Los astronautas
Los Astronautas. Laura Ferrero; Barcelona: Alfaguara, 2023
Galaxias lejanasElla y una pareja de amigos llevaban unos minutos parados en la puerta de la librería sin decidirse a entrar; se despedían con esa desgana característica que concede a cada frase de «bueno… hablamos» la excusa para enlazar una ocurrencia con otra y así hasta no despedirse nunca, o no al menos hasta mucho después de haberse pronunciado ese «bueno… hablamos» por primera vez en la conversación.
Hablaron de un libro que ella quería comprarse porque se lo estaba recomendando la otra. «Fue polémico, lo criticaron bastante por la ideología de la autora pero a mí me pareció muy bello… Una lectura audaz…».
Desde mi puesto escucho absolutamente todo lo que se dice en la entrada de la librería y aquella reseña gratuita que acababan de regalar a mi inminente clienta me dejó atrapada, maravillada. Me adelanté a teclear el título en la base de datos y, para cuando por fin se dieron dos besos, se marchó cada uno por su lado y ella entró y me lo pidió, yo ya tenía mi respuesta: «No lo tenemos».
Me había quedado sin stock de libros bellos que provocasen lecturas audaces y lo sentía mucho.
Me pidió recomendación así que yo le recomendé Los astronautas.
Es la primera novela que leo de Laura Ferrero (Barcelona, 1984) y si hay algo que me parece interesante destacar de ella es su gracia a la hora de jugar al despiste con el lector, un mareo de vaivenes ficticio-reales que a mí me recordó a una Delphine de Vigan borrosa pero con mucho gancho. Con cada capítulo el lector se lleva de regalo una anécdota curiosa sobre los grandes hitos de la carrera aeroespacial internacional, o sobre tal o cual escritor, cineasta… todos son interesantes. El hilo conductor, mientras tanto, es una historia de alguien que no la tiene, es la invención de un relato familiar que jamás se contó y que podría ser el de cualquiera que haya nacido en los ochenta, como la autora, como yo misma y adivino que también como mi clienta.
Los astronautas no sé si es audaz pero sí es amable y tampoco sé si es muy bello, pero sí que es correcto.
Más allá de eso, un puntito en el inmenso espacio que conforma el catálogo de novedades literarias de nuestro país donde es fácil entrar, perderse y no volver.


