Así que estos días son los días en que todo cambia un poc...
Así que estos días son los días en que todo cambia un poco. Escasamente soy consciente de que algo está a punto de cambiar, nunca lo he tenido tan claro como hasta ahora. No lo digo por decir: dentro de dos meses ya no viviré en España, al menos por un tiempo, y cuando vuelva, si es que vuelvo, ya no seré el mismo. Y está bien claro que si finalmente me quedo fuera, realmente tampoco seré la misma persona que llegó con dos maletas llenas de ropa de abrigo, un ordenador portátil y un Kindle.No buscaré que alguien me prometa que en el fondo todo lo que quiero es verte amanecer, como dice la canción. Porque no es verdad. Como yo, siempre buscamos algo más. También es verdad que quien buscar el hogar en un espacio físico está condenado al fracaso. Así que veremos qué pasa al final.
Mientras tanto, estoy teniendo la oportunidad de volver a estar largo tiempo con mis amigos. Y de ir a sitios a los que apenas podía ir por falta de tiempo. Como el Federal en Barcelona, que descubrí apenas hace un año y en el que se han escrito casi del tirón varios capítulos de Reykjavík Línea 11. He vuelto a pasear por los soportales escondidos del Borne y entre sus desordenadas calles. Normalmente siempre me quedo en el Raval, que lo tengo más a mano y que lo conozco mejor, aunque si lo pienso la penúltima vez que pasé frente al Macba o que me detuve a mirarlo fue hace bastante.
El Raval, mi querido Raval de Barcelona, es un poco James. Y lo digo porque es por donde siempre paseábamos. Incluso le vi fumar a veces, y eso que él casi no fumaba nunca y además fumaba una marca rarísima. Creo que nunca fuimos juntos a La Central porque, claro, para qué iban a ir dos escritores a mirar libros juntos si no era para buscarse a ellos mismos entre las estanterías, pero lo cierto es que yo nunca le devolví un par de libros que me dejó. Que el barrio me recuerde a él no es que venga a cuento porque sí, sino porque creo que hay ciertos lugares donde siempre me acuerdo de él al pasar. Porque ahí era dónde tanto nos gustaba tomar el café, porque ahí era dónde quedábamos para dar un paseo, porque ese día también vino mi hermano con nosotros.
Es como La Paloma, que además de ir unida a una persona, Anto, también va unida a una época. Fue en la etapa inminentemente anterior a que echara el cierre y Anto y yo fuimos por primera vez porque queríamos verla por dentro. Con lo que no contábamos era con la música tan buena que se ponía allí dentro. Algunas veces ella me venía a buscar al trabajo y bajábamos hasta allí solo para beber una cerveza y sentarnos en la planta de arriba para ver a la gente bailar. Después la cerraron y qué quieres que te diga, pero Barcelona no ha sido la misma desde entonces.
Josep y María, de la librería Antinous -que no está en el Raval, está en el Gótico-, me dijeron el otro día que les daba pena que me fuera. Tampoco me voy al fin del mundo ni me voy para siempre. Y ellos están más que invitados a venir a verme.
La foto, por cierto, me la hizo Juanma en Islandia.
Published on December 06, 2012 16:58
No comments have been added yet.
Raúl Portero's Blog
- Raúl Portero's profile
- 6 followers
Raúl Portero isn't a Goodreads Author
(yet),
but they
do have a blog,
so here are some recent posts imported from
their feed.

