Incluso podría recurrir a la sana técnica de hablarse a sí misma, diciéndose: «¡Odio estos deberes! ¡Me están volviendo loca! Pero sé que soy lista. Lo que pasa es que este ejercicio es muy difícil». El simple hecho de reconocer la existencia de distintos aspectos en el aro puede ser una gran ayuda para aprender a controlar y desplazar sus sentimientos negativos. Es posible que siga sintiéndose tonta, pero con la ayuda de sus padres y con un poco de práctica, podrá evitar ver ese estado provisional como un rasgo permanente que la define.

