Raúl Portero's Blog, page 5
May 9, 2013
He decidido que, de forma tajante, iba a cortar cualquier...
He decidido que, de forma tajante, iba a cortar cualquier tipo de comunicación con aquellas personas que se sientan delante de ti y te dicen, como si te perdonaran la vida: Pero a ver, Raúl, ¿los libros te dan para vivir? cada vez que dices que no te preocupa ahora mismo no tener trabajo, porque estás escribiendo un libro. Y he decidido cortar por lo sano porque en primer lugar, escribir un libro es trabajo (otra cosa es que esté bien o mal pagado, porque ahí es un debate donde no entramos: está muy mal pagado), en segundo lugar, porque demuestra una ignorancia que no es de este mundo y, por último, porque es una falta de respeto muy grande hacia mi mismo. Parece como si en la vida solamente pudiéramos hacer esas cosas que nos reportan el beneficio económico suficiente como para poder mantener nuestro sustento, y alguien con unos valores así no lo quiero cerca de mí. Y me da igual que la amistad dure varios años.Tendemos a creer que se puede romper algo tan íntimo como con una pareja, pero no con una amistad. Yo no veo por qué. Todos cambiamos, igual que nuestras parejas; nadie se mantiene inamovible en carácter e intereses. Así que, ¿por qué no recoger las cosas y tomar cada uno una dirección distinta? Si en algo he hecho especial hincapié últimamente, tanto que ha llegado el punto hasta de aburrir, ha sido en rodearme de aquellas personas que realmente sepan valorarme y que yo pueda valorarlas también como es debido. Yo no quiero tener diez personas a mi alrededor, me conformo con tres, pero sabiendo que esas tres darían un brazo por mí como yo daría el mío por ellos. Hasta entonces, ha sido más bien lo contrario: yo lo daba todo y no recibía nada. Para algunos, eso es amistad cuando en realidad es interés.
Si fuera de otra manera dejaría a un lado mis entrañas y me quedaría en Londres, pero no puedo. Como los personajes en las películas que después de perseguir un sueño durante dos horas se dan cuenta de no pueden seguir adelante, que hay algo que les frena. Como cuando Marieta en 20 centímetros rechaza el dinero que le da su vecina en el lavabo antes de irse a Brasil. Yo no puedo quedarme en Londres. Dejemos a un lado las prisas, los precios, los momentos absurdos. Dejemos incluso que de vez en cuando y de repente te encuentras con que puedes cumplir la excepción que confirma la regla y enamorarte de un inglés, que cuando has tocado el brazo de ese inglés has notado como su brazo hace fuerza para tocar también el tuyo, que te has dado cuenta de que el roce de las rodillas sentados a la mesa no es una mera casualidad, que uno no se mira a los ojos por educación sino con la intención de saberlo todo sobre él. Y te dices que, vale, los ingleses puede que sean unos arrogantes pero los españoles también tenemos lo nuestro, como todos. Y puede que este hombre no sea el de mi vida, pero como eso no existe puede que sea el de este momento, el de unos años. Pero no puedo.
Published on May 09, 2013 14:18
April 21, 2013
El hereje: El exorcista 2. John Boorman. 1978.Si algo bue...
El hereje: El exorcista 2. John Boorman. 1978.
Si algo bueno tiene Londres (entre muchas otras cosas, que también las hay; no todo es malo en esta ciudad) es que te recuerda constantemente que hay un sinfín de películas que necesitan ser reivindicadas. Para esto está, por ejemplo, el BFI que es una absoluta maravilla. Y fue ahí donde recordé que existía una película llamada El Exorcista 2 y que vi de pequeño, y que tan pronto como la vi la olvidé.
La he vuelto a ver este fin de semana y he disfrutado como nunca con ella. Debo decir en primer lugar que a pesar de ser una continuación de los hechos de la primera parte, en realidad ambas cintas son incomparables. De hecho, la original es una historia de terror, y la segunda es una película policiaca. En El hereje asistimos a la investigación de unos hechos (la muerte del padre Lancaster Merrin, entre otras cosas) y nunca asistiremos a un exorcismo. Lo que para muchos fue una decepción, incluso para mí la primera vez que la vi, ha sido ahora una manera completamente distinta de entender la historia y he disfrutado muchísimo viendo una sólida película policiaca y una historia donde la metafísica (por llamarlo de alguna manera) juega un papel importante.
El argumento gira en torno a un sacerdote, el padre Lamon, que investiga el asesinato del padre Lancaster Merrin y si él había perdido la fe, si había sido un hereje. Para eso tiene que ponerse en contacto con Reagan, la niña poseída, que está asistiendo a terapia. Ella no recuerda nada de los hechos. Pero es gracias a un aparato en los que "puede verse" la mente de otra persona en hipnosis que el sacerdote encontrará las respuestas que necesita. La película contiene escenas tremendamente perturbadoras, como cuando ve a la Reagan poseída asesinar al cura, hechos que en la primera película no se veían (recordemos que ya lo encuentran muerto, directamente, de un paro al corazón). Me ha parecido una de las escenas más inquietantes que he visto en mucho tiempo, filmadas de una manera muy simple y efectiva sobre todo gracias a la superposición en el fotograma de diversas acciones, en especial las reacciones de la Reagan actual con la Reagan poseída. Inquietante también fue la primera vez que vemos hablar al demonio, esta vez en el cuerpo de un niño (el primer exorcismo del padre Merrin). O la secuencia espectacular en la que Reagan casi se cae por el balcón de su casa en un estado completo de enajenación mental.
El hereje no es una película perfecta. A lo mejor no lo es por su confuso y precipitado final. Pero ninguna película lo es como tampoco existe el libro perfecto, y nunca podremos saborearla si la comparamos con su predecesora. Cada una bebe de las mismas fuentes pero desarrollan géneros y tramas completamente diferentes.
(PS- habría que añadir que itunes UK sí que tiene un gran catálogo, y no el español. No hay película que se te ocurra que no esté disponible)
Si algo bueno tiene Londres (entre muchas otras cosas, que también las hay; no todo es malo en esta ciudad) es que te recuerda constantemente que hay un sinfín de películas que necesitan ser reivindicadas. Para esto está, por ejemplo, el BFI que es una absoluta maravilla. Y fue ahí donde recordé que existía una película llamada El Exorcista 2 y que vi de pequeño, y que tan pronto como la vi la olvidé.La he vuelto a ver este fin de semana y he disfrutado como nunca con ella. Debo decir en primer lugar que a pesar de ser una continuación de los hechos de la primera parte, en realidad ambas cintas son incomparables. De hecho, la original es una historia de terror, y la segunda es una película policiaca. En El hereje asistimos a la investigación de unos hechos (la muerte del padre Lancaster Merrin, entre otras cosas) y nunca asistiremos a un exorcismo. Lo que para muchos fue una decepción, incluso para mí la primera vez que la vi, ha sido ahora una manera completamente distinta de entender la historia y he disfrutado muchísimo viendo una sólida película policiaca y una historia donde la metafísica (por llamarlo de alguna manera) juega un papel importante.
El argumento gira en torno a un sacerdote, el padre Lamon, que investiga el asesinato del padre Lancaster Merrin y si él había perdido la fe, si había sido un hereje. Para eso tiene que ponerse en contacto con Reagan, la niña poseída, que está asistiendo a terapia. Ella no recuerda nada de los hechos. Pero es gracias a un aparato en los que "puede verse" la mente de otra persona en hipnosis que el sacerdote encontrará las respuestas que necesita. La película contiene escenas tremendamente perturbadoras, como cuando ve a la Reagan poseída asesinar al cura, hechos que en la primera película no se veían (recordemos que ya lo encuentran muerto, directamente, de un paro al corazón). Me ha parecido una de las escenas más inquietantes que he visto en mucho tiempo, filmadas de una manera muy simple y efectiva sobre todo gracias a la superposición en el fotograma de diversas acciones, en especial las reacciones de la Reagan actual con la Reagan poseída. Inquietante también fue la primera vez que vemos hablar al demonio, esta vez en el cuerpo de un niño (el primer exorcismo del padre Merrin). O la secuencia espectacular en la que Reagan casi se cae por el balcón de su casa en un estado completo de enajenación mental.
El hereje no es una película perfecta. A lo mejor no lo es por su confuso y precipitado final. Pero ninguna película lo es como tampoco existe el libro perfecto, y nunca podremos saborearla si la comparamos con su predecesora. Cada una bebe de las mismas fuentes pero desarrollan géneros y tramas completamente diferentes.
(PS- habría que añadir que itunes UK sí que tiene un gran catálogo, y no el español. No hay película que se te ocurra que no esté disponible)
Published on April 21, 2013 16:38
April 20, 2013
Hay sitios en los que uno se quedaría a vivir, pero Londr...
Hay sitios en los que uno se quedaría a vivir, pero Londres no es uno de ellos. Aquí la gente admite sin ningún tipo de problema que para disfrutar de Londres hay que tener mucho dinero. A mí nunca me ha interesado vivir en un lugar creado específicamente para los ricos. Están aquellos que la defiende a ultranza tachándote de reaccionario o incluso de ignorante con la cantinela de: no tienes ni idea, pero Londres tiene restaurantes, hoteles y teatros muy buenos. Dejando a un lado que acaban de citar más bien elementos creados para un turismo de consumo, ¿de qué me sirve que una ciudad tenga unos buenos restaurantes si no puedo comer en ellos? Por mí como si está llena de restaurantes con un centenar de estrellas Michelín: si no puedo entrar a comer, ese restaurante para mí no existe. Y lo de que el teatro es bueno... por el amor de Dios ¡siguen haciendo obras de Shakespeare protagonizadas por Rupert Everett o James McAvoy! ¿Qué puñetera obra de teatro no estaría bien con Rupert Everett o James McAvoy como protagonistas, y más si es un Shakespeare, que siempre funciona? Curiosamente, casi ninguno de los que afirman que el teatro de Londres es sensacional, sabe quién es Rupert Everett o que en estos momentos Judi Dench está en otro escenario (no haciendo un Shakespeare, pero igualmente una obra de autor consagrado) porque no pueden pagarse una entrada. Les preguntas, ¿qué hay en cartel? Y dicen, justo después, haciendo gala de una contradicción enorme: no lo sé, no voy al teatro. ¿No habíamos quedado que Londres tenía un teatro excelente? Es que es muy caro. Nos hemos creído que somos protagonistas de Españoles en el mundo.Londres, por su falta absoluta de personalidad, no invita a nadie a quedarse a vivir. Quien se queda no es por amor a una ciudad, es porque ha encontrado trabajo. Sin más. Así lo reconocen aquellos con que he hablado y que llevan en la ciudad hasta diez años y no, la ciudad no les gusta a casi ninguno. Los más escépticos responden un cansado: me he acostumbrado. Pero uno no debe acostumbrarse a un sitio. Uno debe ser feliz en él.
Yo he tenido la suerte de haber nacido muy cerca, al lado, de una ciudad que amo. Mi amor por Barcelona es tan grande que eso me permite incluso mirarla con malos ojos. Barcelona puede tener muchos edificios modernistas, sí, y playas pero ¡por el amor de Dios! Quien quiera unas playas limpias y bonitas que se vaya a Figueres, y el centro de la ciudad adquirió, desde las olimpiadas, una nula personalidad. A veces si bajo al centro de Londres no veo mucha diferencia entre una calle y otra, parece que no me he ido. Y para mí Barcelona es una ciudad cómoda porque he nacido en ella, la tengo de por mano, sé como funciona, domino los dos idiomas oficiales, tengo mis amigos, mis raíces están bien sujetas a la tierra. la ciudad donde uno ha nacido o crecido nunca será la ciudad más difícil del mundo para uno.
Cuando veo una foto de Reykjavík, y ahora que con la inauguración de un nuevo hotel en la ciudad estoy viendo muchas otra vez, me entra la nostalgia. Reykjavík es un lugar donde me iría a vivir. Sé que es muy puta, pero no será más hija de puta que Londres. Cuando veo las fotos de Laugavegur pienso: necesito volver a estar ahí. Olvida la nieve. El jodido, puñetero viento. La mala alimentación. Lo caro que es todo. Las manos que se te enrojecen a los dos minutos de estar en la calle por el frío. Claudico. Necesito ver el monte Esja por la mañana. Necesito en olor a café de Laundromat. Necesito las casas de colores y el silencio en las calles. Necesito los hombres rubios que caminan con barbas enormes que no te dicen nada al pasar junto a ti porque eres un inmigrante. Eso también lo hacen los ingleses. Reykjavík no sólo me inspira, forma parte de mi vida y me da vida. Reykjavík es, de largo, la ciudad que más he echado de menos como se echan de menos las cosas que uno ha querido (o sigue queriendo) con todas sus fuerzas.
Published on April 20, 2013 17:38
April 9, 2013
Es difícil luchar contra ir en contra de los demonios que...
Es difícil luchar contra ir en contra de los demonios que uno tiene dentro. Es jodido, es jodido. Uno ve como poco a poco empiezan a repetirse los mismos patrones de antes, que uno tropieza con las mismas piedras aquí en Londres que en Barcelona. Salvo que en Barcelona si uno caía tenía la ilusión de que podía levantarse y aquí se tiene la sensación de que uno va a terminar aplastado. Pero uno se levanta, aquí y allí, y echa a andar otra vez. Sobre el suelo resbaladizo y mojado de esta ciudad.
Me digo: todo seguirá bien mientras siga escribiendo. Si esta vez pierdo las ganas de escribir me muero, no de manera literal, claro está. Me muero por dentro, me seco como las plantas cuando no las riegas. Por mucho tiempo quise dejar de escribir, quise abandonar a la gran mentirosa, como a menudo la llamamos los que nos dedicamos, peor o mejor, a contar historias sobre el papel. No deseaba nada más en el mundo que ver el mundo a través de los ojos de una persona que no tuviera la cabeza llena de historias que contar, que pudiese mirar las cosas sin relacionarlas con un nuevo personaje, con una nueva historia. Con una manera muy particular de ordenar el mundo a su manera. Quería ser una persona "normal" sin pararme a pensar qué es ser una persona normal y si, llegado el caso, me iba a gustar.
Pasado un tiempo me doy cuenta de que soy una persona afortunada en tanto que tengo la capacidad de trasladar mis pensamientos con más o menos gracia a un papel. Sea en una novela publicada, en una que nunca verá a luz, en un trozo de papel o en este blog. No se trata de compartir mi visión del mundo, sino de la capacidad de ponerlo en orden, de intentar entenderlo. Puede que en el fondo la literatura tenga algo de terapéutico y de catarsis. Puede que con mis historias, esas de las que he renegado largo y tendido para mis adentros y en petit comité, me ayude a entender el mundo y sobre todo me suponen un refugio. De la tristeza, de los problemas, de la angustia, de los demonios que todos llevamos dentro. No sé cómo lo harán los demás. Pero sí sé cómo lo hago yo.
Me digo: todo seguirá bien mientras siga escribiendo. Si esta vez pierdo las ganas de escribir me muero, no de manera literal, claro está. Me muero por dentro, me seco como las plantas cuando no las riegas. Por mucho tiempo quise dejar de escribir, quise abandonar a la gran mentirosa, como a menudo la llamamos los que nos dedicamos, peor o mejor, a contar historias sobre el papel. No deseaba nada más en el mundo que ver el mundo a través de los ojos de una persona que no tuviera la cabeza llena de historias que contar, que pudiese mirar las cosas sin relacionarlas con un nuevo personaje, con una nueva historia. Con una manera muy particular de ordenar el mundo a su manera. Quería ser una persona "normal" sin pararme a pensar qué es ser una persona normal y si, llegado el caso, me iba a gustar.
Pasado un tiempo me doy cuenta de que soy una persona afortunada en tanto que tengo la capacidad de trasladar mis pensamientos con más o menos gracia a un papel. Sea en una novela publicada, en una que nunca verá a luz, en un trozo de papel o en este blog. No se trata de compartir mi visión del mundo, sino de la capacidad de ponerlo en orden, de intentar entenderlo. Puede que en el fondo la literatura tenga algo de terapéutico y de catarsis. Puede que con mis historias, esas de las que he renegado largo y tendido para mis adentros y en petit comité, me ayude a entender el mundo y sobre todo me suponen un refugio. De la tristeza, de los problemas, de la angustia, de los demonios que todos llevamos dentro. No sé cómo lo harán los demás. Pero sí sé cómo lo hago yo.
Published on April 09, 2013 15:27
April 4, 2013
Born Villain es el disco que Marilyn Manson sacó el año p...
Born Villain es el disco que Marilyn Manson sacó el año pasado. Escuchamos el single de adelanto, No reflection, en Reykjavík, con más escepticismo que otra cosa y cuando el álbum finalmente vio la luz con un diseño evidentemente pobre y muy por debajo de lo que se esperaba de un disco de Marilyn Manson, donde el diseño del booklet siempre es delicioso (véase el de Mechanical Animals, que es casi una obra maestra en sí misma), ciertamente su contenido no me pareció del todo interesante. Exceptuando un par de canciones (la rotunda Breaking the same old ground o Children Of Cain) olvidé pronto el disco. Con una trayectoria tan dilatada como la suya, ya tocaba que un disco no me convenciera. Estas cosas pasan y no hay por qué alarmarse.
Pero a veces ocurre que sencillamente no es el momento para escuchar un disco. Y de pronto un día escuchas ese disco no sabes muy bien por qué, porque no te apetece cambiar de canción, por lo que sea. El caso es que lo escuchas entero después de un tiempo y entonces te preguntas qué fue lo que no supiste apreciar en las primeras escuchas. De pronto el disco se planta en tus oídos como un conjunto de sonidos, letras y emociones que sencillamente encajan con tu estado de ánimo actual. Y entonces como no podía ser de otra manera decides configurar el iPod en modo de repetir todo, y andas varios días con el disco en bucle, descubriendo cada vez un nuevo matiz en la guitarra, una nueva nota en la voz, un bajo que parece que no suena pero que ahí está. Vale, no es Mechanical Animals, pero uno no puede estar esperando siempre que un cantante repita siempre lo mismo y si algo me gusta de Marilyn Manson es su cambio de estilo (tanto de imagen como musical) en cada disco.
Ya tengo álbum importante para esta época de mi vida.
Published on April 04, 2013 15:19
April 3, 2013
Si alguien quiere un Londres amable, bonito, señorial, do...
Si alguien quiere un Londres amable, bonito, señorial, donde la gente te sonríe por la calle, donde incluso la ciudad parezca romántica póngase Love Actually. Es una comedia de ciencia-ficción, creo. Una ciudad que se llama Londres pero que no tiene nada que ver con el Londres real. He dicho.Me preguntan desde España por qué no me gusta Londres, como si Londres me tuviera que gustar por obligación. Que es muy cultural, dicen. Eso es mentira: la cultura de vanguardia está en Berlín, eso lo sabe todo el mundo; lo que ocurre es que Londres, cuando llega, se hace mainstream. Incluso Reykjavík, que es tan pequeña que da risa, se atrevería a mirar Londres por encima del hombro en materia cultural. En Londres al fin y al cabo siguen reponiéndose una y otra vez los mismos musicales que hace tiempo. Sí, esos a los que solo van turistas (blancos) que pagan sesenta euros por una butaca en el gallinero.
Pero si en Londres hay trabajo, dicen también. Esta semana hay protestas por los recortes en la BBC. HMV está en concurso de acreedores y en liquidación de stock por cierre. Los restaurantes empiezan a tener demasiados currículums en la mesa y para evitar la llegada de inmigrantes europeos Cameron y Glegg, que cada vez se acercan más a la derecha más rancia, amenazan con cerrar fronteras. Una persona ha hecho seis entrevistas, seis, para Zara. Luego no lo han cogido. Conozco a una persona que se ha debido de marchar a España después de dos meses empapelando todo Londres. Incluso a mí me han dicho en un cine que 12 años de experiencia en un cine no es experiencia suficiente. Y en todos los exámenes de nivel de inglés doy un nivel avanzando/alto. O ya sabemos que según Pizza Hut no podían darme trabajo porque no tenía "el nivel de estudios suficiente" para trabar en la cadena. Y qué queréis que os diga pero me niego a pensar que los camareros del Pizza Hut Delivery de Leicester Square han estado cinco años pagando una carrera carísima para acabar sirviendo pizzas a turistas.
Teniendo en cuenta que el alquiler ya son quinientos y que la tarjeta de transporte está a unos 50 euros por semana, al mes, ir y venir a inglés, te sale por 200/250 euros al mes. Y tienes una tarjeta de teléfono pay as you go de 15 pounds que claro, te has fundido al llamar al puñetero número del jobcentre para que te den hora para el puñetero National Insurance Number. Así que te plantas con que tienes al mes 800 euros de gastos fijos, sin contar comida. Que esa es otra. Vale, comiendo de ofertas, marcas blancas y sin ningún tipo de lujo (adiós fruta, adiós yogures) te plantas en los mil euros al mes. Y encima te dicen que disfrutes de la ciudad: el mes pasado solo fui al cine una vez siendo consciente de que era un caprichazo. ¿El precio? Unos quince euros.
Por todo esto, no creo que la imagen que retrate de Londres sea la que algunos quieren leer en un libro. Tampoco voy a caer en la exageración ni a caer en el despecho/desprecio porque sí.
No me voy a molestar en corregir/releer esta entrada. Lo que salga.
Published on April 03, 2013 06:08
March 30, 2013
El jueves fui al BFI con Juan a ver Keep the lights on, p...
El jueves fui al BFI con Juan a ver Keep the lights on, película que ninguno de los dos habíamos visto y de la que habíamos escuchado hablar muchas veces. Por un lado había gente que nos decía lo maravillosa que era, por otro lado, había quienes nos avisaba de lo terriblemente sórdida que era la película. A mí la cinta me pareció una cinta muy elegante, interpretada por un Thure Lindhard en estado de gracia. Yo nunca había visto antes a este actor, pero creo que lo voy a seguir. Y tiene una fotografía con propuestas muy interesantes donde cuenta mucho lo que sucede fuera de campo, el desenfoque y la cámara en mano, que como sabéis son tres elementos con los que a mí se me mete enseguida en el bolsillo. El único problema de la película, y es una impresión muy subjetiva, es que abarca diez años en la vida de estas personas en apenas cien minutos de duración. Posiblemente no es necesario llegar a las casi tres horas de duración, como ocurre en Laurence Anyways (que abarca también diez años) pero veinte minutos de más no le habrían venido mal para terminar de conocer a los personajes algo mejor. Y sobre todo no me pareció una película sórdida. Es dura a veces, pero para mí el término sórdido conlleva unos matices que no están en esta película, o que al menos yo no los encuentro.
Como sea, me parece una de las mejores películas que he visto en lo que va de año.
Published on March 30, 2013 16:46
March 27, 2013
Yo es que me atrevo con lo que me echen. Sólo hace falta ...
Yo es que me atrevo con lo que me echen. Sólo hace falta que me parezca una de esas locuras geniales, que sepa que me lo voy a pasar teta haciéndolo. Sí, he hecho de actor en un corto. Es que me encanta contradecirme y quedar bipolar en el blog.En realidad la imagen parece sacada de uno de esos sketches de niños pequeños en los que explicaban, qué se yo, la reproducción o la política. Hoy a lo mejor les preguntan por la reforma laboral y se echan a llorar, pero eran esos vídeos de niños diciendo cosas graciosas. Aquí parece que nos hayan preguntado qué es la palabra quotidien y estemos los dos discutiendo cuales niños en esos programas, y encima salgo con el pelo de color verde. Y que conste que la idea del corto se fraguó apenas unos minutos antes de ponernos a grabar. Debería hacer una suerte de "españoles (sin trabajo y sin un duro) por el mundo", seguramente sería más interesante, pero nuestras buenas risas nos hemos echado.
Published on March 27, 2013 15:10
March 26, 2013
He encontrado por fin mi sitio en Londres. No podía ...
He encontrado por fin mi sitio en Londres. No podía ser otro: el BFI. Cuando uno entra ahí se encuentra a sí mismo de cara con la persona que uno quería ser de niño. Yo, más que escritor, quería dirigir películas o, la menos, escribirlas. Cuando intenté hacer una desistí en/de cualquier intento futuro de dedicarme profesionalmente a ello para salvaguardar mi salud mental y mantenerme alejado de imposturas y de egos, ya tengo bastante con el mío. Como escribir parece que no se me da mal del todo y, ciertamente, mi cabeza es más literaria que técnica (yo "veo" frases en cada esquina, no imágenes) no hay nada mejor para mí que un lugar tranquilo donde llevarse la libreta o el portátil y sentarse a escribir. Pero aún así el BFI tiene esa magia que solo contienen los lugares en cuyas paredes a veces pasan cosas especiales. Y es ahí dónde a uno le entran ganas de coger otra vez la cámara y el micro, el material fotográfico, y lanzarse a filmar las calles del este de Londres.
A menudo me pregunto qué están investigando los que van a la biblioteca y no dejan de escanear libros o de pedir películas. Yo que soy muy dado a quedarme mirando las musarañas, tengo que controlarme: se me van los ojos detrás de esa gente. Intento leer los labios, algo que me va muy bien en España, pero aquí, con el inglés, es como no ver nada. Mucho chico joven y mono. La tienda está al lado y entrar en ella es reconocerse como un inculto cinematográfico.
El jueves ponen a las seis Keep The Lights On, de Ira Sachs, que me han recomendado hasta la saciedad y que al parecer es mucho, mucho mejor que Weekend, que en realidad es una película muy normalita. Pero al parecer Keep the Lights On no lo es tanto. Y en la tienda además ya estaba anunciado el DVD de la magistral Lawrence Anyways. Así que como la biblioteca suele cerrar a las siete pero este jueves cierran antes por aquello del Bank Holiday, me quedaré a verla. Voy a escribir después de o bien hacer algún examen de nivel de inglés para decidir en qué academia o college me apunto o después de patearme todo un barrio echando currículums. De momento no ha habido suerte en el trabajo pero me niego a que eso me afecte. Forma parte del aprendizaje y del welcome to London.
Me preguntaba mi madre si me gustaba Londres. Londres me gusta a ratos. Depende del pie con que me levante. Cierto es que llevar el inglés a cuestas todo el día, pasarse dos horas diarias de media en el tren o en el metro, la comida y el frío vuelven a uno más irascible que de costumbre (y ya es decir) pero también es verdad que no hay un día en que la ciudad no me sorprenda con algo que me haga sonreír. Unos niños que juegan con la batería de un coche en plena calle, el efecto hipnótico que tienen sobre mí los gasómetros, el hecho de que aún no sepa cuándo debo mirar a la izquierda y cuando a la derecha al cruzar, la indignación supina que me entra al ver lo caro que es comprar comida. Alguna vez vas por la calle y un inglés te echa un repaso que te quedas muerto, tanto que eres incapaz de responderle. ¿Que si los ingleses son secos? Sí, y yo también. Los barceloneses no somos precisamente la alegría de la huerta. Pero uno con quien hago intercambio me ha invitado a su casa de la costa este verano. Pocas veces o pocas cosas pueden igualar la euforia de ir viendo como tu inglés mejora, de ver como, si te dejas llevar, si no estás tan pendiente del qué me está diciendo este chico ahora, si haces eso entonces puedes mantener una conversación más o menos larga, más o menos distendida, e incluso sobre cualquier tema (o casi sobre cualquiera, no sea que mañana me pregunten algo de física cuántica y no sepa qué decir: tampoco sabría qué responder en castellano).
O cuando tienes la sensación de que ya te estás acostumbrando a ser parte de este lugar.
Published on March 26, 2013 15:08
March 21, 2013
Nunca antes una taza de Hello Kitty había tenido efectos ...
Nunca antes una taza de Hello Kitty había tenido efectos tan nocivos sobre mí. Estaba comprando esta tarde, un día particularmente duro para el ego, en el 99 p (pronúnciese penis si uno, además de quedar como turista, quiere ruborizar al personal) cuando al girar por un pasillo me he encontrado con una rista de tazas enorme de Hello Kitty. Había Hello Kittys de todos los colores y posturas, aquello parecía una orgía hellokitiana. Y claro, yo, que estaba especialmente sensible porque llevaba todo el día sin hablar con nadie y porque además había recibido un email de un cine que me decía que, y cito textualmente (pero también traduzco) <<no tiene usted la experiencia suficiente en el sector como para poder ocupar el puesto de taquillero>> (nota al pie: empecé a trabajar un 20 de junio de 2000, cuando ni siquiera había cumplido un mes con 18 años y apenas cinco o seis días después de haber acabado la selectividad, en un cine, para más señas, el tercer cine más visitado y el segundo más grande de España, para más información, y no dejé de trabajar allí hasta diciembre pasado, doce años y medio después, de los cuales prácticamente 10 fui proyeccionista, trabajo que antes (hace mucho tiempo) se conseguía estudiando un extinto FP de proyección y que en aquellos tiempos se conseguía mediante promoción interna: sí señores, antes de poner películas me pase mis casi tres años vendiendo entradas, palomitas y limpiando salas) decía, pues, que andaba yo preguntándome exactamente qué consideraban ellos como tener experiencia suficiente en el sector cuando de treinta años te has pasado doce en un cine, o lo que es lo mismo, tu puñetera vida laboral, que al ver las tazas de Hello Kitty, que tanto le gusta a mi hermana la Kitty esta, casi me he echado a llorar.Pero yo, haciéndome el digno y el orgulloso he pasado de largo de las tazas de Hello Kitty para derrumbarme, ahora sí, delante de las latas de judías con tomate. Y no porque de pronto viera sus precios (en realidad están tiradas de precio) ni porque me gusten (las detesto) sino porque a mi hermano mayor le encantan y es su cumpleaños mañana. Y ahí me tienen a mí, llorando a moco tendido (muchos mocos porque además llevo toda la semana con un resfriado de aúpa). Ni Isabel Coixet. Tanto es así que el único rubio que había comprando en la tienda (y de paso, el único blanco exceptuándome a mí, y no lo digo en términos despectivos: en Forest Gate la mayoría de la población es musulmana y eurasiática) me ha preguntado, muy gentil, si estaba bien. El chico, por cierto, era guapísimo y me hubiera gustado decir a lo Blanche Dubois eso de que siempre he confiado en la bondad de los desconocidos, pero estaba demasiado avergonzado al verme a mí llorar, desde fuera, con una lata de judías en la mano y el seis rollos de papel higiénico en la otra.
Cosas que pasan en esta ciudad, claro está. Rosa y yo a veces decimos que deberíamos llevar la 7D (la suya, la mía está en España por motivos ajenos a mi voluntad) siempre encima y grabar estos ataques que nos dan, estos berrinches tan de drama-queen, tan de "no sé qué hacer con mi vida y para acabar de perderme del todo pero para reírme a carcajadas de lo patética que puede ser mi vida me vine a Londres". Sería un Oscar seguro.
Published on March 21, 2013 12:39
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