Resulta extraño. Lo primero que hice cuando me lo dijeron...
Resulta extraño. Lo primero que hice cuando me lo dijeron fue subir las escaleras a ver si se trataba de una broma, pero no. Habían atropellado al perro. Piqui era una perra de caza, si se alzaba a dos patas era casi tan alta como yo y tenía mucha fuerza, además de una manía: siempre quería perseguir trenes, pero se lo impedíamos. Ayer consiguió soltarse y salió corriendo detrás de uno, y la mató. Lo peor, o lo que me parece peor de todo, es que mi padre estaba delante. Yo pasaré mañana, y todos los días, por el lugar donde la arrollaron. Supongo que subiré la música, cerraré los ojos y apretaré los párpados con fuerza.Resulta extraño. Una devastación interior tan grande por algo tan pequeño como un perro. Al salir de casa, la casa, y también la calle, ya no eran las mismas. Se habían deformado, pero no sé exactamente de qué manera. Se debía, supongo, a que andaba curvado por la calle. Una mañana Piqui cazó un conejo, y no hubo manera de que lo dejara en el bosque. Mi padre tuvo que traerse a la perra del bosque con el conejo en la boca, y cuando llegó a casa nos venía a buscar uno por uno para que viéramos lo que había hecho. Movía el rabo, y se supone que nosotros debíamos de decirle que muy bien mientras le dábamos palmaditas en el lomo y le acariciábamos el hocico. En realidad, lo que quería es que después le diéramos un trozo de jamón. El conejo se lo terminó dando mi padre al vecino. Lo cocinó como quiso, supongo.
Era una perra toca cojones, pero era mi perra. Era la perra que no podía estarse quieta en el sitio, hiperactiva e insolente hasta ponerte de mal humor, pero era mi perra. Era la perra que si te descuidabas te quitaba la comida del plato, pero era mi perra. Era la perra que de pequeña destrozó cinco ejemplares de La vida que soñamos (¿Compartía conmigo la misma opinión por el libro?) pero era mi perra. Era la perra que se tumbaba encima tuyo con sus treinta y cinco kilos cuando tú dormías la siesta en el sofá y te despertada, y la perra que se ponía a lamerte el brazo y te lo cogía con sus patitas para que no lo apartaras, pero era también mi perra.
Y ya no.
Published on July 31, 2014 15:17
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