Fomentó las «leyes suntuarias» que, entre otras cosas, prohibían llevar tejidos ligeros. También presionó al Parlamento para aprobar nuevas leyes en 1666 y 1678 que ilegalizarían que en los entierros se empleara algo que no fuera un sudario de lana. Ambas medidas protegían el mercado de los artículos de lana y reducían la competencia asiática a la que se enfrentaban los fabricantes ingleses.

