El Último Día de Clases


7:35am. Me levanté antes de que sonara la alarma. Hoy es el último de los últimos días de clase. Parece que fue ayer cuando empezamos en el kínder de Misis Ruiz con lloriqueos y crayolas y el ABC y vistiéndonos de pastores y reyes magos cantando Pastores a Belén, vamos con alegría. Diantre, eso hace trece años, y hoy es el último día que vamos a asistir a esta escuela que nos has visto crecer, nos ha visto aprender a escribir y a leer, a jugar y a joder, a hacer asignaciones y recibir regaños, a ser independientes y hacer amigos para toda la vida. ¿Seremos amigos para toda la vida? Quien sabe, pero hoy tenemos el día de hoy, y este es el último de nuestros últimos días de clase en la Academia Santa Teresita.

Todos los años desde kínder, a finales de mayo es babai a la escuela y después en agosto volvemos. Pero esta vez no. Este es el último último día de clase, en agosto nada. En agosto los juniors van a ser seniors y nosotros vamos a corretear por el mundo, en carros, aviones, botes, bicicletas, a pie, como sea y como se pueda. Mira ese futuro que se expande y expande hacia el horizonte, ese es de nosotros. Ya no vamos a ponernos el uniforme, y llegar a la escuela con el segundo timbre a pedirle a Gisela una notita de excusa por llegar tarde. ¡Gracias Gisela por siempre ser tan cool! Ya no vamos a joder en los pasillos entre clase y clase, ni a hacer chistes mientras cambiamos libros en los lockers. No vamos a hacer fila en la merienda para comprarle a Conchita una empanadilla de pizza y quemarnos la boca de lo caliente que está, ni vamos a sentarnos en los bleachers de la cancha a jugar brisca o en las escaleras de la iglesia a hacer planes para el fin de semana. No vamos a contar los minutos hasta que suene el timbre de salida para salir corriendo del salón, adiós Misis Caraballo, adiós Padre Tomás, adiós Misis Gonzales, Misis Santiago, Doctor García, Labiosa, Míster Sosa, adiós a todos los maestros que nos enseñaron, algunos más, algunos menos, pero todos algo... Adiós.

Cuando venga agosto no volvemos, pero no importa, todavía nos queda un día mas, y lo vamos a gozar bien cabrón broder.

Durante los primeros años de escuela elemental el ultimo día de clase no significaba casi nada, la escuela terminaba y empezaba y terminaba y empezaba y algunos días había clase y otros días no, y no entendíamos muy bien el calendario ni lo que significaba pasar de un grado al otro y tener un verano completo sin clases.

Creo que fue como en cuarto grado cuando en verdad nos empezamos a dar cuenta de lo que significaba un verano completo sin escuela, con paseos a Boquerón con Jay, al Verde o a Vieques con la familia, o correr bicicleta todo el día por el barrio, o días y semanas completas en la playa, acostándonos tarde, viendo televisión hasta la hora que quisiéramos.

Yo había visto los anuarios de mi mamá cuando ella estaba en la escuela, librotes gordos de caratulas acojinadas y paginas brillosas, y lleno de mensajes y firmas de sus amigos en el último día de clases. Nosotros en la elemental, no teníamos, así que a falta de pan, galleta, a falta de anuario, camiseta. No recuerdo como empezó la cosa, pero por ahí por quinto grado se aparecieron Alina, Arlene, Sheryl y varias otras de las muchachas, pluma en mano y por favor fírmame la camiseta. Esa fiebre de escribir en las camisetas se regó como fuego en sequía y por varios años, el último día de clases estaba dedicado a llenar las camisetas de sobaco a sobaco con mensajes, dibujos y firmas de todos nuestros compañeros de clase.

Yo llegaba a casa y me cambiaba la camiseta lo más rápido posible y la escondía en la última gaveta del gavetero debajo de todo. Por alguna razón, pensaba que a mi mamá no le iba a caer bien que yo estuviera dañando camisetas, aunque todos los años había que comprarme nuevas por lo rápido que crecía. No había razón, pero igual las escondía. Hasta que un día mami fue a buscar algo en mi gavetero, y yo me paniquié y no quería que abriera la gaveta de abajo donde estaban las camisas firmadas.

¡Mami, no, no abras la gaveta! ¡Por favor! Mi mamá se sorprendió. ¿Pero que es lo que tú tienes ahí que no quieres que yo vea? No es nada mami, pero por favor no mires. ¿Qué tienes, magazines de mujeres? ¡Noooooooooo! Y ahí me di cuenta que el no decirle iba a ser peor. Abrí la gaveta y mami se rió y yo me reí. Y nos reímos juntos.

En sexto grado descubrimos la euforia. Lillian fue la primera maestra a la quien llamábamos por su primer nombre. La adoramos. Nos trató de una manera diferente a todas las otras maestras que hemos tenido. Un poquito mágica la relación que formo con nosotros. Tan cool, que el último día de clases nos dejó hacer una montaña de pupitres, si así mismo, una montaña en medio del salón. Uno de los más grandes momentos de nuestra clase. Tal vez el más grande. Amontonamos los pupitres en el medio del salón y empezamos a añadirle los libros y libretas mientras bailábamos al rededor como si estuviéramos celebrando un ritual primitivo de crecimiento. Todavía no puedo creer que Lillian confiara en nosotros lo suficiente como para permitir eso. Gracias Lillian. Si me preguntan, yo diría que ese fue el día que dejamos de ser un grupo de estudiantes y nos convertimos en una clase.

Dos años más tarde la euforia del ultimo día en la escuela elemental, resultó en lo que fue básicamente una revuelta (sin causa) estudiantil. Alguien trajo un bizcocho a clase y después de un par de bocaos, fulano le tiró bizcocho a mengano, y en un dos por tres, se formó una guerra de bizcocho que rápido se regó a los pasillos. Y cuando se acabó el bizcocho, empezamos a rompernos las camisas con todas sus firmas y mensajes de amistad, y así mismo, medio salvajes, con las camisas desgarradas, entramos a la biblioteca y tumbamos los estantes de libros como si fueran fichas de dominó. Nos volvimos un torbellino que paso por aquel pasillo del tercer piso de un extremo al otro, desordenando todo lo que encontramos. Y al final bajamos por las escaleras de atrás y salimos a la calle frente a la iglesia, sin camisetas, sudados, con comida en el pelo, y gritando como locos que se acababan de escapar del manicomio.

Al llegar a la escuela superior las cosas se tranquilizaron. Chicos y chicas nos integramos más, aparecieron algunas parejas y otros medio aparejados y los últimos días de clase nos íbamos a la playa a nadar, tomar cerveza y jugar volibol. Jugábamos backgammon en la arena o hablábamos y hacíamos cuentos y chistes. Pero este último día es diferente, y coño, que espaceo, mejor me voy a la escuela que ya mismo suena la campana. Hoy salimos temprano y no hay que ir en uniforme, solo un par de horas en la escuela gufeando y haciendo no sé qué, y después nos vamos a la finca de Rey. ¡A celebrar!

10:15am. Que despelote, aquí estamos apiñonaos en la guagua de Rey camino a la finca. Al frente van Rey, Patri y Jorgito, y en la parte de atrás Panchito, Boom Boom, Mafúz, Juan Carlos y yo. Con la neverita y ya abrimos una botella. No sé ni donde es la finca, pero que importa, estoy con mis panas. Dale Mafúz, comparte la botella.

12:40pm. Paramos en las Pailas por un rato y allí nos encontramos con Osvaldo, Oscar, Denise y otro bonche de gente de la clase. El Patri se resbaló y bajó media jalda de culo. La verdad que tratar de bajar y subir cuestas fangosas y piedras mojadas con par de tragos encima no es lo más sadubable del mundo. Oscar se tiró de pie, sin miedo, como se tiran los chamaquitos que viven por allí, parao por la chorrera hasta llegar abajo. La velda que el tipo se las trae. Coño, mejor será que paremos a comer algo. Oye, no se olviden que tenemos que estar de vuelta a las seis para la misa de graduación. Y mira ¡Rey, para en los quioscos! ¡El once de Lola!
Las Pailas2:30pm. Esta finca de Rey esta relaxisisisima. Me mandé como seis bacalaítos y esdoy comomo nuevo. Qué clase de gufeo. Mera broder, dame otra bier. Diantre, mira como explotó. Cabrón, las cosas no se tiran, pasa otra pero en la mano, animal. Ok, ok, le tomo una foto a la explosión. Buena idea traer la cámara, he cogido un par de fotos súper cooleas. Sobre todo el acshon shot de vomito a medio vuelo. Jajajaja. Esa foto va pal periódico. El titular: Proyectil de vomito mata vaca en el Yunque. Dale, dale, otra foto del grupo. Que salga el sapo ¡el sapooooou!
La Finca y el Sapo4:05pm. Mano, esta playita de Playa Azul es lo que nezezibábamos, dezpués del despletote en la finca, un buen chapuzón da fuerrrrrrza. Coño, Rey, gracias mi broder, gracias. Mano, te apuesto que en veinte años vamoa reírnos de este día. Loco, y ¡el crucero la semana que viene! ¡Va estar brutalinski! ¡Otro shot, Georgie! Ey ey, espératele, vamo toel mundo, atención, brindiskirakatiski. Dale Patri, di algo que tú eres el que sabe dar discursos, practica el de graduazión. Ahora si creo que vamoa llegal talde a la mizzzzzzz... ¡Ok, ok, no jodan que estoy despierto! ¡Por la clase Santa Teresita 1984, los mejores amigos! Los mejorezezzzz!
Autoretrato en Playa Azul5:55pm. Me soltaron en casa, justo a tiempo para una ducha fría de gato y ponerme el gabán. Mano, odio esto de gabán. Si fuera por mí me iba en traje de baño igual que llegué. Pero aquí estoy, foto finish, mira a Rey llegando también, Panchito, Jorgito... Todos bonitillos y a tiempo. Así se brega. Por favor, no lo intenten esto en sus casas sin la supervisión apropiada.

Vamos, Padre, que empiece la misa ya. ¡A graduarnos!


Dedicado a Reynaldo QEPD.

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Published on April 01, 2016 19:37
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