¿PUEDE UN LIBRO TENER ALMA?



A veces pienso en las cosas más extrañas, y estas mismas cosas me llevan a pensar en asuntos más raros aún. Por lo general no lo comparto, pero ya que esto en particular está directamente relacionado con los libros y es un tema del que tratamos mucho por estos lares, además de que tengo la suerte de contar con personas que pasan por aquí, que son muy talentosas, y aman la lectura y escritura tanto como yo, se me ocurrió que podría comentarlo.
El otro día reflexionaba acerca de todo lo relacionado con la escritura, la autopublicación, este gran mundo "nuevo" en el que muchos estamos involucrados y cuántas cosas se leen al respecto, todas las discusiones y diferentes puntos de vista que abundan, y me puse a pensar en que, entre esa montaña de consejos, opiniones, etc, etc, con poca frecuencia leo respecto al libro en sí, además de la ortografía, gramática, la portada y esas cosas, y no digo que no sean importantes, que Dios sabe son primordiales, pero no pude evitar preguntarme si no hemos perdido un poco la brújula respecto a lo que en verdad importa en una obra, y es que esta llegue al lector de un modo especial, que le inspire sentimientos, sean buenos o malos, que le remueva algo en el pecho...


Y entonces, divagando, recordé algo que siempre me ha rondado, la idea de si un libro puede tener "alma". Mi respuesta es del todo afirmativa, aunque sé que puede ser un poco raro, porque algunos verán a un libro como un objeto inanimado que puede contener historias muy buenas, pero que no deja de ser eso, una "cosa". Pero para mí va mucho más allá, es como un vehículo mediante el cual un autor puede volcar sus emociones y hacer que lleguen a quien tenga la dicha de leerlo.
He leído muy poco en mi vida para lo que desearía y sé que aunque viva mil años nunca podré leer todas las obras que tengo en mi infinita "lista de pendientes", pero me he topado ya con toda clase de libros y, con el tiempo y la experiencia, he aprendido a percibir lo que un libro en verdad quiere decir, y lo que simplemente no puede.
Nada me emociona más que un libro "con alma", y llamo así a aquellos que me inspiran emociones. Libros que me hacen reír, llorar, quizá incluso que me enfurecen, que ha pasado, pero todo ello es positivo, porque siento que en verdad "ese libro" ha podido hacerme llegar lo que el autor con tanto cariño deseó transmitir. Entonces, al terminarlos, siento una gran pena porque sé que esa historia ha terminado, pero al mismo tiempo me veo inundada de un profundo cariño, porque esa historia ha pasado a formar parte de la persona que soy y allí se quedará por siempre.


Y luego están los pobres libros "sin alma", como les digo, que pueden ser perfectos en muchos detalles, excepto en lo que se refiere a inspirarme algo, lo que sea. Son esos libros que te hacen esbozar la misma sonrisa que le dedicas a un completo extraño en el elevador, tan solo como un acto de cortesía o que te provocan fruncir el ceño como reprimenda a alguien que pasó por tu lado y no pidió permiso. Todas reacciones mecánicas y faltas de corazón. Cuando tengo la mala fortuna de encontrarme con un libro como estos, me siento un poco como Marianne Dashwood, una de las protagonistas de Sentido y sensibilidad, de Jane Austen, que no comprende dónde está el corazón de su hermana Elinor, porque no puede "ver" sus emociones, y al cerrar el libro, lo contemplo como un bello cascarón vacío, y pasa sin demora a ocupar un lugar en mi estantería.


Me pregunto, a veces, si el problema no estará en el lector, pero no estoy del todo convencida, porque una cosa es que el libro no te guste por una serie de motivos, y otra que simplemente no te inspire ni siquiera eso, desagrado, que al fin y al cabo es una emoción. ¿Qué dicen ustedes? ¿Alguna vez han pensado en un tema como este? ¿Se han hecho estas raras preguntas? ¿Creen en el alma de los libros? 
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Published on May 13, 2013 21:30
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