Otra manera de ejercitar esta parte del cerebro es ofreciendo situaciones hipotéticas, que suelen divertir mucho a los niños: ¿Estaría bien saltarse un semáforo si hay una emergencia? Si un matón se metiera con alguien en el colegio y no hubiera ningún adulto cerca, ¿tú qué harías? Lo que se pretende con ello es desafiar al niño para que reflexione sobre cómo actúa y para que se plantee las consecuencias de sus decisiones. Con ello, le damos ocasión de ejercitar el pensamiento desde una perspectiva de principios morales y éticos, que, con nuestra orientación, se convertirá en los cimientos de
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