��Lee el primer cap��tulo de Ama!
Cap��tulo 1
Los gemidos de los altavoces del ordenador parec��an envolverla en la habitaci��n donde estaba. Orgullosa de esos sonidos, su sonrisa se encontraba oculta para la otra persona, que s��lo ve��a su cuerpo a trav��s de la c��mara encendida. En ese momento, mostraba un cors�� negro de piel y unas manos enguantadas, tal y como le gustaba a ese hombre que ten��a como mascota obedeciendo la orden que le hab��a dado minutos antes.
�����Qui��n te ha dicho que pares? ���le pregunt�� ella cuando vio que dejaba de acariciarse su pene, los test��culos atados con una cuerda, en un color rosado. Estaba segura que, si ahora le ordenaba que se tocara en esa zona, ser��a m��s un tormento que un placer.
���Lo siento, Se��ora, por favor, d��jeme ya… ���suplic�� ��l.
A trav��s de la pantalla del ordenador contemplaba la figura de un var��n completamente desnudo en su habitaci��n, o en cualquier lugar, eso a ella no le importaba. Ten��a algunos kilos de m��s, pero una buena herramienta si lo comparaba con algunos otros con los que hab��a jugado en ese tiempo.
Llevaba tiempo en ese club privado online y se hab��a hecho un nombre en el lugar: Lady Blue. ��se era el apodo por el cual la reconoc��an y veneraban cada vez que entraba o, sin hacerlo, le llegaban mensajes de gente que preguntaba o ped��a hablar y muchas m��s cosas. Ella era una Ama, una dominante que no permit��a libertades de nadie. Ni se daba a nadie. Cada vez que alguno trataba de llevar las cosas m��s all�� del juego, la diversi��n que sent��a al dominarlo, aunque fuera a trav��s de internet, se acababa y cortaba toda relaci��n. Para todos era una Se��ora… Para nadie ser��a una Ama. No quer��a relaciones serias, le iba bien como estaba.
Se ech�� hacia delante dejando caer su cabello largo y negro liso sobre sus pechos, ocult��ndolos de la vista.
�����Te he pedido que me hables, esclavo? ���inquiri�� con el tono de voz m��s afilado que pudo.
���No ���respondi�� con rapidez ��l���. Por favor, perd��neme, Se��ora. Por favor… ���Sus palabras parec��an que casi iban a hacerle llorar. Su propio rostro enrojeci�� un poco, y empez�� a notar que se aguaban sus ojos.
���Eso est�� mucho mejor ���lo adul�� acercando la mano a la c��mara para, ficticiamente, acariciarle la mejilla.
Los ojos del hombre se ensancharon al ver a trav��s de su c��mara lo que ella hac��a, el gesto con el cual lo premiaba que, si bien no era real, le hizo tener la sensaci��n de que lo tocaba de verdad. ��ste jade�� y gimi�� al mismo tiempo mientras sus test��culos y pene se contra��an, igual que su vientre, echando la cabeza hacia atr��s y, aun sin tocarse, una descarga de semen sali�� de ��l mientras gritaba.
�����Qu��tate la cuerda! ���le orden�� ella con autoridad.
Cumpli�� las ��rdenes con rapidez haciendo que esa sencilla demostraci��n se convirtiera, en segundos, en todo un estallido de simiente que manch�� lo que ten��a delante.
Pod��a notar los espasmos que ten��a su pene, c��mo ��ste se hinchaba antes de que su leche saliera abriendo su conducto para vaciarse por completo. Contempl�� la mano de ��l cogi��ndose su herramienta, gritando por el dolor que deb��a tener en ese momento en que no pod��a controlarse y, a pesar de sus intentos, apret��ndose, volviendo a explotar.
Ella se mordi�� los labios y trat�� de no pensar en el latido de su cuerpo, no el de su coraz��n, sino uno m��s abajo, entre sus piernas, consciente tambi��n de la humedad que hab��a ah��. Pero no era hora, adem��s, ��l hab��a sido demasiado r��pido y no se merec��a ver c��mo ella disfrutaba de sus manos en su cuerpo. Eso le pasaba por no cumplir con las ��rdenes que le hab��a impuesto antes de iniciar el juego.
Esper�� paciente a que ��l recobrara fuerzas, y a su propio cuerpo, laxo en ese momento, s��lo pendiente de la respiraci��n.
�����Est��s bien? ���le pregunt�� al ver que intentaba moverse.
���Si, Se��ora. Lo siento mucho; hac��a tiempo que usted y yo…
���Lo s��. Pero me has decepcionado; pens�� que me dar��as un poco m��s de placer.
El hombre pareci�� sorprendido y asustado al mismo tiempo. Ella era directa en lo que dec��a, no se callaba nada, ya fuera algo bueno, o algo malo.
���No te preocupes, tonto ���le dijo suavizando el tono al ver la reacci��n dolida del otro���. Es normal que haya pasado eso. ��Qu�� tal te fue en el viaje? ��Vendiste mucho? ���Cambi�� de tema dando por terminadas la sesi��n y el juego.
���A��n no lo sabemos. Por ahora tenemos unos veinte contactos nuevos y estamos enviando la informaci��n detallada para ver si finalmente aceptan y se abren m��s sucursales en otras ciudades. ��Qu�� tal le fue a usted, Se��ora?
���Bastante bien, no me quejo. No hubo mucho trabajo, pero s�� nos entraron un par de vol��menes curiosos que hay que investigarlos.
�����Usted se ocupar�� de ello? ���le pregunt�� cogiendo un pa��uelo para limpiarse.
Ella arque�� una ceja y sonri�� ladina. ��Acaso le hab��a dado permiso para preguntarle sobre su trabajo? No le permit��a a nadie hacerlo y, aun as��, hasta ese ���supuesto trabajo��� no era m��s que una tapadera que se hab��a creado por lo que no quer��a que nadie m��s se interesara por ello, no fuera a meter la pata.
���Levanta tu pene ���orden�� cambiando el tono de voz a uno m��s dominante.
El titubeo de ��l hizo que las u��as de sus manos empezaran a moverse en la mesa produciendo un sonido r��tmico.
Esper�� a que ��l hiciera lo que le ped��a y se acerc�� un poco m��s a la pantalla con cuidado de no descubrir su cara. No ve��a que tuviera nada grave con lo que pod��a jugar al menos un poco m��s.
���Por haberte corrido cuando estaba jugando contigo vas a darte cinco azotes con la palma. Y da gracias que no te digo de coger una cuchara de palo.
�����Se��ora! ���protest�� ��l���. ��Est�� muy sensible ahora! ��Por favor, perd��neme! ��La resarcir��!
���Claro que lo har��s. Comenzando por la orden que te acabo de dar. Y ser�� mejor que empieces, o al final te negar�� el placer de hablar y jugar conmigo.
���No, eso no ���susurr�� ��l, no lo suficientemente bajito.
Respir�� hondo antes de abrir las piernas un poco m��s en la postura que ella le hab��a ense��ado hac��a unos meses y ech�� hacia atr��s la mano para, segundos despu��s, golpearse en los test��culos. Abri�� la boca aspirando todo el aire que pod��a mientras se contra��a y una sacudida le recorr��a el cuerpo.
���Imagina que soy yo quien est�� delante tuyo, cogi��ndote tu pene, masturb��ndolo para mi deleite y, con mi otra mano, azot��ndote cinco veces. Cuatro… tres… dos… ���Conforme pronunciaba un n��mero, ��l actuaba y se golpeaba, cada vez con m��s fuerza, los ojos cerrados dejando que la fantas��a fuera guiada por ella���, una…
�����Se��ora, d��jeme que me corra! ���le grit�� apretando su pene.
���No ���le neg�����. Es tu castigo por haberlo hecho antes de tiempo. Ma��ana ya me lo pensar�� si coincidimos por el club, ahora tengo que dejarte.
�����No me deja correrme? ���pregunt��, entre asustado e ilusionado.
���As�� es. Y mucho ojo con lo que haces, sabes que en el club llevamos una cuenta y queda apuntado en el libro con las personas que jugamos y si hemos dado alguna orden. Acabo de apuntar que t�� no puedes llegar al cl��max as�� que, si otra juega contigo y t�� no lo cumples, o ella te hace incumplirlo, hay castigo.
���Yo no juego con otras Amas… ���mascull��, malhumorado.
���Lo s��. Pero ellas s�� que pueden hacerlo. Recuerda que no eres de mi propiedad.
��l mir�� hacia la c��mara como si fuera a decirle algo, pero finalmente se call��. Era inteligente; si hubiera dicho cualquier cosa, ella habr��a acabado por lo sano y no se hubieran visto otra vez.
���En cuanto a los libros… ���dijo retomando la anterior conversaci��n para apagar un poco sus ganas��� no me ocupo. No llevo tanto tiempo en el trabajo y a��n me falta experiencia y formaci��n para hacerme cargo de algo as��. Pero a trav��s de amigos s�� que estoy informada de los avances.
���Me alegra que al menos pueda ser de las primeras en saber novedades.
���S��. Ahora he de dejarte, voy a salir un rato ���se despidi�� ella dejando un mensaje de despedida en la sala donde m��s Amos, Amas, sumisos y sumisas estaban conversando. Todos ellos le escribieron mensajes con algo de tristeza por no haber estado mucho tiempo con ellos y les prometi�� volver a entrar pronto.
���Ya sabe que si necesita cualquier cosa… ���intent�� ��l.
���Ahora mismo necesito que cumplas lo que te he dicho. O no ser�� tan benevolente la pr��xima. ��De acuerdo, natamiel? ���Le record�� usando el apodo por el que estaba registrado.
���S��, Se��ora.
���Quiz��, si te portas muy, muy bien, ma��ana podr��a tener aqu�� un bote de nata y echarlo sobre mis pechos…
La mera menci��n de esa imagen hizo que ��l empezara a jadear y su cuerpo se tensara. Ella ri�� a sabiendas que lo iba a poner a mil, pero sin poder resistirse a ello.
���Hasta ma��ana… esclavo.
���Hasta ma��ana, Lady Blue. Se��ora.
Ella desconect�� la c��mara y le escribi�� unas palabras en el chat que ten��an abierto para despedirse de nuevo de ��l y de la sala del club. Se apart�� el pelo negro de su cuerpo sac��ndose la peluca que usaba para esas sesiones a fin de que no la reconocieran y se quit�� la coleta dejando que su pelo pelirrojo cayera sobre el cuerpo hasta los hombros.
Cuando por fin pudo salirse de la web, se estir�� desoyendo las necesidades de su propio cuerpo. Estaba muy caliente, ten��a ganas de tocarse pero se hab��a pasado la hora y ten��a el tiempo justo para ducharse y salir de casa hacia el restaurante donde hab��a quedado con sus amigas esa tarde. Apag�� el ordenador dejando que el monitor mostrara la imagen en tonos negros y grises de su rostro; uno femenino y hermoso seg��n dec��an algunos, que ocultaba en todo momento en esas sesiones.
Se quit�� el cors�� negro y el liguero con las medias y fue, desnuda, hacia el ba��o. Estaba orgullosa de su cuerpo, aun con sus defectos, y lo defend��a a capa y espada ante cualquiera. No era el de una modelo pero no le importaba demasiado, sab��a bien que, si quer��a, pod��a hacer que fuera un manjar para cualquier hombre. Y era buena en eso. Nadie con los que hab��a estado se quej�� una sola vez y, si lo hac��an, ella se encargaba de que no la olvidaran.
Dej�� que el agua le recorriera todo el cuerpo y el cabello aument�� su longitud, hasta cubrirle por completo los hombros, cayendo por la espalda. Cogi�� la esponja y se enjabon�� r��pidamente. Despu��s, por la noche, se ocupar��a de darse placer.
Sali�� de la ducha y se envolvi�� en una toalla corriendo hacia la habitaci��n donde se puso unos vaqueros y una camiseta azul entallada de tirantes. Sec�� su pelo friccionando con la toalla y se lo cepill�� con rapidez mirando el reloj para no llegar tarde.
El m��vil son�� en el instante en que estaba aplicando la barra de labios color melocot��n en sus labios y lo descolg�� sin mirar.
�����Fire? ���Son�� una voz al otro lado, confusa porque nadie hubiera respondido pero s�� dejado de sonar el tono de llamada.
���Ya casi estoy ���respondi�� ella observando c��mo quedaba el maquillaje.
���Como llegues tarde, s�� de una que se pondr�� echa una furia. Est�� as�� desde que se prometi�� y te lo juro, la boda tarda un d��a m��s y el novio se queda sin novia.
Fire ri��. Era verdad que su amiga, Michelle, estaba atacada desde el compromiso y, ahora que se acercaba la fecha de la boda, era m��s evidente. Esa tarde iban a tener una reuni��n para hablar de vestidos y ayudarla a organizar, como ya ocurriera en otra ocasi��n, donde hab��an tenido que salir por patas debido al humor de la novia. Finalmente, y despu��s de haberles pedido perd��n, sus amigas volv��an a la carga para quitarle algo de agobio a la pobre.
���No creo que pase lo de la otra vez. Adem��s, ya voy saliendo de casa. Llegar�� en unos minutos.
���M��s te vale. Eres la ��nica capaz de controlarla, Fire. Y de controlarnos a todas. Qui��n lo dir��a. ���Ella sonri�� para s��. Si supieran de lo que era capaz…
���Yo tampoco lo s�� ���contest�� pensando en su hobbie, esa pasi��n con la que llevaba un par de a��os.
Hab��a sido una casualidad que diera con ese tipo de relaci��n sexual. Pero desde ese primer encuentro en que su cuerpo se estremeci�� al presenciar una sesi��n de dominaci��n, se hab��a interesado m��s.
Tras un inicio de estudio, de investigaci��n, incluso conociendo todos los aspectos de BDSM, de la dominaci��n masculina y femenina, de las normas, las claves y los beneficios que ten��a en una pareja, hab��a llegado a la parte pr��ctica, a participar en sesiones en vivo, conocer a otros y otras que, como ella, buscaban ese peque��o aliciente en sus vidas.
Ten��a una gran amistad con muchos y sol��a acudir a menudo a un local selecto donde dar rienda suelta a sus ��ntimos deseos. Pero, cuando no pod��a, el club por internet era una buena oportunidad para divertirse.
A simple vista era normal y corriente, un lugar donde Amos y Amas, esclavos y esclavas, pod��an ponerse en contacto y entablar amistad o sesiones. Pero, a la vez, todo era tan serio y en la l��nea del verdadero BDSM que se hizo asidua a ��l. Llevaba un a��o entrando casi a diario en la sala, conociendo a todas y cada una de las personas que all�� hab��a, con quienes incluso hab��a compartido alguna que otra taza de t�� y charla amena; reinaba la verdadera dominaci��n y los administradores de la p��gina velaban porque todo estuviera atado y bien atado, tanto a nivel de privacidad para los usuarios, como a nivel organizativo. Era un club selecto, para unos pocos, que a��n no se hab��a desvirtuado de la esencia de la dominaci��n.
All�� la consideraban una de las mejores Amas a pesar de que sus reglas eran claras: no mostraba su rostro, no daba nombres reales y no quedaba con nadie del club con el que sesionara. Eso exclu��a a los Amos o administradores que llevaban la p��gina, con quienes se reun��a de vez en cuando. Otra cosa eran los hombres que ped��an ser dominados por ella.
�����Fire? ���La voz de su amiga la sac�� de sus pensamientos.
���Dime.
���Parec��a que te hab��as quedado pensativa. A ver si vienes ya, anda.
���S��, s��, ya salgo.
Colg�� el tel��fono y se mir�� al espejo por ��ltima vez. Iba bien, su maquillaje hab��a quedado perfecto a pesar de estar haci��ndolo mientras hablaba al mismo tiempo, y combinaba con la ropa. Camin�� por el pasillo abriendo una puerta de la que sac�� un bolso de verano y recogi�� las llaves de la casa. Ahora le tocaba lidiar con sus amigas que eran mucho m��s condescendientes que algunos sumisos que ten��a.
La entrada ��Lee el primer cap��tulo de Ama! se public�� primero en Kayla Leiz / Encarni Arcoya.


