del muerto y a veces hasta idealizando transitoriamente algunas características, para poder hacerlas mías. Cuando el proceso es normal sucede como una revalorización un poco exagerada de las virtudes reales del ausente y da lugar a la razonable crítica posterior. Hablando de un niño que se murió puedo decir “era tan lindo, el más

