Trece años sin Manyula

Desde febrero del año pasado no visitaba el Zoológico Nacional. Demasiado tiempo sin saludar a Manyula, la elefanta. Hoy es 12 de agosto de 2010 y la necesidad de un lugar discreto para entrevistar a una joven sobre la que estoy escribiendo una crónica se convirtió en la excusa ideal para el rencuentro. Ahora, de hecho, estoy junto a su recinto, ofensivamente verde por la estación lluviosa, tomándole unas fotos que serán las últimas. El director del zoo, Raúl Miranda, me ha dicho que está enferma, pero no se veía muy preocupado y hasta me ha hablado de los preparativos de la fiesta que le están preparando para octubre. Manyula, en efecto, la veo algo más delgada que la última vez, con más piel cayéndole sobre las patas traseras, pero aún camina con soltura. Vestido con un uniforme de empleado, se acerca un señor delgado y envejecido que más tarde me dirá que se llama Francisco Morán.

Manyula está enferma, ¿veá? –pregunto.

Pues así se ve. Hace unos días que se ve malita. La edad ya…

Manyula en su recinto, el 5 de diciembre de 2007.

Francisco da un paso al frente y eleva su voz rasgada.

¡Vení vos! ¡Venga, paracá! ¡Vení! ¡Venga! ¡Feya!

Manyula camina junto al foso a 20 metros de nosotros. Al escuchar a Francisco, levanta la trompa y golpea el extremo contra el cemento. Lo hace una, dos, tres veces. El resultado es un sonido seco y fuerte.

¿Ve? Me responde. ¡Venga paracá! ¡Vení! ¡Venga! –me dice la misma voz rasgada de Francisco.

Manyula repite una y otra vez los golpes sonoros.

¿Y eso lo hace por usted? –lo cuestiono, incrédulo aún.

Es su respuesta.

¿De hace cuántos años trabaja usted aquí?

A trabajar –gira la cabeza y me mira por un instante– yo vine en el 73. ¡Feya!

Manyula comienza a caminar hacia nosotros a pasos lentos pero firmes, y sin dejar de dar golpes sobre el cemento. Francisco se acerca a la malla.

Hola, niña, ¿cómo estás? Dame la pata, dame la pata.

Manyula no le da la pata ni hace ademán de dársela, pero responde con un barrito y con más golpes secos.

Es la respuesta que da –me dice Francisco, la satisfacción en su mirada–. Y según los biólogos y los zoólogos, con las orejas también dan respuestas, cuando las mueven.

Le garantizo que me ha sorprendido usted, Francisco. A la Manyu la he visto muchas, pero muchas veces, pero eso de dar golpes al suelo nunca se lo había visto.

Ya vio que desde allá se vino, ¿veá? A mí bien me conoce.

¿Y usted por qué cree que está hora tan enfermita?

Pues primero… primero… por los años. Igual que el ser humano, pues, en la medida que uno envejece, pues todo va menguando.

Los años, pues. 58 desde que nació en algún lugar de la India. Más de 55 los que lleva en este país. Es uno de los elefantes asiáticos más longevos de todo el continente, aunque pronto dejará de serlo. Mes y medio después de esta conversación con Francisco, el 21 de septiembre de 2010, Manyula morirá.

Esta fotografía de Manyula la tomé el 12 de agosto de 2010, 40 días antes de su muerte.

[Esta es una nueva versión de una entrada publicada en mi blog el 18 de septiembre de 2010, tres días antes del fallecimiento de Manyula]

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Published on September 21, 2023 16:11
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