Silvia Zuleta Romano's Blog, page 12
March 11, 2021
Economía feminista: una mirada literaria
¿Qué relación hay entre el dinero y el feminismo? De la mano de Capital e ideología de Thomas Piketty señalaremos algunas cuestiones que aparecen en el libro en torno a la condición de la mujer y la desigualdad . También hablaremos de Virginia Woolf y uno de los primeros textos de economía feminista: Una habitación propia. Además, ahondaremos en la situación de la mujer en Rusia y cómo la literatura de la mano de Natalia Guinzburg nos abre una puerta inmesa para entender la economía feminista.
Hablar de feminismo es hablar de economíaDicen que el dinero no da la felicidad, pero tener las necesidades básicas cubiertas da un respiro y una serenidad muy interesantes. Es lo que experimentaba Virginia Woolf cada vez que abría su billetera. Justamente, a Virginia le pidieron de la Sociedad Literaria de Newham (1) una conferencia que hablara de las mujeres y la novela. Por alguna razón, este asunto la condujo a tener que hablar de dinero. Estaba haciendo economía feminista sin saberlo porque estaba dando una explicación económica al fenómeno de las mujeres y la novela.
Todo comienza con la habitación propia. Ese pequeño espacio en el que la mujer puede trabajar sin pensar en nada más. La habitación propia tambien es la metáfora más clara para hablar de dinero. Y tenerlo implica no tener que hablar de él. Fíjense como Virginia habla de economía con perspectiva de género.
La noticia de mi herencia me llegó una noche, más o menos al mismo tiempo que se aprobaba una ley que les concedía el voto a las mujeres. Una carta llegó a mi buzón y al abrirla me encontré con que mi tía me había dejado quinientas libras hasta el resto de mis días. De las dos cosas -el voto y el dinero-, el dinero, lo confieso, me pareció de mucho la más importante.
Virginia woolf. Una habitación propia. seix barral. 2002
Para mí, es uno de los primeros textos de economía feminista. De los más claros y lúcidos. Más que nada porque no proviene de una economista sino de una escritora. En su relato, Virginia nos cuenta que, hasta entonces, tenía que subsistir con pequeños trabajos. Los que le dejaban hacer a una mujer. Cien años después, muchas cosas han cambiado pero, si bien ya no tenemos actividades vetadas para las mujeres en muchos países occidentales, seguimos copando aquellas «pequeñas tareas» que mencionaba Woolf.
En relación a este punto Thomas Piketty ha hecho un esfuerzo por mostrar algo más sobre la condición de las mujeres. Intentaré no marear con demasiadas cifras. Y a estas conclusiones he llegado.
Pocos datos históricos sobre el trabajo femeninoEn general, para todos los países, hay escasez de datos desagregados por género. Piénsese que durante mucho tiempo las profesiones no asalariadas (campesinos, artesanos, comerciantes) que realizaban las mujeres no se declaraban. Eso ha significado que miles de mujeres, a lo largo de la historia, no han tenido derecho a ninguna pensión ni otros derechos laborales (en España solo existe una pensión no contributiva de subsistencia que está más pensanda como caridad que como retribución por un trabajo. En efecto, solo está contemplada para personas que no tienen ningun ingreso más que ese, lo que sitúa la remuneración en el plano de la limosna. No valoriza el trabajo realizado por la persona que trabaja en el hogar. No le asigna un valor. O el que le asigna es muy bajo). Pero vemos algun avance importante. Por ejemplo, en Argentina con el nuevo Código Civil, en caso de divorcio, los cuidados de la casa y los hijos se consideran que son un aporte en especie. Es interesante cómo la justicia pone en valor el trabajo no remunerado de alguien cuando se rompe el vínculo. Sin embargo, no lo reconoce cuando la pareja está junta.
Casi todas las sociedades a lo largo de la historia han sido patriarcalesDel gran estudio sobre la desigualdad hecho por Piketty que abarca siglos se desprende de que “la mayoría de las sociedades se han caracterizado por diversas formas de dominación masculina”. Marvin Harris, antropólogo, coincide con esta premisa. No se ha encontrado ninguna tibu dominada por mujeres y el hecho de que históricamente el hombre se haya dedicado a la administración de los recursos ya lo sitúa en una categoría de poder.
Son los cabecillas y no las cabecillas los que dominan tanto la redistribución igualitaria como la estratificada. Los cabecillas semai y mehinacu, los mumis de las islas Salomon y «los grandes hombres» de Nueva Guinea, los jefes de la piel de leopardo de los nuer, los fefes kwakiutl, trobriandeses y tikopia, el mukama de los bunyoro, el inca, el faraón y los emperadores de China y Japón muestran la misma preeminencia masculina.
Harris, marvin. antropología cultural. alianza.2009. pag. 425
Pero encontramos alguna excepción para reseñar y que nos recuerda Piketty.
La Unión Soviética[X].
Las mujeres de la Unión SoviéticaEl papel de las mujeres en la Rusia comunista significó, por ejemplo, que podían llegar a representar hasta el 40% de los escaños frente a un 5% en Europa Occidental y Estados Unidos.
En cuanto a conciliación, parece que tenían una buena red de guarderías. ¿Lo pueden creer? Otros apuntan a una buena red de abuelas.
Pero donde más se la jugaron fue en el apoyo a la anticoncepción. La Unión Soviética fue el primer país en legalizar el aborto en 1920 (puedes leer aquí el decreto bolchevique sobre la regulación de la familia y el rol de la mujer. Sin duda, un texto de avanzada).
Sin embargo, más allá de si fue real o no, el rol preponderante de las mujeres, no podemos dejar de señalar que el retroceso en igualdad de género después de la caída del muro de Berlín ha sido brutal. Actualmente, no se reportan datos de violencia de género por parte del Estado. Se calcula que murieron en 2019 al menos 1500 mujeres por violencia machista.
Svetlana Slepenko y Varvara Mikháilova, dos activistas feminstas rusas, fueron entrevistadas por El Salto diario. Por favor, lean lo que denuncian. Es una buena pincelada de cómo estan los derechos de las mujeres por esas latitudes. No tienen ni el apoyo de la izquierda, supuestamente progresista. Y todo lo que hacen es a pulmón, en un medio tremendamente hostil.
Los más ricos son, en su mayoría, hombresDe acuerdo a los datos de Piketty, del percentil para rico (el 1%), el 90% son hombres en Estados Unidos. Esta tendencia se observa en la mayoría de los países. Lo mismo sucede en Francia y, aunque hay una tendencia a más mujeres en estos estratos, la evolución es lenta.
De todas formas, esto lo apunto como dato de color porque en realidad a mí no me importa mucho lo que pase dentro de ese 1%. Todavía hay una corriente dentro del feminismo que habla de techos de cristal y yo me sigo preguntando ¿de verdad ese es el mayor problema que tiene una mujer con el patriarcado?
La gente elije pareja dentro de su círculoNo es estadístico pero casi todas las parejas que conozco se conocieron en el colegio o en el trabajo. Puede que incluso Tinder agudice esta tendencia a buscar lo propio en el otro. De acuerdo, a los datos que muestra Piketty, hay una fuerte tendencia agudizada en las últimas décadas a la homogenia de renta y patrimonial. Las parejas siguen formándose en base a estas dos igualdades lo que provoca mayor concentración de capital. Es decir, elegimos a parejas que tienen un mismo nivel socioeconómico (p.826). Y esta tendencia se está acentuando, en especial en países como Francia.
Piénsese que, antiguamente, se arreglaban los matrimonios justamente para preservar el patrimonio de una familia. Ahora no parece ser la tónica en países desarrollados pero ¿hasta qué punto pesa el dinero en la elección de una pareja? Esta pregunta, que hoy puede parecer espantosa, fue la tónica común durante siglos. Las mujeres eran mano de obra y hablar de matrimonio era hablar de dinero. Natalia Guinzburg en A propósito de las mujeres retrata muy bien esa relación entre el dinero y el amor. En el relato Mi marido» vemos las connotaciones de un matrimonio arreglado. Las diferentes experiencias de vida de una mujer de clase media (la mujer del médico) y una pobre campesina. Con maestría retrata Guinzburg la vida en el campo de estas mujeres y niñas. Mezcla de crónica y relato, en Las muchachas, nos cuenta:
El régimen de separación de bienes acentúa la desigualdad patrimonialLas muchachas empiezan muy pronto a pensar en casarse (…). En cuanto termina la escuela si la familia ha ahorrado un poco de dinero, empiezan a hacerse el ajuar. Cuando lo tienen listo, el padre y la madre vigilan atentamente que no salgan con cualquiera, que no cojan mala fama. De modo que a las muchachas les resulta difícil hacer el amor en paz.
Natalia guinzburg. A propósito de las mujeres. lumen. 2016 (p.92)
Hasta hace poco, incluso con regimen de gananciales, era muy difícil para una mujer obtener una pensión alimenticia. Piketty señala que los regímenes de separación de bienes han aumentado y profundizado la desigualdad patrimonial (p.828) beneficiando más a los hombres. Este es un tema interesante porque conozco a muchas parejas muy modernas y progresistas que de te dicen: “nosotros separamos los bienes”. Y entonces, yo pienso que en realidad es una forma de esconder una desigualdad de base en especial cuando hay menores a cargo. Porque hay uno que aporta de forma no dineraria que siempre va estar en desventaja. O ¿acaso, esas madres tan modernas que se cargan con las tareas domésticas, le pasan una factura a su marido con los honorarios por sus servicios prestados?
Es una manera elegante de decir por parte del marido a la mujer: lo mío es mío y lo tuyo (tu tiempo, tu postergación de la carrera) también es mío. Yo siempre pienso que el régimen de separación de bienes conviene al que está en mayor ventaja económica. Por eso la sociedad de gananciales protege al más débil. Combate la desigualdad.
A veces nos quieren vender como feminista, esa idea de la mujer que no depende de nadie. Y que el feminismo es convencer a la mujer de que puede con todo equiparando el estilo de vida masculino que no se cuestiona otra forma de organización social que la existente. Cada vez más sabemos que todos dependemos de todos. Con esta pandemia, se ha puesto, al menos en la agenda, la importancia de los cuidados ¿cómo lo compensamos? ¿Está el sistema económico preparado para cuidar de otros?
También es feminista hablar de economíaSiguiendo los datos de la década 1950-1980, vemos que ha sido uno de los periodos más igualitarios en la mayoría de los países occidentales en términos de salario y patrimonio. Pero cuando analizas esas mismas variables desagregadas por sexo nos damos cuenta que ha sido la edad de oro del patriarcado.
Piketty propone paliar la desigualdad entre hombres y mujeres, atacando el esquema de horarios y cuidados.
Natalia Guinzburg cuenta que cuando tuvo sus hijos, recién pudo ponerse a escribir cuando encontró alguien en el pueblo (una vecina) que le cuidaba los hijos unas horas. Ella tenía la suerte de ser educada y poder tener un resto económico para contratar a alguien (otra mujer, obvio). Algo tan simple como trabajar unas horas se transforma en un lujo. Con esto, no quiero desmerecer el talento de la escritora, solo poner de manifiesto que la meritocracia requiere de una cuota favorable de azar al principio. Natalia nació en el lugar correcto y la familia justa para poder desarrollar sus dotes de escritora. Ese colchón de azar le dio las herramientas suficientes para que empezara a operar la meritocracia y ella fue capaz de escribir cosas maravillosas aun bajo un régimen fascista primero y luego nazi. Con esto queremos marcar dos visiones antagónicas. La lectura neoliberal te diría, ¿ves cómo se puede a pesar de las malas circunstancias? Para esta gente, Natalia Guinzburg es el triunfo del individuo como también lo fue Virginia Woolf. Y un progresista te diría: sí, Natalia pudo pero no hay necesidad de tener que trabajar bajo esas condiciones. El ser humano puede someterse a muchos tormentos pero eso no debe invalidar el argumento de que siempre es bueno cambiar las cosas que están mal.
Todavía hoy para que podamos trabajar, necesitamos a mujeres, muchas de ellas extranjeras que tienen que dejar a sus hijos para cuidar a otros. Seguimos sin entender el feminismo sino cuestionamos este sistema económico que permite que las mujeres dejen de cuidar a sus hijos para dejar sus países y vivir precariamente. Es decir, perpetuamos esa desigualdad de género si lo único que hacemos es delegar esa tarea de cuidados en otra mujer, que además es precaria.
Lo que me lleva todo esto es que al final, es un tema de lucha de clases. Incluso aunque veamos mujeres asesinadas de clase alta, aunque veamos violencia y abuso en todos los estratos sociales, todo es mucho más difícil sin dinero y sin educación. Por eso, abogo por más economía feminista. Para entender que alguien le planchaba las camisas a Adam Smith. Que alguien cuidaba a Maynard Keynes cuando enfermaba (su mujer Lydia Pokova). Que Carrington se ocupaba de Lytton Strachey, hasta el punto de sacrificar su propia vida.
En definitiva, para comprender que hay todo un tinglado, cada vez más visible y precario, que sostiene el éxito de otros.
No nos olvidemos de esas mujeres que tuvieron la mala suerte de nacer en un hogar pobre. En un país equivocado. En una religión complicada.
Natalia Guinzburg retrata muy bien esa estrecha relación entre dinero y feminismoLos dejo con unas palabras de Natalia Guinzburg hablando de las mujeres del sur. Es una pequeña crónica llamada Mujeres del sur, en el que denuncia las condiciones de estas campesinas. Su relato es desgarrador y además, dolorosamente actual. Fue escrito hace más de cincuenta años. Poco ha cambiado desde entonces en muchas regiones del mundo.
FuentesLa infancia es breve para las campesinas. La miseria es una triste compañera que no admite juegos ni despreocupados pasatiempos. También su juventud es breve, y una vida de privaciones y de trabajo extenuante hace florecer en los rostros de esas mujeres una belleza fugaz y enfermiza. La maternidad y la lactancia devoran sus cuerpos débiles. Las prolongadas lactancias arrasan la dentadura de las madres…
natalia guinzburg. Domingo. relatos, crónicas y recuerdos. acantilado. 2021
Piketty, Thomas. Capital e ideología. Deusto. 2019
Woolf, Virginia. Una habitación propia. Seix barral. 2002
Harris, Marvin. Antropología cultural. Alianza. 2009
Guinzburg, Natalia. A propósito de las mujeres. Lumen. 2019
Guinzburg, Natalia. Domingo. Relatos, crónicas y recuerdos. Acantilado. 2021
(1) La Sociedad literaria de Newham era una universidad exclusivamente femenina perteneciente a la Universidad de Cambridge. Allí dio conferencias Virginia y otras mujeres de profesores de Cambridge como la mujer de Alfred Marshall, padre de la microeconomía clásica. También, la madre de Maynard Keynes fue alumna allí y muchas mujeres que luego fueron parte del movimiento sufragista femenino. Para más información, consultar aquí.
[2] Los datos sobre la supuesta igualdad de la mujer en la URSS hay que tomarlos con pinzas. Aunque todo apunta a que había más presencia de mujeres que en países de esfera capitalista, puede que no haya respondido a una mayor liberación sino a causas concretas y demográficas que luego no se pudieron subsanar. Hacia el final del régimen, empezaron a surgir movimiento feministas que fueron contestados por parte del gobierno. Incluso, desde el movimiento bolchevique el feminismo era visto como algo burgués. El problema de la conciliación no estaba resuelto. Para más información, recomiendo leer este artículo con buenas fuentes sobre la mujer durante la época de la Unión Soviética de Álvaro Corazón aparecido en la revista Jotdown.
Para leer másEconomía feminista: una mirada literariaMud Murch: las mujeres que caminaban en el barroUna historia de brujas, medicina y feminismo (2)Una historia de brujas, medicina y feminismoLa vida de Eglantyne Jebb, fundadora de Save the children (2)La entrada Economía feminista: una mirada literaria se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
February 28, 2021
Los niños y la naturaleza: algunos libros que recomiendo
Hoy hablamos de naturaleza, libros, arte e infancia. Porque traigo cuatro títulos para indagar con los niños sobre el cambio climático, las plantas y la ilustración de animales y flores. Y aprovechamos para hablar de la larga tradición de ilustración botánica, sobre Humboldt y el volcán Chimborazo y los cuadernos de campo, esa bella herramienta para conocer la naturaleza y empezar a dibujar y escribir. Los niños y la naturaleza siempre son amigos. Y cuando están juntos, todo fluye.
Escribiendo y copiando se aprendeEl tiempo mejora de a poco y, en tiempos de pandemia, no son tantas las cosas que podemos hacer con nuestros niños. Yo siempre recomiendo lo más simple. Libros y naturaleza. Por supuesto, viviendo en la ciudad no es fácil pero aun así, en la urbe también hay naturaleza. Hay hormigas. Hay cucarachas. Hay mosquitos. Abejas. Flores. A este combo agrego una arista más: arte.
Los que me siguen, saben que hace un tiempo organicé un pequeño taller para niños de lectura, escritura e ilustración (que espero poder repetir cuando mejore esta situación). No volveré hablar sobre la importancia de la escritura en los niños. Pero sí puedo contarles que, en mi opinión, la escritura es una excelente herramienta para aprender a estudiar. No lo digo como pedagoga porque no lo soy: lo digo desde mi experiencia como estudiante. Por supuesto, yo empecé a escribir por placer pero en seguida me di cuenta de que ordenaba mejor mis ideas poniéndolas por escrito. Lo mismo sucede con el dibujo. Simplemente copiar hace que prestemos atención a los detalles. A mí siempre se me dio muy mal pero reconozco que copiar órganos o plantas con papel de calcar tenía lo suyo. Los ríos. Las venas del cuerpo. La copia no debería nunca estar mal vista.
En aquella ocasión, en el taller, uno de los días lo dedicamos a la naturaleza y hoy quiero traer cuatro títulos que recomiendo a niños que se están iniciando en la lectura y en el conocimiento del medio. No solo hay novedades. En general, me gusta tirar de clásicos o álbumes que se consigan de forma fácil en la biblioteca. Veamos.
Contar la vida desde el comienzoLa ilustración botánica tiene una historia larga. En especial, cuando no existía la fotografía y se necesitaban artistas que acompañaran las expediciones para documentar todo lo que se iba viendo. Así encontramos gente muy capa como Anne Pratt, una de las mejores ilustradoras botánicas de la época victoriana. Esta chica se cria en casa y, como es enfermiza, no sale mucho. Entonces, empieza a recibir clases de botánica por sugerencia de su padre y su hermana mayor la ayuda a construir su propio herbario, recolectando para ella. Así es como empieza a ilustrar y a documentar las flores y escribe el popular Flowers and Their Associations, y veinte libros más de introducción a la botánica.
Anne Pratt, Public domain, via Wikimedia CommonsLa tradición inglesa de la ilustración es vasta y llega hasta nuestros días porque aunque ya no necesitemos dibujar todo lo que vemos, la ilustración sigue ocupando un lugar importante en el proceso de aprendizaje de plantas y animales. Siguiendo esa tradición, encontramos Historia de la vida. Evolución (Impedimenta, 2016).
Historia de la vida, editado por Impedimenta. El desplegable es un excelente punto de partida para empezar a dibujar naturaleza.Esta colección de libros comandada por la ilustradora inglesa Katie Scott es magistral. Mi hijo de cinco se ha pasado toda una tarde, solo copiando los animales que aparecen en el mega desplegable. En el mismo vemos la evolución de los animales desde las bacterias hasta los seres más desarrollados como dinosaurios y humanos. A Katie la sigo bastante porque es una experta en dibujo de la naturaleza. Es increíble el detalle que pone en dibujar las plantas. Es una excelente idea complementar este libro con algunos videos que hay en YouTube de esta ilustradora contando un poco su forma de trabajo. Es maravilloso para alguien que se dedica a dibujar plantas estar en un lugar como Londres. Hay una visita al herbario de Londres que pone en su justa medida, lo maravilloso de esta profesión de amar la naturaleza y dibujarla. Eso es algo espectacular para transmitir a los niños. Cuando ellos dibujan lo que ven. Lo aprenden. Prestan atención a los detalles. Se relajan. Mis hijos engancharon más con lo visual, sin embargo, hay algo de texto. Para mí, es el suficiente para entender la evolución en las diferentes etapas geológicas. Quizás un niño de 5 años se aburra pero para los mayores es información útil que complementa muy bien las ilustraciones. Por último, hay que decir que las traducciones estuvieron a cargo del Doctor en Biología y experto en Parques Naturales de las Islas Baleares José Amengual Ramis, lo cual le da un toque de seriedad a todo el asunto.
Volver a la calma para disfrutar aprendiendoQuizás, una de las cosas que dejó la pandemia en los niños, es un nivel de ansiedad importante. En especial, porque los padres están pasándola mal y eso los niños lo ven. Los profesores se están dando cuenta de que a veces hay más problemas de convivencia o se ponen nerviosos porque algunas medidas anti Covid en los colegios son molestas.
Yo siempre abogo por evitar que el protocolo nos coma la vida. E intento evitar que ese sea el único tema de conversación. Quizás la naturaleza pueda ser la respuesta (o la huida) al protocolo. Porque en el campo podemos ser más libres. Y aunque no tengamos el campo, tenemos la plaza. La calle. El barrio. Porque los seres vivos están en todas partes y las plantas crecen incluso entre las baldosas de la calle. Con calma (Flamboyant, 2020) es otra respuesta interesante a este mundo pandémico. La premisa es simple: contar pequeñas historias de la naturaleza. El proceso de una oruga que se convierte en mariposa. El juego del gato y el ratón. La mariquita que echa a volar o las flores del cerezo que caen al suelo. Los pequeños hechos de la naturaleza se narran y se ilustran invitando al pequeño lector a que encuentre los suyos. También, es otro libro que invita a los niños a observar y dibujar lo que ven a su alrededor. Y otra vez, hablamos de un trabajo a cargo de una joven ilustradora inglesa, Freya Hartas que dibuja con mimo cosas tan insignificantes como un mosquito picando en un brazo o una ardilla comiendo una bellota. La autora, Rachel Williams (autora del célebre Illuminature) nos cuenta, casi a modo de cómic las pequeñas historias que viven los animales y las plantas. Con apenas una pocas viñetas, descubrimos nuestro entorno más inmediato. Yo pienso que este libro es ideal para niños de 5 años en adelante. Tiene poco texto pero para los mayores es una excelente invitación a dibujar procesos que se dan en la naturaleza. Hay que aclarar que el libro no en vano se llama Con calma, lo que se plasma es el lado más bueno y calmo de la naturaleza. No se muestra la arista más oscura y violenta de la misma lo cual es entendible si se quiere llegar a un público infantil. Hoy en día nadie publicaría obras infantiles que reflejen el lado más oscuro del ser humano o la naturaleza como pueden ser los cuentos de hadas. Estoy segura de que autores como Horacio Quiroga no encontraría editor y tendría que autopublicar. Por suerte, ya está consagrado y se sigue editando.


Cubierta e interiores de Con calma de Rachel Williams y Freya Hartas. Pequeñas historias de la naturaleza. Imágenes que invitan a la calma. La naturaleza también es violentaRecuerdo que cuando era chica, solíamos entretenernos leyendo un libro sobre animales de presa. No recuerdo el título ni el editor pero las imágenes eran bastante espeluznante. Recuerdo una anaconda que se había comido un antílope enterito y lo tenía en su vientre. Eran imágenes bastantes fuertes. Algunos padres tratan de sobreproteger a sus chicos y, en realidad, ellos ya vienen con bastantes armas para discernir y sacar lo importante de la literatura. Este verano, estuve leyendo a mis chicos Los cuentos de la selva de Horacio Quiroga. En ellos, encontramos historias en donde la lucha de los habitantes de la selva es constante. Además, los yacarés fuman y el ser humano, en muchas ocasiones, es cruel con los bichos aunque se ven también personas que son amigos de las creaturas de la selva. Horacio Quiroga ama la selva y sus habitantes y la narra con amor pero sin obviar el lado oscuro de esa lucha y esa tensión no solo entre los animales sino entre el hombre y la selva. Yo hice la prueba porque no todos los relatos son ideales para los chicos pero me di cuenta de que se enganchaban y querían más. A veces se emocionaban o se ponían tristes porque hay autenticas batallas campales pero siempre había algún tipo de mensaje copado. Aun en la oscuridad. Muchos nos criamos con Las medias de los flamencos pero las historias de Anaconda tienen lo suyo. Es una pena que no haya una buena edición ilustrada de estos cuentos porque la selva da para que la pinten y la ilustren y para que los chicos sepan con detalle qué es un tatú, un jaguar o un yacaré. De todas formas, lo incluyo en este artículo porque leer a Horacio Quiroga siempre es negocio. Tanto para niños como a adultos.
Los niños en algún momento te preguntarán cómo se creó el mundoEl Génesis está muy bien como cuentos de hadas pero, a determinada edad, ya no cuela y tienes que sacar una explicación convincente del asunto. Con Cómo se formó el mundo… ¡y lo que pasó después! (SM, 2014) triunfé porque pude darles un relato más verosímil de la cuestión. Hay una edad y un momento que ya no quieren tanta poesía y necesitan que en un titular les cuentes cómo corno es que estamos todos acá. Por eso, este libro cumple todas las premisas y hasta yo aprendí sobre los orígenes de la tierra. La evolución de los animales y las plantas y el mundo actual. Hay dinosaurios. Hay meteoritos. Continentes que se juntan y separarn. Placas tectónicas que funcionan como puzzles. Equilibra muy bien la cantidad de texto e imágenes y resulta perfecto, con sus solapas y elementos móviles tanto para niños de 5 años como a alumnos de primaria que ya están estudiando estos contenidos en el colegio. Esperamos ansiosos más libros de esta colección escrita por Christian Dorion que ya tiene en inglés algunos títulos interesantes sobre el clima o sobre cómo se hacen las cosas. Se plantean preguntas muy simples de respuesta no tan fácil. Realmente con este libro tanto mi hijo de 5 años como mi hija de 8, lo leyeron con mucho interés. Las ilustraciones también están a cargo de otra inglesa: Beverley Young que se encarga de toda la colección. ¿Qué pasa en el Reino Unido que hay tan buenos ilustradores?
Alexander Humboldt, la joya de la coronaHumboldt tenía una obsesión volcánica. Escalar el famoso Chimborazo en Ecuador, uno de los volcanes más altos del mundo. 6268 metros de monstruosidad en los Andes, allí donde ya casi no hay vegetación ellos tres ascienden. Porque los porteadores no quieren seguir, entonces Humboldt prosigue con su amigo Bonplant y su ayudante José. Los tres marchan bajo el mando del alemán. Ascienden y ven como la vegetación es reemplazada apenas por un pasto duro. A lo lejos, vislumbran una mariposa y Humboldt piensa que ha sido una gracia del viento. Bonplant se marea. Le cuesta respirar. Se apuna con facilidad. Humboldt se agacha y acaricia una planta. Es liquen, el último resquicio de vida. Han pasado los 5000 metros. No se ven ni los condores. Ni las mariposas traídas por el olvido de un viento. José mira a los costados y solo ve nieve. Y le llega el vago aroma a vómito de Bonplant que devuelve todo lo que ingiere. Se toca las manos. No las siente. Ni los pies. El frío al menos le quita el dolor. No siente. Y sabe que ese no sentir es una tragedia. Porque el dolor avisa. Es sano. Y el jefe, a pensar de los contratiempos, planta el barómetro. Mide el magnetismo. La humedad. El punto de ebullición del agua. Y Humboldt piensa. Y reconstruye su periplo desde Quito hasta la cima del Chimborazo.
Famosa imagen del volcán Chimborazo, reproducida en el ‘Tableau physique‘ original y muestra todas las características físicas, climáticas y ecológicas del volcán. Más de 200 años después se ha demostrado que Humboldt tenía razón. El cambio climático existe y es por razones de la actividad humana. Fuente: wikipedia. Dominio públicoHa visto plantas tropicales, coníferas, robles, liquen. Y encuentra semejanzas con la vegetación europea. Y empieza a atar cabos. Todo está relacionado. El mundo está interconectado. La fuerza de la vida es una sola y recorre todo el planeta. Humboldt ve todo como una fuerza global. Es el primero en hablar de cambio climático. Y su dibujo del volcán Chimborazo inspiró a personajes tan disímiles como Charles Darwin o Simón Bolivar. Mucho antes de que se desarrollara la teoría de las placas tectónicas, Humboldt ya vio esa ese antiguo nexo entre Africa y América.
Jaguares que encontró Humboldt en América Latina. Ilustraciones de Lillian Melcher aparecidas en el libro ilustrado de Andrea Wulf. Fuente: lillianmelcher.com
Travesía con caballos y su lucha con los peces. Ilustraciones de Lillian Melcher. Fuente: lillianmelcher.com Esta maravillosa historia se cuenta en forma ilustrada en El increíble viaje de Alexander von Humboldt al corazón de la naturaleza (Random comics, 2019) de Andrea Wulf, basado en el atrapante libro de la misma autora e ilustrado por Lillian Melcher. En él se narra la vida de Humboldt y sus viajes por América Latina. Sus hazañas y sus descubrimientos científicos. Todo narrado de forma sencilla. Dense cuenta todo lo que auna esta obra.
Es ciencia, es arte, es naturaleza.
Nos enseña a todos. Pongan este libro en manos de un niño y verán lo que pasa. Lo tocarán. Lo leerán. Y querrán copiar sus dibujos. Simples. Sin alaracas. Es visual pero hay contenido. Hay recursos. Hay ganas de saber más. Y de recorrer museos y de ir a hacer una ruta de volcanes. Este libro creo que inspira a todos. Les puedo asegurar que tanto mi hijo de 5 como mi hija de 9 engancharon con las aventuras de Humboldt. Cada noche, me pedían más.
Los cuadernos de campo: una bella obra de arteLeer estos libros que acabo de recomendar está muy bien pero mejor está que los chicos salgan a la naturaleza y pongan en práctica lo que han visto en el papel. Es decir, que no sean pasivos sino que interactúen y se animen a crear. La idea del cuaderno de campo surgió hace siglos cuando los primeros naturalistas registraban y hacían anotaciones sobre todo lo que veían. Debían ser buenos dibujantes y excelentes observadores.
Cuaderno de campo de De Charles D. Walcott (photo by Brian Boyle) – Royal Ontario Museum from Smithsonian Institution Archives, Accession 10-166, Walcott, Charles D, (Charles Doolittle), 1850-1927, Charles D. Walcott Collection, Dominio público.Ahora hay algo que llaman mindfulness (suena un poco a verso cuando lo decimos en inglés) pero en realidad es la vieja idea de concentrarse en algo que te haga feliz y al mismo tiempo te relaje. Uno se calma cuando observa. Cuando entiende. Y esa alegría que da el campo y el ejercicio no tiene precio. Por eso, animo a todos los padres a que sus chicos tengan un cuaderno en donde vayan registrando lo que ven en la naturaleza. Tienen que observar, prestar atención, ser pacientes.
Mi hijo de 5 años a veces se queda solo en el campo. Yo lo observo de lejos. Le digo que no se aleje. Él dice que va a buscar saltamontes y en silencio se agazapa. No quiere hablar con nadie porque es una tarea muy silenciosa y cuando ve que alguien más se acerca, se fastidia un poco. Le gusta el silencio de la naturaleza. O el sonido de los árboles. Cuando caza un saltamontes viene corriendo. Le digo que no le haga daño. Él lo mira. Estudia sus patas y me lanza preguntas imposibles que no puedo responder. A veces me pide que haga fotos a los bichos que encuentra. O se quiere llevar las piñas. Los niños ya tienen incorporado ese afán del naturalista de recolectar. Como Bonplant cuando iba por la selva ecuatoriana. El cuaderno de campo es una excelente herramienta. Es la forma que tienen ellos de crear su propia historia. De no ser meros receptores. De ser creadores. De experimentar. Y ser parte de la naturaleza.
Y me despido ahora con un extracto de un delirio. El que tuvo Simón Bolivar al llegar al Chimborazo.
¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees acaso que el Universo es algo? ¿Que montar sobre la cabeza de un alfiler es subir? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a los sucesos? ¿Pensáis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Imagináis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano.
Mi delirio sobre el chimborazo
Que tengan un lindo día.
Y tú ¿Tienes algún libro para recomendar? ¡Te espero en los comentarios!
Para leer másLos niños y la naturaleza: algunos libros que recomiendoUn viaje por algunos cuentos maravillosos y sangrientosEntender la economía a través de las novelasKit de supervivencia en tiempos de pandemiaPor qué leo cuentos de hadasLa entrada Los niños y la naturaleza: algunos libros que recomiendo se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
February 20, 2021
Un viaje por algunos cuentos maravillosos y sangrientos
A partir de la lectura de Las voladoras de Mónica Ojeda, exploramos otras ficciones hermosas, mitológicas, bestiales y sangrientas en torno a la idea del cuento maravilloso. Y pasaremos por emociones extremas. Violencia intrafamiliar. Mujeres empoderadas. Monstruos. Canibalismo. Una escenario en el que la naturaleza es protagonista. Como bálsamo y como epicentro de violencias intensas. Disfruten.
Cuando tenía 12 años mi mamá me regaló una hermosa edición tapa dura de Los Hermanos Grimm. Recuerdo como si fuera hoy cuando salimos de la vieja librería Crisol. Para mí, siempre era una fiesta deambular por las estanterías. Llegar a casa. Leer aquellas historias monstruosas.
Señores, no tengo ningún trauma.
Todavía hoy conservo este libro que a veces leo a mis niños. Gracias a ellos releo las mismos cuentos con otros ojos. Yo siempre digo que un libro no solo vale por su contenido sino también por lo que despierta en el lector. Un libro invita a leer otros libros. Explorar otros autores.
En estos días, he terminado de leer Las voladoras (Páginas de espuma, 2020) de Mónica Ojeda y quiero aprovechar para reflexionar un poco sobre ese tipo de literatura que algunos llaman de cuentos de hadas o cuento maravilloso porque ya veremos que estos relatos beben del mito, de la oralidad y también de algo bastante común: la violencia hacia las mujeres y a los niños como elemento natural. Ellos son decorado y son protagonistas. Y hablaremos de la naturaleza como cómplice y de la familia como refugio de todos los horrores. Porque en realidad, todo esto es una excusa para charlar de otros textos que conectan con estos temas. Veamos.
Las mujeres de los cuentos maravillosos no son santasEl día 23 de octubre de 2002, más de cuarenta terroristas entraron al Teatro Dubrovka de Moscú. Algunos de ellos eran mujeres. Seres fuertes y viudas que habían vivido el horror de la guerra de Chechenia. Ella fueron jefas de hogar. Se quedaron solas y en muchas casos quedaron a la deriva entre violaciones y matanzas de soldados rusos y una ley islámica que las condenaba al ostracismo. Muchas de ellas, eligieron o fueron forzadas a elegir el camino de la guerra. Porque el cuerpo de la mujer es el campo de batalla. Tanto del Estado como de la familia. Y dentro de las familias también se desatan guerras.
Cruentas. Lacerantes. Infinitas.
Chechenia tiene una ubicación geográfica complicada porque conviven varias legislaciones que habitan entre sí sin ponerse de acuerdo. Aún hoy, se pactan matrimonios. La muerte en el lecho de parto es común y deben lidiar entre una legislacion rusa que avanza a ponchazos, una ley consuetudinaria y la sharia impuesta por el gobierno de Chechenia (para más información sobre la situación de las mujeres en el Cáucaso del norte puedes leer este excelente artículo).
En ese contexto, algunas de ellas se someten.
Y otras eligen transformar todo ese dolor en otra cosa. Y de pronto vemos que en ellas habitan monstruos. Figuras espeluznantes que emanan dolor y muerte. Las mujeres de la guerra que prefieren morir, lo hacen matando. Se hacen funcionales a ese espectáculo. Leer Las voladoras, me transportó a Chechenia, a América Latina, a España y a todos esos territorios en el que el cuerpo de la mujer es un campo de exterminio. Cuando se leen los cuentos, me parece que hay algo familiar. Puede que sea ese narrar tan poético y cotidiano al mismo tiempo. No cansa al lector. Nos lleva y nos arrastra por un terreno pedregoso.
Y uno se deja hacer.
Ya les dije que hay denominadores comunes: la violencia. El dolor físico. La sangre. Los fluidos. La relación con la naturaleza. Y temas más graves como el abuso infantil, el femicidio o, incluso, la búsqueda del placer a través del dolor. O mejor dicho, la búsqueda por comprender lo inconmensurable a partir del dolor. Puede que eso en eso también consista el arte.
Solo quiero señalar que su lectura me remitió a otros autores que me han acompañado y que quiero compartir con ustedes.
El cuento de hadas viene a advertirnos de lo espeluznanteCuenta Angela Carter en su maravilloso epílogo a Cuentos de hadas de Angela Carter (Impedimenta, 2016), una recopilación de historias populares en torno a mujeres que siempre recomiendo, que Italo Calvino planteaba la búsqueda de conocimiento a través del cuento de hadas. Es posible que el mero relato oral fuera fuente de sabiduría y de placer. Nadie leía ni escribía y el contar historias era al mismo tiempo un medio y un fin en sí mismo.
La línea entra ciencia y arte se desdibuja y nos encontramos con que los cuentos son un arma poderosa. Nos enseñan y nos conmueven al mismo tiempo. He hablado bastante sobre los cuentos de hadas o cuentos maravillosos (puedes leer Por qué leo cuentos de hadas) pero hoy quiero destacar algunos que me vienen a la mente a partir de la lectura de Las voladoras.
Ya se habrán dado cuenta que en este tipo de narrativa, la familia siempre es terreno peligroso. De chiquita, recuerdo que me decían: «No te alejes que viene el hombre de la bolsa». Durante años creí en él. Incluso, imaginé haberlo visto viejo feo medio pelado. Arrastrando los pies. Y en mi mente infantil, era un hombre abominable. Nunca nos enseñaron a cuidarnos de nuestra propia familia, de nuestra propia parroquia. Del entorno más próximo.
El cuento de hadas, a mi juicio, viene a cerrar ese bache. Aterriza en nuestra vidas como una suerte de paracaídas que llega para salvarnos, a nosotros los pequeños indefensos, del entorno más inmediato. La madrastra. El cura. La abuela mala. El amigo. La hermana.
El monstruo habita en casa y nos acorrala como en la breve Casa tomada de Julio Cortázar.
Los muy mojigatos dirán que son un horror. Porque señalar a la familia, al amigo, al cura, siempre es el horror. Pero el cuento maravilloso, cual un Robin Hood atemporal, se salda esa deuda por nosotros.
E incluso al niño pequeño le advierte el cuento de hadas: ojo que incluso tu madre te puede comer. ¿No les parece que es lo más subversivo que hemos leído nunca?
Y entonces me viene a la mente el grotesco y conmovedor relato llamado El enebro, un cuento popular alemán recopilado por los Hermanos Grimm. En él, vuelan cabezas, se comen a un hermano y se abusa de niños. Contrasta el tono de cuento de hadas con el contenido casi gore del relato. Y siempre está presente la violencia familiar, en especial, cuando muere la madre. Ojeda, nos regala, en otro tono completamente distinto, Cabeza voladora, para mí el menos poético de todos sus relatos pero no por ello menos interesante. Mezcla crónica policial con mitología y el maridaje funciona. Las cabezas desprendidas tienen algo de trágico y esperpéntico que al final despierta algo de simpatía en el lector. Pero hay más. Porque donde hay cabezas voladoras, por fuerza, tiene que haber sangre.
Y mucha.
Buscando la sangre en los cuentosUn fluido rojo que sale de nuestras entrañas siempre es objeto de fascinación. Lo ha sido desde que el hombre es hombre y los relatos en los que la sangre es protagonista son reales y son ficticios. Porque la sangre siempre está presente. Cuenta la leyenda que al papa Inocencio, ya muy enfermo, le obligaron a tomar sangre de tres niños a los que desangraron antes. El resultado fue nefasto porque murieron todos. Los pequeños y el papa. Sea o no verdad esta macabra historia. No olvidemos lo siniestra que era la Edad Media y lo siniestra que es la actualidad.
La sangre es la vida y el que chupa sangre lo que quiere es quitarte la vida. Con ese registro, leemos Sangre coagulada donde se agrega además un toque masoquista: a la protagonista le gusta lastimarse para chuparse las heridas. Pero hay más en este relato. Resulta interesante y conmovedor que se mezcle el campo, la naturaleza y la infancia en un entorno, como siempre, violento con las mujeres y los niños. Pero esta violencia, como decía antes, es cotidiana y hasta amiga, como los pastos que crecen en el campo. Algo que nos acompaña en la diaria. Con ese color que nos ilumina y nos fascina. Los rojos de la sangre que emanan las mujeres y hasta los rojos del cielo.
Que atardezca y se oxiden las nubes.
Las voladoras (Páginas de espuma, 2020)
Y es esta sustancia viscosa la que me transporta a Sangre correr de la colombiana Laura Rodríguez Leiva (Páginas de espuma, 2019) en donde asistimos a la metamorfosis de una mujer en donde la sangre está presente todo el rato. Y nos sugiere la idea de que ser mujer es sumamente incómodo.
Para nosotras mismas y para la sociedad.
Mabel, la protagonista, sangra y, por ello, se aleja de todos y es alejada por todos porque estas mujeres van solas. Y el hecho de que resulte algo tan cotidiano, lo banaliza de alguna forma. No hay momento de tensión y al mismo tiempo esa aceptacion y naturalización de la marginación y la discriminación es lo que torna todo el asunto espeluznante.
La naturaleza como refugio ante el horrorHay algo reconfortante en el campo. Los insectos. El aroma de la hierba. Las hormigas en regimiento. El cuerpo olvida por momentos sus lamentos cuando sucumbe a la naturaleza. EF Schumacher, economista alemán afincado en Londres durante la Segunda Guerra Mundial, admirador de Keynes, creador de la Economía budista (del que hablaremos en breve) y autor de Small is beautiful, un alegato en contra del consumo y a favor de desarollo sostenible, descubre en el trabajo de la tierra una nueva manera de ver el mundo. De ser un economista que se codea con Keynes, pasa a vivir en un campo de trabajo porque de la noche a la mañana los alemanes pasan a ser enemigos del Reino Unido. Este cambio no lo amedrenta. Trabaja la tierra de día y escribe de noche (Wood, p. 194). Y descubre en esa porción de tierra el origen de todo y se pregunta ¿Para qué debe servir la ciencia económica?
De alguna manera, la naturaleza juega el papel de refugio. Es fuente de placer y es el hogar de los que no tienen nada pero deambulan por el campo. Schumacher lo pierde todo y es ese trabajo manual el que lo salva (en todo sentido). Y resulta sumamente interesante, contar la historia de estos desterrados que habitan una tierra sin poseerla. La trabajan sin gobernarla. Son parte de la naturaleza y son tan salvajes como ella.
Vemos ese embelesamiento con lo rural en Las voladoras, un relato en el que se contrapone el ecosistema del campo como amigo, aun en la violencia inherente en él, a la figura de autoridad del cura o la Iglesia como símbolo de la tiranía hacia los pequeños y las mujeres. La protagonista, posiblemente una niña, nos cuenta:
En secreto, yo dejo las ventanas abiertas por la noche para escuchar el rezo de los árboles. Los oigo y me arrullo en ellos…
p. 12 Las voladoras (Páginas de espuma, 2020)
Vemos un escenario similar en el conmovedor relato La evasión de Mercedes Santa Cruz y Montalvo (compilado en Cuando ellas cuentan. Relee. 2019) en el que una niña cuenta su experiencia al cuidado de una abuela mala y unos curas que actúan más como policías que como cuidadores. Y la naturaleza como cómplice y elemento de felicidad de la niña:
Correteaba en el campo como un lebrel y tumbaba los frutos de los árboles que se encontraban a mi alcance, o trataba de atrapar los nidos de los pájaros que, sostenidos por lianas florecidas, colgaban sobre mi cabeza. (p.18).
Cuando ellas cuentan (Relee, 2019)
Tiene algo sanador y placentero el aire libre. La exploración. El aire en el rostro. Esa sensación de libertad en donde la mente se entretiene. Juega. Se olvida de sí misma.
En los cuentos de hadas, la naturaleza es bálsamo. Pero también es fuente de furias violentas como la de los volcanes o los animales salvajes.Cuando la familia es el infiernoEn general, cuando hablamos de literatura, las mujeres han sido las mejoras retratistas de la vida familiar y de sus recovecos oscuros. Es raro encontrar narradores hombres que sepan plasmar la tragedia de la vida familiar.
No me salten a la yugular. Los hay.
Uno de ellos es Stephen King que tuvo el tupé de escribir la magistral Dolores Claiborne (De bolsillo, 2009). Y de alguna manera, los textos de Ojeda me recordaron esa sordidez de las relaciones más próximas como en Caninos, donde subyace siempre la violencia más miserable, no solo hacia las mujeres sino sobre los hijos y, en especial, las hijas. Vemos claramente esa linea divisoria que se desdibuja entre víctima y victimario. Dolores Claiborne tiene otra forma y otro tono pero apela a lo mismo a través del monólogo sin pausas de una madre víctima de todo tipo de cosas. Y hay tal festival de violencia, cuerpos, sangre e humillaciones, que a nosotras las mujeres, nos deja pasmadas que un hombre sea capaz de escribir semejante retrato de una mujer.
Porque la mujer, la madre sufriente o la hija sufriente, en estos retratos no son atractivas. No son las lindas heroínas sufriente de las telenovelas. No son Marimar, Celeste, Betty o Antonella (1). Estas mujeres espeluznan. Como una suerte de justicia divina, allí donde falla la justicia terrenal. Y esas mujeres, mitad monstruo, mitad humanas se regocijan en el horror. Lo hacen parte suya porque en todas las historias y también en Dolores Claiborne no encontramos a la mujer sufriente (y bella) que se victimiza. Son mujeres bestiales. Mitad humanas. Capaces de dar amor infinito y en el camino, transformarse en creaturas tenebrosas en un desafío constante.
Podría seguir hasta el infinito porque la verdad es que cuando leo un libro se me disparan en la mente otras lecturas. Por supuesto, son muy subjetivas pero es fascinante ese viaje que hace el lector al leer un libro. De un universo a otro. Despertando reflexiones. Moviendo la memoria. Buscando respuestas a preguntas.
Siempre a través de la literatura.
(1) Heroínas de novelas latinoamericanas de los años noventa.
Fuentes citadas por orden de apariciónOjeda, Mónica. Las voladoras. Páginas de espuma 2020
Sokirianskaia, Ekaterina. Women in the North Caucasus Conflicts: An Under-reported Plight. International crisis group. 2016
Carter, Angela. Cuentos de hadas de Ángela Carter. Impedimenta. 2016
Bruña, María José y Pellicer Ana. Cuando ellas cuentan. Relee. 2019
Hermanos Grimm. Edición anotada. Akal. 2020
Cortázar, Julio. Bestiario. De bolsillo. 2016
Messori, Vittorio. Leyendas negras de la Iglesia. Planeta. 2014
Varias autoras. Insólitas. Páginas de espuma. 2019
Wood, Barbara. E.F. Schumacher, his life and thought by Barbara Wood. Harper & Row. 1984
King, Stephen. Dolores Claiborne. De bolsillo. 2009
Para leer másUn viaje por algunos cuentos maravillosos y sangrientosEntender la economía a través de las novelasKit de supervivencia en tiempos de pandemiaPor qué leo cuentos de hadasMagallanes y la esclavitud de lo útilLa entrada Un viaje por algunos cuentos maravillosos y sangrientos se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
February 4, 2021
Economía circular para luchar contra la desigualdad y el cambio climático
Hoy hablamos de competencia fiscal, de Youtubers y de cómo la economía circular nos puede ayudar a luchar contra desigualdad y el cambio climático. Todo a propósito del Rubius y su necesidad de escapar del marco tributario español. Para ello, acudimos a Piketty y sus propuestas de economía circular. Por último, reflexionamos sobre los problemas del cuentapropismo, en especial dentro del mundo de la cultura. Disfruten.
El problema no es el youtuber de turnoHace poco nos hacíamos eco de las declaraciones del Rubius en relación a su decisión de trasladar su domicilio a Andorra. Levantó muchos enojos, en parte razonables, en un momento en que se está poniendo a prueba el sistema público y se está debatiendo la importancia del Estado. Pero dicho esto, creo que es posible debatir sin linchamientos mediáticos que poco favor hacen a la causa de pagar impuestos.
Ya lo he dicho y lo repito: cuando se lincha a alguien, se frivoliza.
Más allá del Rubius o de cualquier Youtuber, hay muchas cosas que decir sobre el actual sistema impositivo de este país. Por supuesto, estoy a favor de los impuestos en especial los que tienen que ver con el impuesto de sucesiones y herencias pero hay muchas cosas que deben mejorar. Para ello, quiero acudir a uno de mis gurús en el asunto. Por que el problema no es el youtuber de turno.
El problema es un sistema fiscal completamente ineficiente e injusto que lleva a muchas personas a desconfiar de lo público o a operar en la economía sumergida por necesidad. Veamos.
La competencia fiscal es mala para las economíaLos que hayan leído Capital e ideología de Thomas Piketty, sabrán que uno de los pilares de su socialismo participativo tiene que ver con la fiscalidad progresiva. Piketty es sumamente crítico con la UE y con el actual sistema de la unanimidad que impide en la práctica que los países europeos se pongan de acuerdo y tengan una fiscalidad común. Y entonces ¿qué pasa? Que comienza la competencia fiscal entre países. Incluso lo vemos al interior de España con las CCAA en donde heredar en Comunidad de Madrid o en Asturias puede significar una diferencia de más del 10% en la tributación (puedes leer el interesante informe Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2020 donde hay información detallada). Y ante esto ¿qué nos pasa? Que los países pequeños con poca capacidad de incidencia en los mercados internacionales se abocan a lo único que pueden hacer para atraer capitales. Es decir, bajar sus impuestos al mínimo y traerse a los emprendedores. El problema no es el Rubius o Amazon. Está claro que ellos buscarán la manera legal de pagar menos y no podemos cuestionar eso mientras cumplan la ley.
Lo que sí podemos hacer es pelear para que la fiscalidad a nivel europeo pueda mejorar para que empresas como Amazon no sientan ganas de tributar en otros países. La economía son incentivos. Podemos pedir moralidad y está bueno que exista a la hora de hacer leyes más justas pero no podemos exigirle al ciudadano de a pie o al empresario que sea bueno y solidario con nosotros por amor al arte. Para eso tenemos democracias y gobiernos que debieran forzarnos a actuar con honradez a través de las leyes y los impuestos. Y por eso los Estados son importantes: para luchar contra las miserias humanas. Por eso la propuesta de Piketty me parece interesante. Veamos.
Economía circular y propiedad temporalThomas Piketty propone estos tres impuestos como piedra angular de su socialismo participativo. En él, se ve que mediante estos gravámenes se garantiza la circulación de capital.
Impuesto a la herenciaImpuesto a la propiedadImpuesto a la rentaLa idea más interesante tiene que ver con el Impuesto a la herencia. Del que ya hemos hablado en otras ocasiones. Imagínense la desigualdad que hay en relación a este gravamen en las distintas CCAA. Tomése como ejemplo un sistema tributario de donaciones en donde sale más barato donar a un familiar al que, quizás no ves nunca, que a un allegado que puede ser familia del corazón pero no compartir sangre.
¿Qué mensaje le damos al ciudadano cuando le damos un palo por ayudar a alguien que no es de nuestra familia? Que solo puedes ayudar a los tuyos. Los quieras o no. Es la máxima detrás de la concentración de capital. Y así, vemos claro cómo una regulación tributaria tan insensata, incentiva y aplaude la concentración del capital.
Con los incentivos económicos también creamos moralejas que los ciudadanos interiorizamos. Y además contamos historias. Las creamos. Y nos llevamos conflictos que muchas veces se transforman en novelas como la atrapante La herencia de Vigdis Hjorth (Nordica libros, 2019) en donde una sucesión despierta todo tipo de conflictos familiares. Y así, vemos casos de hijos que creen que lo que tiene su padre, les pertenece. Creo que la lógica de este impuesto que Piketty pone en primera plana debiera estar bien pensada porque, tal como está planteado, solo puede fomentar malos sentimientos (y excelentes novelas). Y, por supuesto, más economía sumergida y desconfianza hacia el Estado.
El cuantapropismo en el mundo de la culturaHace un tiempo me contó un buen amigo que le habían encargado un trabajo por parte de un tercero. El era abogado y trabajaba además para una empresa pero aceptó este encargo porque le pareció un trabajo interesante. Sin embargo, a la hora de pagarle le pidieron que se diera de alta como autónomo. Cuando vio la cuantía de esa cuota, casi le da un jamacuco. No pudo cobrar ese trabajo porque no le compensaba darse de alta.
En el mundo de la cultura, se da a menudo este tipo de problemas, dado el carácter intermitente[1] de este tipo de labor. Y me encuentro con miles de casos de trabajadores que deben renunciar a encargos interesantes porque no se les sale a cuenta trabajar de esa manera, a menos que se arrojen a las cenagosas aguas de la economía sumergida.
En enero de 2021 la cuota en España ascendía a los 289 euros, tanto si facturas 1 euro como 1000 mes. Imagínense la cantidad de trabajadores que no pueden asumir estas cifras y están condenados a la ilegalidad o a no trabajar. Es una pena que los gobiernos socialistas no hayan podido atender a un sector precario y laburante que además da trabajo a terceros. Y nos toca volver a Piketty que intenta responder a este interrogante: ¿por qué la izquierda se identifica más con el asalariado que con el cuentapropista? Piketty denuncia un trato privilegiado hacia las clases trabajadoras por cuenta ajena en contraposición a los autónomos que siempre se han vistos más castigados. Se admite que esta desigual situación favorece el fraude fiscal al igual que la, a veces, complicada y burocrática gestión de los impuestos que invita a muchos autónomos a cometer errores que los puede meter en problemas. Me he encontrado con trabajadores verdaderamente aterrorizados por el miedo a las multas de Hacienda. En este contexto, la izquierda no ha sabido ofrecer un plan alternativo excepto la persecución (que siempre queda bien decir que vas a perseguir el fraude) y aquí dentro parecen entrar en la misma bolsa los Youtubers millonarios y el pequeño cuentapropista que quizás no tiene la movilidad de El rubius y busca el mango para sobrevivir. Se habla del Estatuto del Artista que contempla solucionar mucho de los problemas a los que se enfrentan los trabajadores precarios de la cultura pero a febrero de 2021 y, a más de un año de su aprobación parlamentaria, no se ha puesto en marcha.
Pero volvamos a la desigualdad. Porque empezamos hablando de evasión fiscal a propósito de El rubius y no necesitamos explicar que a menor recaudación, menos posibilidad de políticas públicas. Hospitales. Educación. También dijimos que un impuesto a la herencia que fomenta la transmisión de capital intra familiar, es otra pata de la concentración de capital pero la última es el cambio climático. Porque cuando hablamos de economía circular no nos referimos solamente a que el dinero fluya, se mueva entre diversas manos.
Pero hay otro impuesto del que Piketty habla mucho en su libro y que es piedra angular en la lucha contra la desigualdad: es el impuesto al carbono.
Economía circular también es luchar contra el cambio climáticoLa idea de que el dinero se mueva entre diferentes capas de las sociedad es interesante pero hay un aspecto más que tiene que ver con la circularidad de lo que producimos, consumimos y descartamos ¿somos capaces de reducir nuestra cantidad de basura?
“La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.
En la práctica, implica reducir los residuos al mínimo. Cuando un producto llega al final de su vida, sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible. Estos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional.”[2]
Informe parlamento europeo, 2019
Ya sabemos que el hombre es hijo del rigor y ¿qué mayor rigor que un buen impuesto?. Aquí se abre todo un melón de impuestos interesantes como puede ser el impuesto a las casas vacías o a la emisión de gases. Pero nos centraremos en uno que ha sido muy polémico: el impuesto al carbono.
Recordemos que, de acuerdo a los datos de Piketty, las emisiones de carbono en América del Norte encabezan con un 57% del total de emisiones más elevadas (frente al 14% de Europa y 6% de China (agarrando el período 2010-2018). Más allá del dilema acerca de cómo debería compensar Estados Unidos al resto del mundo, el impuesto al carbono plantea algunas dudas sobre la manera de implantarlo sin que perjudique más a las rentas medias y bajas que suelen gastar más en calefacción y combustible.
Piketty pone énfasis en que el dinero recaudado por este impuesto sirva de verdad para la transición ecológica y no se destine a otras cosas (esta cuestión disparó el conflicto de los chalecos amarillos en Francia).
Cuando buscamos referentes morales en las celebritiesY volviendo al Rubius o a Amazon. Hasta que no cambie el sistema fiscal europeo que permite que los capitales viajen sin pedir permiso a nadie y buscando la menor tributación posible, no podemos esperar solidaridad de los más ricos. ¿Por qué deberíamos esperar algún tipo de moral elevada por parte de un You Tuber?
Hace unos pocos días, se supo que un grupo de famosos argentinos, supuestamente invitados por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, iban a vacunarse con la Sputnick 5 para generar confianza en el público. Además de lo injusto y desigual que es que, en un escenario de escasez de dosis, se priorice a una celebridad, ¿por qué debería yo vacunarme porque lo dice un famoso? ¿En qué mundo vivimos que queremos construir referentes como si fuéramos niños? ¿No deberíamos escuchar a los médicos?
Lo que necesitamos son leyes claras y justas. También necesitamos menos señalamientos de la ética y la moral de las personas.
Y, por supuesto, más vermuth para todos.
[1] El modelo francés de trabajo en el sector de espectáculos considera de forma clara el estatuto del intermitente. Para un análisis detallado de este modelo en comparación con el español ver este interesante trabajo publicado por la Fundación Alternativas. El estatuto es interesante porque contempla esa temporalidad estructural que viven algunos sectores de la cultura pero que, en realidad, aplican a otros muchos sectores. Nació en Francia para las necesidades de los trabajadores de la industria del cine y se ha extendido con los años al teatro. Permite que ese trabajador pueda cobrar ayudas entre trabajo y trabajo, entre otros beneficios.
[2] Fuente: Parlamento Europeo
Para leer másEconomía circular para luchar contra la desigualdad y el cambio climáticoEntender la economía a través de las novelasCuando la desigualdad genera violencia e intoleranciaLos escritores también somos pequeño comercioSobre el misterio de la creación artística y las obras primerasLa entrada Economía circular para luchar contra la desigualdad y el cambio climático se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
January 26, 2021
Entender la economía a través de las novelas
Hoy quiero recomendarles algunas obras de ficción con trasfondo económico. Nos centraremos en la economía de las últimas décadas y en autores anglosajones. Analizaremos el desenfreno de los años ochenta. La precariedad laboral. La especulación inmobiliaria, la decepción de las clases populares y los extremismos. Porque se puede aprender mucho de economía, solo leyendo ficción.
La economía delimita nuestras vidasLos que me conocen saben que, además de escritora, soy economista. Y los que hayan leído mis libros de ficción también habrán notado que, en general, la economía y el dinero suelen estar presentes en mis historias.
La economía está tan metida en nuestras vidas que es imposible no pensar que configuran nuestras relaciones y nuestras decisiones.
Piketty dice que solemos elegir nuestra pareja en función de la renta. Se busca un cónyuge de origen económico parecido. Se hacen elecciones económicas que luego influyen en nuestras relaciones personales (en otro artículo hablaremos, por ejemplo, sobre cómo está influyendo en la desigualdad y concentración de la riqueza el, cada vez más extendido, régimen de separación de bienes en las parejas).
Pero no nos desviemos de la conversación.
Casi todo lo que nos sucede está directa o indirectamente relacionado con el dinero. La ficción no escapa a esta realidad. Numerosas novelas y cuentos han surgido al calor de crisis económicas o cambios en los modelos de producción de los países. O han sido el resultado de penosas vidas que han soportado las mujeres en sus matrimonios.
Una de las cosas más interesantes de Thomas Piketty es que, tanto en su obra Capital en el siglo XXI (del que puedes leer una completa reseña aquí) como en Capital e ideología, va citando obras literarias de interés que complementan la explicación de un momento histórico concreto. De alguna manera, la premisa sería: podemos explicar un fenómeno económico de muchas maneras.
La ficción puede ser una de ellas.
Y yendo a lo más general, podemos intentar narrar un fenómeno de cualquier tipo a través de la ciencia o a través del arte. O puede que la ciencia no siempre sea capaz de expresar todos los matices de un problema. Y recuerdo a Foster Wallace, del que hablé en Foster Wallace y la búsqueda de la verdad que además de escritor era filósofo y lo mismo usaba la escritura o la filosofía matemática para intentar llegar a la verdad de las cosas.
Pero hay más. A través de una novela o un cuento apreciamos el real alcance de la economía. Algo que se nos escapa en un modelo económico o en un libro de historia. La ficción nos muestra la intrínseca realidad de los personajes. Sus sufrimientos y desvelos. Sus alegrías.
Como el tema da para mucho, me concentraré en obras de las últimas décadas y en autores anglosajones.
Quiero aclarar que la elección es arbitraria, lo sé, pero algún criterio tenía que usar. Ya veremos más adelante otras épocas y autores muy interesantes para entender fenómenos económicos concretos.
La burbuja inmobiliaria, el desempleo y la crisis del 2008¿Quién no conoce alguna historia contada de primera mano sobre constructores que hicieron dinero rápido a base de comprar y vender propiedades? Gente sin estudios que decidió que estaba bueno eso de tener un autazo, comer toneladas de gambas y veranear en lugares exóticos. Parecería un cliché pero la realidad supera la ficción. Marbella en los dos miles es otro ejemplo de esa idiosincracia que mezcla grandes rentas de capital, gastos suntuosos y, como telón de fondo, estados corruptos al servicio de la burbuja inmobiliaria a través de regímenes impositivos amigables con el inversor en bienes raíces. España es un ejemplo de cosas que también sucedían en otras partes del mundo.
Capital de John Lanchester (Anagrama) combina en esta novela de vidas cruzadas el devenir a algunos personajes interesantes. Un banquero que se queda desempleado. Una mujer manirrota. Unas deudas impagables. Lanchester nos muestra en este fresco muchas cosas. No hace falta vivir en Londres para ver de primera mano ese capitalismo que critica. Un sistema que nos invita a consumir, a ostentar y a endeudarnos. El tema inmobiliario también está muy presente porque todos los protagonistas son vecinos de una misma calle. La gentrificación. La especulación. El dinero fácil. ¿Les suena? Les puedo asegurar que esta novela explica mucho más sobre un periodo económico especialmente desenfrenado que muchos libros de economía.
Racismo, crisis industrial y BrexitLos que hayan estado más o menos atentos al devenir del pueblo inglés (o hayan leído el excelente análisis sobre el asunto en Capital e ideología de Piketty) sabrán que el Brexit es un exponente más del desencanto de las clases populares con la nueva izquierda. Un progresismo más cercano a las elites educadas que a la clases trabajadoras que se aleja de la fábrica y se acerca a la universidad. Se implica en cuestiones de inmigración y, según muchos, deja de lado a los de siempre. Los olvidados del sistema que tienen la mala suerte de no pertenecer a una minoría.
Al menos, así lo ven ellos.
Jonathan Coe recoge este escenario para narrar la vida de una familia cuyos miembros están insertos en una Inglaterra desilusionada. El padre, nostálgico del pasado vuelve al antiguo barrio en donde ya no hay fábricas sino centros comerciales. Su hija, profesora universitaria, es acusada de discriminar a un estudiante trans. Mientras que otro de los personajes, Charlie, se gana la vida de forma precaria haciendo de payaso en fiestas infantiles. El extremismo y al mismo tiempo la dictadura de lo políticamente correcto son dos caras de la misma moneda. La clase universitaria es más precaria y, al mismo tiempo, debe andarse con más cuidado sino quiere ser acusada de racista. Estas tensiones que están tan bien explicadas en esta trama son muy manifiestas en Capital e ideología así como en otras obras de ficción de las que ya hemos hablado como Mona de Pola Oloixarac (Literatura Randon House, 2019) o en el ensayo La traición progresista (Libros del zorzal, 2019) de Alejo Schapire. Aunque la obra es inglesa no podemos dejar de decir que son asuntos universales que nos atañen a todos, seamos españoles, argentinos o sudafricanos.
Algunos libros que recomiendo para entender economía sin leer un libro económico. El desenfreno de los ochentaYo no pude experimentar de primera mano el ambiente de los ochenta pero sí que, a través de las novelas, las películas y los ensayos, he llegado a tener una idea bastante cercana al ambiente de esos años. En especial, a través de la ficción. No puedo dejar de hablar de una de las mejores novelas para entender el mundo de la city de Nueva York y de los brokers de la city: La hoguera de las vanidades de Tom Wolfe (Anagrama, 1987). Para mí, por supuesto, es una crítica velada a un universo de personajes que hacen de la ostentación y el amor al dinero, su religión. Los personajes son oscuros, sufrientes. Y nos damos una idea de hasta qué punto la económica delimita nuestras relaciones personales, amorosas y laborales. Si tenía alguna duda, puede sacársela leyendo esta historia de Thomas Wolfe. La obra se llevó al cine pocos años después con Tom Hanks, Melanie Griffin y Bruce Willis. A Tom Wolfe se lo compara con el Balzac o el Dickens de su tiempo. No estoy en condiciones de afirmar lo mismo pero sin duda, sus dotes de cronista le han servido para documentar muy bien una historia que merece ser contada.
En la misma línea, aunque a mi juicio menos lograda, va Dinero de Martin Amis publicada unos años antes (Anagrama, 1984) una historia ambientada también en Nueva York que muestra justamente el consumo desaforado y esa relación tan perniciosa entre el dinero y el pecado que también se viene señalando desde Bernard Mandeville y su Fábula de las abejas y que retomaría Maynard Keynes en Las posibilidades económicas de nuestros nietos. Consumir significa fomentar los vicios y son esos vicios los que salvaran la economía (de este asunto hablé hace unos meses a propósito de la pandemia que estamos viviendo). Sin duda, estas dos novelas vienen a decirnos que la moralidad y la rectitud son incompatibles con la bonanza económica. Para pensar.
Vidas precarias, juventud y extremismosCuando llegué a España, el país aunque estaba en plena bonanza económica ya empezaba a mostrar signos de precariedad en amplios sectores de la población. Las leyes laborales eran más flexibles y se empezaban a ver contratos temporales. Recuerdo todavía la desilusion de muchos jovenes con respecto a esto. Estaban como sorprendidos y años después muchos de esos jóvenes, hoy gente de mediana edad, todavía recordaba con melancolía tiempos mejores. Para mí, es muy normal la precariedad y más en la juventud pero creo que en España fue muy fuerte esa decepción. O más bien la sorpresa. ¡Ibamos a ser pobres y nadie nos avisó! Sin embargo, costó mucho que se movilizaran y no tengo claro hasta qué punto el movimiento 15M fue de los jóvenes de gente mayor. Sin embargo, diez años después, nos encontramos peor. O mejor, dicho, la juventud lo tiene cada vez más difcil y no parece que haya un movimiento real de contestación. Creo que estamos todos mucho más aislados y solos. No lo digo con tristeza. En este contexto, de desconexión real y alta conectividad virtual, quiero citar la última obra de Jonthan Franzen, Pureza (Salamandra, 2018). Debo decir que no es su mujer novela pero la rescato porque ambienta muy bien la historia que quiere contar. Una America que vive de trabajos precarios. En la que los jóvenes asumen esa situación con resignación y sin demasiadas herramientas para luchar. De alguna manera, se pone de manifiesto ese contraste entre el ímpetu de los jóvenes de la década de los setenta y esta nueva generación que se ha criado en democracia pero que no es capaz de tomar un rol importante en defensa de sus derechos. Purity es una chica joven que termina la universidad y encadena trabajos precarios. Todo esto hasta que se deja seducir por un proyecto bastante estrambótico. Tres personajes dominan esta novela. Pip, un personaje anodino y poco interesante, Andreas una suerte de Julian Assange y Tom, un periodista de investigación traumatizado por una mujer caprichosa y millonaria. Más allá de los desaciertos argumentativos, varios temas subyacen con contundencia. El rol de las mujeres y las madres. Internet y la privacidad. El desencanto hacia el capitalismo actual y las pocas respuestas que ofrece a buena parte de los jóvenes.
En la misma línea va Por útimo, el corazón de Margaret Atwood (Anagrama, 2019). Víctimas de la debacle económica, Stan y Charmaine se instalan en el coche tras perder su casa. Malviven gracias a los escasos ingresos que ella consigue en un bar de poca monta. Es entonces cuando llama su atención un anuncio acerca del Proyecto Positrón. Esta última obra corre con ventaja ya que narra un contexto similar al de Pureza pero con menos páginas y más aciertos. Nos sentimos identificados con esa juventud sin un futuro claro. Que sobrevive a base de trabajos precarios y que es susceptible de caer en las garras de prometedores de sueños imposibles que, a la postre, derivan en tiranos. En ambas novelas vemos un denominador común: la decepción y la promesa de un gurú que viene de fuera a salvarnos. Un gurú que pronto de transforma en un demonio. Veo en esta imagen una metáfora de algo que estamos viendo. Algunos le llaman populismos. A mí no me gusta esa palabra pero quizás personajes como Trump o Bolsonaro sean esos gurús cantamañanas de las novelas de Atwood y Franzen. Personajes con un discurso potente en contra del sistema que saben capitalizar muy bien el descontento de las clases populares.
Podría seguir hablando de literatura y economía pero, de momento, lo dejamos aquí. He querido dar un esbozo de algunas obras recientes de habla inglesa que creo que pueden extrapolarse a otras regiones. Realidades que compartimos muchos, vivamos donde vivamos. Y siempre con el convencimiento de que se puede aprender de economía y sus efectos, leyendo un libro sobre la materia o leyendo una buena novela. Porque no es necesario ser economista para sentir, vivir y respirar economía. Ella nos rodea. Nos moldea. Nos hace buenos. Nos hace malos. Saca lo mejor y peor de nosotros.
Siempre.
Y tú ¿tienes alguna obra para recomentar que tenga un fuerte trasfondo económico?
Si necesitas más información sobre Literatura y economía o te interesa formar un club de lectura sobre algún tema específico, no dudes en contactarme.
Para leer másEntender la economía a través de las novelasKit de supervivencia en tiempos de pandemiaPor qué leo cuentos de hadasMagallanes y la esclavitud de lo útilUna historia de brujas, medicina y feminismo (2)La entrada Entender la economía a través de las novelas se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
January 12, 2021
Cuando la desigualdad genera violencia e intolerancia
Hoy iniciamos una serie para hablar del último libro de Thomas Piketty, Capital e ideología (Deusto) y aprovecho para hablar de extremismos y desigualdad y de por qué la censura nunca es el camino para acabar con la violencia. Stuart Mill y Piketty proponen algunos atajos interesantes. Disfruten.
Por qué no debe causar sorpresa que haya votantes de TrumpHace poco, en redes sociales, reconocidos periodistas y miles de ciudadanos en el mundo se preguntaban atónitos qué había sucedido para que miles de americanos hayan votado a Trump. Gente letrada y con estudios se agarraba la cabeza desconcertada sin poder entender qué había llevado a miles de personas a sentir que ningún político moderado los representaba. Me resultó curioso que en un país donde la gente lee y se informa, todavía nos preguntemos por los extremismos. ¿A ustedes les parece normal que haya gente durmiendo en la calle, mendigando en un supermercado o trabajando de sol a sol por el salario mínimo mientras otros, muy cerca de los primeros, saborean el fruto de sus esfuerzos, trabajan lo justo, estudian. Crecen. Prosperan. ¿Cómo es posible que semejante desigualdad en la que una chica en Marruecos se tenga que casar a los 14 años mientras que el mayor trauma de otra de la misma edad en Occidente, a pocos kilómetros, sea que sus padres no la dejen salir a bailar al boliche de moda?
Esos contrastes siempre existieron, me dirán. Y es verdad. El asunto es que ahora somos conscientes 24/7 de la vida hermosa y miserable de los otros. Esa exposición genera dolor. Violencia. ¿Por qué el mero hecho de haber nacido en esta familia me depara un destino tan distinto a la de esta otra? ¿Qué hice yo para merecer esto? ¿Por qué tengo que trabajar tanto y soportar humillaciones de jefes, bajadas de sueldo, etc mientras que este otro gilipollas se puede dar el lujo de cumplir sus sueños?
¿Y encima me hablan de meritocracia?
Con este talante. Más de un economista ha querido explicar los extremismos tanto de izquierda como de derecha. «Se olvidan de nosotros. Los que no somos una minoría», esgrimen las clases populares llenas de rabia.
¿Qué debo hacer para ser uno de los elegidos? Con estas premisas, hace ya más de 100 años hubo un economista que alertó sobre las posibles consecuencias en la población que tiene la desigualdad.
En especial, cuando es global.
¿Y qué podemos aprender del pasado? Fijensé que no hay nada más desigual que un proceso inflacionario extremo como el que vivió Alemania después de la Primera Guerra Mundial. ¿Se acuerdan de Keynes cuando escribió sobre Las consecuencias economicas de la paz?
Ya en ese breve tratado, que siempre recomiendo, él advertía sobre el crecimiento de los extremismos como producto de la pobreza y la desigualdad. Hay algo violento en no llegar a fin de mes. En no tener estudios. En no tener posibilidades. Genera violencia sentirse excluido.
Por supuesto, no justifico la violencia, por Dios. Solo que me asombra la perplejidad de la gente ante tanta injusticia económica. Algo parecido esboza Piketty en su última obra Capital e ideología cuando habla de esa estrecha relación entre desigualdad y extremismos.
Capital e ideología es mucho más que un libro de economíaLos que me conocen ya saben que hace unos años redacté unas suerte de guía para dummies en las que expliqué lo mejor que pude al público no técnico los básicos de Capital en el siglo XXI. Por supuesto, no es imprescindible haber leído su primer volumen pero sí que ayuda a familiarizarse con ciertos conceptos.
Dicho esto, debo decir que me planteé muchas maneras de abordar el asunto. Por supuesto, descarté hacer un resumen. Ya puedes encontrar en Internet gente que se dedica a eso. Tampoco quise repetir la fórmula pregunta y respuesta.
Quería algo diferente.
Y entonces se me ocurrió simplemente destacar ciertos temas que atraviesan la obra. Y más que repetir lo que dice Piketty, reflexionar sobre cómo el autor aborda asuntos que están (o deberían estar) en la agenda pública. Responder a esas cuestiones, sin duda, me llevará a hablar de la obra e introducir al lector en un libro que creo bastante imprescindible en estos momentos que estamos viviendo. Más allá de estar de acuerdo o no con lo que plantea, creo que vale la pena saber de qué está hablando cuando hablamos de desigualdad. Para ello, ya les voy a adelantando que habrá varias entregas.
Pero antes de entrar de lleno, les contaré qué diferencias encuentro con su primer libro en cuanto a la forma. Del contenido hablaremos en varias entregas.
Piketty quiere un enfoque global pero se queda cortoLos que hayan leído Capital en el siglo XXI, sabrán que su análisis se centra en Europa y Estados Unidos. En esta segunda obra, se intenta paliar esto incorporando la realidad de países como India, Brasil o China.
No sé si lo logra.
A mí entender, se queda corto pero es comprensible y no podemos pedirle más. Piketty, como él mismo asegura, solo habla inglés, aparte de su lengua natal el francés, y no conoce de forma pormenorizada las estadísticas de países del entorno latinoamericano o asiático. Esto no es un defecto pero quizás esa intencion de globalidad no está lograda. Yo diría que es un buen libro para entender Europa y Estados Unidos. Querer sumar más países le quita algo de credibilidad. Aun así, debo decir que me gustó mucho su aproximacion a China y su estrecha historia comercial con Reino Unido. Ayuda a entender los orígenes de una superpotencia que, a menudo, tendemos a pensar que siempre se ha dedicado al comercio internacional.
Contar la desigualdad con una linda narrativaPara mí, este libro debería estar en los anaqueles de Historia de las librerías porque este libraco es un tratado de historia económica europea y estadounidense. Hay menos cifras y más expliqueta. Eso se agradece. Incluso los gráficos están bien desarrollados en un lenguaje coloquial. En este sentido, se agradece que deje fuera información estadística (apéndices que están online). Eso aligera la obra. Es menos denso de leer que Capital del XXI. Me gusta mucho que los economistas no abusen de los tecnicismos. En este sentido, Piketty utiliza los justos y los explica muy bien.
¿Se puede luchar contra la desigualdad con propuestas inalcanzables?Si con Capital en el siglo XXI podíamos intuir algunos esbozos sobre sus propuestas de política económica, en este volumen están más desarrollados y son más concretas.
Hay quien le critica, como en la excelente reseña hecha por Letras libres, que sus propuestas fiscales y de redistribución del accionarado de las empresas así como los cambios en torno a la gobernanza europea sean difíciles de implementar o que no contemplan la contestación social que tendrían. Ya veremos más adelante si es así.
Hablar de desigualdad no es solo hablar de economíaCada vez más, vemos Licenciados en Economía capaces de alimentarse y estar en contacto con otras disciplinas. Un ejemplo que siempre me gusta citar es el de Dreidre Mc Closckey de la que hablé hace un tiempo. Ella bebe mucho de la filosofía y la historia para comprender la economía. Personalmente es el enfoque que trato de dar a este sitio. En este sentido, Piketty se vale de referentes culturales y políticos para entender la historia económica. Al igual que en su primera obra, ésta ahonda en esa idea de multidisciplinariedad. Pero incluso va más allá, nos encontramos a lo largo del libro con numerosas referencias literarias, audiovisuales y artísticas relacionadas con la historia económica. De alguna manera, la literatura y las artes también nos pueden ayudar a entender la economía y, en especial, la historia económica. Como dato concreto. En sus numerosas notas al pie vas a encontrar todas las referencias culturales a los temas que se estén tratando. Dedicaré un artículo a recopilar esas obras que pueden servir de guía literaria para entender la economía. Y esto va más allá de Dickens o de Flaubert. El dinero está presente de muchas maneras en la vida privada de las personas y lo hemos visto en numerosas obras literarias.
Por otra parte, hay también una crítica velada a los profesionales de las ciencias sociales que no suman en sus análisis variables cuantitativas, dejando ese trabajo solo a los economistas. Así, la ciencia económica se empobrece y la ciencia social queda incompleta.
Se busca a través de esta obra que el ciudadano se apropie otra vez del conocimiento. Esta es una idea muy atractiva y que va en contra de lo que muchos economistas nos han querido vender. No necesitamos ser expertos para entender el mundo que nos rodea. Es lo que intento hacer desde mi pequeño espacio: poder acercar conocimiento y reflexión en temas profundos que atañen a la ciudadanía. Por último, quiero volver al asunto de los extremismos.
Lo extremo y la cultura de la cancelaciónHace unos pocos días Twitter canceló definitivamente la cuenta de Donald Trump. Mucho debate ha habido en torno a la libertad de expresión. Yo personalmente creo que si queremos combatir los extremismos y fortalecer la democracia, lo último que podemos hacer es censurar. Me parece más inteligente, y lo he dicho a propósito de Amazon y la polémica de las librerías, intentar atacar el problema por otras vías que proponiendo boicots concretos a personas o empresas. ¿Qué nos puede enseñar toda esta polémica de Trump y los medios de comunicación? Quizás que empresas monopólicas deban tener una suerte de ente regulador como las eléctricas o las telefónicas. ¿Son las empresas tecnológicas monopolios naturales? Todo apunta a que sí. Como tal, los economistas sabemos que deben someterse a algun tipo de control. Yo invito siempre a que debatamos, aunque se digan barbaridades porque esa galería de monstruos que a veces vemos y escuchamos fortalecen los discursos ciertos y verdaderos y dejan escrachado al payaso.
Piketty intenta en esta obra ir por ese camino. Con buenos argumentos nos invita a buscar alternativas al capitalismo pero sin alimentar boicots concretos que, en realidad, no solucionan el problema de fondo. Los dejo con unas palabras de Stuart Mill:
Toda negativa a una discusión implica una presunción de infabilidad (p.47).
Stuart Mill en Sobre la libertad.
No perdamos la discusión y el intercambio de ideas. Nunca.
Y a vos ¿cómo te pegó la censura de la cuenta de Trump? ¿Te parece que los boicots a empresas y personas solucionan los problemas de fondo? ¿Has sentido resentimiento o pensamientos violentos a raíz de una injusticia o una situación especialmente desigual? ¿Lo has visto en alguna persona cercana? ¡Te espero en los comentarios!
Para leer másCuando la desigualdad genera violencia e intoleranciaLos escritores también somos pequeño comercioKit de supervivencia en tiempos de pandemiaLo que tienen en común la religión y el capitalismoEl mundo del trabajo en tiempos de Covid-19¡
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December 21, 2020
Los escritores también somos pequeño comercio
Hoy hablamos de librerías, de monopolios y de por qué también los escritores somos pequeño comercio. Todo a raíz de la polémica Amazon y comercio de proximidad. Para pensar sosegadamente.
Las pequeñas librerías de viejo venden en Amazon
Hace unos meses, para la documentación de una historia que estaba escribiendo, compré a través de Internet algunos libros usados a librerías de viejo londinenses. Pequeños comercios que viven de poner libros que ya nadie quiere, muchos de ellos, robados de las bibliotecas. Seguramente, aquellos libros seguirían ahí, muertos de risa y juntando polvo si no fuera porque hay una friki como yo a miles de kilómetros buscando esos ejemplares. Así, compré una primera edición muy bonita de la autobiografía de la madre Keynes con fotos de su infancia que no aparecen en otros lados (primera alcalde mujer de Cambridge) o la biografía de su hermano Geoffrey. Este tipo de ejemplares no han supuesto más que 1 o dos pounds.
Adónde quiero llegar. Gracias a plataformas como Amazon o Iberlibro (que ha sido comprada por Amazon) ese pequeño comerciante londinense ha generado un ingreso y además yo he obtenido un ejemplar raro que nadie quería.
Pero no se equivoquen. No estoy aquí para defender a Amazon, Dios me libre. Ya saben que he sido muy crítica con esta plataforma y aborrezco las grandes compañías y más si son monopólicas. Pero más detesto a la supuesta progresía que ataca al gigante para defender al pequeño.
¿Defender al pequeño siempre es correcto?
Hace unos días, se nos presentó la posibilidad de hacer una compra relativamente importante para la biblioteca del colegio. Era una gran oportunidad de obtener un buen descuento. Me dio una gran ilusión confeccionar esa lista de títulos y ver las maravillas que se editan en España en especial en lo que álbum ilustrado se refiere. La idea era atractiva. Sin embargo, fuera de Madrid, es difícil encontrar librerías que tengan un buen fondo de Infantil. Sin embargo, algunas voces decían, seguramente con algo de razón: “apoyemos al comercio de proximidad”. El tema es el siguiente: ¿qué hacemos cuando el comercio de proximidad no ofrece lo que se busca? Señores, no hay librerías en los pueblos o ciudades pequeñas. Y entonces, ¿qué hacemos con esa gente? ¿La condenamos a que no compre libros? ¿Y qué hacemos con los lectores que leen en otros idiomas y no tienen acceso a las librerías de Madrid?
Mi punto es el siguiente: hay una demanda insatisfecha que puede ser cubierta por la venta online. Pueden convivir librerías físicas y plataformas de venta por Internet.
Entonces, ¿por qué ningunear al que ofrece lo que yo no tengo?
Cuando el monopolio es un problema
Ya lo he dicho muchas veces. Me dicen: “es que Amazon es un monopolio”. Señores, a mí no me gustan los monopolios, prefiero el helado de pistacho pero lamentablemente el monopolio están en la esencia del capitalismo. O mejor, dicho, está en la esencia del comercio. Fijensé que ya Aristóteles teorizaba sobre el asunto en Política. Cuenta él, a propósito de este asunto, una anécdota divertida. Dicen que Tales de Mileto tenía mala fama por pobre. Se pensaba, ya en ese entonces, que un filósofo era incapaz de hacer dinero. Esta ofensa llevó a Tales a desafiar a todo aquel que lo acusara de pobre. Entonces, aprovechando sus conocimientos astronómicos predijo cuándo sería buen momento para una abundante recogida de aceite. A tal efecto, alquiló todas las prensas de la región a un precio irrisorio cuando nadie las demandaba y cuando llegó el momento de la abundante recogida del aceite, las sub alquiló a un precio superior. Esta pequeña especulación está en la base del monopilio, termino que acuñó por primera vez Aristóteles. Yo no lo defiendo. La idea que está detrás puede ser moralmente reprochable. No lo discuto ni lo juzgo pero es la base del comercio desde tiempos inmemoriables. Y además recuerden que sin monopolio no hay big data, piedra fundamental de muchas empresas tecnológicas.
A lo que voy.
Amazon es un monopolio pero también lo es el librero del pueblo, el carnicero, el pequeño comercio de las ciudades medianas e incluso de las grandes cuando están en un barrio concreto. En este caso, no era un problema que el pequeño comerciante fueran un monopolio y que aprovechara esa situación para vender más caro y dormir largas siestas.
Y no lo juzgo. La siesta es algo muy sano. Solo digo que al final, el planteo es elitista. ¿Quién se puede dar el lujo de ir a una librería pequeña y lejana? Y entonces llegamos a otro debate:
Los libros deben estar en todos lados
A veces se mezclan varias charlas, lo dije a propósito de la medida del gobierno francés de prohibir la venta de libros en supermercados. ¿Perdón? ¿Queremos defender un gremio o democratizar la cultura? Si hay gente que por su nivel de estudios o por logística o por lo que sea, no puede ir a la librería, bien porque cierran por la pandemia o por horarios, ¿qué hacemos? ¿Condenamos a esa persona a que no compre libros? Incluso, los franceses fueron más allá subvencionando los gastos de envío de las pequeñas librerías. Eso me parece bien pero se plantea el siguiente dilema: ¿sabemos qué perfil de comprador lo hace en la pequeña librería? ¿Está esa subvención llegando a donde tiene que llegar o estamos subsidiando los hobbies de una clase media muy lectora?
Hace tiempo venimos viendo una campaña a favor del pequeño comercio y en contra de las grandes empresas como Amazon. Por supuesto, siempre me parecerá bien que se cuestione al poderoso. Es lo que debe hacer todo ciudadano de bien. Sin embargo, no me siento cómoda en el papel en el que nos quieren poner.
Me gusta el pequeño comercio, obvio, pero surgen varias dificultades que la multinacional tecnológica ofrece.
La salud, la crisis y el pequeño comercio
En época de pandemia, hemos llegado a ver spots publicitarios lamentables pero la palma se la lleva el Ministerio de Sanidad: ¿es sensato que sus campañas navideñas anti covid fomenten el comercio de proximidad? ¿No sería más lógico que impulsara la venta online, sea o no de pequeño comercio?
Me piden como ciudadana que me solidarice con el librero. Ok. Está muy bien pero volvemos a lo mismo: puestos a elegir: ¿no es mejor solidarizarse con gremios más castigados dentro de la cultura? ¿Alguien se solidariza con los miles de escritores que ya eran precarios antes de la pandemia? ¿Alguien se ha acordado de ellos? Ni hablar de otros sectores que se han dejado la piel en esta pandemia y no pertenecen al mundo de la cultura ni tienen el prestigio del médico. Me refiero a cajeras de supermercado, enfermeros, empleadas de hogar, cuidadores y todos aquellos que están en negro y no han podido acceder a ayudas o ERTEs.
La explotación en el capitalismo es el problema
Me dicen: Amazon explota a los trabajadores. Estoy de acuerdo. Pero entonces, no frivolicemos. El problema no es Amazon es el capitalismo y un sistema que fomenta que todo sea ultra barato. Si vamos por el lado de la explotación, dejemos de consumir móviles, ropa, etc. Lo mismo aplica al cambio climático
Y por último, se llenaron la boca criticando lo que hacía Amazon y ¡ahora resulta que crean una plataforma que brinda el mismo servicio y con entregas en 48 horas! Acabáramos. ¿Y quién se creen que les va a llevar el paquete a casa? ¿El librero? ¿El editor? No, señores, será el pobre “che, pibe” de siempre.
Los escritores también somos pequeño comercio
Y por último, quiero recordarles que hay miles de pequeños comerciantes que venden en Amazon y que generan ingresos gracias a ella. Por ejemplo, los pequeños libreros que les mencionaba más arriba. Y ¿saben cuáles el eslabón más débil?
Sí, el escritor.
No hay nada más pequeño y frágil, en lo que comercio se refiere, que un escritor. Y quiero decirles que miles de miles de escritores independientes generan ingresos gracias a Amazon. Son pequeños cuentapropistas que se buscan la vida para llevar el mango a casa. A ellos también estás apoyando cuando compras en Amazon. Porque ellos también son pequeño comercio.
Mi conclusión es: compra donde te dé la gana. El capitalismo es nefasto. Hagas lo que hagas, lo harás mal porque el consumo es una enfermedad generalizada que genera pobreza, explotación y contaminación.
El capitalismo es el virus
¿Saben que es peor que el virus? Ser conscientes de que no hay manera de escapar. No hay vacuna. Solo vicio. Y de eso se alimenta este capitalismo tal como decía Keynes. Tienes que consumir. Tienes que contaminar. Y es esa lógica perversa la que no nos atrevemos a cuestionar.
Piketty esboza algunas ideas interesantes que desarrollaré más adelante por ejemplo el asunto de la fiscalidad que creo que sí puede doler a empresas como Amazon. Pienso que ahí radica un poco la solución: tratar de que haya medidas de política fiscal a nivel europeo más que linchamientos a empresas particulares. No sé si se podrán aplicar algunas de las propuestas de Piketty pero al menos veo un poco más de pensamiento sosegado en relación al capitalismo. Menos cancelación y más reflexión. Atacar a Amazon es frívolo. Es pensar que si le compro a un librero ya estoy haciendo las cosas bien. Y eso me da derecho a moralizar y señalar con el dedo.
En el fondo, queremos señalar. Nos vestimos de morales y progresistas para señalar y atacar el trabajo de otros.
Yo invito a mis lectores a despojarse de la moralina. Intentar disfrutar de la vida. No hacer daño. Disfrutar de un buen libro, venga de donde venga. Y si no le gusta, lo quema, que al menos con eso contribuye al medio ambiente y evita que ocupe un espacio precioso.
Que tengas felices fiestas.
Tomensé un vermuth a mi salud.
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November 28, 2020
Sobre el misterio de la creación artística y las obras primeras
Hoy hablamos de las primeras obras de los escritores, de los misterios de la creación artística y de por qué a cierto sector de la edición tradicional le incomoda la obra autopublicada.
Cuando el autor no se reconoce en sus propios libros
Hace poco se me presentó un dilema: sacar de la venta mis dos primeros libros.
Me pasa lo siguiente. Hay gente que sigue comprándolos por diversas razones y yo pienso que ya no me representan.
Creo que es la tragedia del escritor. En cuanto el texto sale de las cavernas de mi mente y se plasma en el papel, empieza su proceso de oxidación. como la manzana que, una vez que la cortas, empieza a ponerse amarilla. Supongo que le pasa al actor que no se quiere ver en sus primeras interpretaciones.
Sin embargo, hay una voz interna que contradice estas intuiciones. Yo no tengo que dar explicaciones. Y a lo largo de mis obras hay una evolución. Como el oficinista que también mutará o el verdulero. En este sentido,¿tienen valor esas primeras obras?
Evidentemente, son partes de un yo anterior que no tiene nada que ver conmigo ahora pero renegar de ese pasado me pone en un lugar en el que no quiero estar. ¿No llevamos los escritores un entrenamiento en eso de exponernos y perder el miedo al ridículo? En ese sentido, ¿qué importa lo que piense la gente? ¿Pueden esos prejuicios perjudicarme en mi carrera?
Y todo esto me llevó a pensar en la obra primigenia. En el valor de la misma. En si es parte del morbo de la creación artística. Y si esas primeras obras nos pueden llevar a destripar lo que Stefan Zweig llamó “el misterio de la creación artística”.
Las primeras obras de un escritor
Instintivamente, cuando investigo a un autor empiezo por sus obras más recientes. Siempre pienso que sus primeros escritos pueden llegar a tener un carácter más amateur. Me pasó con Paul Auster en su día. Su primera novela no era muy buena. Sin embargo, luego pegó varias que eran excelentes y después desbarrancó un poco, que es lo que pueden hacer los buenos escritores: darse el lujo de escribir libros malos. Y quizás, en eso consiste esta carrera: en poder llegar a ese punto en el que, escribas lo que escribas, la gente y los editores sigan apoyando.
Hace unos años hubo polémica con los famosos relatos de Raymond Carver titulados De qué hablamos cuando hablamos de amor. La controversia había surgido porque el autor había escrito un original llamado Principiantes que Gordon Lish, su agente cercenó en más de 40%. Hace unos años, Editorial Anagrama publicó la restauración del original después de un largo trabajo. Pero yo me pregunto ¿hizo bien Gordon Lish en hacer ese trabajo? ¿Hasta qué punto se extralimitó?
Entiendo que el escritor puede sentirse censurado pero como lectora ¿nos interesa saber cómo concibió el autor la obra? ¿Queremos entrar en ese «detrás de escena» del arte?
Yo no estoy segura.
Para mí, el arte es lo bello. Es algo puro. Es perfecto en algun sentido. Sin embargo, el making off de las cosas lo encuentro sucio, imperfecto. Lleno de sufrimiento. Sudor. Entiendo que pueda haber un interés casi antropológico pero como lectores, ¿nos interesa saber qué artilugios utilizó el artista para llegar a su obra?
Stefan Zweig piensa que sí. En el discurso que brindó en 1938 en Buenos Aires ahonda en esta idea de destripar los misterios del artista. Y en ese proceso, casi forense, de seguir sus huellas seremos, alega, aún más capaces de apreciar la belleza del arte. ¿Acaso estudiar los misterios de la luna nos impide de valorar y apreciar su belleza?
Y entonces, veo que Zweig tiene su punto y me hace pensar. Por supuesto, no puedo compararme con todos aquellos artistas que cita el autor en su libro pero puede que haya algo sagrado en esos primeros escritos. ¿Una huella? ¿El secreto del mecanismo del arte? Quizás, estoy buscando excusas para no terminar de sacar de la venta mis dos primeros libros.
Y hay quien dice que los autores tenemos prisa por publicar. Y a esos también les contesto.
Manuscrito original de Mrs Dalloway de Virginia WoolfAlgunos editores están llenos de prejuicios
No es que tengamos prisa por publicar. Tenemos prisa por trabajar como cualquiera. Hace poco escuchaba un vivo de Instagram de una conocida editorial independiente argentina en donde se habló de autopublicación. Claro, ellos como editores se dedicaron a ningunear a un sector que, les guste o no, mueve mucho dinero.
En realidad, a mí me da igual si el sector de la autopublicación mueve o no dinero pero muchos editores tradicionales y libreros de la vieja escuela todavía creen pertinente preguntar con total ignorancia:
¿pero esos venden algo?
¿Por qué no se lo preguntan a los miles escritores que son editados por una editorial pero no los conoce nadie, excepto los cuatro gatos de su tribu? El tema del dinero, las ventas y la subsistencia siempre es relevante para los autopublicados. Nunca para el resto.
Y siempre sobrevuela esa idea absurda de que si autopublicas, no eres profesional o no te tomas en serio tu profesión.
Aparte de mostrar una gran ignorancia y poco contacto con esos autores, me da la sensación de que hay un muro infranqueable entre esos dos ámbitos que me deja pasmada. Están ahí, en las redes sociales, en la calle. Y sin embargo, no se tocan. Se ignoran. Y yo asisto perpleja a la observación de los prejuicios de ambas partes.
Y me río y a veces polemizo porque, ante todo, creo que hay lugar para todos. ¿Por qué molesta tanto a cierto sector de la edición que un autor no quiera esperar los tiempos de una editorial y quiera autopublicarse?
Yo creo que hay espacio para todos y que nadie debe decirnos cómo debemos hacer nuestro trabajo. Sin embargo, intuyo esa desconfianza. Yo soy de las que pienso que escribir es un trabajo y que si una editorial no quiere publicarme, estoy en mi derecho a hacerlo por mi cuenta, justamente porque para mí es un trabajo y no un hobby.
Hace poco, en una entrevista a Cristian Perfumo (ganador autopublicado hace unos años del Premio Amazon) en el último Liber Digital, se especulaba sobre la idea de hasta qué punto es necesario que nos curen los contenidos que leemos. Ya lo he dicho la semana pasada. Yo consumo a las editoriales. Y me gusta que cada una tenga su ADN pero eso no significa que TODO el contenido al que accedamos tenga que ser comisariado por una editorial. Perfumo se preguntaba: ¿acaso necesitamos a un editor para que nos cure el contenido de los blogs o de la música?
Hace poco descubrí el libro antes citado de Stefan Zweig. Casi toda la obra de él está en Acantilado pero ésta está publicada bajo un sello que era completamente desconocido para mí (Sequitur). Sin embargo, me tiré de cabeza porque de Zweig suelo leerlo todo y el tema me interesaba. A veces seguimos editoriales pero otras seguimos autores o seguimos temas concretos. Y esto me lleva a otra conversación
Las primeras obras a veces son autopublicadas
A menudo la idea que subyace en el mundo de la edición tradicional es que si no te publica un tercero, te abstengas de publicar.
¿No les parece una idea cruel y elitista?
Sería como decirle a un carpintero: busca trabajo en un taller pero si nadie te contrata, ni se te ocurra hacer un placard e intentar venderlo. No fabriques una estantería por tu cuenta. No estás preparado. No tienes experiencia. Lo harás mal. ¿Le dicen lo mismo al actor que recién empieza? ¿Al cineasta que hace sus primeros cortos de forma casera?
Los comienzos no son fáciles PARA NADIE. Pero se aprende en el camino y, si encima se puede vivir de ello, ¿por qué no podemos buscar nuestra forma de ganarnos la vida como mejor podamos? ¿Por qué este cuentapropismo dentro del mundo de la escritura genera tanta incomodidad a algunos?
Y volviendo a esto. Arthur Rimbaud autoeditó Une saison en enfer. Luego se arrepintió y quiso destruirlos. Sobrevivieron algunos ejemplares “pequeños y sucios papel para envoltorios” (ob cit. p.93). Incluso sus amigos coleccionaron e imprimieron muchos de sus versos. ¿Acaso cometieron algún pecado por hacerlo? ¿Violaron algún canon?
El mundo del arte y la creación tiene hambre. Siempre va a buscar la manera de sobrevivir. Trascender. Hay algo mágico. Quizás es la idea de vencer a la muerte. Pasar a la posteridad. Y en el medio, ganarse la vida.
En busca del manuscrito original
Volviendo a Stefan Zweig y a su búsqueda de los misterios del artista, cabe preguntarse si ese retorno al manuscrito original tiene sentido hoy en día en el que no escribimos más a mano.
Quizás esos primeros libros que escribimos y publicamos sean los antiguos manuscritos que tanto encanto tenían. El color de las hojas. Las tintas. ¡Qué maravilla que son los objetos de la escritura!
Sigo debatiéndome sobre si quitar mis primeros libros. Siento que si lo hago, me traiciono a mí misma pero si los dejo es como mostrar algo que ya no me representa. Tal vez ahí radica la tragedia de la escritura. En cuanto sale de la mente del creador, se oxida. Cambia de color. De textura. Se vuelve ajena.
Yo no soy fetichista de estas cosas pero parece que hay gente dispuesta a pagar mucho dinero por ciertos manuscritos. Y aquí les aporto un dato curioso: existe una editorial francesa llamada Editions des Saints-Pères que se encarga de editar y publicar primeros manuscritos. Encontramos obras primigenias como el primer borrador que regaló Lewis Carrol a Alicia, la verdadera, que inspiró Alicia en el País de las Maravillas. Fijensé el valor que tuvo ese primer documento que es una maravilla, que Alicia, por problemas económicos, lo tuvo que vender años después a Sothebys. Pero encontramos auténticas joyas para el amante de la antropología forense de la literatura. Es aquí donde hallamos esas huellas de las que nos habla Zweig. Por ejemplo, varios poemas de Rimbaud de Une saison d’enfer enmarcados se consiguen por 125 euros aproximadamente.
Aquí ya hablamos de la literatura convertida en un objeto de lujo, un fetiche. La exaltación de los orígenes de la creación artística cobran significado como bien escaso, irreproducible, único como una joya.
Miro en la pantalla el primer borrador de Mrs Dalloway de Viginia Woolf. Hay tachones. Hojas arrugadas. Una letra ininteligible. Un poco se ve ese desorden de la creación artística. Y se ven esos cambios de opinión en algunos términos. En algunos nombres.
Y me doy cuenta de que no sé si quiero saberlo.
Sin embargo, hay algo que me atrae. Quizás no es su contenido sino esa belleza que emana del borrador. Como objeto. La textura del papel. La tinta. El paso del tiempo. El manuscrito de Mrs Dalloway lo encuentro bello pero, no por su contenido literario, sino por su forma. Y así, vemos que lo literario muta en otra cosa. Eso también es arte pero ya es un objeto raro que se alaba.
Por su escasez.
Por lo que significa en la historia.
Por lo que nos dice sobre una época.
Por su belleza.
Y entonces pienso que quizas sí lo primigenio tiene un valor. O quizás lo tiene cuando el autor triunfa y nos da ese morbo por conocer su «detrás de escena».
Y a vos, ¿te da morbo la creación artística o solo te conformas con un buen libro? ¿Sueles escribir a mano? ¿Estarías dispuesto a pagar por un manuscrito original? ¿Te gustan los «behind the scenes»?
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La entrada Sobre el misterio de la creación artística y las obras primeras se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.
November 20, 2020
Dos bibliotecarias nos cuentan su labor en pandemia
Hoy hablamos con dos bibliotecarias para que nos cuenten cómo está trabajando la biblioteca pública en pandemia. Disfruten.
Hace algunos días hablábamos de las bibliotecas y de las inquietudes que he tenido como usuaria. Hoy salgo a conocer qué piensan algunas bibliotecarias (¿es una profesión dominada por mujeres?).
Al investigar un poco, me he encontrado con mujeres apasionadas y comprometidas con su trabajo. Mujeres que adoran su profesión y dar un servicio de calidad a sus socios. Y entonces lo que iba a servir para ilustrar un artículo se ha transformado en un texto independiente.
Eva Pascual (E.P) trabaja en la biblioteca pública de Palma Can Sales y nos cuenta cosas tan interesantes que no me queda otra que respetar sus palabras. Y habla de todo. Del confinamiento. De los socios. De los servicios que prestan.
Leticia Moya (L.M) es socia fundadora de BICRA (Bibliotecarios de Ciudad Real Asociados), es muy activa en redes sociales y, ya que estoy, aprovecho para recomendarles sus vivos de Instagram en donde charla con otros bibliotecarios y recomienda libros.
He intentado evitar repeticiones y agrupar temas. Pero, sobre todo, ser lo más fiel posible a sus palabras.
Espero haberlo logrado.
El servicio de las bibliotecas durante la pandemia
¿Cómo ha cambiado la atención al público durante la pandemia? ¿Se han cortado servicios? ¿Se han empezado a brindar otros?
(E.P) La atención ya en los mismos mostradores de atención al usuario ha cambiado. Existe un único auxiliar con su ordenador para realizar todas las devoluciones, ya que estos documentos pasan automáticamente a la situación «cuarentena», por lo que deben quedar en una estantería fuera del libre acceso, y hasta pasada la misma no se colocarán en su espacio habitual.
Durante las primeras fases de la desescalada se evitó que los usuarios circularan por las estanterías para seleccionar ellos mismos los documentos, debían solicitarlo al personal y era éste quién iba a buscarlo. También se cerró la hemeroteca y no se recibían periódicos ya que no se podían leer.
Los servicios que se iniciaron fueron conjuntamente con voluntarios de Protección Civil, el envío de documentos a las casas de las personas mayores de 65 años.
También se aceleró el convenio con la empresa de efilm para realizar con el carnet de la biblioteca préstamo no solo de monografías sino también de películas, series.
(L.M) En los meses de marzo y abril el servicio que se prestaba a las personas usuarias era prácticamente virtual y teléfonico. Se potenció el uso del préstamo a través de eBiblio (plataforma disponible en casi todas las Comunidades Autónomas), desde la misma, las personas usuarias de nuestras bibliotecas tienen acceso a libros electrónicos, revistas, audiolibros y películas. Dentro de las misma plataforma se habilitó que todas las personas que no disponiesen de carné pudiesen solicitarlo de forma telemática. También se siguieron con las reuniones de los clubes de lectura y talleres de lectura de forma virtual a través de diversas plataformas como pueden ser Zoom o Jitsi, incluso por WhatpAssap. El servicio de información y referencia también siguió ofreciéndose vía e-mail o telefónica.
Los servicios como tal, no se cortaron, fue la forma de hacerlos. A partir de mayo cuando se establecieron las distintas fases en nuestros territorios se empezaron a ofrecer de nuevo los servicios presenciales, en la primera fase se empezó a atender en el exterior de los edificios mediante cita previa, en la siguiente fase las personas usuarias ya podía acceder a los edificios y en la nueva normalidad prácticamente se ofrecían todos los servicios presenciales siempre respetando los aforos e medidas higiénicas dictaminadas por Sanidad.
La atención a niños y mayores
¿Se han impulsado iniciativas destinadas a colectivos concretos (niños, mayores, etc)?
(E.P) Lo comentado arriba, para personas mayores o con problemas de movilidad, contactamos con Protección Civil. Recogían en la biblioteca los documentos que previamente el usuario había solicitado por teléfono o por correo electrónico, y se lo llevaban a su casa.
Durante este tiempo de confinamiento, mientras la biblioteca estuvo cerrada, uno de nuestros compañeros realizaba desde su casa tres cuentacuentos semanales que subimos a las redes sociales y han quedado colgados en nuestro Youtube.
(B.P) Un servicio que si se ha extendido más, ha sido el préstamo a domicilio para personas mayores o dependientes, se ha contado con la cooperación de Protección Civil, Cruz Roja y voluntarios para la entrega de los documentos en los domicilios de las personas solicitantes.
Normalmente las bibliotecas trabajamos con todo tipo de colectivos. En la pandemia se intentó mantener muchas de las actividades ya programadas. Lo que cambiaba era el canal de comunicación. Las actividades infantiles tenían como canal de comunicación plataformas digitales, en cambio, para las personas mayores esa comunicación, en muchas ocasiones, fue por vía telefónica.
Bajan los socios y aumenta la demanda de servicios digitales
¿Ha habido un aumento de demanda de algunos servicios por parte de la ciudadanía?
(E.P) El servicio que más ha aumentado ha sido las altas en la plataforma ebiblio de préstamo de libros electrónicos, y cuando pusimos en marcha efilm también en esta. Empezamos a dar de alta a usuarios sin necesidad de que acudieran a la biblioteca, sólo enviándonos sus datos por mail.
(L.M ) Lo que se ha quedado constatado es la brecha digital existente y la necesidad de una alfabetización mediática e informacional
¿Ha aumentado o disminuido el número de socios?
(E.P) Ha disminuido el número de usuarios activos, se verá más claramente cuando saquemos las estadísticas anuales del Ministerio de cultura y deporte y comparemos las cifras con 2019, pero el día a día ya nos muestra que hay menos afluencia física a la biblioteca.
(B.P) Más que hablar de aumento o disminución habría que hablar soci@s activ@s. Se han solicitado nuevos carnés pero sí es cierto que aún no se ha recuperado la afluencia de público que teníamos en los meses de enero o febrero.
La biblioteca trabajando con otros
¿Trabaja o suele trabajar la biblioteca con otras instituciones de su entorno (por ejemplo, autores, vecinos, editoriales, colegios, ONGs o empresas?
(E.P) Solemos trabajar muy habitualmente con el Casal del barrio dónde se ubica la biblioteca, ya que al ser un centro pequeño cedemos nuestras instalaciones cuando programan conferencias y talleres. Igualmente colaboramos desde hace 5 años con la ONG Mallorca sense fam, realizando intercambios de libros por alimentos con motivo del Día del Libro. Los colegios suelen venir de visita y piden cita previamente para hacerla. Ahora mismo están canceladas.
(B.P) Las bibliotecas solemos tener muchos aliados en nuestro entorno como asociaciones, colegios, institutos, etc. Solemos organizar de forma conjunta actividades e incluso en muchas ocasiones cedemos nuestros espacios para actividades de otros colectivos.
La recomendación del bibliotecario
¿Están desempeñando en esta pandemia o antes los bibliotecarios el rol de recomendadores?
(E.P) Intentamos poner en marcha el servicio de «Llama a tu bibliotecario», para recomendar lecturas por teléfono pero no prosperó. Quienes más recomiendan lecturas son los auxiliares que trabajan en planta en atención al público.
(B.P) Una de las principales labores de las bibliotecarias es la de asesorar y aconsejar lectura pero siempre teniendo en cuenta los gustos de la persona.
En pandemia se potencia el mundo digital
¿Crees que las redes sociales están jugando o deberían jugar un papel importante en la difusión de actividades que tengan que ver con la difusión de la lectura?
(E.P) Otro de los servicios que más aumentado han sido las redes. Precisamente iniciamos el Twitter de la biblioteca durante este tiempo, y subimos bastante contenido al canal de Youtube que ya existía pero no tenía actividad.
Totalmente de acuerdo, creo que las redes pueden ayudar a dar visibilidad a las bibliotecas y a fomentar la lectura y las actividades de difusión, se retransmiten club de lectura en directo, así como cuentacuentos, scaperooms en directo en bibliotecas con la participación del público… todo ello hace que se promocione la lectura, los libros y las bibliotecas como espacios de entretenimiento, diversión y cultura.
(B.P) Las redes sociales juegan un papel importante y fundamental para la difusión pero hay que tener en cuenta que no toda la población dispone de medios ni conocimientos para acceder a ellas.
¿Hay algo que se podría mejorar?
(E.P) Nosotros lo que hemos echado en falta ha sido la formación en estas nuevas herramientas, que no existían o se usaban menos en tiempos de los estudios universitarios. Así que no queda otra que seguir aprendiendo y realizando formación para adaptarse y mejorar.
(B.P) Se podría mejorar en cuanto a la alfabetización mediática e informacional, en nuestra región desde hace años funcionan los Centros de Internet instalados en las bibliotecas donde todas las personas tienen acceso, además se imparten cursos para que aprendan el manejo de las distintas aplicaciones (tramitación con la administración, redes sociales, etc.)
¿Hay alguna biblioteca en España o fuera del país que sea una referencia para ti en cuanto a modelo a seguir?
(E.P) En España me gustan especialmente la Biblioteca Nacional por la difusión de su fondo patrimonial y cultural, y la Biblioteca pública de Murcia, muy activa en las redes y con gran variedad de actividades.
(B.P) Voy a centrarme en bibliotecas que son para mí referentes en nuestra comunidad. En cuanto a actividades de animación a la lectura destaco a las Bibliotecas Públicas Municipales de Herencia (CR), Villamalea (AB) y Villar de Olalla (CU), son poblaciones de menos de 10000 habitantes y que han sido galardonadas con el premio especial María Moliner del Ministerio.
Donar libros, una asignatura pendiente
Hemos visto que algunas bibliotecas han dejado de recibir donaciones ¿Se siguen gestionando en algunas bibliotecas?
(E.P) También nosotros hemos dejado de recibirlas, teníamos una mesa de intercambio para los usuarios pero la tuvimos que quitar y es por ello que ya no aceptamos donaciones.
¿Algo más que te parece interesante destacar?
(E.P) Únicamente que espero que de nuevo se recobre la confianza en los espacios culturales que se han visto seriamente dañados por la pandemia, y que vuelvan a llenarse de vida bibliotecas, archivos, museos etc. Mil gracias
Gracias a ustedes, Eva y Leticia. Por la labor que desempeñan y por tomarse el tiempo de responder estas preguntas.
Y tú ¿quieres recomendarnos alguna biblioteca? ¿Echas de menos algo en esta época de pandemia? ¿Eres bibliotecario?
¡Te espero en los comentarios!
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November 18, 2020
La biblioteca pública en pandemia
Hoy hablamos de la biblioteca pública en pandemia y de lo mucho que las echo de menos. Además, reflexionamos sobre la economía circular y sobre porqué pienso que los libros deben deambular, leerse y sino transformarse en otra cosa porque un libro cerrado es un crimen.
No se olviden de las bibliotecas
El pasado viernes fue Noche de los libros y veo que se viene hablando de la importancia de las librerías y el pequeño comercio, en especial, en su guerra contra Amazon. No hablaré de este asunto del que ya me explayé en su día. Solo quiero reivindicar el acceso a los libros tanto para los niños y los adultos. Hay muchas maneras de hacerlo. Sin duda, las librerías son un espacio interesante pero también lo son o lo deberían ser las bibliotecas. Vengo diciendo hace rato que con la pandemia los servicios de la biblioteca se han ido mermando. Es una pena que ante el retiro de la educación pública de ámbitos en los que antes estaba presente (fíjense por ejemplo que, por lo menos en la Comunidad de Madrid, se ha aprobado la jornada continua hasta nuevo aviso), no haya otras alternativas para acercarse al conocimiento.
Es verdad que se ha potenciado el catalogo online. Pero creo que hay que ir más allá. Si se puede ir a una librería ¿por qué no se puede acudir a una biblioteca siguiendo los protocolos correspondientes? ¿Por qué no ensayar nuevas formas de acercar a la ciudadanía la lectura y el conocimiento?
Y entonces, se me ocurren algunas cosas que, en realidad, se le ocurrieron antes a otros.
Algunas iniciativas interesantes en torno a la biblioteca
Abrir la biblioteca al pueblo. Se me ocurre que se permita la visita de las bibliotecas con aforo, en especial, la sección infantil. Porque al final, me pasa que termino en la librería en donde mis niños son felices pero no siempre puedo gastar dinero en libros. La experiencia de tocar y agarrarlos en los pequeños se pierde cuando privatizamos el espacio ¿Solo los que puedan comprar un libro, lo harán?Biblioteca al aire libre. Ya hablé hace un tiempo de esta fantástica iniciativa de crear un evento o algo más estable que sea leer al aire libre. Leer es una actividad solitaria. Encaja perfecto con el aislamiento social. Tal como se hacen ferias de otras cosas, se podría sacar la biblioteca a la calle y con aforo poner, mesas, sillones (yo sueño con un chaise longe) para que la gente se pueda tirar a leer al sol. Hubo algunos antecedentes en España ¿sería posible reflotar esta idea? Encontramos algunas experiencias interesantes en Estados Unidos. Durante la crisis del treinta se habilitaron espacios al aire libre en donde los parados o los trabajadores a la hora de la comida podían ir a leer. La idea era buena y se trataba de llevar los libros a otros espacios de ocio[1]. Seguimiento por teléfono de los socios. ¿Qué perfil de edad tienen? ¿Quiénes son los que más libros sacan? ¿Qué pueden necesitar? ¿Se podría pensar en un servicio de lectura por teléfono para gente que no pueda leer? Incluso se podría esbozar una especie de recomendador por teléfono de libros para leer de determinada temática.Donaciones. Me parece importante que los libros circulen y que no estén juntando polvo. De ahí que sea partidaria en que se reanuden lo antes posible las donaciones a la biblioteca. Es una locura. Me correrán con el protocolo y la salud pero, señores, tampoco la gente está donando todo el rato. ¿Tan difícil es gestionar el asunto? ¿Se puede pensar en fomentar de alguna manera las redes de trueque de libros? O fomentar una iniciativa que sea ir dejando libros por distintos lugares de la ciudad. Sé que esto ya se está haciendo a título individual por aparte de vecinos solidarios.
La biblioteca como termómetro de las necesidades de la sociedad
Justo el otro día entrevistaban en la radio a varias directoras de bibliotecas en la Comunidad de Madrid, cuyos nombres no recuerdo porque iba en el bus, y se habló de la magnífica biblioteca María Moliner de Villaverde en Madrid que está abierta organizando actividades, recibiendo visitas con aforo u organizando eventos con escritores (por ejemplo, el viernes pasado en el día de las librerías estuvo Rosa Montero haciendo un streaming). No solo eso. Están pendientes de los mayores llamándolos por teléfono para saber qué necesidades tienen en relación con la lectura.
Piensen en lo importante que puede ser un libro tanto para un adulto mayor como para un niño. ¿Podemos hacer algo más para ayudar a que no queden rezagados en medio de esta pandemia? No voy a nombrar otros municipios pero parece que la gran mayoría no ha querido arriesgar. Gente, todavía hay muchas personas que no manejan las nuevas tecnologías. ¿Podemos llegar a ellas? ¿Podemos apoyar a esos niños y a esos viejos que necesitan que no los olviden?
Me parece bien que haya un día de las librerías. Amo las librerías pero pensemos en toda esa gente que quizás no tiene una cerca. O que no tiene dinero para comprar. O que lee en otros idiomas.
Los libros tienen que estar en todos lados
Hay quien dice, no debemos vender libros en los supermercados. Esta parece haber sido la medida estrella en Francia y algo parecido pasó durante el confinamiento. A falta de librerías, los libros del supermercado son un oasis para muchas familias y aquí me pregunto ¿se trata de democratizar la lectura o se trata de ayudar a un sector concreto? Porque depende de donde pongamos nuestro interés, la estrategia será distinta. Yo soy de las que pienso que los libros deben estar en todas partes, al alcance de todos.
Incluso en las zapaterías.
Quiero que lleguen a todos y no creo que eso sea conspirar contra nadie. Me interesa la presencia de libros en todas partes. En las plazas. En los bares. Incluso en la vereda. En la puerta de una casa. En la boca de un metro. Y señores, no me corran con el fetiche del libro. No soy fetichista. El objeto me da igual pero me parece un crimen un libro juntando polvo. Un libro cerrado es un libro muerto o quizás un libro que nunca debió existir.
Un libro que junta polvo es una herida en el alma. Es desperdicio de recursos. Es egocentrismo. Es insultar a la pachamama. Es burlarse del trabajo ajeno. Es despreciar el esfuerzo de la humanidad. Por respeto a la naturaleza, leamos esos libros y, si no nos gusta leer, hagamos que circulen .
Economía circular y los libros
Hacer circular los libros es también cuidar el planeta. Y ¿por qué no? Sumarse a toda esta gran movida de zerowaste que tanto se difunde desde la economía circular (de la que hablaré en breve cuando reseñe la última obra de Thomas Piketty). Y aprovecho para hablarles de una interesante propuesta: RecicLibros, una empresa solidaria que se encarga de vender libros de ocasión y segunda mano ofreciendo un servicio que, a mi juicio, escasea en estos tiempos pandémicos (y no pandemicos también): recogen sin costes tus libros a domicilio (solo en la Comunidad de Madrid). Ellos los venden pero destinan parte de sus beneficios a casusas solidarias pero además tienen una serie de compromisos ecologicos muy interesantes y que les recomiendo que lean en su web como reducir al mínimo las emisiones de Co2, trabajan con personas en riesgo de exclusión social o utilizan coches eléctricos para hacer la recolección de libros. Me parece una idea excelente ahora que pasamos más tiempo en casa y podemos dedicarnos a vaciar un poco nuestra biblioteca para que la disfruten otros.
Compartamos los libros. Que deambulen. O sino reciclemos el papel para que esa celulosa pueda tener una segunda vida.
Abrir un libro es habitar otras vidas. Lo necesitamos. No cerremos puertas a que vuele la literatura. Que viaje. A donde sea necesario.
Siempre.
En breve, seguiremos hablando de bibliotecas pero con bibliotecarios porque quiero escucharlos a ellos. Como me han contado cosas muy interesantes, merecen un artículo para ellos solitos. Mientras tanto, disfruta de otras lecturas en esta web.
Y tú ¿sueles ir a la biblioteca? ¿La echaste de menos todo este tiempo? ¿Sueles ir con tus hijos? Te espero en los comentarios.
Para leer más
La biblioteca pública en pandemia
Kit de supervivencia en tiempos de pandemia
Lo que tienen en común la religión y el capitalismo
Por qué leo cuentos de hadas
Los niños y la escritura
[1] Les recomiendo este excelente estudio de Teresa Mañá de la Universidad de Barcelona sobre la historia y antecedentes de bibliotecas al aire libre.
La entrada La biblioteca pública en pandemia se publicó primero en Silvia Zuleta Romano.


