Lola Ancira's Blog, page 30
May 5, 2020
Curso virtual de introducción a la literatura fantástica en Literaria
Este sábado 9 de mayo inicia el curso de literatura fantástica que impartiré los sábados de forma virtual en Literaria, Centro Mexicano de Escritores.
Para los interesados, la información completa, con temario y bibliografía, está en la página de Literaria.
Published on May 05, 2020 10:17
April 30, 2020
Genealogía espectral - cuento
Juan Rulfo con su cámara fotográfica"Genealogía espectral" es un cuento de mi autoría publicado por primera vez en la antología Rulfo Páramo. Libro de voces (ISIC, 2017), que reúne textos inspirados en la obra de Juan Rulfo, y al año siguiente fue publicado en Lados B: antología 2018. Ahora, Carruaje de pájaros lo publica en versión digital.
Genealogía espectral
“Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira,
pero de esa mentira sale una recreación de la realidad:
recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación”.Juan Rulfo
Te arrebataron a varios de tus antecesores por necedad y con saña. El resto se ha ido encogiendo entre la tristeza hasta desaparecer. Pero tú te quedaste a medio camino; la melancolía te ha mantenido siempre al borde del abismo, con la mirada agarrada al pasado y con tu cuerpo y mente suspendidos en el silencio y la incertidumbre.Tu padre fue asesinado cuando tú eras muy pequeño aún, su padre falleció poco después, tras la muerte de tus tíos, y lo mismo ocurrió con tu madre y su propio padre. Con tanta tragedia a cuestas cómo no ibas a comprender que no te puedes aferrar a nada para enraizar porque en realidad tú eres el cimiento; atrás de ti sólo hay vacío. Dejaste en tu personaje del coronel, el hijo de Guadalupe Terreros, la labor que tendrías que haber realizado tú: la de vengar al padre. Ángel Pinzón, otro de tus personajes que ya anda rondando en tu imaginación, tendrá la misma tarea. Pero El Llano en llamas se acaba de publicar y ahora debes trabajar en nuestra novela, ésa donde apareceremos todos nosotros, fantasmas hechos de un terco lamento, un mal que te carcome el entendimiento, el alma y la vida.Tráenos de vuelta, Juan, reúnenos en el mismo plano existencial de nuevo, acercarnos y acércate donde puedas escuchar mejor nuestros susurros, esos rumores que no abandonan tu cabeza y con los que te pedimos bajito no ignorarnos, pues eres nuestra morada, la que nos aleja del olvido, nuestro último destino. Depende de ti perpetuarnos para otros ojos, para otros sueños. Aún tienes el tiempo suficiente para dedicarte a ello por completo.Harás del protagonista una extensión tuya e incluso llevará tu mismo nombre. Juan Preciado se unirá a las apariciones de cuerpos y voces, y lo llevarás hasta un páramo en el que representarás una sordidez tangible. Allí habrá un pueblo habitado únicamente por apariciones y víctimas a las que él se sumará. Designarás a este personaje la tarea de hallar aquello que a ti se te escapa de las manos y del entendimiento. Le otorgarás a una figura paterna —Pedro Páramo, un terrateniente déspota al que está sometida cualquier alma que ronde sus propiedades— un poder tal, que por su mano todo un pueblo ha de sucumbir. Instaurarás en un Comala idéntico al real una sarta de personajes y algo aún más innumerable que ellos: una tierra desértica e inmensa, ardiente como el propio tártaro y que abrasará de forma permanente a todo el que ponga un pie en ella, condenándolo a repetir el mismo monólogo hasta el cansancio, a revivir su infortunio una y otra vez. Harás que se estremezcan las piedras y que tirite la oscuridad, como lo has sabido hacer hasta ahora con esa crueldad y violencia que enturbia a tu universo. (Continuar leyendo en Carruaje de Pájaros...)
Published on April 30, 2020 14:27
April 29, 2020
Las elegidas - María Fernanda Ampuero (cuento)
Fotografía de Isabel Wagemann"Las elegidas" es uno de los últimos cuento publicados (éste, en la revista Este País ) de María Fernanda Ampuero, escritora y periodista ecuatoriana que es autora, entre otras obras, del libro de cuento Pelea de gallos (Páginas de espuma, 2018), Premio Joaquín Gallegos Lara 2018.
Las elegidas
Tus muertos vivirán, junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los muertos.Isaías 26: 19-20
Camino a Mar Bravo hay un cementerio para pobres que se convirtió de pronto en sitio de peregrinación de los elegidos porque cuatro de los suyos fueron enterrados ahí. Entre tumbas con flores plásticas decoloradas por el sol, lápidas de cemento crudo rotas en las esquinas y hierbajos, lloraban las chicas de piel centelleante como dulces acaramelados, con sus blusas blancas, sus pantaloncitos de jean, sus abalorios de colores y sus sandalias de tiritas. Se abrazaban y se acariciaban las suaves cabecitas doradas, como ninfas desconsoladas ante el cadáver de un cordero. A su lado, sin llorar, pero con las manos solemnes y apretadas a la altura de la entrepierna, los machos de esa especie: chicos preciosos con el pelo cayéndoles sobre los ojos, con los brazos deliciosamente duros, construidos para abrazar únicamente a chicas de caramelo. Pecosos, lampiños, silenciosos y adustos como genios o como imbéciles, guapos hasta el miedo.
Entre ebanistas, costureras, pescadores y bebés malnutridos desde el vientre sepultaron a los cuatro surfistas de Punta Carnero. Los padres habían decidido que sus hijos estuvieran en aquel cementerio gris y no en el de los ricos, con ese césped verde cotorra, rosas frescas, rojas y sinvergüenzas, traídas en camión refrigerado y lápidas de mármol con inscripciones religiosas y apellidos larguísimos. Querían que los cadáveres de los ahogados más hermosos del mundo estuvieran para siempre junto al mar. Eran cuatro, heredarían la tierra. La noche anterior a la muerte habían roto setenta y siete corazones en la fiesta del Yacht Club besuqueando y agarrándoles la nalga sobre el vestido veraniego a sus flamantes noviecitas, criaturas doradas como ellos. Al amanecer, todavía borrachos, se enfundaron el neopreno negro y así, como disfrazados de calavera, salieron a surfear en marejada, convencidos de su inmortalidad de niños dioses. El mar, claro, los hizo papilla. Los escupió al séptimo día, blandos y blanquecinos como recién nacidos.
Nosotras casi siempre nos poníamos a beber ahí afuera del cementerio de Mar Bravo porque, ¿qué más íbamos a hacer? Las fiestas eran privadas, sólo con invitación. Chicos preciosos invitando a chicas preciosas, chicos regulares invitando a chicas preciosas, chicos feísimos invitando a chicas preciosas. Puertas parecidas a las del cielo que se abrían para otras que no éramos nosotras. Una vez intentamos entrar y el guardia dijo que era una fiesta sólo para gente conocida y le contestamos: ¿conocida por quién? Pero el hombre ya estaba levantándole la pretenciosa seguridad, barras doradas con cordones gordos de terciopelo color sangre, a una chica atlética, nítida y sonriente como salida de un comercial de tampones. Moríamos por saber qué pasaba detrás de esas puertas, aunque instintivamente sabíamos que no habría lugar para nosotras allí, que nuestros defectos se multiplicarían hasta tragarnos, que seríamos una hipérbole de nosotras mismas, espejos de feria andantes: la gordota, la marimacha, la larguirucha, la aplastada, la contrahecha. Así como las chicas guapas juntas potencian su atractivo, solapando con las virtudes grupales cualquier defecto y se embellecen unas a otras hasta brillar como un solo gran astro, las chicas como nosotras cuando estamos juntas nos transformamos en un espectáculo casi obsceno, exacerbados los defectos como en un freak show: somos más monstruas.
Sabíamos, claro que sabíamos, que ni los más desesperados, ni los obesos, ni los nerds, ni los oscuros se nos acercarían. A las chicas como nosotras sólo se acercan otras chicas como nosotras, así que ¿para qué intentarlo? Éramos libres de ir a cualquier sitio y odiábamos eso: queríamos tener la falta de libertad de las hermosas, que los brazos de los novios nos doblegaran como yuntas, coger en el cuartito de la piscina, al apuro y sin preservativo, que nos dejaran la marca de sus dedos gordos de jugar béisbol en las nalgas con celulitis. Queríamos que nos penetraran a la fuerza y gritar en cada embestida sus nombres bellos de hombres bellos. Queríamos despernancarnos para ellos y agarrarnos de sus melenas perfectas en el orgasmo, quedarnos con matojitos de pelo color arena entre los puños cerradísimos. Queríamos hacer con el néctar de sus sexos dulces cocteles, pócimas de brujería. Queríamos desaparecerlas a ellas, rebanarles la cabeza con machetes de fuego. Queríamos entrar entre truenos y voces y relámpagos y terremotos a esas fiestas privadas montadas en yeguas voladoras y hacer caer sobre esas idiotas preciosas un mar de grillos y serpientes. Queríamos que las niñas bonitas se arrodillaran ante nosotras, amazonas poderosísimas, y que vieran con impotencia a sus hombres subiéndose arrobados y dóciles a la grupa de nuestros animales. Queríamos, queríamos, queríamos. Éramos puro querer.
Y pura ira.
Llegaría el día, sí señor, en el que todos se fijarían en nosotras y dirían a quien pudiera escuchar: ámenlas. Ámenlas, ese mandato recorriendo la tierra. Ese día llegaría: el día de limpiar todas y cada una de nuestras lágrimas.
Mientras tanto, teníamos carro, teníamos dinero, teníamos la noche y no teníamos nada.
Parqueamos afuera del cementerio con mucho trago, mucha maría, muchas pastillas y muchos cigarrillos. Al menos eso teníamos, la posibilidad de enviciarnos, de mancillar nuestros cuerpos con algo perverso, de sentirnos malas chicas. Vírgenes, increíblemente obscenas. Mórbidas, solas. Qué bueno hubiera sido desearnos entre nosotras: desear nuestras lengüitas amigas, alcanzar el éxtasis con los dedos de unas y otras dentro de unas y otras, buscar el jugoso amor de carne y flor entre nuestras piernas. Qué diferente ser amante de ser perdedora, pensar en las puertas de las fiestas privadas nada más para agradecer no tener que estar ahí dentro, aburridas, con la lengua erecta de algún imbécil empapándonos el oído o dejándonos marcas horribles en el cuello. Había que haberse amado entre chicas, pero somos lo que somos y los que somos es casi siempre brutal.
Estábamos a oscuras salvo por la luz del carro. Por la vía a Mar Bravo pasaba muy poca gente, quizás una pareja que fuera a coger al mirador, quizás algún suicida. La noche era propicia para rituales de sexo, muerte y resurrección. La luna chorreaba rojo sobre el mundo como una joven desvirgada y en la radio sonaban canciones de hombres enamorados de mujeres que nunca seríamos nosotras. El cementerio bajo esa luna parecía a punto de romper a hervir. Cada una le puso a la otra una pastilla en la lengua y nos fuimos pasando la botella hasta dejarla muy por debajo de la mitad. De pronto pensamos en los ahogados de Punta Carnero y en esa belleza que trascendía la vida y que seguro también había trascendido la muerte. Pensábamos en esos hombres adoradísimos, deliciosos chicos imposibles en sus fiestas y en sus olas, ahora durmiendo a nuestro lado. Nos bajamos del carro y entramos en hilera al cementerio a bailar a la luz de la luna de sangre agitando nuestros vestidos claros y nuestras melenas nocturnas. Bailamos como si nunca hubiésemos bailado, como si siempre hubiésemos bailado, como si hubiéramos llegado a la fiesta del fin del mundo y el guardia, al vernos, hubiera levantado el grueso cordón de terciopelo con inmensa ceremonia. Bailamos como novias en su noche de bodas y así, como en un encuentro sexual pospuesto hasta el delirio, nos fuimos arrancando la ropa unas a otras hasta quedar desnudas frente al silencio de los muertos. Danzamos arrastrando los vestidos como si fueran serpentinas de flores y nos besamos en los labios y nos tocamos los pezones erectos aullando de amor. Cantamos himnos de venganza con fondo de ensordecedoras trompetas imaginarias. Éramos ángeles derramando justicia sobre nuestros cuerpos y nuestros deseos, abriéndonos al mismo tiempo que las flores nocturnas, exhalando como ellas un olor a almizcle y a mar. Buscamos a nuestros chicos entre los muertos y descubrimos que alguien había llegado antes. De los ataúdes semiabiertos se escapaban algunas manos que brillaba como metal a la luz de la luna. Conservaban su ropa, trajes azules o negros que seguro usaban para llevar a los bailes a chicas hermosas vestidas en tonos pastel. Se habían llevado los zapatos, también los relojes, cadenas, anillos y todo lo que se puede morder para saber si es valioso, pero les habían dejado el pañuelito en el bolsillo de la chaqueta, el pañuelito que nos secaría todas las lágrimas.
Los sacamos a bailar y dijeron que sí y bailaron con nosotras primero tímidos y distantes y luego cada vez más cerca, con sus caras frías en nuestros cuellos tibios. Dijeron, estamos seguras que dijeron, que preferían estar ahí que en cualquier otro sitio, que nos preferían a nosotras que a las princesitas de sus reinos. Después del baile nos sentamos sobre tumbas, cada una con su chico perfecto, a contarnos las cosas que soñábamos, a reír como los tontos, a pedir un beso con ojitos entornados. Llegó el beso y llegó la locura, el deseo dando patadas violentas como olas contra nuestras espaldas. El amanecer nos encontró desnudas sobre los sexos erectos de nuestros amados, montadas sobre ellos, cabalgándolos ferozmente como jinetes que se precipitan sobre el mundo para destruirlo.
Published on April 29, 2020 13:40
April 28, 2020
Época de cerezos - Laura Baeza (reseña)
El año pasado, Aniela Rodríguez y yo tuvimos el placer de presentar Época de cerezos, el segundo libro de cuento de Laura Baeza. Hace poco, Cartografía Editorial MX publicó mi reseña de este libro, ganador del Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo 2017.
En el siguiente video podrán escuchar a la autora responder algunas preguntas en torno a su nuevo libro en una entrevista para Juego de pomos.
La reseña:
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Catástrofe de múltiples consecuenciasMarzo 11, 2020 By Cartografía EditorialÉpoca de cerezos de Laura Baeza.Por Lola Ancira*Las circunstancias o situaciones al borde de la calamidad o de un riesgo fatal, se denominan “peligros antropogénicos”, son causados por la acción o la pasividad humana, son mortales y derivan en catástrofes ecológicas. Los desastres nucleares son el mejor ejemplo de estos peligros, como el accidente de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979, el accidente nuclear de Chernóbil en 1986 y el de Fukushima, en 2011, sin olvidar la explosión en un campo de prueba con armas nucleares en Sarov, al norte de Rusia, hace poco más de dos meses.Época de cerezos (Editorial Paraíso Perdido, 2019), libro de cuento de Laura Baeza (Campeche, 1988) ganador del Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo 2017 y cuya crítica social generalizada gira en torno al pésimo manejo de la central nuclear de Laguna Verde, en Veracruz, se inserta en la tradición (si se le puede llamar así) de la literatura conformada en torno a los desastres nucleares que surgió con Voces de Chernóbil, de la Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich en 1997, una crónica en torno al accidente nuclear de Chernóbil. Después llegó la novela Chernóbil, de Iliana Olmedo, premio Siglo XXI de Narrativa 2017 publicada en 2018. Y este año, dentro de la ficción televisiva, se expuso Chernóbil, la miniserie de drama histórico de HBO, basada en el libro de Svetlana, que revivió con todas sus caras y voces el desastre nuclear del 86.
Estos dramas que nos resultan familiares, se inscriben en un contexto imaginario cuya proximidad está latente, son una advertencia de lo que podría ocurrir»Laura coloca en nuestro mapa uno de estos peligros antropogénicos en la frontera del sur de México, sitio descrito por ella como “el rabo del país” o ese “pedazo de selva donde inicia nuestra patria”. Ahí, una planta de energía nuclear construida al extremo de una laguna, detona debido a un fallo en los ductos.El resultado son edificios y paredes derrumbados, envenenamiento por radiación, aire seco y espeso como polvo. Cientos de vidas tocadas, de alguna u otra manera, por el infortunio que no cesa ahí, sino que se expande en una ola de alcances inimaginables.A través de los diez cuentos, vinculados por vasos comunicantes, que conforman este libro, la autora le da voz a víctimas que experimentaron la tragedia desde diferentes escenarios y realidades, ya de por sí difíciles de habitar, debido a una serie de acontecimientos violentos donde el supuesto progreso nuclear no haría más que empeorar la situación. Incluso uno de los personajes afirma que nunca imaginó “que en la ciudad pudieran suceder tantas desgracias al mismo tiempo”. La explosión y sus consecuencias tocaron casi cada capa de la sociedad de diferentes formas: modificó cada aspecto de las vidas aquí retratadas, desde los civiles hasta los narcos y la policía. La única excepción fue el gobierno: conglomerado de figuras, al parecer, eternamente inmunes. (Continuar leyendo en Cartografía Editorial MX)
Published on April 28, 2020 13:14
April 23, 2020
El vals de los monstruos disponible en descarga gratuita
En estos días de cuarentena, Fondo Editorial Tierra Adentro tuvo la iniciativa de liberar 15 de sus títulos publicado en 2018 para descarga gratuita, entre ellos, mi libro de cuento El vals de los monstruos .
Otros títulos muy recomendables que podrán encontrar en su página de descargas gratuitas son Principia , poemario de Elisa Díaz, Chicharrón de oso y algunos cuentos del fracaso, libro de cuento de Ana Fuente Montes de Oca, y Museo de las máscaras, poemario de Sergio Pérez Torres.
#MéxicoSeQuedaEnCasa #TASeQuedaEnCasa
Published on April 23, 2020 18:44
March 31, 2020
Anímula. Historias diminutas soñadas por Madame Vulpes - Miguel Lupián (reseña)
Escribí una reseña sobre Anímula. Historias diminutas soñadas por Madame Vulpes (BUAP, 2018), libro de microficciones del prolífico escritor Miguel Lupián, mismo que presentamos hace unos meses. El texto lo publicó Catrografía Editorialmx, a quienes les agradezco el espacio.
ReseñasAtisbos perturbadoresMarzo 13, 2020 By Cartografía EditorialAnímula, de Miguel Lupián.Por Lola Ancira*El sueño se construye con símbolos, es otra lectura de la experiencia vital y de lo íntimo, es un mundo alterno revelador y trascendente que genera nuevas asociaciones de ideas e incluso se ha considerado que puede anunciar presagios. Anímula. Historias diminutas soñadas por Madame Vulpes (BUAP, 2018), de Miguel Lupián (Ciudad de México, 1977), nace de la «actividad estética más antigua» según Borges. Lo onírico, imágenes creadas por el inconsciente dentro de un tiempo independiente, consume una parte importante de nuestras vidas y ha sido esencial en la historia del ser humano y sus diversas culturas. Antes de conocer los peculiares sueños de Madame Vulpes al inicio del libro, el autor explica las referencias del título en dos epígrafes tomados del cuento La lente de diamante de Fitz James O’Brien: así es como nos enteramos de que Vulpes es una médium espiritista, y Anímula, un ser microscópico muy bello.Las paronirias (término psiquiátrico para designar a los sueños vívidos, intensos y desagradables) de Madame Vulpes, se rigen bajo las hipótesis del multiverso, paradoja y tema recurrente en la ficción que surgió en la literatura védica y fue retomada en el siglo XV por Giordano Bruno. (Continuar leyendo en Cartografía editorialmx)
Published on March 31, 2020 12:25
March 30, 2020
En voz de Lola Ancira - Descarga Cultura.UNAM
¡Ya formo parte del acervo de autores de Descarga Cultura.UNAM! En este podcast cultural pueden escuchar y descargar audios de distintos géneros literarios y autores, así como conferencias, charlas y debates de diversos académicos.
Yo participo leyendo el cuento «Puedo soñar que ocurrió», que forma parte de mi proyecto de ficción histórica, mismo que fue publicado en la revista Punto de partida.
La plataforma de Descarga Cultura.Unam ofrece una infinidad de joyas como los cuentos «La sagrada palabra», de José Revueltas, y «Antes de la Guerra de Troya», de Elena Garro; o el relato «El donador de almas», de Amado Nervo.
En voz de Lola AnciraLola Ancira Presentación Lola Ancira 00:27 Puedo soñar que ocurrió 23:02Relato basado en la historia de Carlos Francisco Castañeda de la Fuente, hijo de cristeros y quien el 5 de febrero de 1970 intentó asesinar a Gustavo Díaz Ordaz como venganza por la violencia ejercida hacia el Movimiento Estudiantil de 1968. En “Puedo soñar que ocurrió”, la escritora mexicana Lola Ancira imagina y narra a través de diálogos, sueños, emociones y reflexiones lo que pudo haber ocurrido previo a aquel suceso que llevó al fallido justiciero a cumplir una condena de más de dos décadas en un hospital psiquiátrico.Escucha en voz de la propia autora esta pieza de narrativa histórica que fue publicada en el número 211 de la revista universitaria Punto de Partida bajo la temática Nuevos Ecos del 68.Lola Ancira (Querétaro, 1987) estudió Letras Modernas en español en la Universidad Autónoma de Querétaro. Es autora de Tusitala de óbitos (Pictographia Editorial, 2013) y El vals de los monstruos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018). Ha publicado ensayos, cuentos y reseñas literarias en medios electrónicos e impresos. Fue becaria del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y de la Fundación para las Letras Mexicanas. En Descarga Cultura.UNAM también puedes encontrar sobre este tema el curso Más allá de Tlatelolco. Los movimientos estudiantiles de 1968 , impartido por Gerardo Estrada, así como la serie Este día en 1968 , una bitácora de Daniel Cazés, y la pieza teatral Conmemorantes , de Emilio Carballido.D.R. © UNAM 2020Editorial: Punto de Partida. UNAMLectura a cargo de: Lola AnciraEstudio de grabación: Universum. Museo de las CienciasOperación y postproducción: Paola Hernández/ Gabriela JiménezAño de grabación: 2019
Published on March 30, 2020 09:41
March 26, 2020
«Raíces y filamentos» - cuento publicado en Tierra Adentro
Litografía de Julia Pastrana hecha por V. Katzler Tierra Adentro publicó mi cuento «Raíces y filamentos», cuya trama gira en torno a Julia Pastrana, una artista del siglo XIX, para conmemorar su aniversario luctuoso número 160.
Estoy muy contenta de aportar un poco para seguir recordando a esta extraordinaria mujer.
Julia Pastrana. Imagen tomada de Wikimedia Commons.RAÍCES Y FILAMENTOSpor Lola Ancira De todos los cadáveres del mundo,ése era el más necesitado de compasión.José Revueltas
La luz de las ocho de la mañana es ideal para el cometido. Valeria toma diligente el espejo de mano y las pinzas de depilar y se acerca a la ventana. Analiza con detenimiento su rostro, en especial el contorno de las cejas y los labios. Extirpa de raíz cualquier vello con más de medio milímetro de crecimiento. Si luego de diversos intentos no los puede arrancar, descansa unos segundos para arremeter de nuevo. Queda satisfecha ya que logra liberar a su piel de los indeseables inquilinos.Cada tanto inspecciona sus fosas nasales con el mismo cuidado. Tan pronto un pelo se asoma, Valeria prefiere arrancarlo a tener que recortarlo usando unas minúsculas tijeras, pues el leve ardor y el atisbo de un estornudo la reconfortan.Estas inspecciones matutinas son breves comparadas con las horas que llega a destinar para depilar por completo y con sumo cuidado axilas, piernas, brazos, abdomen y pecho, labor que no le permite descanso.La vergüenza la acompaña desde la infancia. En la primaria, los tupidos y largos vellos de sus piernas y brazos flacos la apremiaban a usar calcetas apretadas arriba de las rodillas y suéter el año entero, sin importar el calor durante el verano sinaloense o el sudor por el esfuerzo en educación física. Las únicas personas entre las que se sentía cómoda eran sus padres, a pesar de sus casi inexistentes folículos pilosos.A los trece años inició la contienda permanente contra las fibras capilares más insignificantes cuando la mamá de Sandra, su mejor amiga en ese entonces, le dijo que se parecía a la cantante Alaska. Le prestó unas revistas donde observó el rostro de Olvido Gara, nombre real de la mujer. Exhibía dos líneas delgadas a modo de cejas, los costados de la cabeza rapados y una melena cardada con mucho volumen, maquillaje cargado y vestidos cortos entallados. Valeria, quien sólo se vestía de negro y apenas usaba delineador oscuro, comenzó a darle forma a sus cejas hasta que las depiló por completo. Frente al espejo del baño, sacó pelo por pelo y pequeños puntos de sangre dibujaron la zona ahora expuesta.Junto con Sandra probó cremas, ceras frías y calientes, depiladoras eléctricas, agua oxigenada, peróxido y polvos decolorantes. A diferencia de su amiga, casi lampiña, su vellosidad desafiaba cualquier producto o procedimiento. Por más que desterraba a los indeseados desde la raíz, siempre volvían. Eran igual de necios que ella. (Continuar leyendo en Tierra Adentro...)
Published on March 26, 2020 13:57
March 8, 2020
¿Por qué parar? - Entrevista a varias autoras de Tierra Adentro
En Tierra Adentro nos preguntaron a varias de sus autoras por qué parar este 9 de marzo.
¿Por qué parar? Las razones son varias, el origen, el mismo. Si la violencia de género, el terror y la impunidad no paralizan al país, hagámoslo nosotras por un día.
#NosotrasParamos #9M #ParoDeMujeres
¿POR QUÉ PARAR?por Alicia Hopkins Moreno, Lola Ancira, Iveth Luna Flores, Zel Cabrera, Danae Silva, Aura García-Junco, Biaani Garfias Gallegos, Raquel Guerrero Viguri, Andrea Chapela, Jazmín Lozada Ángel, Lucía Rueda, Donají Zavaleta, Mariana Martínez, Isabel del Valle y Karen Villeda Hace unas semanas, el colectivo Brujas del Mar convocó un paro masivo de mujeres para el 9 de marzo como una forma de protestar contra la ola de violencia feminicida que sacude al país. Nos pusimos en contacto con algunas de nuestras autoras para preguntarles si formarán parte del paro del 9 y por qué decidieron parar. Alicia HopkinsSí, voy a participar en el paro. El día 9 de marzo nos hemos convocado todas las mujeres en este país a parar nuestras múltiples labores, las que se hacen dentro y fuera del hogar: en la oficina, en la fábrica, en la empresa, en la escuela, en la calle. Incluso es un llamado a parar también nuestro consumo. El paro ha sido desde hace siglos un medio de lucha legítimo de las trabajadoras y trabajadores para hacer presión en la exigencia de demandas concretas. Y hay que decir que, además de legítimo, es tremendamente efectivo. Volteemos a nuestro alrededor: todo lo que tenemos está hecho con base en el trabajo, lo que sostiene esta sociedad y mantiene esta cotidianidad es el trabajo que hacemos millones de personas. Y justo queremos detener esa cotidianidad, porque la cotidianidad que nosotras las mujeres estamos viviendo en este país es desgarradora, pero al mismo tiempo, es indolente. A pesar de que hay una guerra en nuestra contra, a pesar de que México es el país más feminicida de la región latinoamericana, que cada dos horas y media, en promedio, un hombre decide acabar con la vida de una mujer ― ¡cada dos horas y media!― es decir, a pesar de que diez mujeres al día son asesinadas ―esto es más de tres mil mujeres al año― y que la tendencia muestra que “las cifras” siguen en aumento, la cotidianidad indolente en la que vivimos pareciera decirnos que no queda más que acostumbrarnos al horror, cuando no nos culpa por las violencias que enfrentamos o se burla de nuestros dolores y de nuestra rabia. En el 2019 se registraron más de 50 mil denuncias por violencia sexual en nuestro país y la cifra es conservadora porque más de noventa por ciento de las mujeres que sufren alguna violencia sexual no denuncian y, para quienes lo han hecho, el porcentaje de impunidad asciende a casi cien por ciento. Así que en este país se nos puede asesinar y violar con total impunidad. A mí me parece que es insostenible esta cotidianidad, para muchas lo es. Es muy duro. (Continuar leyendo en Tierra Adentro...)
Published on March 08, 2020 19:07
March 7, 2020
«Cabalgar estrellas» - cuento publicado Laberinto (suplemento cultural de Milenio Diario)
El machismo mata. (Foto: Avelina Martínez)Hoy, el suplemento cultural Laberinto, de Milenio Diario, publicó una edición sobre lo que significa en la actualidad ser mujer en México. Clyo Mendoza, Claudina Domingo, Bibiana Camacho, Ana García Bergua y yo somos algunas de las escritoras que reflexionamos al respecto a través de diferentes textos.
«Cabalgar estrellas», mi cuento breve, se puede leer en este enlace.
Published on March 07, 2020 13:51


