DAIMÓN
[image error] STRAP EL LUMINOSO
…Fork el Oscuro, agradecido, se pone en marcha una vez más, en busca ahora del sendero del Silencio. No es éste un sendero de trazado fácil. Es un camino que sube ligeramente para descender de inmediato en una leve pendiente. Es un sendero donde impera la ausencia del sonido, aunque de la lejanía llega un ligero rumor, una especie de eco. Fork el Oscuro es consciente de que debe alejarse de ese rumor o dejarlo pasar sin permitir que le distraiga, o se acabará perdiendo. Sin embargo el rumor crece. Fork se centra en el suave subir y bajar del largo camino del Silencio. No debe mirar hacia los lados del sendero, por hermoso que se le antoje el paisaje. Entrevé de tanto en tanto entrecruzar raudamente la silueta de algún que otro Daimón por el camino. Fork conoce ese mundo, proviene de ese mundo y sabe que lo que busca no podrá encontrarlo si no le sale al paso por sí mismo. Mientras tanto, el eco de los rumores continúa creciendo, intermitentemente. Fork el Oscuro los aparta con esfuerzo de su mente, los deja pasar y se centra, una vez más, en la oscilante pendiente del camino. Subir, bajar, subir, bajar, subir, bajar… Y de pronto allí está. Una mirada de reluciente ámbar como dos llamaradas de intenso fuego. Un pequeño, dorado y peludo Daimón con aspecto perruno, sentado sobre un tapiz de amarillentas flores, en el margen del camino, sonriéndole, con un hocico levemente moteado, en completo silencio. Fork asiente con la cabeza y se acerca para entrecruzar y frotar su propio hocico con el del pequeño Daimón que, contento, se alza sobre sus cuatro patas y sigue al mayor de los Daimones. Continúan juntos por el sendero del Silencio, muy conscientes el uno del otro, hasta encontrar el camino de regreso al torreón de Endora, que los recibe entusiasmada, agradeciéndole efusivamente a Fork el Oscuro el hallazgo de Strap el Luminoso.
Autor: Maite Mateos


