Grace Lloper's Blog, page 2

April 25, 2016

Aguas Bravas - Primer día (Crucero Erótico 04)

En el Mar…22 de Enero.
¿Papá? Mierda, mierda… pensaba Andrés caminando hacia el puente de mando. ¿Había mantenido a raya sus ganas de abordar a Tanya por la "estúpida regla" del capitán y ni el mismo que las imponía la cumplía?¡Tenía una hija con Yanela, por dios santo!La tripulación superior completa había quedado congelada cuando escucharon a la niña llamar "papá" al capitán.—¿El capitán y Yanela? Insólito —dijo Pablo que caminaba a su lado.Andrés se paró en seco y lo volteó hacia él.—¿Te das cuenta de lo que eso significa? —preguntó con el ceño fruncido y visiblemente enojado— Ni siquiera el capitán respeta su propia regla.—Bueno, quizás no tengan una relación —argumentó Pablo.—¡Tienen una hija! —contestó casi gritando— Eso ya es una relación.—Pero evidentemente no están juntos, y además, se llevan muy bien. Esa situación no altera el funcionamiento del crucero, Andrés.—¿De qué lado estás, "amigo"?—De ningún lado. No lo tomes como algo personal, solo te estoy dando otro punto de vista. Te conozco tanto que me estoy imaginando todo lo que pasa por tu cabeza, creo que…—Oh, te aseguro que no tienes idea —dijo volteando y dejándolo con la palabra en la boca.Pablo suspiró y lo siguió, apurando el paso ya que Andrés era más alto que él y al parecer estaba muy apurado.¿Alto? Medía casi dos metros.Andrés era un hombre muy grande, no era delgado, aunque no tenía un gramo de más en todo el cuerpo, era puro músculos, y dedicaba religiosamente una hora al día a ejercitarlos, generalmente cuando terminaba sus actividades a la noche.Ingresó a la marina de pura casualidad, escapando de su padre en el Uruguay. Debido a su altura y porte, se coló con mentiras en un buque mercante brasileño como grumete cuando apenas tenía quince años. El capitán, al darse cuenta de su error luego de ocho meses de navegar por el mundo, lo tomó bajo su tutela, arregló sus papeles y de él aprendió todo lo que sabía.En su interior Andrés siempre se refería al capitán Serrano como su "Ángel de la Guarda" y sabía que todo lo que había logrado en la vida se lo debía a él, incluso había adoptado su apellido.Nadie en el crucero sabía su historia real, ni siquiera Pablo su mejor amigo, solo conocían el relato de su vida a partir de haber conocido al capitán Serrano, a quién llamaba "su padre", porque era así como lo sentía.Seis años atrás, su mentor había fallecido de un cáncer fulminante, y era exactamente ese tiempo que él se había unido a "Aguas Blancas". Ya no quería recorrer el mundo, sino asentarse en un solo lugar y formar una familia… aunque realmente no entendía muy bien ese concepto, ya que nunca tuvo una normal, pero quería descubrirlo.Era un desarraigado tratando de arraigarse a algo, a una ilusión.Pero esa no era exactamente la imagen que proyectaba. Era altanero y se llevaba todo por delante, se había hecho la fama de "excéntrico", sobre todo por sus tendencias sexuales. Era un hombre muy dominante y no perdía la oportunidad de conocer íntimamente a una mujer cuando ésta demostraba claramente su disposición de complacerlo.Le gustaban sumisas y claramente experimentadas, huía de las mojigatas como si fueran las plagas bíblicas de Egipto. Se sabía atractivo, con buen físico, y se aprovechaba de ello. Nunca le faltaba acompañante femenina en el barco… y siempre se despedía de ellas al terminar el viaje.Hasta hace un mes. ¡Mierda! Eso lo tenía realmente fastidiado.Conocerla había sido su perdición, aún recordaba el primer día que la había visto al lado de Yanela en la cubierta dos viajes anteriores a éste:
Estaba hablando con Pablo y como si se hubieran puesto de acuerdo, se acercaron a la baranda metálica de la cubierta, observando hacia abajo. Les encantaba ver a los visitantes ingresar al barco.—Yanela ya está recibiendo a los primeros huéspedes —dijo sonriendo.—¿Ya conociste a la nueva profesora de gimnasia, Andrés? —preguntó el contramaestre.—No, ¿y tú? —contestó intrigado.—Ufff, síii, la conocí ayer cuando Yanela la llevó a recorrer el barco. Se esmeraron esta vez, es preciosa. La anterior tenía un buen lomo, pero era necesario taparle la cara con una almohada.Andrés rió a carcajadas por la salida del simpático oficial.—Mmmm, habría que verla… ¿tu amiga ya embarcó? —preguntó cambiando de tema.—Son dos… —y Pablo le habló de las dos chicas que se quedarían en su camarote en ese viaje. Rieron a carcajadas y Andrés lanzó una cantidad inmensa de insultos contra su amigo y su suerte, dándole un puñetazo fingido en su estómago. El contramaestre lo tomó del cuello y empezaron una pelea ficticia, hasta que Pablo se quedó quieto… mirando hacia abajo.—¿Qu-qué? —preguntó Andrés intrigado al ver que su amigo no le seguía el juego, como era usual.Pablo se irguió lentamente y observó extasiado hacia abajo.Andrés dirigió la vista hacia donde su amigo miraba y se quedó quieto también.—La puta madre que la parió… —dijo el primer oficial embobado.Parecían dos idiotas con las bocas abiertas.—Acabo de conocer a la futura señora Gonzaga —dijo Pablo suavemente luego de unos segundos, como en trance…¡Y qué razón había tenido!La nuez de Adán de Andrés bajó y subió antes de contestar:—Yo también… a la mía.Se miraron con el ceño fruncido.—¿A cuál te refieres? —preguntó Pablo temiendo que les hubiera llamado la atención la misma mujer.—A la escultural rubia que está al lado de Yanela.—Esa es Tanya Aniston, la nueva profesora de gimnasia, idiota —informó Pablo suspirando aliviado .Y allí estaba su rubia obsesión, parada en la cubierta de acceso, con su escultural cuerpo tentándolo, su piel de alabastro, su hermoso cabello rubio rebajado en capas con algunos mechones ondeando al viento, sus preciosos ojos azules de mirada desconfiada… y su tatuaje… que lo atraía como el polen a una abeja.¡Vaya a la mierda el capitán y su estúpida regla! Se dijo a sí mismo. No perdería un solo día más en respetarla.Y se sumergió en su trabajo.

—¿Qué es lo que te pasa, Tanya? —preguntó Yanela al ver que se había quedado blanca como un papel.Habían terminado la clase de aerobic y estaban dirigiéndose cada una a su camarote para darse una ducha cuando la profesora bajó la cabeza y disimuladamente se escondió un poco detrás de ella en actitud nerviosa, casi de pánico.—Eh… nada, Yan —dijo aturdida—. Creí ver a alguien conocido, pero es imposible —terminó casi en un susurro.Y Yanela la tomó del brazo estirándola hacia un costado.Asió sus manos y la miró fijamente, entrando en un estado de trance que Tanya ya había presenciado en otra ocasión, pero nunca había entendido. Las pupilas de la anfitriona se dilataron, los orificios nasales se agrandaron y su respiración se ralentizó.—Tanya… nubes negras se ciernen sobre ti en este momento —dijo suavemente—, una tormenta se eleva amenazadora, pero los rayos serán tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estarás a salvo —y le apretó los dedos—. No te apartes de él… sabrá protegerte.—¿What? I mean… ¿Qué dices? —preguntó Tanya atontada— Yo… no comprendo— dijo con su extraño acento.—Yo tampoco, lo siento —dijo Yanela sacudiendo la cabeza, como queriendo apartar las visiones de su mente, y siguieron caminando—. Es una extraña sensación, no quiero alarmarte, no me hagas caso. Quizás mi cerebro haya hecho cortocircuito después de toda esta semana tan tensa que pasé.—¿Nadie sabía que tenías una hija con el capitán, no es así? —preguntó Tanya cambiando de tema, ya que no comprendía nada lo que le había dicho.—Mmmm, no… pero no quiero hablar de eso —contestó tratando de zafar—. Ahora ya es de público conocimiento, tuve que traerla porque mi madre, que la cuida cuando estoy de viaje, tuvo un esguince de tobillo. Leo me dijo que se hará cargo de ella, solo espero que Bruna se porte bien, porque es terriblemente inquieta. Hiperactiva, diría yo.—Es una hermosa niña, y seguro su padre sabrá cuidarla —dijo intentando tranquilizarla—. Ok, aquí me quedo —anunció cuando llegaron frente a la habitación que compartía con la encargada de eventos del crucero.—Cuídate, amiga —fue todo lo que dijo la anfitriona antes de seguir camino hacia su propio camarote.Tanya entró a la habitación y se apoyó en la puerta suspirando.No puede ser él, pensó. Son los nervios, es solo eso. No pudo haberme encontrado, imposible.Negó con la cabeza, tranquilizándose a sí misma y entró al baño a ducharse. Dejó que el agua aliviara su tensión, escurriéndose por su cuerpo, como deseando que limpiara todas las cicatrices físicas y emocionales que tenía, pero sabía que eso no era posible.Se secó dentro del baño, como siempre lo hacía para evitar que su compañera de habitación la viera sin ropa si llegaba de improviso, se puso las bragas y una camisilla ajustada de yérsey de algodón antes de salir y trenzar su cabello rápidamente… sin mirarse al espejo.Mientras terminaba de vestirse con un cómodo pantalón holgado de gimnasia en juego con la camisilla y unos zapatos de deporte, intentaba no rememorar lo que había creído ver. Muchas personas tienen el cabello tan rubio que parece blanco, pensó y sacudió la cabeza como queriendo deshacerse de esa idea.Tomó su bolso y salió de la habitación.Era hora de cenar, pero no tenía hambre, solo un nudo en el estómago que estaba segura impediría que pudiera digerir cualquier bocado que llevara a su boca. Ya había terminado todas sus actividades del día y a pesar de haber dado dos clases de aeróbics y una de salsa, normalmente no acompañaba todos los movimientos, solo daba las indicaciones y luego iba recorriendo y corrigiendo posturas al ritmo de la música. Pero eso no era suficiente, no había hecho gimnasia localizada como era usual en ella.Se dirigió al gimnasio por el camino más largo mirando a los costados en todo momento tratando de ver de nuevo los cabellos de oro que tanto temía. En dos ocasiones se tensó y paralizó de miedo, pero resultaron ser falsas expectativas, por suerte.No fue más que una alucinación producto de mis antiguos temores, pensó. Y se tranquilizó.Al llegar se puso las pequeñas pesas en los tobillos y las muñecas, encendió su iPod y procedió a realizar su rutina, sumida en la hermosa melodía instrumental clásica.El gimnasio fue quedándose casi desierto cuando Andrés entró y la vio.Sabía que estaría allí, era su horario habitual. Él había dejado de ir a esa hora para no encontrarse de nuevo con ella, para esquivar la tentación, pero ahora sabía que ya no quería seguir evitándola… quería consumirla, hasta la última gota.Se apoyó contra el equipo de gimnasia al costado de ella y la observó. Su piel era tan blanca que parecía alabastro cristalino, estaba de espaldas ejercitando sus hermosos glúteos cuando ella miró al piso y vio sus pies descalzos.Lo reconoció por el pequeño dragón tatuado en uno de sus tobillos.—Hi, Andrew —dijo sonriendo sin mirarlo.—Hola, bebé —contestó susurrante y apretó sus pantorrillas para ayudarla a mantener el ritmo— ¿no hiciste ya suficiente ejercicio hoy?—Esta es mi rotina, la hago todos los días —respondió bajando los auriculares sin dejar de contar mentalmente.—Lo sé, y se dice rutina —la corrigió—, yo te ayudo tú me ayudas… ¿qué te parece la idea?—Creo que ya hablamos sobre eso una vez —contestó incorporándose y secándose el cuello con una pequeña toalla—, además estoy a punto de terminar.—Deberías esperar, así terminamos juntos —dijo en doble sentido, pegándose a ella por detrás y atrayéndola contra su cuerpo. Una mano se apoyó en su estómago, entre la camisilla y el borde del pantalón acariciándola y la otra se apoderó de su cuello manteniéndola cautiva mientras pasaba la lengua por ese sitio, lamiéndola.—¡Andrew! Estoy toda sodorosa… suéltame —protestó.—Me encanta cuando inventas las palabras —rió contra su cuello—, adoro tu acento, me vuelves loco —y giró rápidamente su cuello para que sus miradas se enfrentaran—, ya deja de luchar contra esto.—No me toques por favor, soy una mujer casada —dijo Tanya nerviosa, pero sin intentar zafarse.—¿Y dónde está tu marido? —preguntó risueño— ¿Recuerdas que sé dónde vives y con quién? —Andrés se refería a que compartía departamento en Río de Janeiro con una de las chicas ayudantes de cocina.—Pronto vendrá de Estados Unidos —se defendió.—No te creo, Tanya —y sopló su cuello, exactamente sobre el tatuaje que tanto lo enardecía, prueba evidente de su estilo de vida—. El tipo de hombre que a ti te gusta jamás dejaría sola a su mujer a menos que hubieran terminado la relación. Puede que estés casada, bebé… o no, no lo sé ni me importa. Lo que estoy seguro es que ya no le perteneces. Yo nunca te dejaría si fueras mía —dijo besando el triskel y acariciando su estómago, introduciendo los dedos debajo de su holgado pantalón hasta tocar el inicio de sus pequeñas bragas.—Yo… yo no quiero… es-esto —susurró.—Patrañas, lo deseas con cada fibra de tu ser, bebé… o ya te hubieras zafado. Eres una mujer muy complaciente, lo sé, te reconozco.—Y tú… tú eres exactamente el tipo de hombre del que vengo hoyendo —aceptó sin querer, estremeciéndose.—¿Oyendo? ¿No será huyendo? —Andrew la volteó y le tomó la cara con ambas manos— ¿Por qué huyes? ¿Alguien te hizo daño?—Please, Andrew… suéltame —suplicó bajando la vista.—Mírame, bebé —ordenó con dulzura, y recién allí Tanya levantó la vista—, eres una sumisa deliciosa, lo sabes y te encanta serlo. Ni siquiera osas mirarme a menos que yo te lo pida. Te reconozco… deseo que me complazcas. Y yo deseo complacerte…Tanya se estremeció al oír esa afirmación. Deseaba complacerla, eso era nuevo para ella. No le creía, no debería creerle, todos los hombres eran iguales. Decían una cosa y hacían otra, prometían el cielo y las estrellas y la llevaban al infierno en un abrir y cerrar de ojos.—Stop, Andrew —contestó cerrando los ojos y tomando su mano para evitar que continuara—. Ya hablamos sobre esto, al capitán no le gostará.Se soltó de su agarre y retrocedió.—¡Al diablo con el capitán! Has lo que yo digo pero no lo que hago… ¿no te das cuenta que ni él mismo respeta su regla?—¿De qué hablas? —preguntó confundida.—De que tenemos carta libre, bebé… el capitán no puede cuestionar nuestra relación, él mismo tiene una con Yanela.—Ellos no están juntos… y nosotros no tenemos ninguna relación —afirmó Tanya bajando la vista.—Eso puede cambiar ahora mismo —dijo sonriendo pícaro—, ¿quieres acompañarme a mi camarote?—Me voy al mío… alone, sola —contestó tomando la toalla y acomodando sus cosas. Dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta.Andrés la siguió. No iba a darse por vencido, no tan fácilmente.—¿Quieres chocolates y flores, bebé? —preguntó bromeando detrás de ella mientras llegaban al área de la tripulación. No era su estilo en absoluto, pero por ella era capaz de hacerlo. Se puso delante y caminando de espaldas simuló entregarle un ramo de flores y abrir una caja de chocolates, ella rió con su ocurrencia y lo empujó por el pecho para que la dejara pasar.Estaban jugando y tonteando camino a sus habitaciones, cuando Tanya volvió a ver los cabellos de oro por sobre el hombro del primer oficial.Se paralizó por un instante.Del susto pegó su cuerpo al de Andrés y lo estiró hacia el pasillo donde estaban sus habitaciones.El primer oficial estaba fascinado, al parecer su tormento había cambiado de opinión, ella se colgó de su cuello y miró sobre sus hombros mientras él la arrastraba hacia su camarote.—¿Cambiaste de opinión, bebé? —preguntó besando su cuello mientras abría la puerta, ajeno totalmente al pánico que ella estaba sintiendo.Tanya asintió con la cabeza, mintiendo… su habitación estaba al final del pasillo pero no iba a ir sola hasta allí, no con ese hombre siguiéndola. Ni loca.Pero cuando entraron, y él dejó sus cosas tiradas en el piso para abrazarla, vio tanto pánico en su mirada que se quedó de piedra frente a ella.Tanya se apoyó en la puerta y muy despacio fue bajando a lo largo de su espalda hasta quedar sentada con las rodillas encogidas en su pecho, abrazándolas. Bajó la cabeza y ante la absoluta sorpresa de Andrés, empezó a sollozar como una niña.¡Mierda! Pensó el hombre, totalmente descolocado… y ahora ¿qué ocurre? Se acercó hasta ella y se arrodilló a su lado.—Tanya, bebé… ¿qué te pasa? —preguntó confundido.Ella negó con la cabeza.Él se acercó e intentó abrazarla.—Don't touch me, please  —contestó en un susurro desesperado.—No lo haré, Tanya… solo quiero que estés más cómoda —¿De dónde me sale esta ternura? Pensó al decirlo—. Levántate por favor.—De-déjame sola un rato, p-por favor —pidió sollozando.Andrés no entendía lo que pasaba, pero sintió un ligero alivio ante el pedido… ¿qué sabía él de consolar mujeres? Absolutamente nada. Se levantó despacio y fue hasta la puerta del baño, la miró y sintió que su corazón se desgarraba al verla así. Era un sentimiento nuevo para él, y no lo comprendió.Agitó la cabeza y entró al cuarto de baño, el único lugar donde podía ir mientras Tanya se calmaba… y necesitaba una ducha.Se desnudó y se metió bajo el chorro templado, manipuló los grifos hasta que solo salió agua fría y se quedó largo rato sin hacer nada más que sentir el agua helada escurriéndose por su cuerpo. Le gustaba esa mujer, la deseaba con locura… pero lo que vio en sus ojos al mirarla lo asustó. Era la misma mirada de terror que recordaba haber visto en su madre cuando su propio padre la maltrataba siendo él solo un niño… y no podía hacer nada.Fue la misma mirada horrorizada y sin vida que vio en su madre cuando –teniendo solo doce años– la encontró en el piso de su destartalada vivienda, muerta. Nunca podría olvidar ese día. Andrés siempre supo que su padre fue el responsable, pero la policía no pudo culparlo sin pruebas, y tenía una coartada.Mientras Andrés se bañaba, Tanya todavía estaba sentada en el piso frente a la puerta en la misma posición, aunque los sollozos estaban cesando. Esta vez estaba segura de que era él. No pudo verle los ojos porque llevaba lentes de sol, pero el cabello era igual, aunque más largo. Y al parecer se había afeitado la barba y el bigote.¡Era él! ¡Era Bryan! ¿Qué iba a hacer? La había encontrado. Le aseguró que si alguna vez lo dejaba movería cielo y tierra hasta localizarla… y lo había hecho. Estos seis meses que había pasado sin él desde que lo había abandonado fueron todo un descubrimiento para ella, una liberación. El solo pensar en tener que volver a su vida pasada le dio arcadas y lo poco que había comido en el almuerzo regurgitó desde su estómago.Se levantó tambaleante cubriéndose la boca con la mano y fue hasta el baño corriendo, prácticamente se dejó caer en el piso sobre el inodoro y vomitó. Andrés la sintió en ese momento y corrió la mampara del baño mirando atónito el espectáculo. En ese momento volvieron las arcadas y siguió vomitando hasta que no le quedó nada en el estómago.El primer oficial salió rápidamente del box, tomó una pequeña toalla de mano, la mojó en la ducha y la acercó a su cara. Tanya suspiró, y agotada por el esfuerzo apoyó la cara en la pierna desnuda de Andrés, que se había arrodillado a su lado y se dejó limpiar y refrescar.—¿Te sientes mejor, bebé? —preguntó con ternura.—S-sí —asintió en un susurro, y levantó la vista. Pero lo único que vio fue piel desnuda, suave, lampiña y bronceada—, e-estás desnudo —dijo.—No me diste tiempo de vestirme —contestó sonriendo.Solo podía ver sus piernas dobladas, pero al levantar un poco más la vista observó algo que llamó su atención. Andrés tenía otro tatuaje a la altura de la cadera: un trío de relámpagos.Entonces recordó las recientes palabras de Yanela: «Una tormenta se cierne amenazadora, pero los rayos serán tu refugio. Siempre que escuches el trueno antes, estarás a salvo». Levantó la mano y acarició suavemente el tatuaje con los dedos.—Thunder —dijo en un susurro.—No es aconsejable que me toques ahora, bebé —dijo Andrés suspirando ante la caricia—. Déjame ayudarte a que te levantes y te meterás en la ducha. Tu remera está cubierta de vómito.—Lo siento —respondió pasándole la mano.—A cualquiera puede pasarle —le restó importancia—. ¿Comiste algo que te hizo mal? —preguntó levantándose con ella y limpiando el inodoro con la toalla mojada para que pudiera sentarse.—N-no… creo que… no —dijo suavemente. Andrés la sentó y procedió a quitarle las zapatillas de deporte y las medias. Ahora sí podía verlo mejor, arrodillado frente a ella, desnudo, parecía un Dios griego. Su cuerpo estaba como esculpido en piedra, y su piel bronceada carecía absolutamente de vellos, como si se los depilara periódicamente. El único lugar donde al parecer lo tenía era en la entrepierna, pero se negaba a mirar.Tanya se estremeció y levantó la vista cerrando los ojos. Estaba acostumbrada a que la cuidaran y la trataran como una niña indefensa, por lo tanto no le resultó extraño que la ayudara.Él se puso de pie, y tomándola de las axilas la incorporó también.—Levanta las manos —ordenó. Sonó más autoritario de lo que pretendió.Recién entonces Tanya se dio cuenta de lo que él pretendía hacer.—¡No! —negó categórica— Yo… puedo sola.—¿Estás segura que no vas a caerte en la ducha? —preguntó frunciendo el ceño— No voy a follarte ahora, bebé… no soy tan desalmado.—Te prometo… puedo bañarme sola —repitió.Andrés asintió con la cabeza, suspirando.—Voy a vestirme y a pedirle a Yanela que te traiga una muda de ropa para que puedas cambiarte. Cualquier cosa me llamas… dejaré la puerta entornada… ¿sí?—Ok, Andrew… thanks —respondió sin mirarlo mientras él tomaba una toalla y se cubría de la cadera para abajo.

—¿Qué le pasó? —preguntó Yanela cuando llegó. Ella tenía la llave maestra de todas las habitaciones del barco, así que pudo entrar al camarote de Tanya sin problemas.—Tú eres la médium-loca, esperaba que me lo explicaras —contestó sonriendo y al ver que fruncía el ceño, prosiguió—: No tengo idea, Yan. Mejor pásale la muda que trajiste, a ti no te echará del baño.—Tanya, tengo tu ropa —dijo golpeando suavemente la puerta.—Gracias, Yan —contestó asomando la cabeza y tomando la bolsa de plástico que le ofreció—. Siento mucho… eh… causarles tantos problemas.—No te hagas dramas, amiga. Espero que ya te sientas mejor.—S-sí. Mucho mejor —contestó y cerró la puerta.—¿No sería mejor que la viera Sebastián? —preguntó Yanela preocupada.—No te preocupes, yo me encargo de llamarlo si ella quiere. Vuelve a tus actividades —dijo Andrés—. Yo la cuido.—Me da la impresión que eso te encanta —contestó haciendo una mueca.—Por algo te llaman la «Bruja de Aguas Blancas» —dijo él riendo.—No te aproveches de ella, Andrés.—Vamos, Yanela… los dos somos adultos. No voy a hacer nada que Tanya no quiera y acceda de buena gana.—Eso espero —contestó… y se fue, frunciendo el ceño.Apreciaba a Andrés, y sabía que detrás de ese aspecto duro y carente aparentemente de sentimientos existía un hombre bueno, aunque muy dañado. Su aura era oscura, pero ella lo conocía… y confiaba que por lo menos en este viaje, Tanya estaría mejor a su lado. Todavía no tenía claro el motivo.Andrés se tiró a la cama y encendió el televisor, hizo zapping hasta que ella salió del baño tímidamente, vestida con una calza y una remera.—¿Te sientes mejor? —preguntó incorporándose.—Sí, Andrew… muchas gracias por todo —contestó acercándose a él.—Quizás deberías ver a Sebastián.—¡No! —Y bajó la voz al darse cuenta del énfasis que puso en su respuesta— Eh… estaré bien, solo fueron los nervios.—¿Y estás nerviosa por…?—Prefiero no hablar de eso —dijo suspirando— Yo… lo siento, pero usé tu… eh… toothbrush.—Mi cepillo de dientes —dijo riendo—, mmmm… eso es íntimo, ya compartimos algo más que solo el aire.La tomó de la mano y la sentó en la cama al lado de él.—Quiero pedirte un favor, Andrew.—El que quieras, bebé.—¿Puedo… quedarme en tu camarote esta noche?Andrés casi se cae de culo.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 25, 2016 23:31

Aguas Bravas - Partida (Crucero Er��tico 04)

PartidaPuerto de R��o de Janeiro22 de Enero
El caos a bordo del "Aguas Blancas" era usual durante la partida.El crucero, que navegaba por las costas del Brasil desde R��o de Janeiro hasta el nordeste, estaba a punto de iniciar su recorrido e iba recibiendo lentamente a los visitantes de todo tipo de nacionalidades."Aguas Blancas" era una m��quina bien aceitada, muy organizada, todos los miembros del personal conoc��an sus obligaciones y la realizaban con los ojos cerrados. Los tripulantes estaban en sus puestos, o moviliz��ndose de un lado a otro supervisando que todo estuviera en orden mientras los pasajeros embarcaban en fila desordenada.Andr��s Serrano, el primer oficial de a bordo, un hombre agradable, reservado aunque amigable y con mucho car��cter, recorr��a la cubierta superior de acceso rumbo hacia la torre de mando cuando vio a su tormento y se acerc�� a la baranda para observarla.Tanya Aniston ���su rubia obsesi��n desde dos viajes anteriores cuando se uni�� a la tripulaci��n como instructora de gimnasia y profesora de baile��� estaba ocupando el puesto de Yanela Ara��jo, la anfitriona del crucero, ayudando a recibir a los pasajeros.Record�� la primera vez que la vio en ese mismo lugar hac��a aproximadamente un mes atr��s, desde esa vez lo cautiv��, al verla sinti�� como un flechazo directo a todas las terminales nerviosas de su cuerpo, especialmente a su entrepierna.Ten��a treinta y cinco a��os y nunca en su vida hab��a sentido algo as��.El capit��n del crucero, Leopoldo Butteler ���un hombre excesivamente serio que impon��a mucho respeto, un cuarent��n de aspecto impecable que hac��a suspirar a m��s de una mujer a su alrededor, pero que no prestaba atenci��n a ninguna���, no perd��a oportunidad para recordarles a todos que las relaciones rom��nticas entre la tripulaci��n no eran bien vistas por los directivos, y que solo creaban problemas.��Maldita y est��pida regla no escrita! Pens�� malhumorado.Sab��a que no era una imposici��n y que muchos no la tomaban en cuenta, sobre todo los miembros de menor rango que se apareaban como conejos, pero ��l era el primer oficial, el segundo de mando dentro del crucero despu��s del capit��n, ten��a que dar el ejemplo.Solo eso lo deten��a en su avance.Aunque ya hab��a hecho algunos movimientos, pero al parecer su rubia obsesi��n no estaba interesada en ��l, al menos en apariencia. Pero hab��a notado c��mo lo miraba cuando cre��a que no la observaba.Y ese emblema identificador��� ��Santo cielos! Solo ver tatuado el Triskel en la base de su cuello encend��a su l��vido. En ese mismo momento ten��a el cabello recogido con una peineta, y pod��a verlo.Era como un im��n.Andr��s suspir�� y se pas�� el dorso de la mano por la frente.�����A qu�� se debe ese suspiro? ���pregunt�� Pablo Gonzaga acerc��ndose, era su subalterno inmediato, con el cargo de segundo oficial���. ��J��! No hace falta que me lo digas ���se contest�� ��l mismo mirando hacia la cubierta de acceso y viendo a Tanya.���Ni una palabra m��s, zoquete. Te conozco, y s�� que me saldr��s con alguna de tus bromas pesadas. No estoy de humor.Pablo era un joven simp��tico a quien todos los tripulantes adoraban, siempre estaba burl��ndose y divirtiendo a todos con sus ocurrencias. Recientemente se hab��a puesto de novio contra todo pron��stico, ya que era un picaflor reconocido. Su novia lo esperaba en Recife, donde viv��a su padre y volv��a con ��l a R��o de Janeiro desde all��, conviv��an hasta que zarpaba de nuevo.���Uhhh, Andr��s��� deber��as hacer algo al respecto. Si sigues as�� nadie podr�� acercarse a ti a menos que quisiera recibir una mordida ���dijo con informalidad, porque a pesar de ser su superior, eran amigos y se trataban como tal, sin ninguna ceremonia.���C��llate, paragua  ���contest�� amagando con irse.�����Qu�� hace Tanya en el puesto de Yanela? ���pregunt�� el contramaestre sin prestar atenci��n a la orden de su amigo.���Al parecer nuestra anfitriona ten��a un problema familiar por eso se retras��, pero debe estar por llegar.���Yanela me intriga ���dijo Pablo frunciendo el ce��o��� ��Te diste cuenta que sabe todo sobre nosotros, a��n sin que se lo digamos? Y no creo que sepamos nada de ella en realidad.Pablo se refer��a a que la anfitriona, una preciosa y ex��tica morena de treinta y ocho a��os ���aunque aparentaba mucho menos���, ten��a un don desconcertante, una forma peculiar de magia blanca, que manejaba con tal pericia que hasta parec��a autentica brujer��a. Era un aparato humano de rayos X, y todos odiaban cuando los escaneaba, pero tambi��n esperaban impacientes sus visiones, y rara vez se equivocaba. Entre la tripulaci��n a nadie le sorprend��a. A veces dec��a cosas que parec��an sin sentido, pero con el tiempo te dabas cuenta que si hubieras entendido y seguido su consejo, todo hubiera salido mejor.���Mmmm, ahora que lo dices, te doy la raz��n ���contest�� Andr��s intrigado���. Ni siquiera s�� si es casada, o qu�� hace cuando no est�� en el crucero. Algo debe ocultar, es una mujer muy hermosa.���Yo nunca pude descubrirlo, y no creas que no he intentado ���dijo Pablo riendo���, pero cambia de tema sin que te des cuenta, es imposible sonsacarle ninguna informaci��n sobre su vida privada.���Ah�� est�� llegando ���dijo Andr��s observando hacia la explanada del puerto.�����Con una ni��a���? ���pregunt�� Pablo al ver a Yanela con una hermosa jovencita de la mano y una peque��a maleta en la otra.���Qu�� raro��� y es muy parecida a ella ���dijo Andr��s con el ce��o fruncido���. Vamos a averiguar qui��n es.Y ambos bajaron a la cubierta de acceso, intrigados.Cuando llegaron, vieron que Yanela se acercaba a Tanya y a Sebasti��n Pardo, el m��dico de a bordo, un rom��ntico enamorado de una hermosa japonesa que hab��a conocido en el primer crucero de esa temporada.�����Hola Yanela! ���dijo Sebasti��n sonriendo, y mirando a la ni��a aferrada a su mano.���Hi, Yan ���salud�� Tanya en su idioma, ya que era norteamericana���, hola hermosa ���le dijo a la ni��a, mir��ndola.Yanela parec��a nerviosa, algo no muy usual en ella. Mir�� a los costados y vio llegar a los oficiales.���Hola chicos, gracias por cubrirme, Tanya ���salud�� suspirando���, qu�� bueno que est��n casi todos. Aprovechar�� para hacer una sola presentaci��n ���dijo con una sonrisa ladeada.�����Qui��n es esta hermosa ni��a? ���pregunt�� Pablo arrodill��ndose frente a ella y tocando su mejilla.���Se parece mucho a ti, Yan ���dijo Andr��s.���Por supuesto ���contest�� Yanela tocando orgullosa el pelo oscuro de la ni��a���, les presento a Bruna��� mi hija. Nos acompa��ar�� en este viaje.Todos la miraron sorprendidos y la ni��a sonri�� sin ninguna timidez, mostrando ampliamente su dentadura, a la que le faltaba un diente. Yanela los present�� a todos por su nombre de pila.���Hola tripulaci��n ���dijo Bruna con soltura���, estoy encantada de conocerlos. Mi mam�� siempre me habla de ustedes, ten��a muchas ganas de venir. Yo tambi��n voy a trabajar en el barco cuando sea grande.Todos rieron y la saludaron con alegr��a, se notaba que era una ni��a muy bien educada y extremadamente sociable.�����Cu��ntos a��os tienes, Bruna? ���pregunt�� Sebasti��n.���Tengo ocho a��os ���contest�� levantando sus dos palmas y mostrando la exacta cantidad de dedos���, acabo de cumplirlos. Y mi pap�� me regal�� una bicicleta ���cont�� orgullosa.��Su pap��? Pablo y Andr��s se miraron risue��os, recordando lo que hab��an hablado unos minutos antes.Yanela estaba visiblemente inc��moda.���Tu pap�� debe ser un gran hombre ���dijo Tanya sonriendo.���Es el mejor ���contest�� Bruna, con una altivez casi vanidosa��� ��D��nde est��, mami?Yanela se qued�� callada, mirando a todos a la vez.�����Qui��n, cari��o? ���pregunt�� Pablo.���El "Capit��n" ���contest�� con los ojos muy abiertos, como dici��ndole: "��A qui��n crees que quiero ver, a ti, un simple oficial?"���Debe estar en el puesto de mando ���contest�� Sebasti��n���, ��te gustar��a que te llevara a conocerlo?Pero no hizo falta, el capit��n bajaba la escalera en ese momento, con una amplia sonrisa en su cara, algo muy poco com��n en ��l siempre tan serio y taciturno.La ni��a al verlo dio un salto y con un grito de alegr��a se desprendi�� de la mano de su madre, corri�� hacia el capit��n lanz��ndose a sus brazos y rode��ndole la cadera con las piernas.Y Leopoldo la recibi�� gustoso, correspondiendo a su abrazo y bes��ndole en la mejilla, sin dejar de sonre��r.La expresi��n en la cara de los miembros de la tripulaci��n era indescifrable, nadie entend��a nada. Ni siquiera Sebasti��n, que era el amigo m��s cercano de Leopoldo.Yanela suspir�� y baj�� la cabeza.Tanya solo sonri��, no conoc��a demasiado a ninguno de ellos como para sentir la tensi��n en el ambiente, ni el motivo.El m��dico probablemente era el m��s sorprendido, y se reflejaba en su expresi��n de desconcierto.Pablo y Andr��s se miraron, frunciendo el ce��o y levantando los hombros en se��al de incredulidad.Hasta que Bruna, despu��s de llenar de besos al capit��n, los sac�� a todos de la duda, diciendo:�����Te extra���� mucho, "pap��"!Y son�� la alarma de partida��� estaban zarpando.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 25, 2016 21:53

Aguas Bravas - Partida (Crucero Erótico 04)

PartidaPuerto de Río de Janeiro22 de Enero
El caos a bordo del "Aguas Blancas" era usual durante la partida.El crucero, que navegaba por las costas del Brasil desde Río de Janeiro hasta el nordeste, estaba a punto de iniciar su recorrido e iba recibiendo lentamente a los visitantes de todo tipo de nacionalidades."Aguas Blancas" era una máquina bien aceitada, muy organizada, todos los miembros del personal conocían sus obligaciones y la realizaban con los ojos cerrados. Los tripulantes estaban en sus puestos, o movilizándose de un lado a otro supervisando que todo estuviera en orden mientras los pasajeros embarcaban en fila desordenada.Andrés Serrano, el primer oficial de a bordo, un hombre agradable, reservado aunque amigable y con mucho carácter, recorría la cubierta superior de acceso rumbo hacia la torre de mando cuando vio a su tormento y se acercó a la baranda para observarla.Tanya Aniston –su rubia obsesión desde dos viajes anteriores cuando se unió a la tripulación como instructora de gimnasia y profesora de baile– estaba ocupando el puesto de Yanela Araújo, la anfitriona del crucero, ayudando a recibir a los pasajeros.Recordó la primera vez que la vio en ese mismo lugar hacía aproximadamente un mes atrás, desde esa vez lo cautivó, al verla sintió como un flechazo directo a todas las terminales nerviosas de su cuerpo, especialmente a su entrepierna.Tenía treinta y cinco años y nunca en su vida había sentido algo así.El capitán del crucero, Leopoldo Butteler –un hombre excesivamente serio que imponía mucho respeto, un cuarentón de aspecto impecable que hacía suspirar a más de una mujer a su alrededor, pero que no prestaba atención a ninguna–, no perdía oportunidad para recordarles a todos que las relaciones románticas entre la tripulación no eran bien vistas por los directivos, y que solo creaban problemas.¡Maldita y estúpida regla no escrita! Pensó malhumorado.Sabía que no era una imposición y que muchos no la tomaban en cuenta, sobre todo los miembros de menor rango que se apareaban como conejos, pero él era el primer oficial, el segundo de mando dentro del crucero después del capitán, tenía que dar el ejemplo.Solo eso lo detenía en su avance.Aunque ya había hecho algunos movimientos, pero al parecer su rubia obsesión no estaba interesada en él, al menos en apariencia. Pero había notado cómo lo miraba cuando creía que no la observaba.Y ese emblema identificador… ¡Santo cielos! Solo ver tatuado el Triskel en la base de su cuello encendía su lívido. En ese mismo momento tenía el cabello recogido con una peineta, y podía verlo.Era como un imán.Andrés suspiró y se pasó el dorso de la mano por la frente.—¿A qué se debe ese suspiro? —preguntó Pablo Gonzaga acercándose, era su subalterno inmediato, con el cargo de segundo oficial—. ¡Já! No hace falta que me lo digas —se contestó él mismo mirando hacia la cubierta de acceso y viendo a Tanya.—Ni una palabra más, zoquete. Te conozco, y sé que me saldrás con alguna de tus bromas pesadas. No estoy de humor.Pablo era un joven simpático a quien todos los tripulantes adoraban, siempre estaba burlándose y divirtiendo a todos con sus ocurrencias. Recientemente se había puesto de novio contra todo pronóstico, ya que era un picaflor reconocido. Su novia lo esperaba en Recife, donde vivía su padre y volvía con él a Río de Janeiro desde allí, convivían hasta que zarpaba de nuevo.—Uhhh, Andrés… deberías hacer algo al respecto. Si sigues así nadie podrá acercarse a ti a menos que quisiera recibir una mordida —dijo con informalidad, porque a pesar de ser su superior, eran amigos y se trataban como tal, sin ninguna ceremonia.—Cállate, paragua  —contestó amagando con irse.—¿Qué hace Tanya en el puesto de Yanela? —preguntó el contramaestre sin prestar atención a la orden de su amigo.—Al parecer nuestra anfitriona tenía un problema familiar por eso se retrasó, pero debe estar por llegar.—Yanela me intriga —dijo Pablo frunciendo el ceño— ¿Te diste cuenta que sabe todo sobre nosotros, aún sin que se lo digamos? Y no creo que sepamos nada de ella en realidad.Pablo se refería a que la anfitriona, una preciosa y exótica morena de treinta y ocho años –aunque aparentaba mucho menos–, tenía un don desconcertante, una forma peculiar de magia blanca, que manejaba con tal pericia que hasta parecía autentica brujería. Era un aparato humano de rayos X, y todos odiaban cuando los escaneaba, pero también esperaban impacientes sus visiones, y rara vez se equivocaba. Entre la tripulación a nadie le sorprendía. A veces decía cosas que parecían sin sentido, pero con el tiempo te dabas cuenta que si hubieras entendido y seguido su consejo, todo hubiera salido mejor.—Mmmm, ahora que lo dices, te doy la razón —contestó Andrés intrigado—. Ni siquiera sé si es casada, o qué hace cuando no está en el crucero. Algo debe ocultar, es una mujer muy hermosa.—Yo nunca pude descubrirlo, y no creas que no he intentado —dijo Pablo riendo—, pero cambia de tema sin que te des cuenta, es imposible sonsacarle ninguna información sobre su vida privada.—Ahí está llegando —dijo Andrés observando hacia la explanada del puerto.—¿Con una niña…? —preguntó Pablo al ver a Yanela con una hermosa jovencita de la mano y una pequeña maleta en la otra.—Qué raro… y es muy parecida a ella —dijo Andrés con el ceño fruncido—. Vamos a averiguar quién es.Y ambos bajaron a la cubierta de acceso, intrigados.Cuando llegaron, vieron que Yanela se acercaba a Tanya y a Sebastián Pardo, el médico de a bordo, un romántico enamorado de una hermosa japonesa que había conocido en el primer crucero de esa temporada.—¡Hola Yanela! —dijo Sebastián sonriendo, y mirando a la niña aferrada a su mano.—Hi, Yan —saludó Tanya en su idioma, ya que era norteamericana—, hola hermosa —le dijo a la niña, mirándola.Yanela parecía nerviosa, algo no muy usual en ella. Miró a los costados y vio llegar a los oficiales.—Hola chicos, gracias por cubrirme, Tanya —saludó suspirando—, qué bueno que estén casi todos. Aprovecharé para hacer una sola presentación —dijo con una sonrisa ladeada.—¿Quién es esta hermosa niña? —preguntó Pablo arrodillándose frente a ella y tocando su mejilla.—Se parece mucho a ti, Yan —dijo Andrés.—Por supuesto —contestó Yanela tocando orgullosa el pelo oscuro de la niña—, les presento a Bruna… mi hija. Nos acompañará en este viaje.Todos la miraron sorprendidos y la niña sonrió sin ninguna timidez, mostrando ampliamente su dentadura, a la que le faltaba un diente. Yanela los presentó a todos por su nombre de pila.—Hola tripulación —dijo Bruna con soltura—, estoy encantada de conocerlos. Mi mamá siempre me habla de ustedes, tenía muchas ganas de venir. Yo también voy a trabajar en el barco cuando sea grande.Todos rieron y la saludaron con alegría, se notaba que era una niña muy bien educada y extremadamente sociable.—¿Cuántos años tienes, Bruna? —preguntó Sebastián.—Tengo ocho años —contestó levantando sus dos palmas y mostrando la exacta cantidad de dedos—, acabo de cumplirlos. Y mi papá me regaló una bicicleta —contó orgullosa.¿Su papá? Pablo y Andrés se miraron risueños, recordando lo que habían hablado unos minutos antes.Yanela estaba visiblemente incómoda.—Tu papá debe ser un gran hombre —dijo Tanya sonriendo.—Es el mejor —contestó Bruna, con una altivez casi vanidosa— ¿Dónde está, mami?Yanela se quedó callada, mirando a todos a la vez.—¿Quién, cariño? —preguntó Pablo.—El "Capitán" —contestó con los ojos muy abiertos, como diciéndole: "¿A quién crees que quiero ver, a ti, un simple oficial?"—Debe estar en el puesto de mando —contestó Sebastián—, ¿te gustaría que te llevara a conocerlo?Pero no hizo falta, el capitán bajaba la escalera en ese momento, con una amplia sonrisa en su cara, algo muy poco común en él siempre tan serio y taciturno.La niña al verlo dio un salto y con un grito de alegría se desprendió de la mano de su madre, corrió hacia el capitán lanzándose a sus brazos y rodeándole la cadera con las piernas.Y Leopoldo la recibió gustoso, correspondiendo a su abrazo y besándole en la mejilla, sin dejar de sonreír.La expresión en la cara de los miembros de la tripulación era indescifrable, nadie entendía nada. Ni siquiera Sebastián, que era el amigo más cercano de Leopoldo.Yanela suspiró y bajó la cabeza.Tanya solo sonrió, no conocía demasiado a ninguno de ellos como para sentir la tensión en el ambiente, ni el motivo.El médico probablemente era el más sorprendido, y se reflejaba en su expresión de desconcierto.Pablo y Andrés se miraron, frunciendo el ceño y levantando los hombros en señal de incredulidad.Hasta que Bruna, después de llenar de besos al capitán, los sacó a todos de la duda, diciendo:—¡Te extrañé mucho, "papá"!Y sonó la alarma de partida… estaban zarpando.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 25, 2016 21:53

February 3, 2016

��nete a nuestra cruzada...

��Eres escritor publicado en Amazon?��Eres un lector que respeta la propiedad intelectual?��Entonces debes firmar esta petici��n!

Autores y editoriales que publican con Amazon son pirateados desde la misma plataforma a��n sin registrar ventas.El sistema KU, que otorga buenos beneficios, puede constituirse para autores y editoriales en un verdadero infierno al no cuidar la propiedad intelectual de las obras ofrecidas. (Amazon vende libros que indican c��mo desbloquear su propio sistema DRM, supuestamente inviolable).Solicitamos a Amazon la personalizaci��n de las compras para detectar el pirateo de los mismos, la inviolabilidad del formato y la revocaci��n de la cl��usula de exclusividad una vez detectada la copia sin venta.Amazon debe cuidar a sus autores y ayudar a prevenir que ocurra el robo de propiedad intelectual.
FIRMA AQU�� LA PETICI��N
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 03, 2016 07:36

Únete a nuestra cruzada...

¿Eres escritor publicado en Amazon?¿Eres un lector que respeta la propiedad intelectual?¡Entonces debes firmar esta petición!

Autores y editoriales que publican con Amazon son pirateados desde la misma plataforma aún sin registrar ventas.El sistema KU, que otorga buenos beneficios, puede constituirse para autores y editoriales en un verdadero infierno al no cuidar la propiedad intelectual de las obras ofrecidas. (Amazon vende libros que indican cómo desbloquear su propio sistema DRM, supuestamente inviolable).Solicitamos a Amazon la personalización de las compras para detectar el pirateo de los mismos, la inviolabilidad del formato y la revocación de la cláusula de exclusividad una vez detectada la copia sin venta.Amazon debe cuidar a sus autores y ayudar a prevenir que ocurra el robo de propiedad intelectual.
FIRMA AQUÍ LA PETICIÓN
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 03, 2016 07:36

January 28, 2016

Distribuci��n de mis libros en Argentina

Ya soy Foxy... ��y t��?

Tengo algo muy importante que contarles a mis amigas/lectoras ARGENTINAS y es que "Ll��mame Foxy" imprimir�� la bilog��a "Santuario de Colores" (Dib��jame y P��ntame) y su secuela "C��ntame... una canci��n de amor" para todo el pa��s. Lo ��nico que tienen que hacer para tener los libros es anotarse con Vanessa (Vanu) M��ndez en la p��gina de la distribuidora.Eres argentina... ��los quieres y no puedes comprarlos de Amazon? ����Qu�� est��s esperando?! Ve a anotarte a:
https://www.facebook.com/llamamefoxy/
Podr��s pagarlos en moneda local y los recibir��s en la puerta de tu casa. Si eres uruguaya o chilena y est��s dispuesta a costear el env��o internacional... ��tambi��n puedes hacerle tu pedido! Te lo enviar��n sin problema.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 28, 2016 05:00

Distribución de mis libros en Argentina

Ya soy Foxy... ¿y tú?

Tengo algo muy importante que contarles a mis amigas/lectoras ARGENTINAS y es que "Llámame Foxy" imprimirá la bilogía "Santuario de Colores" (Dibújame y Píntame) y su secuela "Cántame... una canción de amor" para todo el país. Lo único que tienen que hacer para tener los libros es anotarse con Vanessa (Vanu) Méndez en la página de la distribuidora.Eres argentina... ¿los quieres y no puedes comprarlos de Amazon? ¡¿Qué estás esperando?! Ve a anotarte a:
https://www.facebook.com/llamamefoxy/
Podrás pagarlos en moneda local y los recibirás en la puerta de tu casa. Si eres uruguaya o chilena y estás dispuesta a costear el envío internacional... ¡también puedes hacerle tu pedido! Te lo enviarán sin problema.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 28, 2016 05:00

January 5, 2016

Solo decirles... ������GRACIAS!!!

Este a��o ha empezado maravillosamente bien. Hace dos meses hice una publicaci��n agradeciendo los 8.000 LIKES de mi p��gina, y hoy, a 5 d��as de empezar 2016... ������DOY GRACIAS POR LOS 9.000 "ME GUSTA" en mi fanpage de FACEBOOK!! No s�� qu�� decirles, solo inclinarme ante ustedes y hacerles llegar mi m��s sincero agradecimiento.

������GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS!!!
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 05, 2016 20:15

Solo decirles... ¡¡¡GRACIAS!!!

Este año ha empezado maravillosamente bien. Hace dos meses hice una publicación agradeciendo los 8.000 LIKES de mi página, y hoy, a 5 días de empezar 2016... ¡¡¡DOY GRACIAS POR LOS 9.000 "ME GUSTA" en mi fanpage de FACEBOOK!! No sé qué decirles, solo inclinarme ante ustedes y hacerles llegar mi más sincero agradecimiento.

¡¡¡GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS!!!
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 05, 2016 20:15

October 6, 2015

Cántame... una canción de amor

Aclaración:NO es parte de la bilogía Santuario de Colores, pero sí es una secuela independiente de esa serie, que cuenta la historia de dos protagonistas secundarios.

LINK DE COMPRA:http://relinks.me/GraceLloper(Y en todos los AMAZON, tanto en papel como digital)Para libro solo en papel: CREATESPACE
SINOPSIS:Ella…Mi realidad era perfecta, una niña de familia con una vida maravillosa y planes bien delineados para el futuro. Tenía el mundo a mis pies, pero el destino siempre nos depara sorpresas. Lo aprendí de una forma trágica, vestida de blanco y esperando en el altar a un novio que nunca se presentó.Me aferré a lo único que tenía a mano: mi sobrina recién nacida, huérfana de madre. Hice ese papel durante cinco años, hasta que mi hermano decidió quitármela. Y ahora… ¿qué será de mi vida? Solo veía una solución.Decidí llevar a cabo mis planes…
Él…Cantar es mi vida. Lo cual implica viajar, por eso nunca estoy en un mismo lugar más de una semana. Soy famoso, lo sé… y la gente suele suponer que eso es maravilloso. No es así, la soledad es espantosa, e intento sobrellevarla de la única forma que conozco: el sexo.De gira por Sudamérica la vi sentada en la barra del bar de un hotel en Paraguay. Era preciosa, una de las mujeres más hermosas que había visto en mi vida. Y al parecer deseaba compañía… a mi juego me llamaron. Fui tras ella.¡Já! En buen lío me metí…
RESEÑA:Realizada por Bea Sylva, Editora.
Generalmente espero que Grace termine sus novelas para recién leerlas. Ya tengo demasiado con engancharme con novelitas coreanas como para sufrir la angustia de ver contarse una historia sin saber cómo seguirá y terminará. Acabo de terminar de leer “Cántame… una canción de amor” y espero que no sea la última después de “Dibújame” y “Píntame” y no puedo más que reafirmar lo que todo el mundo sabe: Grace sí que sabe cómo contar historias y tenernos sin respirar hasta el final.Cántame es una delicia, y tan pegadiza como una canción de moda. No hablaré de la historia sino de Grace, la autora. He tenido el placer de leer todas sus novelas, todas, y esta última definitivamente muestra cuánto crece en cada una de ellas. Una trama sin fisuras, atrapante, tan bien tejida que no deja de sorprenderte. Creo que Cántame ha sabido mostrar un pico muy alto de madurez en su forma de escribir. Quizás lo que más llama mi atención en una trama tan compleja fueron las idas y venidas de Lucía y Jared. Cada encuentro es vibrante, emocional y realista. De pronto sufres con ellos, te sonríes y te preocupas como si fueran personas de carne y hueso, que lo son. Y si puedes sufrir y enojarte y llorar de alegría no es porque los personajes sean tan potentes, que lo son, sino porque no te queda más que pensar que es el puro talento de su autora. Conociéndome al leer Cántame pensé que odiaría a Jared, por qué no, eso hice con Phil y con Geraldine, sin embargo me dejé cautivar por este Jared tan generoso y encantador, que solo vive para y por su Luciérnaga. Es mérito de Grace el acompañarlos en este viaje de descubrimiento hacia la confianza, porque para mí este es el tema de Cántame: confianza. Confiar en alguien más, confiar en uno mismo, tan difícil como lo primero, confiar en el amor, confiar en que las cosas pueden suceder y confiar que el dolor y los errores del pasado pueden tener su redención.Vi mucho de Grace en Lucía, ella es esta misma mujer que describe: vibrante y valiente, igual de tozuda y rebelde pero también leal con los que ama. Y es tan parecida que ni siquiera hizo que Jared cambiara a la mujer que amaba, solo la dejó ser. Lucía no se miente a sí misma, no se inventa pretextos, no se engaña, es directa frontal, abierta y ya lo dije: terriblemente tozuda, como Grace, igual que ella.Amarán Cántame, así que no se la pierdan y mi querida Grace Lloper déjame decírtelo por escrito: eres una maravillosa escritora. Y ya estoy esperando que vuelvas muy pronto a sorprenderme.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 06, 2015 20:57