Naturalmente, estos hombres, una vez alcanzado el éxito, tenían los mismos deseos que cualquier otra persona. Querían bloquear la entrada de otros en sus negocios y evitar que compitieran contra ellos, y temían el proceso de destrucción creativa que podía dejarlos sin negocio, igual que otros habían ido a la bancarrota antes que ellos.

