El rugido de la gente saboreando la batalla que se iba a desarrollar dentro de unas pocas horas reverberaba dentro de mis costillas. Hacía que mi respiración se descontrolara y que los latidos de mi corazón se acelerasen hasta casi duplicar su velocidad. Alec, que me había cogido de la mano apenas habíamos salido de la parada del metro, se giró un momento y me sonrió. Volvió a escanear mi conjunto con la mirada, tiró un poco de mí y me besó en la sien. -¿Estás nervios...
Published on May 31, 2020 10:19