Un texto de José Luís Peixoto
Hoy leí, en el blog del escritor José Luís Peixoto, un texto que me (con)movió bastante y que no pude evitar desear compartir, por lo que rápidamente he hecho una traducción libre del mismo, que presento a continuación y dedico a mis amigos que ya se fueron pero cuyos perfiles en Facebook existen todavía.
“Aquello en que no queremos pensar
Son como barcos a la deriva en la noche. Existen aún, podemos verlos, las fotografías de su rostro están bien enfocadas pero, al contrario de nosotros, dejaron de estar envueltos en todo, dejaron de preocuparse, dispensan la oportunidad de compartir más links, no necesitan comentar lo que toda la gente comenta, no contabilizan el número de likes.
Los amigos de Facebook que murieron continúan en nuestra lista. No tuvimos el coraje de desamigarlos, a pesar de que sabemos que aquel perfil ya no les pertenece, ellos ya están ahí. A veces, el cuadrado con el rostro de ellos aparece en medio de cualquier camino prosaico: sugerido cuando buscamos a alguien con un nombre semejante, cuando entramos en el perfil de un amigo en común o por simple capricho de la máquina. Entre videos de dos minutos, fotografías de alguno en la playa y aforismos que pueden rimar o no, esos encuentros súbitos nos recuerdan que la muerte forma parte del mundo.
A veces, también puede suceder que seamos nosotros quienes vayamos a los perfiles de Facebook de nuestros amigos muertos, sabemos dónde encontrarlos. Ahí nos espera un instante largo, tiempo estancado. El post más reciente que publicaron habla de un tema que Facebook superó hace mucho. Existe una gran diferencia de tono entre ese post, ignorante de la muerte que se aproximaba, y los comentarios, póstumos, lamentando esa misma muerte. Nuestro amigo nunca tuvo tantos likes y tantos comentarios. Demasiado tarde se dirigen a él, lo tratan de tú.
¿Qué post escribiríamos nosotros si supiéramos que es el último?
Algún día llegará esa hora. Espero que no sea novedad para nadie, no quiero ser yo quien vaya a dar esta noticia aciaga. Algún día llegará el momento en que todos estaremos muertos, hasta los más inocentes, hasta aquello que no lo merecen. Antes de eso, entretanto, acumularemos muertos entre nuestros amigos de Facebook. Si viviéramos tiempo suficiente, es posible que lleguemos a un momento en el que, en Facebook, tendremos más amigos muertos que vivos. Después, entraremos también en esa multitud de muertos, perfiles baldíos, ropas fuera de modo en las fotografías. En ese día, si viéramos este instante preciso, creo que vamos a encontrar que pasó poco tiempo entre aquí y allá, entre este y ese momento”
(Traducción de Alejandro Rodríguez Morales)


