Peregrinación a la Tierra
En 1957 Robert Sheckley publicó su tercera compilación de relatos, tras «La séptima víctima» («Untouched by human hands», 1954) y «Ciudadano del espacio» («Citizen in space», 1955), bajo el título de «Peregrinación a la Tierra» («Pilgrimage to Earth»).
La recopilación contaba con quince relatos breves, publicados originalmente entre 1952 y 1956, aunque más de la mitad de ellos (8) eran de 1956 (además, 4 de 1955, 2 de 1954 y uno solo, el más corto, de 1952). En cuanto a su procedencia, de nuevo tenemos una mayoría (10) de Galaxy, la revista puntera de esa época, bajo la dirección de Horace L. Gold, con ninguna otra repitiendo presencia. Antes de seguir adelante, he de precisar que la edición por parte de Dronte, la única con la que contamos, escamotea uno de esos relatos, «La Academia», que al parecer los editores prefirieron por algún motivo reservar para el número 78 de la revista Nueva Dimensión, aparecido ese mismo año (1976).
El elemento unificador de casi todos ellos es el humor, un humor casi siempre absurdo y a menudo negro, que ridiculiza las anodinas aspiraciones de sus protagonistas, al tiempo que sirve a una doble sátira. Por un lado, cabría hablar de una suerte de autosátira, pues se burla de algunos de los temas preferidos de la ciencia ficción durante la Edad de Oro, tales como el primer contacto, el viaje interestelar o la colonización de nuevas fronteras. Por otro, existe una muy patente crítica social, dirigida contra diversas características de esos años cincuenta que la mayor parte de nosotros ya solo conocemos de las películas contemporáneas (con el filtro distorsionador que ello imprime).
En este sentido, el estilo es mucho más coherente que el que exhibía en su primera antología (con relatos de 1952 y 1953)… lo cual no quiere necesariamente decir que sea mejor. De hecho, allí donde podía encontrarse una notable inventiva y originalidad, he descubierto con sorpresa que casi todo se ha visto reducido a chascarrillos más bien tontorrones que no han soportado nada bien el paso del tiempo, en especial cuando hay algún intento de comedia screwball, pues la postura adoptada suele ser grotescamente machista, incluso para su época, algo que queda perfectamente reflejado en el relato que da título al conjunto (que, por cierto, se publicó originalmente en Playboy).
En otras ocasiones, quizás con más acierto, los dardos de Sheckley van dirigidos contra prácticas laborales o empresariales (también bastante desfasadas), donde además se busca la banalización de la aventura espacial. Los protagonistas ya no son héroes, soldados o exploradores, sino repartidores, comerciales, publicistas… hombres de a pie, enfrentados a tareas rutinarias que se complican más de la cuenta por azares caprichosos, por su propia estupidez o por ambos factores, combinados para llevar la farsa a sus últimas consecuencias. El problema es que incluso en esto los textos se encuentran muy por detrás de la obra de autores contemporáneos como Alfred Bester o el dúo Kornbluth/Pohl, y no solo resultan poco atrevidos, sino también tremendamente previsibles cuando se leen de corrido (quizás en su publicación original en las páginas de Galaxy, en medio de otros muchos enfoques, esta aproximación iconoclasta resultara más refrescante).
Otra característica destacable es su absoluto desprecio por el más elemental rigor científico (incluso teniendo en cuenta el estado de conocimientos contemporáneo), con viajes interplanetarios que se llevan a cabo en cuestión de horas, comunicaciones por radio instantáneas a lo largo y ancho del Sistema Solar o inventos mágicos que ni se esfuerza por justificar. Todo ello, en realidad, refuerza la impresión de absurdo, poniendo de manifiesto tanto un cambio demográfico en el público objetivo (que cada vez era menos juvenil por la competencia de otros entretenimientos como el cómic) como la «pérdida de la inocencia» y el optimismo tecnófilo que se fue verificando desde el final de la Segunda Guerra Mundial y a medida que se iba consolidando la Guerra Fría.
Por desgracia, estas características, que pudieron ser chocantes en su momento, ahora provocan el efecto exactamente opuesto, antojándose el humor como un tanto facilón y confiriendo al conjunto un aura perezosa y adolescente que apenas logran romper dos o tres cuentos, como «Mala medicina» (que apunta claramente contra el psicoanálisis), «Protección» (¿Riéndose quizás de las aseguradoras?) o «La carga del hombre humano» (que ya desde el título se ríe, a su modo, de los sentimientos de superioridad racial o de género, aunque de nuevo el paso del tiempo no le ha sentado nada bien e incluso podría percibirse hoy en día de un modo muy diferente).
¿Leer «Peregrinación a la Tierra» resulta pues una experiencia terrible? Pues supongo que depende del nivel de tolerancia hacia la liviandad y de la capacidad de contextualizar (es, siempre, muy importante mirar la fecha de publicación). Al menos, los cuentos se leen con facilidad, aunque tengo la sospecha de que son de los que se olvidan igual de rápido. Hay mejores compilaciones de esta década, incluso mejores recopilaciones del propio Sheckley, así que no la etiquetaría en modo alguno como una prioridad.
Como curiosidad, los dos últimos relatos («Un viaje de placer» y «El motín del bote salvavidas») pertenecen a una de las escasas series de Robert Sheckley, la de la empresa AAA Ace de los emprendedores Richard Gregor y Frank Arnold, que al igual que Mike Donovan y Gregory Powell en las historias de «Yo, robot» de Asimov (de quienes posiblemente sean una parodia) se ven envueltos en diversos líos que tienen que ver con dificultades técnicas surgidas en los negocios que abordan (fueron ocho cuentos, casi todos ellos publicados entre 1954 y 1956, que nunca llegaron a ser recopilados conjuntamente en una edición oficial).
Os dejo con dos opiniones absolutamente divergentes, pero tan breves que no las veo merecedoras de mi habitual sección de «Otras opiniones». Por un lado, tenéis la perspectiva positiva de Tendero digital en Changlonet. Por otro, la muy negativa de Das Bücherregal.
Otras obras del mismo autor reseñadas en Rescepto:
La séptima víctima (1954)Immortality, Inc. (1958)

