Alejandro Parisi's Blog, page 3

May 10, 2023

HANKA 753 en el Instituto Leonardo Da Vinci de La Plata.


Ayer, 9 de mayo de 2023, viajé a La Plata para conocer a lxs chicxs de 2° Año A, B, C, y D del Instituto Leonardo Da Vinci, que dedicaron parte de sus vacaciones de verano a leer HANKA 753. La propuesta se las hizo su profe de Literatura, Aixa Zlatar, que desde 2018 viene utilizando la novela como introducción a la Segunda Guerra Mundial. 

Como siempre que me entero de estas cosas, me conmovió que pibes y pibas tan chicos se entregaran a la lectura y por eso fui a charlar con ellos, para saber qué les había parecido la historia de Hanka, y también para contarles como había sido el proceso de escritura de la novela y algunas intimidades e ideas que compartimos con Hanka durante ese año que pasé entrevistándola. Me recibieron como si fuera mas de lo que soy, y me preguntaron y opinaron con el asombro y la sinceridad que sólo se tiene a esa edad en que se descubre el mundo, con lo bueno y lo malo que hay en él. 

La mayoría tenía su ejemplar y seguimos conversando mientras se los firmaba. Ahí me enteré de que la novela había traspasado las paredes de las aulas y que muchas de las familias habían leído HANKA 753, y algunas también EL GHETTO DE LAS OCHO PUERTAS, LA NIÑA Y SU DOBLE e incluso LOS PÁJAROS NEGROS. Siempre me sorprenden estas cosas, porque, como digo siempre, la escritura es algo solitario, casi privado que cuando se edita se nos va de las manos (y bien que así sea).



Durante dos horas y media me hicieron reír, me emocionaron, me obligaron a pensar, y no faltó el compañero que me dijo "firmale este libro a X que no pudo venir, pero es recontra pincharrata, escribile eso en la dedicatoria" y cuando estaba a punto de hacerlo los demás me frenaron al grito de "no, X es de Gimnasia". Esa frescura vale oro, y ojalá, si es que leen este post, sepan que están en una edad maravillosa y que me hicieron pasar una mañana hermosa.

Otro detalle que también me encantó: cuando me vieron pasar por el pasillo, los alumnos de 5°A le preguntaron a la profe si podían sumarse a la charla sobre esa novela que ellos también habían leído cuando estaban en 2° año. Fue una alegría conocerlos también a ellxs.

Después, los chicos volvieron a sus clases y nos quedamos hablando un poco con Aixa y Sol Reina, profe de Italiano y Literatura Italiana, sobre la madre patria, sobre Sicilia, Tabucchi y la predisposición de sus alumnxs para escuchar sin interrumpir, para preguntar cosas serias y demostrar cariño y mucha sensibilidad hacia esa nena de nueve años que sobrevivió al Holocausto y nos contó a todos la historia de HANKA  753, su propia historia.




A todos y todas, alumxs, profes y autoridades del Leonardo Da Vinci, gracias por el recibimiento, las lecturas y la ENORME BUENA ONDA con la que me trataron ayer. Prometo volver el año próximo.

A continuación, les dejo algunas de las reflexiones que estxs jóvenes lectorxs me escribieron sobre la novela:




Es un libro muy entretenidoy muy bueno. Me hizo sentir escalofríos en el cuerpo cada vez que describíacómo morían personas de hambre, su aspecto y las condiciones de vida en elgueto y en los campos. Siempre me hago la pregunta de cómo es posible que unapersona le meta basura en el cerebro a otros y que eso haga que terminenproduciendo un genocidio y tal locura animal. También me gustó mucho que, ademástener cosas muy impactantes y feas, tenga una linda historia de amor entremedio. (Emma B)

Mi opinión sobre la novelaes que está muy buena, ya que aprendés sobre la historia de la humanidad, podésver lo que sufrieron los judíos en la Segunda Guerra Mundial y también te metésen el papel del sufrimiento. (Pedro)

A mí me gustó el libro. Medio mucha tristeza. En algunas partes sentí miedo y decepción de las personas.Yo creo que el autor lo explica tan bien que a veces me imaginaba la escena. Mepegó muy fuerte leerlo. (Pilar)

La novela me gustó mucho, mepareció que estaba muy bien escrita y me resultó muy interesante, porque yo nosabía mucho del tema. Aunque algunas partes son muy fuertes, el libro estábueno porque te cuenta una realidad. (Martina)

En algunas partes, porejemplo, cuando se llevaron a Mordejai, lloré y me puse mal, y no podía creertodo lo que les hacían los nazis a los judíos. Yo siento que enganché con estelibro. Pensé que me iba a resultar pesado y que era muy largo, pero fue elprimer libro que me gustó. Al autor le diría que me dieron un poco de miedoalgunas partes, pero lo felicitaría por hacer que me parezca real toda lahistoria. (Paulina Y)

Es una hermosa novela que teayuda a pensar que todos no tenemos una misma vida y que nos puede pasar detodo. (Paulina B)

Fue un libro que me hizopasar por muchas emociones, desde la angustia hasta la admiración por esa niñaque logró sortear terribles adversidades y levantarse a la vida con una tenacidadincreíble. Me parece un ejemplo de superación, de resiliencia, para copiar, quepuede servir de guía para quienes se rinden fácilmente o no luchan porsuperarse, pensando que lo que les toca enfrentar es difícil. (Sofía)

La novela me gustó mucho, yaque cuenta la historia real sobre lo ocurrido en el Holocausto y no oculta laspartes fuertes de la verdad. (Pilar)

Es una historia querealmente te atrapa. Es muy interesante la historia de Hanka y te marca enmuchos sentidos y te transmite muchas emociones. (Mora)

Particularmente a mí no megusta leer, pero este libro me encantó. Es uno de los pocos que volvería a leery por eso mismo se lo recomiendo a chicos de mi edad. (Lola)

Esta novela me encantó y,aunque a mí en general no me gusta tanto leer, esta novela me atrapaba y meleía siete capítulos por día, sin parar. Tiene muchas muertes, pero aunque esono me guste, me encantó cómo lo expresa este libro y es muy impresionantepensar que Hanka estaba viva hasta hace unos años, pensando que fue hace tantotiempo. (Valentina)

La novela estuvo buenísima,hizo que me interesara en el tema de la Segunda Guerra Mundial y me gustómucho. (Mirko)

La novela me encantó. No soyuna aficionada a la lectura; si puedo evitarla, mejor. Pero esta novela se mehizo muy interesante. A veces me pasaba que no podía dejar de leerla. Meencantó la historia de Hanka. Me hizo llorar, enojar y al final me hizo feliz.(Isabella)

En mi opinión, fue una delas mejores novelas realistas que leí, ya que la pude entender fácilmente ytermina con un final muy bonito. Se la recomendaría a alguien a quien no leguste leer para demostrarle que vale la pena leer historias como esta, que temuestran lo horribles que son las experiencias como esta. (Emilia)

La novela me encantó. Hubopartes que me impactaron, sobre todo al principio, y partes que me hicieron sonreír.Además, la novela me hizo aprender sobre el Holocausto y fue muy lindo leerla,aunque tuviera partes tristes, dolorosas y horribles. (Constanza)

A Alejandro Parisi le diría que es un gran escritorporque logró transmitir las sensaciones de cada escena, el dolor, ladesesperación y el alivio de cada personaje. (Leandro)

Le diría a Alejandro Parisi que escribió un gran libroporque, cuando lo leés, no podés dejar de leerlo, cada vez querés saber más ymás de lo que pasa. Te hace sentir cada cosa que le pasa a Hanka como si tepasara a vos, te hace saber más sobre el tema y que te interese más. (Emma F)

Mi opinión sobre esta novela es que es muy fuerte todolo que le pasa a la protagonista (la pérdida de sus familiares, las condicionesen las que tuvo que vivir y muchas más cosas), pero a la vez es linda y te dejapensando. (Juana)


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Published on May 10, 2023 05:54

May 8, 2023

HANKA 753 en las escuelas.

 



Mañana vamos a La Plata para conocer a los chicos y las chicasdel Instituto Leonardo Da Vinci, que desde 2018 vienen leyendo HANKA 753gracias a la recomendación de su profe de Literatura, Aixa Zlatar, que la leyóen 2017 cuando se publicó la primera edición y desde entonces la utiliza comomaterial de lectura en la escuela. Siempre es lindo conocer a lxs lectorxs, ysi son chicos, mejor. Hanka estaría contenta de que conozcan su historia.

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Published on May 08, 2023 07:29

February 13, 2023

Una lectura de San Valentín: Giuseppina y Vito frente al mar.

Gracias a Agostina Longo por ponerle voz a este fragmento de "Su rostro en el tiempo". Fue hace unos años, pero en cada San Valentín Giuseppina y Vito vuelven a las playas de Sicilia.





"El día en que Giuseppina cumplía quince años el cielo estaba tan claro y despejado como cualquier otro día de agosto. Los vecinos habían salido a la calle para celebrar la fiesta de la Madonna. Aquella coincidencia en el calendario, a Giuseppina siempre la llevaba a creer que lo que todos festejaban era su propio cumpleaños. En la plaza de la Iglesia habían colocado las mesas donde se serviría la comida pagada por Don Caltanisetta y, en un rincón, un pequeño escenario de marionetas; vendedores de almendras y castañas venidos de otros pueblos hacían sonar sus silbatos rodeados por decenas de niños.Después de la procesión, cuando terminó la misa y todos salieron a la calle, Giovanni y Nino se quedaron en la plaza con su padre, esperando que empezara la fiesta. Giuseppina y su abuela, en cambio, se alejaron y tomaron una calle empinada en dirección a la casa. Se cruzaron con una pareja de carabinieris, que miraron a Giuseppina con detenimiento. Sus quince años desbordaban su vestido con curvas y pliegues que a todos le llamaban la atención. Bellísima, la princesa pobre de la isla. Los carabinieristampoco escaparon del hechizo.-        Buen día, hermosa señorita – dijo uno.-        Métanse en sus asuntos – gruñó la abuela.Avanzaron unos pasos. A sus espaldas pudieron oír las primeras explosiones de los petardos que los niños arrojaban en honor a la Madonna. Giuseppina se detuvo, como si de esa forma pudiera oírlos mejor. La abuela, sobresaltada por el ruido y a punto de perder el equilibro, le pidió que siguiera andando.  En la casa, Rosalía seguía acostada sin poder salir de la cama: obesa, sofocada, el pecho desnudo. Siempre con un niño en brazos. Al menos durante el último embarazo había recuperado la vida de sus senos, de los que ahora manaba una tibia leche que Peppino, su último hijo, se resistía a beber. Giuseppina y su abuela entraron a la habitación. Al verlas, Rosalía les preguntó:­    -  ¿Había mucha gente?­  -    Menos que el año pasado, pero todos se estaban divirtiendo– dijo Giuseppina.­  -    Cuando no hay que trabajar todos están contentos– contestó la abuela.Giuseppina se acercó a su madre, y mientras acariciaba la pequeña mano de su hermano pequeño, dijo:­  -    ¿Come?  ­  -    Poco…­  -   Nunca quiere comer. Ese niño será demasiado débil, morirá – dijo la abuela al salir del cuarto.Giuseppina miraba a su madre en silencio.­ -    ¿Qué te pasa, Pina?  ­  -   Nada.­-     Estás triste, como amargada – dijo Rosalía, acariciando el rostro de su hija.­  -   No es nada. Ya va a pasar – dijo Giuseppina, sabiendo que esa tristeza la acompañaría para siempre.  Fue a la cocina. Su abuela, con la ropa negra manchada de harina, sostenía una bola de masa que daría cientos de macarrones. Giuseppina la vio cortar la masa en cinco partes y luego cortarlas en trozos aún más pequeños. Después su abuela tomó una de las varillas secas que Vito había recogido en la montaña y la untó con aceite, colocó un trozo de masa sobre la varilla y comenzó a amasar. Con los ojos en blanco, parecía estar en trance: sus manos se movían hacia adelante y hacia atrás hasta que la masa se convertía en un cilindro de diez centímetros, que retiraba con la punta de los dedos y extendía sobre una cesta de mimbre cubierta con un paño. Giuseppina la observó repetir el mismo proceso una, dos, tres veces. Hasta que al fin, aburrida, encendió el fuego y se encargó de preparar la salsa. Cuando Vito abrió la puerta, la mitad de la cesta estaba llena de macarrones; en el fogón Giuseppina revolvía una salsa regada de hojas de albahaca y unos pocos trozos de cerdo. Desde el comienzo de la guerra, día a día debía aprender a cocinar con menos ingredientes. Su hermano le sonrió y se inclinó para oler el vapor de la olla. Buscó un trozo de pan, lo sumergió en la salsa y se lo llevó a la boca.  Después, en voz muy baja, dijo:­ -    Qué afortunado el hombre que sea tu esposo.  Giuseppina bajó la mirada, desconsolada.Sin quitar la vista de sus nietos, la abuela cubrió los macarrones con un paño y reanudó la tarea. Le ordenó a Giuseppina que reavivara el fuego del caldero. Ella hacía fuerza para no llorar, Vito guardaba silencio con las manos en los bolsillos, como si luchara con sus propios pensamientos. Al fin, salió de la casa sin decir nada.Un rato más tarde, cuando la olla para los macarrones ya estaba calentándose en el caldero, alguien llamó a la puerta. Era Zarina, a quien Giuseppina no veía desde hacía varios meses. Por eso se sorprendió al oírla:-        Vení, quiero mostrarte algo – dijo la niña.Giuseppina miró a su abuela, que asintió.-        Tenés un rato antes del almuerzo. Andá con tu amiga, divertite un poco.Giseppina caminó junto a Zarina hasta una esquina, donde las esperaba Vito.-        Gracias, Zarina – dijo Vito, entregándole unas monedas a la niña, que se marchó corriendo, no sin antes dedicarle una mirada cómplice a Giuseppina.Cuando estuvieron solos, dijo:-        Basta, Vito.  -        Sólo quiero darte tu regalo de cumpleaños – dijo Vito, y comenzó a andar.
Vito ya no la tomaba de la mano al caminar. Ahora llevaba una mano en el bolsillo del pantalón y en la otra un cigarrillo encendido a la vista de todos. No hablaban, y el rostro de Giuseppina era una mezcla de pánico, tristeza y satisfacción. Al llegar a una esquina pasaron junto a un grupo de hombres sentados en unas sillas en medio de la calle. Fumaban y bebían vino de una botella; Giuseppina vio que uno de ellos tenía un círculo rojo sobre la camisa blanca y pensó que a su mujer le costaría mucho trabajo quitar aquella mancha de vino.  En la plaza de la Iglesia los niños, tendidos en el suelo frente al escenario, guardaban el mayor silencio de sus vidas. De vez en cuando alguno lanzaba un suspiro y los demás lo obligaban a callar. Vito y Giuseppina se detuvieron a ver las marionetas: Orlando cabalgaba por el bosque perseguido por un guerrero de piel negra que montaba un animal extraño que Giuseppina nunca antes había visto y que, según Vito, se llamaba dromedario. Dromedario. Giuseppina intentó memorizar la palabra, pero fue imposible debido a todo lo que sentía ante la proximidad de Vito, de su silencio, de su misteriosa sonrisa. Los títeres se movían muy lentamente, sin embargo sus ropas coloridas y las voces de los titiriteros mantenían la tensión. Ambos llevaban máscaras de madera y hablaban dialecto; a veces gritaban, o susurraban con una voz tan baja que los niños debían acercarse para poder oír. Hombres y mujeres, de pie alrededor del escenario, miraban en silencio cautivados por las leyendas de Carlomagno que habían oído miles de veces. De pronto, por detrás de la multitud, vieron a sus hermanos y a su padre, y entonces se alejaron. Tomaron el camino que conducía al mirador. Allí se detuvieron apenas unos segundos para contemplar la vista: ella vio las rocas a través del agua verde y cristalina que bañaba la playa, y la almadraba con las redes, y los vecinos que paseaban por el pueblo custodiados por los barcos de guerra anclados en el Golfo. Escalaron la ladera de la montaña hasta alcanzar una gruta escondida. Al llegar a la entrada, Vito le pidió que se cubriera los ojos para que la sorpresa fuera aún mayor. Giuseppina se llevó una mano a los ojos mientras su hermano se internaba en la gruta. Oyó un rumor de arenilla y piedras.­ - Ya podés mirar – dijo Vito.Estaba montado en una motocicleta, la cabeza cubierta por un casco y, en los ojos, unas gafas enormes de motociclista. Giuseppina sonrió.  ­-   ¿De dónde sacaste eso? ­-   Me la prestó un amigo. ¿Venís?Ella dudó un momento, pero al fin se montó en la motocicleta y se echaron a andar. Bajo el sol, se dirigieron hacia el oeste a través de las montañas. Con los ojos cerrados, Giuseppina sentía el aire del mar pegándole en el rostro y se aferraba con fuerzas a su hermano, animada por el equilibrio imperfecto de la motocicleta, el olor a gasolina y el sol ardiente de agosto. Bordearon el mar, cruzaron campos de viñedos cargados de uvas, entre higueras y olivares plateados. Poco a poco, Giuseppina fue olvidando cada uno de sus temores; ahora, al sentir el cuerpo de Vito pegado al suyo, la posibilidad de vivir una eternidad en el infierno le resultaba una condena ínfima para aquel momento de felicidad.  Más adelante, el camino se convirtió en un sendero de tierra cercado por arbustos que al pasar les arañaban las piernas. Vito detuvo la motocicleta, y ambos descendieron de ella. ­-   Debemos continuar a pie – dijo.Se adentraron a pie en el monte, donde no corría ninguna brisa y el aire permanecía quieto, tibio y húmedo. Giuseppina se detuvo a ver una flor, una delgada línea de color rojo dividía los pétalos blancos y se difuminaba al llegar a los bordes. Giró sobre sus talones: frente a ella, un arbusto de largos tallos con flores amarillas. Decidió cortar algunas, pero en ese momento sintió un ardor y se llevó una mano a la nuca, gritando. Vito se acercó para ver qué pasaba. Le recogió el cabello y descubrió que en medio de aquella piel suave y pálida había sólo una muesca. Dijo:­-   Una avispa.  ­-   Me duele…­-   Si te quito el aguijón…­-   No, no me toques. Me duele…Giuseppina comenzó a llorar. De pronto volvía a ser una niña. Vito la abrazó e intentó tranquilizarla. Ella lo miró con unos ojos verdes tan húmedos como los de una anciana. ­-    Esto no está bien, la Madonna, la abuela…­-    Basta – dijo Vito, furioso.­-    ¿Adónde me llevás? ­-    Es una sorpresa.Reemprendieron el camino. Alcanzaron un risco donde el sendero descendía por un monte de pequeñas palmeras; sus largas hojas verdes proyectaban miles de sombras en el suelo. Pasaron junto al cadáver de un cordero. Sintieron moscas en la frente, en las manos. Al llegar a un claro descubrieron el mar.La playa estaba desierta. ­-   Feliz cumpleaños – dijo Vito, señalando el mar.Giuseppina se quitó los zapatos y las medias y se acercó a la orilla. Con una mano se tocaba la nuca debajo del cabello. ­ -   ¿Te duele? – preguntó Vito, acercándose.Giuseppina tenía los ojos rojos de tanto llorar. Vito le dijo:­-    Voy a quitártelo… podés morderme si te lastimo.Giuseppina aceptó el dedo de su hermano y se lo llevó a la boca, lista para morderlo en caso de sentir dolor. Vito la tomó con delicadeza, recogiéndole el cabello con una mano, y ella inclinó un poco la cabeza hacia abajo; también con delicadeza Vito le acarició la nuca y con las uñas le extrajo el aguijón. Antes de soltar a su hermana le hizo cosquillas en el cuello.  ­ -   Ya está – dijo Vito.Giuseppina se sintió estafada. No había sentido ningún dolor, tan sólo la respiración de Vito a sus espaladas, y de pronto la herida le había dejado de doler. Entonces mordió el dedo de Vito y se inclinó para tomarlo de los tobillos. Sorprendido, él cayó de espaldas en la arena. Ella se reía mientras se quitaba la ropa. Dejó a su hermano allí tendido y se dirigió a la orilla. Él la vio adentrarse en el mar, y zambullirse para volver a aparecer y desaparecer en el agua. Poco después, Vito se desvistió y entró al mar. Nadaron durante un buen rato, y luego regresaron a la orilla.  Se sentaron uno junto al otro, en silencio.Sin darse cuenta, se tomaron de la mano. Giuseppina se inclinó, y se acurrucó junto a él. Al fin, Vito se arrodilló delante de ella y la miró a los ojos.-        No quiero vivir así – dijo.Giuseppina sintió una tristeza enorme. Sin poder controlar sus actos, sus lágrimas, lo besó, y descubrió que la boca de Vito era tibia, y sabía a sal. Se tendieron sobre la arena, sin dejar de besarse. Vito le acariciaba el cabello, la nuca, los hombros, la espalda. Pero cuando intentó aferrarse a sus caderas, Giuseppina lo apartó con violencia.  ­-   Sólo los animales hacen estas cosas con sus hermanos. ­ -  Los animales no aman. Y yo te amo. Escapemos. Hoy mismo, tengo dinero – dijo Vito, incorporándose, y mostrándole un fajo de billetes.­-   ¿De dónde lo sacaste?­-   No importa. Con la motocicleta podríamos llegar a Messina, y de ahí viajar a Génova…­-   No, Vito, es una locura.­-    Te amo. ¿Vos no?  Giuseppina evitó su mirada. Con los ojos puestos en las olas que morían en la playa, dijo:­-   Sí, y es un pecado.  Lo tomó de la mano y lo obligó a sentarse junto a ella. Ensimismados, durante unos segundos se dedicaron a escuchar las olas.­   Entonces tengo que irme del pueblo – dijo Vito, y no era una amenaza, tan sólo un murmullo de tristeza. ­-   Es lo mejor – dijo Giuseppina.Se abrazaron con fuerza, y así permanecieron durante horas.Abrazados.Solos en la playa.Frente al mar."

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Published on February 13, 2023 04:12

January 17, 2023

Retratos del Holocausto.


Vaciando la biblioteca encontré esta publicación. Es un libro de retratos de sobrevivientes de la Shoa publicada por el Museo del Holocausto. El retrato de Nusia (como ella) es bellísimo, y el título de su breve biografía dice la verdad: "Me cuesta mucho hablar del pasado". 



Corría el año 2008, y todavía Nusia ni se podía imaginar la posibilidad de enfrentar el pasado para buscar a Slawka y contar su historia, sus historias, para que yo escribiera La niña y su doble.


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Published on January 17, 2023 04:17

December 6, 2022

La Escuela 288, o los detectives del pasado.

 

En abril de este año me escribió Lorena Amitrano, profesora de Literatura, para contarme que había leído “Los pájaros negros” y pensaba trabajarlo con sus alumnos y alumnas de 6to año de la Escuela 288 “Antonio E. Agüero” Villa de Merlo, provincia de San Luis. Más tarde, me enteré que Natalia Iglesias, profe de Historia de la misma escuela, le contó a Lorena que iba a trabajar el tema “Migraciones” con los mismos chicos. ¿Qué hizo Lorena? Le prestó la novela a Natalia y finalmente entre las dos decidieron trabajar el libro de manera integral e interdisciplinaria entre Literatura y Historia, pero también con Turismo y Geografía.

Para quienes no leyeron la novela, “Los pájaros negros”, entre otras cosas, trata sobre un anciano que quiere reencontrarse con los dos amigos de su infancia en Mar del Plata, inmigrantes que, como él, llegaron a la Argentina desde distintos lugares de Europa escapando de distintas guerras.

Antes de “Los pájaros negros”, los chicos ya habían comenzado a indagar entre sus propias familias buscando realizar un árbol genealógico. Así, la mayoría fue enterándose que sus bisabuelos habían venido al país desde lugares lejanos, como lo habían hecho Vito, Samuel y Javier, los protagonistas de la novela.

Incluso grabaron un video caracterizados con ropas de esos tiempos en que la Argentina recibía a inmigrantes de todo el mundo. Lo musicalizaron con un el tema “Clandestino”, de Manu Chao, que es casi un himno de la inmigración y la persecución de los inmigrantes que buscan un lugar donde poder trabajar y vivir en paz.


 


Pero la cosa no terminó ahí.

Lorena les propuso a sus alumnos que además del árbol genealógico comenzaran a indagar en el pasado de sus familias, buscando anécdotas que pudieran servirles a ellos como argumento para un texto que debían escribir en el contexto de la materia que ella daba. Así, como buenos colegas de Balestra, los pibes y las pibas de 6to. año de Escuela 288 empezaron a hacer preguntas, buscando en su propio pasado y en el de sus familiares. Este ejercicio de la memoria los enfrentó con muchas historias que conocían o que sus familias habían decidido callar para evitar conflictos, tristezas. Y los pibes no se asustaron: se enfrentaron a sus propios fantasmas y encontraron historias que hablaban de exilios, persecuciones, muerte y desgracias.

Todo lo que encontraron cada uno lo utilizó para escribir un texto, con mucho esfuerzo y valentía, insisto, valentía, transformando los secretos familiares en textos conmovedores que hablan de su propia historia.

Pero la cosa tampoco terminó ahí.

Lorena y Natalia, que además de ser grandes docentes son dos mujeres tan soñadoras y valientes como sus alumnos, pergeñaron una idea maravillosa: ¿y si publicaban esos textos en forma de libro?

Me cuentan que la comunidad de Piedra Blanca Abajo colaboró con la idea, que contaron con el apoyo de los directivos de la escuela, pero sobre todo con una fuerza inmensa, una tracción que superó las limitaciones que, voluntarias o no, muchas veces deben enfrentar los y las docentes para concretar sueños como este.

Y lo cumplieron.

Hace una semana me enviaron este maravilloso libro del cual me siento parte. Si bien tuve el privilegio de escribir el prólogo, siento tanto agradecimiento que no me alcanzan las palabras. O sí: les agradezco de corazón, ya no como el autor de la novela que leyeron sus alumnas y alumnos, sino como un padre que envía a sus hijos a la escuela pública: el futuro se construye con docentes que despiertan el interés de nuestros hijos, que los forman y los acompañan, porque si bien los chicos y las chicas tienen una enorme cantidad de cosas para dar y decir, no siempre se cruzan con docentes como ustedes que les dan el espacio y las herramientas para pensar y para pensarse.


Y a los chicos y chicas, mis nuevos colegas escritores, los aplaudo como los aplaudí ayer, en el zoom que hicimos para conocernos y festejar la publicación de “Voces del ayer”, este libro maravilloso que escribieron y que acaban de publicar. Pocos pueden decir que terminaron el año tan pero tan bien como ustedes.

A todos y todas, mi cariño y mi admiración.

 

 


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Published on December 06, 2022 06:57

December 2, 2022

Lecturas Escritas: Para que sepan que vinimos.

 



Pensar que estuve a punto de abandonar esta novela en la pag. 50, me hubiera perdido un montón de cosas. Pero no la dejé por consejo de Ana, que insistió con que siguiera. Y seguí. No solo por la recomendación de Ana, sino porque desde la primera frase toda la novela está escrita de manera perfecta. Cada palabra, cada descripción, cada metáfora. Nunca había leído nada de la autora, y la vedad es que su escritura es para aplaudir. La disfruté mucho, me entretuvo, me mantuvo en vilo.

Si bien el tema de “los padres” no sea algo que me guste leer (me aburre esa cuestión adolescente de echarle la culpa a los padres), “Para que sepan que vinimos” tiene un manejo del duelo muy complejo: empieza como una ausencia y termina con una presencia que aterra a la protagonista (y a los lectores). Muta de género, parece una novela de clase media psicoanalizada y se va desenvolviendo para mostrar el horror. Me encantó eso, y entré como un caballo. Impecable.

Como crítica, creo que es una novela que tarda mucho en empezar y termina de manera abrupta. De las primeras 100 páginas, me parece que con la mitad bastaba para crear el clima denso que exige la trama, y hubiera estirado un poco más el final, hubiera dado mas detalles. Ahora bien, ¿a quién le importa mi opinión? A nadie. Pero bueno, los lectores no podemos callarnos. Y cuando hablamos después de una lectura, es porque nos movió algo. Y esta novela te mueve un montón de cosas. Pulcra, oscura, de una escritura admirable.

La recomiendo.


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Published on December 02, 2022 07:12

November 16, 2022

"Desobediencia deVIDA", antología y presentación.





Ayer acompañé a Historias Desobedientes en la presentación del tercer libro que publica el colectivo. Esta vez es una antología con textos de 32 desobedientes, bajo el título "Desobediencia deVIDA" y publicado por Editorial Chirimbote.

 Es imposible no admirar su valentía, el coraje, la generosidad con que enfrentaron a sus familias buscando Memoria, Verdad y Justicia. Sus voces, que es una sola voz, es fundamental para nuestras sociedades. Y vale el plural: eso que comenzó en Argentina ya se expandió a Uruguay, Paraguay, Brasil, España, Chile y El Salvador. Algunos viajaron exclusivamente a Buenos Aires para estar presentes, otros acompañaron por zoom o enviaron videos desde sus ciudades y países. Yo sabía que genocidas había en todas partes, pero es una hermosa sorpresa saber tambien hay hijas y familiares desobedientes que ponen el cuerpo (y la escritura) para rebelarse ante el horror.

Comparto el link con el video de la presentación (https://drive.google.com/file/d/1e4yO...) y, más abajo, las palabras que leí en la presentación, porque uno está grande y con estas cosas es imposible improvisar (y leer) sin emocionarse.

"Antes que nada quiero agradecerles a Analía Kalinec y a Verónica Estay Stenge por haberme permitido participar de este proyecto. Para mí es un honor poder acompañar a este colectivo que vi nacer a la distancia y que hoy ya cruzó las fronteras de Argentina y llegó a Uruguay, a Brasil, Chile, España y quién sabe hasta dónde llegará.

En segundo lugar, quiero pedirles disculpas a los muchachos si en algún momento hablo solo en femenino. No es a propósito. Bueno, tal vez sí. Creo que este colectivo que es Historias Desobedientes no hubiera llegado adonde llegó si no hubieran sido las hijas las que alzaron las banderas contra sus padres represores. Así como tiempo atrás las madres y las abuelas de plaza de mayo se plantaron la plaza para preguntar dónde estaban sus hijos y nietos, estas mujeres se plantaron en el living de sus propias casas y le preguntaron a sus padres qué habían hecho durante la dictadura. Admiro esa valentía femenina de hacer lo correcto aunque duela.

 
Les confieso que estuve pensando mucho qué decir hoy acá, para evitar leer el prefacio y ser repetitivo.
Por eso les voy a contar qué me pasó cuando leí los textos para poder escribir el prefacio.
Lo primero que me pasó fue que me pregunté si este libro se enmarcaba dentro de la literatura del yo. A ver… Los textos que componen esta antología se escribieron en el marco de un taller literario exclusivo para hijas, hijos y familiares desobedientes, y hablan de cuestiones que vivieron y las marcaron como personas, modificando su yo. Por esa misma razón, muchos de los textos están escritos en primera persona y la mayoría transcurren dentro de la piel de cada autora, hablando de sus reflexiones, sus emociones, los sentimientos hacia ellas mismas y su relación con sus padres y su familia. Entonces pensé que sí, que estos textos debían pertenecer al género de la literatura del yo porque, poco más o menos, son como un autorretrato o una foto familiar convertida en palabras. ¿No?
Bueno, yo creo que no.


Si hay algo que define al colectivo de Historias Desobedientes es su falta de egoísmo. Si hubieran sido egoístas no se hubiesen metido en semejante quilombo. Porque en lugar de quedarse mirando las fotos familiares que seguramente todos tenían enmarcadas en el living de sus casas paternas, estas y estos desobedientes decidieron ver qué había más allá. No les bastaba el plano cerrado a cal y canto de la escuela católica, el círculo militar o policial, la obra social de los policías y militares y esa foto en la que el padre sonríe a cámara en un cumpleaños, en un acto escolar, en Navidad. No.
Estas desobedientes decidieron abrir el plano en el que sus fotos familiares eran un pequeño detalle, y se animaron a ubicar sus historias personales y la imagen paterna dentro de esa imagen panorámica que es la sociedad en general. Hay que ser valiente para hacer eso, porque al abrir el plano los padres dejaron de sonreír y mostraron sus manos manchadas de sangre. Insisto: hay que ser valiente y generosa para renunciar a la paz de la foto familiar en pos de la memoria, la verdad y la justicia de ese paisaje que es el país en el que naciste y creciste.


Las y los autores tuvieron el valor de hacerlo, y se enfrentaron sus seres queridos, que los habían criado encerrados en esa foto familiar que no debía ampliarse nunca porque escondía demasiados secretos, demasiados horrores.


Por eso no es importante el género al que pertenecen los textos, porque este colectivo de autores conforman un YO HISTORICO que excede a las individualidades y que es valiente, generoso y disruptivo por donde se lo mire.
Las y los integrantes de Historias Desobedientes, junto con aquellos y aquellas que comparten la misma historia pero la transitan por fuera pero con la misma convicción, conforman una voz tan nueva como necesaria para todos los argentinos, chilenos, brasileños, uruguayos, paraguayos y españoles.
Son la voz de la desobediencia, de la rebeldía ante la crueldad, una voz tan generosa que fue capaz de renunciar a un montón de cosas en pos de la memoria, justicia y la verdad.
Y no solo eso: también se animaron a contarnos cómo vivieron la ampliación de la foto, sus secuelas, sus emociones y las consecuencias de sus descubrimientos. Algo que también exige valentía.
Por eso las admiro. Por eso es un placer estar acá y por eso es tan importante la publicación de este libro.


Muchas gracias y felicidades."



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Published on November 16, 2022 06:59

November 14, 2022

Historias Desobedientes y una antología necesaria.


Soy un detractor de la literatura del yo. Sin embargo, hay veces que el yo es una voz histórica y colectiva que nos ayuda a entendernos como sociedad y los procesos históricos y políticos que nos atravesaron. Este es el caso. Tuve la suerte de conocer Historias Desobedientes desde el principio, y ahora tengo el privilegio de escribir el prefacio de esta antología tan necesaria. Allí vamos a estar, acompañando a estas mujeres y estos hombres desobedientes que nos emocionan a todos. Es mañana 15 de noviembre a las 18.30 hs en la Biblioteca Nacional. Vayan. Y si no pueden, consigan el libro. Habla de todos nosotros.

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Published on November 14, 2022 05:25

October 20, 2022

El ghetto, Hanka y sus amigas y amigos sanjuaninos.

 





Hay textos que no deben editarse. Este es uno de esos.

 

San Juan, 2022.

 

En 2017 me escribió una docente de la escuela Industrial Domingo Sarmiento y del Fray M. Esquiú de la provincia de San Juan. Su nombre era María Isabel Paredes, y me dijo que con sus alumnos de Literatura, junto con la profe de Historia Fabiana Puebla, estaban leyendo El ghetto de las ocho puertas. Me mandó fotos del trabajo de las pibas y los pibes, pizarrones llenos de flechas, reflexiones muy emotivas, preguntas. Cuando le mostré todo eso a Teo Erlich, el bebé de la novela, Teo me dijo “Quiero conocer a esos pibes” y nos fuimos a San Juan en lo que se volvió un viaje emblemático en nuestras vidas.

Cinco años más tarde, ya sin la presencia de Teo, que falleció hace dos años, volví a San Juan porque los chicos y las chicas de las nuevas camadas siguen leyendo El ghetto, y también La niña y su doble y Hanka 753.

Estuve apenas 24hs en la provincia, pero cada viaje es una transfusión de energía y emociones. Esta vez, noté que los pibes y las pibas tenían muchas mas ganas de hablar que de escucharme. Eso fue tremendo por dos cosas: porque yo iba para escucharlos a ellos (no hay nada mas lindo que oír a los lectores) y porque esas ganas de alzar su voz es una muestra mas de que tenemos que escuchar a los y las jóvenes. Ya destruimos bastaste el mundo y la sociedad para seguir insistiendo en la preponderancia de la voz de nosotros, los adultos. Creo que llegó el momento de escucharlos a ellos. Y no saben la cantidad de cosas que tienen para decir.

Volví feliz, cargado de regalos, cartas, fotos, golosinas, vinos, aceite y el cariño de mis amigos y amigas sanjuaninos.

Pude reencontrarme con mis amigas, esas profes que laburan sin descanso aunque cobren poco, aunque no les alcance el tiempo y tengan que robarles tiempo a sus familias para dedicárselos a sus alumnos. Porque eso que dicen muchos políticos de que “los docentes son vagos” es una falacia de esos vagos que nos gobiernan. Estas mujeres no paran de laburar y atajar situaciones que no les corresponden pero que no esquivan nunca. Por eso, mi admiración y mi agradecimiento a mis queridísimas María Isabel, Fabiana, Daniela, Agostina, Juli, María Laura, Belén, Ceci, y las autoridades del Fray, Adriana y Soledad, y de la Escuela Industrial, Jorge y Raúl.

También a las bibliotecarias de la Escuela Industrial, Noemí, Irene y Laura, que me mostraron libros que el propio Sarmiento trajo de Francia e Inglaterra.

A los chicos y las chicas, qué decirles. Les agradezco infinitamente sus lecturas, sus palabras, sus preguntas, sus críticas, la generosidad con que compartieron sus sentimientos y sus reflexiones. Fue un sacudón escuchar a los mas grandes, los ocho sextos años de la escuela Industrial: desde las reflexiones sentidas de Ambar, hasta el querido Camuña que me regaló orgulloso un vino que produce su familia, y los locos de electrónica que me regalaron un chip y los que se emocionaron con los videos de Hanka. A Milagros, Lucas y todos y todas los de tercero, que leyeron El ghetto de las ocho puertas, melancólicos porque no pudieron conocer a Teo cuando vino, pero que para ellos es un héroe de novela, y me regalaron dulces, cartas hermosas que voy leyendo de a poco.

A los del Fray, además de las lecturas, los regalos y el cariño, tengo que agradecerles también el silencio y la paciencia que mostraron cuando me acerqué a la mesa para empezar la charla y me di cuenta que era la misma mesa, el mismo lugar, pero que Teo ya no estaba para acompañarme y no pude seguir hablando. La de Teo no fue la única ausencia: también estaba libre la silla de Víctor Kovalski, egresado de la Escuela Industrial y ex presidente de la Kehila de San Juan, que falleció el año pasado luego de postularme a mí como candidato al Premio Daia-Banco Galicia por el laburo que hicimos en su querida provincia a lo largo de estos años.

A los que estaban ahí, gracias por dejarme emocionarme sabiendo que ustedes compartían esa misma sensación de ausencia.

Claro que la ausencia se compensó, porque a un costado estaban Gema, Micaela, Lourdes, Florencia, Sofía y Noelia, las pibas que emocionaron a Teo años atrás y empujaron aquel primer viaje, hoy egresadas, estudiantes de periodismo, diseño, teatro, literatura… Gracias por el aguante.

Nada más. No tengo mas palabras.

O sí. Nos vemos el año que viene.

Los quiere mucho, este autor agradecido.























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Published on October 20, 2022 06:27

October 16, 2022

En camino.

 Allá vamos, San Juan.



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Published on October 16, 2022 05:45

Alejandro Parisi's Blog

Alejandro Parisi
Alejandro Parisi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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