Jump to ratings and reviews
Rate this book

Artículos #3

No me cogeréis vivo: artículos 2001-2005

Rate this book
«... Esta página no puede escribirse con bisturí. Carezco de talento para eso. Los ajustes de cuentas se hacen empalmando la chaira y acuchillando en corto, a lo que salga. En poco más de un folio, y con este panorama, uno pelea y apenas tiene tiempo de mirar a cuántos se la endiña. Sigue adelante, y que el diablo reconozca a los suyos. La justificación es que nadie me obliga, ni vivo de esto. Que podría firmar un libro cada dos años y observar la vida desde el escaparate de una librería. Pero ya ven. Unos domingos me divierto horrores, otros me desahogo, y otros digo en voz alta, o lo intento, lo que algunos no tienen medios para decir. Sin embargo, no es posible quedar bien con todos. Aquí no caben florituras ni sutilezas, si vas a lo que vas. Y menos en esta triste España, donde la gente sólo se da por aludida cuando le pateas los cojones. Pero mochar parejo trae daños colaterales. Víctimas inocentes. La justificación es que uno da la cara y se la juega sin red, sin Dios ni amo, en vez de llevárselo muerto por poner la foto y marear la perdiz, o por hacerle a los demagogos y mangantes que cortan el bacalao -o a quienes pretenden cortarlo- un francés con todas sus letras...»

537 pages, Hardcover

First published November 10, 2005

Loading interface...
Loading interface...

About the author

Arturo Pérez-Reverte

164 books4,759 followers
Arturo Pérez-Reverte Gutiérrez, is a Spanish novelist and ex-journalist. He worked as a war reporter for twenty-one years (1973 - 1994). He started his journalistic career writing for the now-defunct newspaper Pueblo. Then, he jumped to news reporter for TVE, Spanish national channel. As a war journalist he traveled to several countries, covering many conflicts. He put this experience into his book 'Territorio Comanche', focusing on the years of Bosnian massacres. That was in 1994, but his debut as a fiction writer started in 1983, with 'El húsar', a historical novella inspired in the Napoleonic era.

Although his debut was not quite successful, in 1988, with 'The Fencing Master', he put his name as a serious writer of historic novels. That was confirmed in 1996, when was published the first book of his Captain Alatriste saga, which has been his trademark. After this book, he could leave definitely journalism for focusing on his career as a fiction writer. This saga, that happens in the years of the Spanish golden age, has seen, for now, seven volumes, where Pérez-Reverte shows, from his particular point of view, historical events from Spanish history in the 16th century.

Apart from these, he also penned another successful works like Dumas Club and Flanders Panel, titles that, among others, made Pérez-Reverte one of the most famous and bestseller authors of Spanish fiction of our era.

Ratings & Reviews

What do you think?
Rate this book

Friends & Following

Create a free account to discover what your friends think of this book!

Community Reviews

5 stars
110 (41%)
4 stars
112 (41%)
3 stars
38 (14%)
2 stars
6 (2%)
1 star
2 (<1%)
Displaying 1 - 6 of 6 reviews
Profile Image for Remo.
2,279 reviews128 followers
October 13, 2012
Pues andaba yo el otro día emocionado con el nuevo tocho de ese fulano, Reverte, pensando ya verás lo bien que me lo voy a pasar, cinco años nada menos de batallitas semanales del Reverte para mí solito, voy a disfrutar que te rilas, Domitila. Me había llevado el libro en el lugar de honor de mi mochila para tenerlo siempre a mano en el largo camino a Washington que tenía en lontanaza. Y en éstas se lió la pajarraca. En el aeropuerto de Amsterdam un queso Gouda con ojos azules y piernas infinitas anunciaba que al avión lo había partido un rayo. A la electrónica del avión, más concretamente. Y que si teníamos pensado llegar a Washington ese mismo día, mejor que nos fuéramos mentalizando de que no. Que esta vez no. La masa de 330 pasajeros salió corriendo hacia el mostrador de transfer 8, que es ese sitio donde te putean cada vez que tienes un problema en un viaje. Yo, que no soy un atleta pero que cuento con la ventaja de la edad, había adelantado por el camino a unos 150 pasajeros y me hallaba en la primera centena en la cola para ser reubicados en otros vuelos a Washington. Y aquí empecé a echar de menos mi patria, tan denostada. Porque aquello no era normal. Uno no se explica cómo cojones pudieron estos malditos flamencos aguantarnos tantos asaltos en Ostende o Amberes, si luego son incapaces de protestar cuando KLM les tiene dos horas de reloj, dos, esperando en una cola que, directamente, no avanza. Nada. Ni un puesto. Niet. Nein. Rien. Kaputt. Caca.
Andaba yo oteante cual francotirador serbio en Dubrovnik, esperando ver al primer español del vuelo sacar una navaja de Albacete, de ésas que al abrirse hacen cla-cla-cla siete veces, y lanzarse a degollar a los del mostrador. Esto pasa en Barajas y con Iberia y se lía una que te vas de vareta, Enriqueta. Pero yo estaba solo. Ni un español. Con lo que les necesitaba en ese momento. Sólo una masa rumiante de holandeses y norteamericanos del centro, a partes iguales, que pastaban hora tras hora en la cola, sin quejarse, sin protestar, sin preguntarse cómo tenía la KLM los santos cojones de poner a una única azafata de tierra inexperta a recolocar a 330 personas.
Yo, mientras tanto, leía y esperaba, igual que el conde de Montecristo cuando lo tenían pudríendose en su celda. Leía, claro, al Reverte. Que encima, como es poco bélico, el tío, me hacía hervir la sangre minuto a minuto, pensando que en aquellos momentos yo tenía que estar en Groenlandia y no embarrancado en una cola que no avanzaba. Cuando llevaba cuatrocientas páginas del tocho, de una sola sentada, decidí que había que matar o morir. Que no podía quedar la cosa así. Santiago y cierra España. Y esas cosas. Me fui al mostrador, pidiéndole a la de atrás que me guardara el sitio, y en mi mejor acento californiano le dije a la azafata en tierra y al maromo que la supervisaba -estaba el gachó quieto, fingiendo gran concentración, mirando a la pantalla del ordenador y eso, supervisando- que la broma había estado de puta madre, que dónde estaba la cámara oculta y que yo había disfrutado, pero que ya era hora de que, en serio, nos empezasen a recolocar en otros vuelos. El tipo, con menos sangre en las venas que una medusa, me miró y se encogió de hombros. Insistí, queriendo hacer pupita. ¿Así que esto no es una broma? ¿En serio KLM trabaja así y trata de esta manera a sus pasajeros? ¿Me está usted diciendo que es normal que en cuatro horas no hayan recolocado todavía a cincuenta personas? ¿Se ha dado cuenta de que somos más de trescientos? Nueva respuesta gelatinosa del supervisor. Estaba claro que o me liaba a guantazos o no iba a obtener una reacción del tiparraco. Era hora de pasar a la fase dos. Soy español y los españoles tenemos un morro que nos lo pisamos, en términos estadísticos, morro para el que no están preparados estos infieles del norte. Que se lo digan a los Tercios. Así que recorrí unos metros hasta llegar al mostrador de transfer 7, cosa que no se me había ocurrido antes, rodeado de estulticia acomodaticia como estaba. Y empezó el show. Oye. Guapa. Que ya ves cómo están de saturados en el mostrador 8, fíjate qué cola, y resulta que están empezando a desviar gente al 7 y al 6, y aquí me tienes, recolócame donde te salga de allá, eriza mía, pero recolócame ya.
La azafata no sospechó que yo pudiera estar echándole tanto morro, y la cosa fue como la seda. Tras obtener vuelo para el día siguiente a la misma hora volví a la cola (250 personas todavía, casi cinco horas después), me incliné junto a la señora que me guardaba el sitio y le dije creo que es un día precioso para pasear por Amsterdam y no para desperdiciarlo en este aeropuerto. En el mostrador 7 hace sol. Suerte. Y me largué a dar una vuelta por los canales, silbando el puente sobre el río Kwai.
Qué gran tipo, el Reverte. Qué grandes libros y qué grandes artículos. Cómo destila bilis cuando quiere, cómo me hace lagrimear cuando le da la gana, cómo apela a nuestro pasado para comprender nuestro presente. Cómo admiro a ese cabrón. Es como si fuera mi padre. Se lo recomiendo vivamente. Escribe como le sale de allá y dice cosas que comparto o no, pero con las que siempre tengo algo para pensar. Mi nota para el último tocho del fulano ése, Reverte, es Imprescindible.
Profile Image for Jesús.
4 reviews
December 8, 2016
Con las mismas ganas que el Sr. Perez Reverte le daba a la tecla cuando escribió esos artículos, los leía yo. Al ser una recopilación de artículos cortos, me parece un buen libro para alternar con otro. Es crítico, no se corta a la hora de "ciscarse" en la madre de muchos, y además lo hace con una forma de escribir que personalmente me gusta.
Profile Image for Alexis Vélez.
302 reviews11 followers
Read
July 27, 2011
Al fin terminé este luego de aprox. 4 meses. Pero no porque no me gustara, sino porque lo intercalaba con otro libro. Es bien raro que diga algo negativo de la obra de Reverte y éste no es la excepción. Otra muy buena colección de su columna en la revista El Semanal entre los años 2001 al 2005, matizada fuertemente con los eventos del 11 de septiembre y la supuesta guerra de EU contra el terrorismo. Altamente recomendado.
Profile Image for XandreRL.
399 reviews3 followers
January 17, 2016
Genial recopilación de las columnas que publica Perez-Reverte en la revista dominical XL Semanal. En ellas, el cartagenero, repasa desde su punto de vista sarcástico, divertido, irónico, ácido, polémico, mordaz y provocador temas de actualidad o cualquier idea que se le pase por la cabeza. A veces odias lo que se escribe, a veces no puedes estar mas de acuerdo, pero su estilo es irresistible.
Profile Image for Guille Mendia.
4 reviews
February 20, 2008
Supremo, Una forma de describir la España en la que vivimos a través de una compilación de artículos publicados cada domingo en un periodico por este gran escritor.
Te cambia la forma de creerte.
Displaying 1 - 6 of 6 reviews

Can't find what you're looking for?

Get help and learn more about the design.