R.R. López's Blog, page 31
March 15, 2017
Lovecraft y el cine de terror: 10 películas de los mitos de Cthulhu que NO deberías ver
Cuando eres aficionado a los libros de terror o a los relatos de terror de Lovecraft, por ejemplo, aunque en general pasa con cualquier novela de horror, siempre tienes curiosidad por ver cómo quedarían esas ideas, escenas e imágenes aterradoras plasmadas en la gran pantalla.
Tenía pensado publicar este artículo durante la primera semana en que se hiciera efectiva la migración del blog, pero como hoy es el aniversario de la muerte de H. P. Lovecraft, he decidido dedicarle este artículo.
Sigamos.
Es normal que tengas curiosidad por ver cómo se “materializarían” fuera de tu imaginación las obras de un autor, y el celuloide ayuda mucho.
Si eres fan de las historias de miedo de Stephen King, lo tienes fácil, amigo.
Su obra es prólija en adaptaciones de todo tipo y pelaje.
Pero si lo tuyo es el horror cósmico lovecraftiano…
Como buen freak que soy, me he visto en esa tesitura.
Durante una época, a principios de los 2000, cuando el cine de zombies todavía no había retornado con fuerza, me autoimpuse el objetivo de ver todas las películas de zombies que existieran, pero pronto me di cuenta de que era algo inabarcable, y bastante cansino, por la cantidad de truños que tenía que meterme entre córnea y occipital.
Y luego llegó la oleada Z que lo convirtió en una empresa imposible.
Además, después de tanto bodrio, mi selvvro ya había quedado irreversiblemente dañado y estaba un poco hasta las narices del género.
Pero es que este no era el primer volunto de este tipo que me daba.
Normalmente, estas microobsesiones venían motivadas por el juego del rol de turno que estuviera dirigiendo, pues quería empaparme de la atmósfera del mismo (algún día te contaré la que lié para encontrar películas que encajaran con la ambientación de Kult más allá de la saga Hellraiser…).
Y, como te iba diciendo, la primera de estas búsquedas cinéfilas vino de la mano de el juego de rol de La llamada de Cthulhu y de este mítico libro del que ya te he hablado en otras ocasiones:
Y fue una búsqueda ardua.
De nuevo, me adelanté a mi tiempo, como me pasó con los zombis, antes de que la oleada de podredumbre invadiera nuestras pantallas.
Buscaba películas Lovecraftianas en una época en la que todavía internet estaba en mantillas en España (finales de los 90) y en la que la figura de Lovecraft aún no había sido revindicada en la esfera hispanohablante, como ha sucedido de unos cinco años a esta parte.
Lo que te quiero transmitir, hablando en plata, es que me tocó tragarme mierdas como un castillo.
A todo esto añádele que adaptar a Lovecraft al cine nunca ha sido sencillo, y muy pocos lo han logrado sin estrellarse por el camino con un fracaso estrepitoso de taquilla y crítica.
Y no solo por la naturaleza intangible o incognoscible de algunos de los horrores lovecraftianos, sino por lo complejo de las atmósferas de sus relatos o lo poco comercial de sus argumentos en la que los protagonistas, normalmente, acaban o bien marjarajás perdidos o siendo deglutidos por alguna criatura con aspecto de vomitona megalítica con tentáculos .
Tan es así, que el tema incluso ha dado lugar incluso a sesudos estudios sobre las visicitudes de adaptar al cine la obra de Lovecraft.
Hoy te traigo una selección de esas películas sobre Lovecraft y los mitos de Cthulhu que no deberías tocar ni con un palo que tuviera un símbolo arcano e la punta, para que evites perder tu tiempo, y cordura.
Las películas de esta lista solo deberías verlas si estás bien puesto de hidromiel espacial, droga liao, o cualquier otra mierda que te haga reírte mucho, y teniendo en mente que son producciones flichornosas, algunas rayanas en la serie Z.
Las 10 películas de los mitos de Cthulhu que no deberías ver
Antes de comenzar con la lista, me gustaría decirte que, si te interesan las adaptaciones al cine de la obra del genio de Providence, puedes consultar el completo catáglogo del blog Susurros desde la oscuridad, pues su responsable, Tristan Oberon, sí que ha hecho un trabajo concienzudo, sacrificando sus neuronas por la causa lovecraftiana.
Lo que no esté ahí, en pocos sitios podrás encontrarlo.
Hecha esta recomendación, paso a desglosarte la lista de “abominaciones” cinematográficas lovecraftianas.
Otro día te hablaré de las adaptaciones buenas.
1. La mansión de Cthulhu
Puede parecer contradictorio comenzar la lista de películas a evitar con una peli que no he visto, pero he leído tantas y tan malas reseñas de la misma que la he anotado en mi lista de “balas esquivadas”.
Y es que, por lo que cuentan, Cthulhu solo aparece en el rótulo del título.
La película apunta maneras. Es una película española, con todo lo que ello conlleva si hablamos de películas de cine fantástico, aunque en los útlimos años se están enmendado, y siempre hay honrosas excepciones como Jaume Balagueró y Paco Plaza, que son lo mehon de lo mehon.
Y mira que su director, Juan Piquer Simón, cuenta en su haber con uno de los (según dicen) éxitos del cine de terror español, Mil gritos tiene la noche.
Pero se ve que ese día el hombre no estaba muy fino…
2 y 3. La herencia Valdermar y La sombra prohibida
Se levanta el telón, y se ve a un chaval al que su abuelo le ha legado en el testamento una casa, toda de piedra, y el nene, que es pirómano le dice a su hermana que le va a meter fuego. La hermana le advierte que la piedra no es un material combustible, pero el nene parece no atender a razones y se dispone a meterle fuego.
¿Cómo se llama la película?

La herencia va-a-arder-mal
¿A qué el chiste te ha dejado el cerebro jodido? Pues más jodido te lo deja la película en la que se inspira.
Estas películas me crean sentimientos enfrentados.
Por un lado, es un orgullo que fuera un español, el incomprendido José Luis Alemán, el que arriesgara su tiempo y dinero por llevar al gran Cthulhu a la gran pantalla.
En este sentido, creo que todos los fans de los mitos le deberíamos estar agradecidos.
Pero por otro, es que la película no hay por donde cogerla.
La primera entrega está bien y es interesante, tiene sus momentos de tensión, pero la cagó al no avisar que era la primera de dos entregas, y todos los que fueron a verla pensando que era autoconclusiva salieron del cine con el culo torcido al ver que el final se quedaba en todo el meollo.
Además, la dirección artística era bastante mala, y no se aprovechó el potencial de los buenos actores que en ella aparecen, dando lugar a escenas bastante, no digo ya flichornosas, que por lo menos tendrían algo de flipante, sino directamente bochornosas en grado sumo.
La segunda, por desgracia, no hay por donde cogerla, con unos fallos de guión insultantes para la inteligencia del espectador, Cthulhu al final queda como un bichillo de cuatro metros con muy mala leche… y para colmo, lo llaman todo el rato “Chultu”, con lo cual parece que están de cachondeo.
Pero, por desgracia, la mezcla de humor y mitos de Cthulhu no era intencionada.
Tantas animadversiones suscitó esta película que al final el pobre director tuvo que dar explicaciones públicamente, porque en las redes le estaban dando fuerte y flojo.
4. El morador de las tienieblas
Alguien muy avispado le puso el título de uno de los relatos más famosos de Lovecraft (que puedes leer en este enlace), una de las piezas fundamentales de los mitos de Cthulhu, porque en la película salía el Necronomicon.
En ralidad su título original era el habitante del sótano (Cellar dewller)
Y ahí termina todo su lovecraftismo.
La película es un subproducto de la fiebre de los efectos especiales a base de moñecos y maquillaje que invadió el cine fantástico de los 80.
El monstruo es una especie de mixtolobo demoníaco sobre dos patas que atormenta a una dibujante de cómic haciendo realidad sus dibujos. Una frikada solo recomendable para amantes de la serie Z ochentera.
5. ¿Por qué lloras Susan?
Seguramente porque ha visto esta película.
Un viejuno, que eran los héroes protagonistas que se llevaban en la época, maduretes por no decir pasaos, llega a Dunwich y tiene que lidiar con los belicosos catetos del pueblo.
En teoría está basada en el relato La habitación cerrada, escrito por August Derleth basándose en notas de H,P. Lovecraft, pero tan de refilón que lo único que tienen en común es que en ambos hay algo encerrado en una habitación.
Solo me moló que en una escena el viejuno se pone a apalizar a los redneck usando un remedo cutre de Ju-Jitsu.
El coreógrafo de la escena de lucha bien podría haber sido una abuela con artritis, pero me hizo gracia ver como, por ser los 70, metían la fiebre de las artes marciales con calzador.
6. Escalofrío (Wendigo)
En mala hora se nos ocurrió ver esta película. Una eternidad esperando a que apareciera el Wendigo, bueno, esperando a que pasara algo. Un horror, pero de lo mala que es.
Y los cachondos de los distribuidores van y ponen en la portada “una película en la línea del sexto sentido”.
Pero qué línea ni qué niño muerto. A la cárcel teníais que ir, por timadores.
7. Terror en Dunwich
En 1970 Daniel Haller intentaría algo nada fácil para la época: Adaptar al cine el clásico de terror Lovecraftiano El horror de Dunwich.
Esta película fue producida por Roger Corman, uno de los autores de una de mis películas de los mitos de Cthulhu favoritas, pero con esta no tuvieron tanta fortuna.
Si ya hoy en día cuesta adaptar a Lovecraft de forma resultona, los efectos especiales de la época y el bajo presupuesto de la película no lo pusieron nada fácil.
8. Miedo en la ciudad de los muertos vivientes
Los italianos, con el cine de terror, eran unos fieras para metértela doblada.
A pesar de que solo hacían mierdas, sobrevaloradas a día de hoy, que como mucho no pasaban de entretenidas, conseguían comercializar sus películas a nivel internacional.
Le ponían un cartel molón como este, y tu decías: “¿Una ciudad de muertos vivientes? ¿Y mencionan Dunwich en la sinopsis? Espera, que es de Lucio Fulci… Da igual, con ese cartel, ¡esto tiene que ser la pera!”
Y mierdón que te crió.
9. Altitude
Vale que el monstruo está muy chulo y tiene muchos tentáculos, pero la película es una tontería que no tiene ni pies ni cabeza y, por supuesto, tiene que ver con los mitos de Cthulhu tanto como una marisquería. Exacto, salen tentáculos. Fini.
10. Necróphagus
Gracias a este artículo estás comprobando que hubo una época de mi vida en la que tenía mucho tiempo libre.
Con esta sí que le eché cojones.
Pues tenían mis padres la plataforma del Canal + con chiquicientos mil canales, y cada mes te mandaban un mamotreto de revista con toda la programación de las decenas de canales temáticos.
Y allí me tenías a mí, boli en mano, jamándomelo enterito, cual catálogo del Ikea, para señalar las películas interesantes de frikadas, para saber cuando tenía que programar el vídeo.
Hay que ver cómo han cambiado las cosas.
Pues vi una película española de los años 70, de un necrófago, y con un premio de Sitges. Y me dije: “¡Ostia! Verás tú si no va a ser un gul a lo Lovecraft”.
Y otra mierda para servidor. Como el sombrero de un picador de grande.
Si es que eso me pasa por ser tan friki…
¿Y tú, has visto alguna película de terror lovecraftiano o no lovecraftiano que haya que evitar a toda costa?
Cuéntamelo en el hilo de comentarios.
Por cierto, que si te has quedado con ganas de Lovecraft, puedes echarle un ojo a mi novela de horror có[s]mico lovecraftiano, en la que salen perros de Tíndalos, descendientes de los Whateley, y muchas más referencias a los mitos de Cthulhu.
Y recuerda, si te suscribes…
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¡Terror! 10 Películas basadas en Lovecraft y los mitos de Cthulhu que NO deberías ver
March 13, 2017
Relatos inéditos de terror de H. P. Lovecraft: Reseña de “El cubil del engendro estelar”
H. P. Lovecraft fue un genio que cambió el género del relato corto de terror y la novela corta de horror, porque nunca llegó a escribir una obra que tuviera extensión de novela, aunque muchos sí lo hicieron basándose en su ciclo de Los mitos de Cthulhu.
Aunque el grueso de su obra ha sido publicada en España, y lo fue en su día en la revista Weird Tales, no todo el material de los mitos de Cthulhu, y en concreto de la obra del genio de Providence, ha sido publicada en nuestro idioma.
August Derleth, uno de los herederos de los derechos de las obras de Lovecraft, del que se dice que las consiguió con malas artes engañando a la tía del autor, que era la heredera directa de los mismos, montó la editorial Arkham House con el único motivo de relanzar la obra del difunto autor para darle la difusión que merecía.
Él se encargó de publicar muchos relatos tanto de Lovecraft como de otros autores de los mitos de Cthulhu en la esfera angloparlante, pero muchos de esos relatos no habían llegado a nuestro idioma.
En el tomo que vengo a reseñar hoy, en forma de booktube, te cuento por qué algunos relatos inéditos lo son.
Principalmente porque, debido a su falta de calidad o interés, ningún editor quiso correr el riesgo de publicarlos.
Aunque hay excepciones que merecen la pena.
El cubil del engendro estelar y otros inéditos de los mitos de Cthulhu
En este vídeo te hablo de los valores y carencias de esta recopilación de relatos de terror de Lovecraft y otros autores de los mitos de Cthulhu.
Principalmente el tomo contiene algún fragmento sin terminar de Lovecraft, algunos relatos de otros autores que tienen al propio Lovecraft como protagonista, entrando en un juego metaliterario, poemas del autor inéditos en castellano, y fragmentos de su diario personal.
Un tomo con sus luces y sus sombras que desgloso para ti en más detalle en este vídeo.
Espero que te guste.
Y tú, ¿has leído este libro? ¿Cuáles son tus relatos Lovecraftianos favoritos?
Cuéntamelo en el hilo de comentarios.
Y si conoces a alguien a quien podría interesarle la historia, compártelo en el hilo de comentarios.
Y recuerda, si te suscribes…
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Relatos inéditos de terror de H. P. Lovecraft: Reseña de “El cubil del engendro estelar”
March 9, 2017
50 sombras más oscuras que la madre que las parió (reseña de la película)
A pesar de que normalmente hablo en este blog de literatura de terror, bien sean cuentos de terror o novelas, así como de libros humorísticos, misterio y ficción absurda, hoy vengo a hacerte una reseña de 50 sombras más oscuras, ese film.
Aunque pueda parecer fuera de sitio y un ejercicio de masoquismo (nunca mejor dicho) por mi parte, este post tiene su explicación en lo que ya se ha convertido en una tradición del blog.
Si sigues leyendo te cuento en más detalle, tanto sobre la película como sobre el porqué de someter mis neuronas a semejante tortura.
Este hábito pernicioso comenzó cuando mi pareja me insistió en que me leyera el celebérrimo libro de E. L. James, 50 sombras de Grey.
Si el libro había tenido tanto éxito, quizá pudiera aprender algo de él.
Y lo que aprendí es que, aparte de para calzar sofás, o encender un fuego, servía para poco más.
Fui incapaz de llegar a la primera escena de sexo del libro.
Era aburrido y estaba muy mal escrito.
Como eran tiempos en los que todavía no tenía muy clara la temática el blog, escribía en general sobre fenómenos literarios y curiosidades que me llamaban la atención.
Y así surgió la piedra angular de esta extraña tradición, el artículo “Por qué dejé de leer 50 sombras de Grey”, que con el tiempo devendría en este ebook que te puedes descargar gratis, y en el que satirizaba sobre este y otros fenómenos literarios como Crepúsculo.
Y como no, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se compra un bonobús.
Cuando llegó la película, no pude resistir la tentación, y fui a verla, y en este artículo te conté mis impresiones sobre la adaptación cinematográfica de 50 sombras de Grey.
Pues bien, aprovechando que estoy con los artículos extras para celebrar el lanzamiento de mi nuevo libro (ya sabes que puedes leer el primer capítulo aquí) y que en breve terminará la migración del blog, y aunque el tema no tenga mucho que ver, contiúo esta tradición flichornosa con una crónica de lo que, para mí, fue el visionado de la segunda parte de esta saga, la infame 50 sombras más oscuras.
La de cosas que hay que hacer por consumar el acto amoroso.
50 sombras más oscuras, reseña de la película.
Allí estaba yo, frente a la entrada del cine, que se abría como la boca de un oscuro monstruo dispuesta a engullirme y hacerme entrar en ese reino de sombras aún más oscuras…
El primer desafío que me planteó el visionado de 50 sombras más oscuras fue sentarme en el asiento sobreponiéndome a la idea obsesiva de que estaría pegajoso y mojado de la sesión anterior.
Si no lo percibía, al termino de la peli podía quedarme pegado y puede que tuvieran que venir a despegarme con una espátula.
Entendedme, con noticias como esta de la web del diario Marca , uno puede esperarse cualquier cosa: Encuentran un pepino en un cine donde se exhibe ’50 sombras más oscuras’
Sí señor. Pasó en Australia, y cuentan que le costó a un acomodador su afición por la ensalada.
Lo mismo la dueña de la hortaliza se confundió, y pensaba que había ido a ver Ensalada del pepino en el colegio femenino, y quería ir caracterizada.
Si los Potter heads pueden, ¿por qué los cucumber heads no?
Fitofilias aparte, una vez superado dicho temor, eché un vistazo al entorno.
El publico se dividía en 3 categorías:
Comandos de mujeres categoría alevin y peso pluma.
Comandos de mujeres categoría senior y peso mediano.
Hombres con sus parejas y con una cara de amargados que te cagas (esa era mi categoría).
En esta trepidante entrega, Anastasia (que por el pavo que tiene, tendría que llamarse Anestesia) se ve atrapada entre dos hombres dominantes y acosadores, Grey y su jefe de la editorial.
Pero ella no pilla el compás ni con un tambor.

La chica descubre que Grey tiene un dossier suyo elaborado por gente que la está siguiendo, que conoce sus datos bancarios, y que quiere comprar la empresa donde ella trabaja, pero ella, en lugar de salir por piernas, se entrega al amoh.
Porque, claro, Grey le ingresa un pastizal en la cuenta, que ella dona a caridad, con erótico resultado.
Le compra vestidos de lujo, para ir de cena, con erótico resultado.
Está fardando continuamente de su patrimonio, con erótico resultado…
Cuando salió el yate de Grey, el murmullo de fascinación entre la concurrencia fue generalizado.
Lo cual me lleva a corroborar el chiste, tan famoso a raíz de la película,que dice así:
Si Christian Grey hubiera sido mi vecino Paco el que está en paro, la película se habría titulado 50 órdenes de alejamiento.
Se ve que el maltrato psicológico y las parafilias, como las penas, se llevan mejor con pan.
A mí me costó no dormirme.
Meterte un viernes por la tarde a ver semejante pestiño, después de una semana de trabajo, en un sitio oscuro, calentito, y con sillones cómodos, quizá no fue un gran idea.
Me pasé media película bostezando.
Para colmo, Dakota Johnson se parece tanto a su señor padre, Don Johnson, que en las escenas eróticas me venía a la mente su careto, y entraba en modo líbido off.
La verdad es que Don Johnson ha triunfado en el cine igual que su primo Don Simón en la industria vinícola.
Sí, me he pasado. Este chiste tendría que estar prohibido por la convención de Ginebra.
No creo que Anastasia sea la única ni la última mujer que aguanta a un imbécil redomado solo porque tiene dinero a espuertas y es muy atractivo físicamente.
Si encima tiene la ilusión de que podrá redimir a un hombre que pasó tres días cuando era niño con su madre yonki muerta al lado, y que sufría abusos físicos por parte de su padre, gracias al amor (psiquiatras, ya sabéis, ni terapia ni hostias, all you need is love), ¿qué más se puede pedir?
En el apartado de antagonistas tenemos a una Kim Basinger en vinagre y al jefecillo acosador airado.
La cosa promete. Promete ser horrible.
Y tú, ¿qué opinas de esta saga? ¿Irías a ver la película? ¿Te parecen divertidas o insufribles? ¿Y los libros?
Cuéntamelo en el hilo de comentarios.
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50 sombras más oscuras que la madre que las parió (reseña de la película)
March 8, 2017
Seres de otra dimensión: ¿Qué dice la ciencia de su existencia?
El título de la entrada podría referirse a la foto que me hicieron para esta crónica de la presentación de Seres de otra dimensión aparecida en el diario Córdoba.
De todas formas, no está de más este consejo: nunca te pongas a tiro de un “fotógrafo” al que obligan a trabajar un viernes por la tarde y que se sacó el título con el curso CCC de fotografía.
Suele pasar esto:

“El dimensionalismo va a llegaarrrrhhh”
fuente: Diraio Córdoba/Manuel Murillo
Pero no, no va exactamente de eso.
En este artículo te cuento cómo la física cuántica ofrece resquicios por los que podrían colarse habitantes de dimensiones paralelas que hasta ahora habían sido confundidos con ovnis, extraterrestres grises o demonios visitantes de dormitorio.
Te revelo conceptos esotéricos que explicarían como algunas entidades podrían tomar forma en nuestra realidad a través de nuestra creencia en ellas.
Te resumo de forma simple conceptos como el experimento de la doble rendija o la paradoja del gato de Shrödinger.
Te cuento también en qué consiste la Teoría de la intrusión, una hipótesis que explicaría el origen de la mayoría de los fenómenos paranormales.
Y también te hablo sobre el humor, y sobre cómo a veces te puede jugar malas pasadas.
Creo que va a ser bastante divertido.
¿Te apuntas?
Seres de otra dimensión. Crónica de una presentación
La semana pasada presenté mi nuevo libro, Seres de otra dimensión, explorando lo inexplicable (cuyo primer capítulo puedes leer aquí).
Mi presentador fue José Manuel Morales Gajete, escritor e investigador, que además es responsable de las rutas del misterio en Córdoba, con su empresa Córdoba Misteriosa.
En la presentación hice un breve resumen que explica en qué puedes basarte para investigar la posible existencia de seres de otras dimensiones.
Como siempre, intenté darle un valor añadido a los lectores / asistentes, tratando de crear un ambiente desenfadado en la presentación.
Sin embargo, no conté con que el rango medio de edad superaba los 60, y a lo mejor les daba cosa sonreír.
Una mentalidad chapada a la antigua quizá tenga grabado a fuego que un acto así tiene que ser algo “serio”.
Pero lo cierto es que todas las maravillosas personas que acudieron lo hicieron a pesar de la ciclogénesis explosiva que se género, haciendo que el clima bajara su temperatura de forma drástica, con lluvias intermitentes.
En fin, la buena suerte climatológica que me suele acompañar en esto eventos.
Y como suele venir siendo tradición, mi coneja se puso mala la noche de antes.
Creo que intenta darme un mensaje, pero no entiendo cuál.
A pesar de ello la presentación puede considerarse un éxito, había gente que incluso se tuvo que quedar de pie, muy a mi pesar, porque no había sitio, a pesar de las 49 sillas que la librería había dispuesto.

El discurso incomprendido
No hay nada peor que un combate en el que das puñetazos a tu oponente y ves que no hay efecto.
Yo me sentí así.
Comencé a explicar mi discurso, en el que intentaba explicar qué me había motivado a creer los insólitos testimonios de los testigos y en qué me había basado para intentar explicar sus casos o, al menos, darles algo de verosimilitud.
Pero de vez en cuando intentaba caldear el ambiente con algún que otro chascarrillo.
Es en esos momentos, cuando miras al auditorio y ves sus rostros impertérritos, cuando empiezas a ponerte nervioso.
Por dios, que traigan una estufa, que el público está frío frío…
A mitad ves que una persona se levanta y se va de la sala.
Y entonces empiezas a soltar lo que tenías preparado a todo meter.
A posteriori, te enteras de que era la periodista que había ido a cubrir el evento.
Viernes por la noche, ya se sabe, hay prisa por llegar a a casita, así que tomas cuatro notas y a huir.
Menos mal.
Al menos dejó un sitio libre para que se sentara la gente que estaba de pie en el pasillo.
¿Pero qué fue lo que dije?
Bueno, a continuación te lo cuento.
Tanto si sientes curiosidad por ver cómo fue la presentación, como si te llama la atención saber en qué principios científicos y esotéricos puede basarse la teoría de la intrusión para explicar la existencia de visitantes de otras dimensiones, aquí puedes leer el discurso de presentación del libro.
En este texto intento argumentar el sentido de investigar sobre testimonios de personas que dicen haberse encontrado con seres extraños que podrían ser habitantes de otras dimensiones.
¿Qué indicios hay para creer que estas historias podrían tener una base sólida?
Pues tanto la ciencia como el esoterismo aportan algunas alternativas que podrían hacer cambiar nuestra percepción de la realidad, y que podrían dar pábulo a la existencia de estos habitantes de dimensiones paralelas que parecen visitarnos cuando menos lo esperamos.
Básicamente de eso iba el discurso.
Y de seres de otras dimensiones, y de chascarrillos sobre los nombres tan raros de algunos físicos y sobre como parece, por lo pintoresco de sus teorías, que antes de forumularlas fueron a pillar matute al políngamo.
Hazme el favor, léelo y me cuentas qué te ha parecido y qué cambiarías, que todavía tengo que hacer otras presentaciones.
Tan mal no debió de ir, porque al final libros firmé unos cuantos:
¿Existen los seres de otra dimensión?
Esto de publicar libros se está convirtiendo en una mala costumbre.
Y algunos con editorial y todo.
Y con una del grupo Planeta.
Lo mismo algún desaprensivo hasta empieza a llamarme escritor.
Hay gente para todo.
Lo bueno de esta mala costumbre es que así nos volvemos a ver las caras al menos una vez al año.
Lo malo es que, como el 90% vinísteis a la presentación del libro anterior, no puedo repetir chascarrillos.
Me gustaría empezar, como es de bien nacido, con los agradecimientos.
En primer lugar, agradeceros a vosotros que hayáis venido a compartir este momento conmigo.
En segundo lugar, agradecer a José Manuel su amabilidad, pues ha hecho un paréntesis en la escritura de su nuevo libro y con sus Rutas de la Córdoba Misteriosa, para venir otra vez a presentarme un libro.
Agradecerle también su trabajo como investigador, que en parte he usado como referencia en este libro, reflejando algunos casos insólitos que él ha investigado.
En tercer lugar, aunque no están de cuerpo presente, me gustaría agradecer también a Lorenzo Fernández Bueno y a Laura Falcó la confianza que depositaron en mí al permitirme publicar con Editorial Luciérnaga.
Antes de proseguir, y por si algún despistado ha venido sin saber muy bien qué era esto, me presentaré, porque, como siempre digo, la pregunta “¿Quíén coño es este tío?” me parece bastante lícita.
Soy R. R. López. aunque la mayoría me conocéis por mi nombre no literario, que es Rafael, y elegí este seudónimo literario tan flichornoso (flipante+bochornoso) con la esperanza de emular a George R. R. Martin y a otros grandes escritores de fantasía que son superventas.
Y en algo lo he logrado.
Cada día estoy más gordo.
De lo de petarlo con los libros… bueno, se ve que el secreto no estaba en las iniciales, pero ya que llevo cuatro años así me quedo con el nombre.
Aclarados estos puntos, me gustaría explicaros el motivo para escribir un libro de esta temática y características.
Pienso que es importante conocer la motivación que hay detrás de las cosas, porque todo tiene un porqué.
Uno no se levanta un día de la cama y piensa: Voy a escribir un libro sobre seres extradimensionales, que me lo pide el cuerpo.
Con un tema como este, lo mejor que puedes conseguir es que la gente te mire raro.
Hablar de seres de otra dimensión puede parecer una gran ida de olla.
Cuando me planteé escribir otro libro de misterio, tuve que pensar un tema.
Al principio iba a escribir de diversas cuestiones curiosas que me llamaban la atención, algo así como una fritura variada de lo oculto, pero cuando llevaba 40 páginas, desde la editorial, sabiamente, me animaron a reconducirlo y dotar a todo el libro de un eje central, porque era un poco batiburrillo.
Entonces me puse a pensar qué podía aportar yo al libro, y qué tema podía ser ese.
Obviamente, el valor que yo puedo aportar frente a otros investigadores consagrados es mi punto de vista, algo de humor para hacerlos más amenos, y la fuerza de los testimonios que he recopilado.
Este libro ha surgido como consecuencia de mi curiosidad por estos temas, pero también por la amabilidad de aquellos que, tras leer mi otro ensayo sobre temas paranormales, Lo poco que sé del misterio, se animaron a contarme sus experiencias.
Concretamente, hubo dos testimonios que me impresionaron, casi por casualidad.
Dos personas que, a pesar de conocerse desde hacía décadas, nunca habían hablado entre ellos del tema, me confesaron haber tenido, ambos, por separado, encuentros en carretera con un extraño ser.
Ambos decían haber visto a algo a lo que en Marruecos llaman la Aisha Kandisha.
No me extenderé, por no destriparos el libro, pero básicamente es una versión del hombre del saco, pero en mujer, un ser legendario.
Un ser al que ambos vieron, pero cada uno de una forma. Ambas apariciones guardaban relación entre sí, pero tenían una forma distinta.
Ambos igualmente inquietantes.
Y lo mejor es que ambos, en aquel momento, estaban acompañados por al menos otras 2 personas que también lo vieron.
Así que, el principal motivo por el que he escrito el libro es para tratar de encontrar una respuesta a eso que vieron los testigos.
Porque, independientemente de las conclusiones que saquemos o de las teorías a las que nos acojamos, ya sean escépticas o no, eso no cambia la realidad de que ellos vieron algo, algo que les dejó una profunda huella.
Y no han sido los únicos.
Esto me llevó a un tema que siempre había querido tratar
La teoría de la intrusión
Esta es una hipótesis formulada por algunos investigadores que dicen que, todos o casi todos los fenómenos extraños, desde los ovnis hasta las apariciones marianas, pasando por fantasmas y visitantes de dormitorio, son una expresión de la misma cosa.
Una expresión, quizá, de esa cara oculta y esquiva de la realidad a la que algunas personas, sin saber cómo ni porqué, tienen acceso, encontrándose con lo absurdo, con experiencias inexplicables que marcan sus vidas.
Para quienes defienden esta tesis, todos estos fenómenos son manifestaciones de lo mismo, una extraña fuerza que coexiste con nosotros, y que se manifiesta sin que conozcamos muy bien el motivo, pues su lógica no es humana.
Y lo mejor es que mucha gente la ve, pero nadie la ha visto.
Nadie la ha visto porque adapta su imagen y la escenografía al gusto del consumidor.
Me explico. Cada testigo la interpreta según su universo simbólico y el contexto social y cultural en el que se haya inmerso.
Así, las luces en el cielo que en la prehistoria se adoraban como dioses, pasaron a ser manifestaciones angélicas o marianas en la edad media y, en cuanto el hombre pudo concebir la posibilidad real y factible de viajar a otros cuerpos celestes como la luna, comenzaron a avistarse naves, en teoría provinientes de otros planetas.
¿Qué dice la ciencia de la existencia de seres de otra dimensión?
Para hallar una respuesta, comienzas a investigar.
Primero acudes a la ciencia.
Y te topas con la física subatómica.
Encuentras un experimento llamado “Experimento de la doble rendija”.
Voy a intentar explicarlo en mis cortas entendederas, y puede que cometa algún fallo de concepto, porque es cosa complicada.
Me consta que hay algún físico entre los asistentes, así que no os extrañéis si veis que se lleva las manos a la cabeza.
Este experimento dice que, si lanzas un electrón a través de una placa de metal con una rendija, y detrás pones otra placa, impactará en esta última pasando a través de la rendija.
Pero si pones una placa con dos rendijas, en la de atrás no obtendrás una sola imrpresión, sino varias, porque lo que se crea es un patrón de interferencias. Es decir, el electrón pasa por las dos ranuras.
Esto se debe a que los electrones pueden comportarse a la vez como un corpúsculo y como una onda.
Pero no queda ahí la cosa, cuando los científicos pusieron un dispositivo de medición frente a las dos ranuras, el electrón volvió a comportarse como corpúsculo, y pasó por una sola ranura.
Conclusión: el observador determina el comportamiento de las partículas a nivel cuántico.
Un electrón no está en un solo solo sitio, sino en un orbital de probabildad que colapsa concretándose en un punto del espacio cuando lo observamos.
O sea, que de alguna manera la conciencia del observador determina la percepción de la realidad, y puede que la configuración de la materia…
Luego llega un tío llamado Shchrödinger, que ese día tenía que llevar una tajada como un camión, y te dice que, si metes un gato en una caja con una ampolla con veneno, si esa ampolla tiene el 50% de probabilidades de romperse y liberar el veneno matando al gato, ese gato, hasta que tu no abres la caja, en realidad no está ni vivo ni muerto.
Y a en ese momento te estalla el cerebro.
Un tío con ese nombre no podía inventar nada bueno. Pobre gato.
Luego sigues y te llega un tal Michio Kaku, y piensas, ¿Quién es el cachondo que bautiza a los físicos?
Pues bien, el amigo Kaku que es catedrático de física en City College of New York, y es uno de los divulgadores científicos más conocidos del mundo, te dice que el universo se compone de muchas dimensiones que tú no ves, y te cita a un premio Nobel de física, Steven Weinberg, (por fin uno con un nombre medio qué) que dice que el cerebro es como una radio que normalmente se conecta con nuestras 3 dimensiones, y que normalmente no percibe las demás porque está en decoherencia con ellas, es decir, que no las tiene sintonizadas.

Estoy un poco “más pallá que pacá”…
Pero según él, en determinadas circunstancias, como por ejemplo, ante la presencia de campos magnéticos alterados, el cerebro si podría “sintonizarlas”, y podríamos entrar en contacto con ellas.
Y dices: Joder, que me presenten al camello de esta gente, porque le da una mierda…
Y llegas a la conclusión de que la culpa de todo la tienen las partículas subtómicas, que son unas yeyes comunistas.
La teoría de cuerdas resuelve las incoherencias de los modelos físicos tradicionales, que no servían para explicar este comportamiento libertino de las partículas subatómicas.
Al parecer, las restricciones que la física newtoniana impone a la materia no van con ellas.
Electrones, taquiones, protones y demás partículas, al parecer, son unos yeyes, y a nivel subatómico se comportan de forma diferente a lo esperado.
Luego vas y te das cuenta de que todo este tinglado de la teroría de cuerdas lo montó Ramanujan, que, además de retomar los nombres raritos, sentó la base de la teoría de cuerdas.

Teoría que dice que el universo es multidimensional.
Y resulta que era un indio que era tan pobre que no pudo ir a la universidad, y aprendió matemáticas de forma autodidacta con un libro que estaba anticuado para la época.
Fue un genio que, a lo largo de su vida, hizo más descubrimientos que todos los profesores de un departamento universitario juntos.
Consiguió trabajar en Cambridge, y Godfrey Harold Hardy, el metemático con el que trabajó, no entendía cómo Ramanujan podía hacer esos descubrimientos con las grandes lagunas que tenía en su formación.
Al parecer, este genio, inducía los desarrollos matemáticos a la inversa.
Esto es, primero obtenía el resultado, y luego empezaba a operar para llegar al principio del desarrollo matemático.
Se ve que no le escucharon.
El siempre contaba como lo conseguía.
Y lo mejor es que, el genial matemático que descubrió esta teoría, Srinivasa Ramanujan, decía que sus descubrimientos se los dictaban seres de otras dimensiones.
Sí.
Según Ramanujan, sus resultados no los deducía, le venían dados por una diosa del hinduismo, Namagiri, que se le aparecía en sueños y le transmitía los razonamientos matemáticos.
Pero, claro, ¿quién iba a creer a uno de los matemáticos más geniales que ha dado la humanidad?
Eso sí, sus fórmulas sí que es las creían.
¿Qué dicen los saberes esotéricos de la exitencia de seres de otra dimensión?
Luego te vas a las explicaciones esotéricas y te encuentras con Nicolas Roerich.
Era un pintor, filósofo, escritor y arqueólogo ruso que, además, cuenta entre sus logros con la creación del primer convenio internacional sobre la protección de los tesoros de cultura, también conocido como el Pacto Roerich, y que sirvió de base para la «Convención Internacional de la Haya sobre la protección de valores culturales en caso de conflictos armados».
Y va este y te dice que vio en el Tíbet a los monjes hacer Tulpas.
Y tú piensas, será un dulce que se come allí, la versión tibetana de las tortas de Alcázar, y resulta que no, que es una técnica de meditación según la cual, si te concentras intensamente, puedes materializar una idea.
El tal Roerich decía que había visto materializar animales.
De la nada.
Si no fuera porque vivió en otra época, parecería que le pillaba al mismo camello que el Michio Kaku.
Y sigues tirando del hilo y ves que no es el único, que hay una señora francesa llamada Alexandra David-Néel, que fue la primera mujer en llegar a Lhasa, la tierra prohibida de los budistas, en 1924, y te dice que ella también vio a los monjes haciendo Tulpas, y te confirma que no eran tortas de Alcázar.
Así que ya empiezas a dudar de ti mismo y a creer, más si cabe, que puede haber algo detrás de eso tan increíble que te han contado los testigos.
Por lo tanto, con este libro intento haceros ver que quizá hay cosas que escapan a nuestra percepción, y espero que, si termináis de leerlo, vuestros esquemas sobre lo que es posible y lo que no se hayan visto, cuando menos, cuestionados.
¿Cómo he escrito este libro?
Para realizar este libro me he documentado ampliamente, pero también he recogido, como comentaba anteriormente, testimonios que ilustran los temas que aquí se tratan.
Aunque no ha sido fácil, he tratado de hacer un recorrido por los mismos de forma ordenada.
En primer lugar, me voy al origen mismo de nuestra consciencia, a la infancia, para tratar de averiguar si es cierto eso que dicen de que, cuando somos pequeños, nuestra consciencia no está tan limitada, y tenemos acceso a otras realidades.
Continúo explorando otras puertas que nos permiten acceder a estos reinos, como las Experiencias Cercanas a la Muerte.
Después, he tratado de hacer un recorrido por el mundo para recopilar evidencias dispersas que demuestran que, aquí y allá, hay casos muy extraños de difícil explicación.
Criaturas tan conocidas como el Mothman, u otras menos conocidas, como alguna leyenda marroquí, la Aisha Kandisha, que a alguno le ha dado un susto en la carretera.
Y es que parece que estos seres de otras dimensiones, a veces, han intercedido para que nuestra civilización prospere.
Al menos, eso pensaron algunos investigadores, como Salvador Freixedo, que compararó la historia sagrada de culturas tan diferentes como el pueblo judío y el azteca, separados geográficamente 10.000 kilómetros y por unos 3.000 años en el tiempo, encontrando similitudes muy inquietantes.
Quizá estos seres nos han manejado para su conveniencia.
Quizá son seres extradimensionales, entidades de realidades paralelas que interactúan con nosotros por un motivo que no podemos entender.
Pero no se limita ahí la cosa.
Otro desfile de seres extraños son analizados: los visitantes de dormitorio, la gente sombra, y un extraño invitado, el Slenderman, que ha llegado a nuestra cultura y subconsciente colectivo hace muy poco, pero que parece que tiene intenciones de quedarse.
Ya se han registrado al menos 3 tentativas de asesinato en Estados Unidos por personas que decían estar influenciadas por este ser, originado como una leyenda urbana, y otros tantos dicen haberlo visto físicamente.
Para finalizar, decir que el libro, como en ocasiones anteriores, está tratado con un toque de humor, pero sin menospreciar estos temas.
Pienso que así será más llevadero para
los escépticos, y sobre todo, para la gente aprensiva.
Porque algunas de las entidades de otra dimensión que pueblan estas páginas son seres oscuros, y algunos de los casos reales que se cuentan son bastante inquietantes, y tampoco se trata de asustar a la gente.
Después de todo este viaje, parece que en vez de respuestas, me han surgido más preguntas:
La única conclusión cierta que he sacado después de toda esta investigación es que las entidades a las que más temo siguen siendo las Entidades Bancarias.
A esas sí que hay que tenerles miedo…
Si has llegado hasta aquí, lo mismo te he convencido para que te leas el libro.
Si quieres, puedes leer el primer capítulo aquí.
En cualquier caso, cuéntame qué te pareció el discurso en el hilo de comentarios.
Y ya sabes…
La entrada Seres de otra dimensión: ¿Qué dice la ciencia de su existencia? aparece primero en Historias que no contaría a mi madre.
¡Terror! Cuando pareces un ser de otra dimensión en la presentación de tu libro
March 6, 2017
La mejor película de terror de 2016, ¿es una historia al estilo de Lovecraft?
Habitualmente te hablo en este blog de la historia de terror como género, bien sean cuentos cortos de miedo, relatos de terror basados en hechos reales, historias cortas de terror o, como es el caso de hoy, películas de terror.
Otro de los temas que trato en el blog, que podría verse como una subcategoría dentro de los libros de terror e historias de miedo en general, es sobre H. P. Lovecraft, su obra y autores afines, centrándome casi siempre en el ámbito del ciclo de los mitos de Cthulhu.
A esta película de la que te hablo hoy llegué gracias a la reseña que de ella leí en el blog Almas oscuras.
Como me fío mucho de su criterio, decidí verla, pues la ponían como la mejor historia de terror hecha película del pasado 2016.
Y me encontré con una historia bastante lovecraftiana, aunque a priori dicha influencia podría pasar desapercibida.
La mejor película de terror de 2016
El género del terror en el cine no está en un momento pujante.
Si consultas casi todas las listas de las mejores películas de terror de 2016 verás que ha sido un año muy pobre.
Sin embargo, casi al final del año, llegó a escena de forma discreta una película que haría las delicias de los amantes de las historias macabras.
Poco a poco va reclamando su sitio, y cada vez se pueden encontrar por internet más reseñas que glosan sus virtudes.
Incluso Stephen King ha recomendado esta película en sus redes sociales.
El director de la película, el noruego André Øvredal, ya había realizado otro film fantástico muy bueno, a mi entender, Troll hunter, un mockumentary de los de cámara en mano muy bien rodado.
Ahora, con La Autopsia de Jane Doe, ha confirmado su buen hacer en lo que historias terroríficas se refiere.
La película cuenta la historia de el hijo de un forense que le ayuda en la funeraria.
Un día les llega un caso que debe ser analizado con urgencia. Ha aparecido una chica sin identificar en un sótano, y al día siguiente la policía tiene que comparecer ante los medios para informar sobre las investigaciones.
Como se desconoce la identidad, la clasifican con el nombre genérico que se usa en estos casos para las mujeres: Jane Doe.
Pero el cuerpo de Jane esconde algunas sorpresas…
Te advierto que, a partir de ahora, vienen algunos mini spoilers, así que, si no has visto todavía la película, corre a verla, y luego vuelve a terminar el artículo, porque esta película se disfruta más si la ves con la menor información posible.
En parte ahí reside uno de sus puntos fuertes: la originalidad. A pesar de que hemos visto argumentos similares hasta la saciedad, la película no es nada predecible, lo cual no es fácil a estas alturas en un género tan sobresaturado como el terror.
Y ahora vienen los spoilers.
La autopsia de Jane Doe, una historia de terror Lovecraftiano
Lo que viene a continuación es, no ya una reflexión, sino una opinión, y como tal debe ser tomada.
Advierto esto porque me consta que hay una legión de Lovecraftólogos puristas que se te echan encima a la primera de cambio.
A pesar de ello trataré de razonar mi postura.
En primer lugar, esta historia de terror consigue atraparnos gracias a la atmósfera. La trama se va desenvolviendo en un aura cada vez más siniestra, sobre la que se puede intuir la sombra de un peligro que no acaba de definirse hasta bien entrado el metraje.
El escenario, una morgue, en la noche, en mitad de una fuerte tormenta, es de por sí bastante evocador.
Lovecraft insistía mucho en que, en una historia de terror, lo importante era ir creando una atmósfera, de forma que se pudiera intuir lo sobrenatural, pero sin que fuera totalmente explícito.
Pero no es este detalle circunstancial en el que me baso.
Me baso en la propia obra del genio de Providence, porque, si hubo un autor que habló de las brujas, concretamente de las brujas de Salem, ese fue Lovecraft.
Como en la película, muchas de sus villanas y villanos fueron brujas y hechiceros vinculados a este evento histórico y a esta zona de nueva inlgaterra.
Cuando digo que La Autopsia de Jane Doe es una historia de terror Lovecraftiana, lo hago en referencia a esta parte de las obras de Lovecraft que, a pesar de que están vinculadas con los mitos de Cthulhu, no son relatos estrictamente “Cthulianos”, carecen de los aspectos más arquetípicos de este ciclo.
Es decir, obras de Lovecraft que no tienen que ver directamente con los horrores cósmicos tentaculares ni con los dioses Antiguos, aunque estos se mencionen como referencia.
Son ejemplos de esto algunas de sus obras más conocidas, como Los sueños en la casa de la bruja (puedes leerla en este enlace) o El caso de Charles Dexter Ward (puedes leerlo en este enlace).
En ambas, brujos y brujas malvados transgreden los límites de la muerte para atormentar a sus víctimas.
Si bien el personaje que mejor encaja con La autopsia de Jane Doe es la temible Keziah Mason.
Los paralelismos con la película de André Øvredal son obvios: Una bruja relacionada con los juicios de Salem, con gran poder, capaz de causar la locura en sus víctimas mediante las alucinaciones hasta el punto de hacerlas cometer asesinatos.
El tema de la reanimación de cadáveres también flota en toda la obra como clara herencia de El caso de Charles Dexter Ward.
Otras brujas ilustres del panteón lovecraftiano son, por ejemplo Asenath Waite, que en realidad había sido poseída por el espíritu de su difunto padre, el brujo Ephraim Waite.
Esta bruja/brujo protagoniza el relato de Lovecraft La cosa en el umbral (que puedes leer en este enlace), historia de terror que sí tiene conexiones directas con los mitos de Cthulhu en sentido estricto.
De hecho Lovecraft, que no daba puntada sin hilo, se basó para crear el personaje de Ephraim Waite en el ocultista Arthur Edward Waite, que escribió libros de hechicería como El libro de la magia ceremonial (The Book of Ceremonial Magic) y El libro de la magia negra y los pactos (The Book of Black Magic and of Pacts).
También eran brujos Noah Whateley, el viejo abuelo de Wilbur Whateley, ambos protagonistas de El horror de Dunwich, una historia de terror que es uno de los clásicos de este autor.
La importancia de la brujería como elemento del universo lovecraftiano se aprecia en esta cita de otra de las obras fundacionales de los mitos de Cthulhu, su relato, El ceremonial (puedes leer el relato completo en este enlace):
«Bendita la tumba donde ningún hechicero ha sido enterrado y felices las noches de los pueblos donde han acabado con ellos y los han reducido a cenizas. Pues de antiguo se dice que el espíritu que se ha vendido al demonio no se apresura a abandonar la envoltura de la carne, sino que ceba e instruye al mismo gusano que roe, hasta que de la corrupción brota una vida espantosa, y las criaturas que se alimentan de la carroña de la tierra aumentan solapadamente para hostigaría, y se hacen monstruosas para infestarla».
Otro ilustre hechicero lovecraftiano es Robert Suydam, el protagonista de un relato que tampoco está directamente relacionado con los mitos de Cthulhu, El horror de Red Hook (que también puedes leer, si gustas, en este enlace).
Visto esto, una historia en la que una bruja de Salem supera la barrera de la muerte para llevar la locura y la muerte mediante sus poderes a través de alucinaciones y la reanimación de cadáveres, diría yo que suena a un argumento bastante Lovecraftiano, ¿no?
Y tú, ¿piensas que esta película es lovecraftiana a pesar de no aparecer en ella horrores alienígenas tentaculares ni antiguos dioses olvidados? ¿La has visto? ¿Te ha gustado?
Cuéntamelo en el hilo de comentarios.
Y recuerda, si no quieres perderte artículos como esto, y recibir en tu correo el libro de humor con una pizca de terror Historias que no contaría a mi madre…
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La mejor película de terror de 2016, ¿es una historia al estilo de Lovecraft?


