Álvaro Bisama's Blog, page 201
April 11, 2017
Éxitos por nocaut
Las grandes estrellas de la música popular cantaban sobre la era espacial y fantaseaban. Lo hizo David Bowie en Space oddity y Black Sabbath con Into the void. Elton John se inscribió a la altura -la hermosa Rocket man-, pero la noche del lunes ante un Movistar arena abarrotado por un público que por condición y edad está pensando seriamente en la jubilación, la leyenda británica del pop la puso difícil con tamaño clásico. Ejecutó una introducción al piano que duró una eternidad para compensar con épico remate una de sus mejores canciones, levantando a la circunspecta audiencia de sus butacas.
Elton John se puede tomar esas licencias y dar nuevas formas a clásicos que uno desearía escuchar siempre igual con esa voz inocente y profundamente melódica de los primeros años, la época inigualable de su obra junto a Bernie Taupin. Lo hace porque tiene tantos éxitos que incluso deja fuera unos cuantos como Nikita, Blue eyes o Sacrifice, y la merma no se siente en particular. Toda la selección de la noche se concentró en grandes éxitos como lo viene haciendo por décadas. Arrancó con The bitch is back donde de inmediato ganó notoriedad la guitarra de Davey Johnstone, el director musical que lo ha acompañado en más de 2000 conciertos, seguida de Bennie and the jets,I guess that’s why they call it the blues, Daniel, Philadelphia freedom, Tiny dancer y Goodbye yellow brick road, entre varias.
A los 70 años Elton John es un cantante muy distinto al de sus inicios. Su voz es más grave y la intencionalidad de la interpretación mucho más intensa, visceral a ratos. Los agudos perdidos son suplidos a la perfección por la banda donde todos cantan (los coros macizos siempre fueron fundamentales en sus piezas), en cuya alineación destaca Nigel Olsson, el baterista de prácticamente toda su carrera. Al piano Elton John mantiene sus cualidades como el último exponente de una estirpe que arranca en los orígenes del rock con Jerry Lee Lewis y Fats Domino.
En la previa James Taylor, ícono del soft rock, cumplió su palabra. Trajo una banda portentosa de once músicos donde destaca el legendario baterista Steve Gadd. Taylor remató con la blusera Steamroller, seguida de México -un pastiche de clichés latinos incluyendo solos de timbaleta-, para cerrar con How sweet it is y Shed a little light en clave world music donde sus coristas, todas voces maduras, se lucieron. El arranque fue más calmo, simbolizado en su mayor clásico You’ ve got a friend, una de esas canciones en sepia de los 70 que definieron una era.
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April 10, 2017
Después de Escondida, ¿qué?
EN SOLO pocos años -desde los años noventa-, en Chile se construyó el mayor y más moderno parque minero de la industria del cobre en el mundo, con minas extraordinarias como Escondida, Los Pelambres y Collahuasi. Casi tres décadas después, estas minas ya no son “joyas de la corona” sino operaciones maduras que necesitan inversiones crecientes e innovación permanente para mantener su competitividad.
Este gran desarrollo minero se dio en el contexto de un Chile con un nivel de desarrollo mucho menor al actual y que recién recuperaba la democracia. ¿Cómo debían plantearse las relaciones laborales en esta nueva y moderna industria, que traía estándares de clase mundial pero que llegaba a un país subdesarrollado y con un esquema laboral afectado por años de autoritarismo? Es posible que las relaciones laborales resultantes hayan sido mayormente paternalistas para dar viabilidad a una industria de este calibre en una realidad difícil.
Las utilidades que generaron los altos precios durante el período de precios altos conocido como súper ciclo (2003-2011), plantearon el dilema de cómo compensar a los trabajadores en este período extremadamente favorable pero temporal. La industria minera sabía que la bonanza sería transitoria y por ende buscó mecanismos de compensación no-permanentes -los grandes bonos-, para evitar aumentar sus costos laborales permanentemente.
Además, la búsqueda por evitar pérdidas de producción en paralizaciones laborales durante el súper ciclo, llevó a consolidar un sistema de compensación laboral “transaccional”, ejemplificado en los bonos de término de conflicto, los cuales se desvirtuaron al pasar a ser un monto a cambio de paz, que se tornó exorbitante y que intensificó el foco de las relaciones laborales en torno al valor de este bono y no a elementos de largo plazo.
Pero la situación que enfrenta la minería y el país es diferente y eso obliga a pensar y actuar de manera distinta. Si bien es posible que los precios del cobre vuelvan a tener ciclos muy positivos, es poco probable que se repita el súper ciclo de 2003 y 2011. Por otro lado, el mayor nivel de desarrollo del país obliga ciertamente a otro nivel de relaciones laborales, con un estándar superior.
El desafío que tiene Chile en cuanto a relaciones laborales en minería es gigantesco. Se debe lograr que trabajadores, empresa y mundo político, tomen conciencia de que existe una nueva etapa en que se requieren mayores esfuerzos para mantener la competitividad de la industria. El más importante es el de lograr que los objetivos de productividad sean la base de las compensaciones laborales, lo cual ocurre hoy solo tímidamente, distorsionando el objetivo final de las negociaciones de contratos laborales.
Y luego de alcanzar esta visión común, se requiere implementar un nuevo marco de relaciones laborales. Sin liderazgos visionarios en los ámbitos sindical, empresarial y político, se corre el riesgo de seguir repitiendo negociaciones transaccionales, con cada vez menos posibilidades de concederlas, y por ende de caer en una espiral de conflictividad y miradas de corto plazo.
Chile se juega mucho en esta partida. Además un nuevo código laboral debutará en pocos días. Liderazgos y mayor capacidad de diálogo y comunicación serán imprescindibles.
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La ciudad que viene
EN UNA sede universitaria en pleno centro de la ciudad, tuvo lugar un interesante debate liderado por el filósofo y antropólogo francés Marcel Hénaff . A diferencia de los habituales seminarios o conferencias de urbanismo y ciudad, en esta oportunidad no se habló de mecanismos, de herramientas, de financiamiento, sino que se conversó del fondo de la materia. El foco estuvo primero en entender la historia de ciudad y las razones que la informaron en sus orígenes y evolución, para luego problematizar acerca de los problemas urbanos actuales y de la ciudad que viene.
La ciudad sin duda es y será un reflejo de la sociedad que la genera y la habita. Lo fue en sus inicios y lo es hoy. Sin embargo, las razones por la cuales los hombres y mujeres se movilizan para implementarlas, ya no se fundan en creencias religiosas, necesidades simbólicas, defensivas, de salubridad, de comercio, etc. Hoy las ciudades dejaron de ser la excepción, ya no son un mundo en sí, sino que el mundo es urbano. Hoy prevalece la red de ciudades antes que la ciudad misma. Sin perjuicio de ello, la ciudad actual le falla cada vez más al hombre en atender esas razones del origen. La ciudad no necesariamente es ordenada, limpia, salubre, saludable, segura, culta, plena de empleo, democrática, integrada, etc. Las personas nos debemos enfrentar con nuevas incertidumbres y problemas, que el avance de la humanidad supuestamente tenía ya superados. Esta “ciudad que viene”, y que menciona el profesor Héenaff, en realidad ya se está cuajando con todas esas preguntas no resueltas.
¿Cómo le devolvemos a la ciudad y al espacio público la razón de ser, la justificación y el lugar, para que contribuyan realmente a la calidad de vida de las personas?¿Cómo hacemos del espacio urbano una “infraestructura para humanizarnos” y no deshumanizarnos? Cuando el intendente Orrego levantaba la alerta la semana pasada por lo que sucede en la comuna de Estación Central, ciertamente apuntaba en ese sentido.
Ojalá las reflexiones que empujasen al cambio pudieren ser las fondo y no solo el ataque a lo sintomático y lo puramente operativo. Los lugares comunes de “esto es elusión”, “falta de planificación”, “esto se da aquí y en otros lugares de Chile”, “esto es el abuso de la norma y los resquicios legales”, “han pasado cuatro años y no se ha hecho nada”, “esta es la sed del lucro de las inmobiliarias”, “esto es culpa del alcalde y su concejo”,son finalmente afirmaciones vacías, con escasa sustancia en la acción y menos aún encaminadas a la solución. Con la lógica de Hénaff, somos la sociedad chilena la que se ve reflejada en sus ciudades, en la forma como las construimos, habitamos o maltratamos. Así como nos descalificamos, nos insultamos, no nos toleramos, nos atrincheramos en el anonimato de las redes sociales para destruir la honra de las personas...la ciudad nos agrede, nos atropella, nos enferma, nos aloja en las colmenas humanas que criticaba el intendente.
No es a la ciudad la a que le falta escala humana… es a la sociedad. La ciudad que viene, la creamos nosotros. Hacerlo de diferente manera implica volver a conversar, mirarse las caras y darle nuevo sentido a los espacios que construimos y habitamos.
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El inicio del ciclo del populismo
El abrumador apoyo del Comité Central del PS a Guillier resulta completamente lógico. Forma parte de un proceso histórico que viene de hace un tiempo en la izquierda, que ha ido abandonando su discurso de responsabilidad y acercándose a los bordes del populismo. En especial porque ha ido comprando ese discurso de un desprecio completo a las élites, el apoyo a líderes carismáticos que tienen una conexión directa con la ciudadanía a través de la TV, más allá de las estructuras tradicionales y, sobre todo, porque ha ido creyendo en una propuesta de país que se basa más en los sueños y los deseos que en la maldita realidad que dan la responsabilidad fiscal, los necesarios acuerdos para construir políticas, la cooperación de diversos sectores de distinto signo y origen y todo aquello que constituye la buena política con la que Chile se ha ganado el respeto en el mundo.
En nuestro país, siempre ha habido populismo. Una revisión de los resultados de las elecciones ocurridas desde 1989 prueba que populistas de derecha o de izquierda e incluso inclasificables, como lo fue (y sigue siendo) el economista Franco Parisi, tienen su nicho de 15 o 20 puntos del electorado. Pero no han logrado tomarse las grandes coaliciones, como fue en EE.UU. Trump que se hizo del Partido Republicano. Eso es hasta ahora. Piñera puede anotarse entre sus éxitos políticos haber arrinconado al populismo de derecha, pero no ha sido la realidad de la izquierda.
El socialismo chileno, en especial después del experimento de apoyar al General Carlos Ibáñez había, a diferencia de otras socialdemocracias latinoamericanas, abandonado completamente el populismo. Tanto en los últimos años de dictadura, como en democracia, la izquierda dio muestra de una conocida responsabilidad política que le llevó incluso a tener que tragarse amargos batracios en la historia reciente. Uno de ellos fue inscribirse en los registros para votar en el plebiscito y, por tanto, aceptar el marco institucional del dictador. Y un segundo, sin duda, fue tener que apoyar al gobierno de Frei en sus gestiones diplomáticas para traer de vuelta a Pinochet y así evitar que enfrentara a la justicia internacional por genocidio.
Lo ocurrido en el PS es un fenómeno más global y el acto de cierre de un ciclo y el inicio del populismo de izquierda. El apoyo a Guillier es plenamente lógico en un escenario donde desde los intelectuales del segundo piso se transmite que en Chile hay un malestar instalado y que la gente quiere castigar y purificar a los políticos. Si desde La Moneda ese el mensaje, ¿por qué extrañarse si el PS vota por quien se ha hecho popular criticando a los políticos tradicionales, incluyendo a la propia Presidenta de la República? Desde el propio comando de Lagos el canto del populismo no ha encontrado oídos sordos. Hay que recordar que una de sus voceras suele pontificar como consigna contra la transición de la que es partícipe el propio ex presidente. Si los propios partidarios de Lagos reniegan de la política de estos años, ¿por qué alarmarse ahora que en el PS gane quien se declara el nuevo Martín Rivas y alejado de los políticos de la transición?
Se requiere coraje político para no ceder ante las ensoñaciones de la droga del populismo. Y sin duda que ese valor no está hoy en quienes dirigen el PS. Esa es la razón por la que, de manera inédita, decidieron elegir con votación secreta al candidato del populismo. Así podrán negarlo cuando mañana se desplome con la misma rapidez que ascendió.
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Errores imperdonables
Dentro de los recuerdos que tengo de la infancia, y en particular de mi infancia ligada al fútbol y sus circunstancias, el puesto del arquero estaba lejos de ser un territorio envidiado. En las pichangas del barrio y en las del colegio, bajo los tres palos solían ubicar al que no tenía talento alguno para manejar la pelota con los pies. Y ahí en el arco hacía lo que podía soportando los pelotazos que llovían con intensidad y alevosía. De esos días de la niñez no tengo en la memoria a nadie que eligiera de puro gusto jugar al arco, pero sí recuerdo a muchos que se peleaban por ser el centro delantero del equipo, el “10” o incluso el líbero.
Y aunque con el correr del tiempo la idea que tenía del puesto del arquero evolucionó, siempre me ha parecido una función ingrata y con una carga de responsabilidad mayor a cualquier otra dentro del campo de juego. Porque un error puede perdonársele al goleador -al fin y al cabo, a la siguiente jugada puede embocarla dentro y ya nadie recordará el gol que no pudo convertir-, pero no al arquero. El error del arquero es un gol y nada de lo que haga luego podrá borrar ese tanto en contra.
Ejemplos sobran. El caso del arquero del Brasil del ’50, Moacir Barbosa, es archisabido, al punto que el escritor mexicano Juan Villoro aseguró que había muerto dos veces: la primera el día en que Brasil perdió la final contra Uruguay en el Maracaná, tras un grueso error de Barbosa; la otra, cuando murió de manera definitiva, el 7 de abril de 2000.
Otro ejemplo es el del arquero peruano Eusebio Acasuzo, quien en el repechaje de las Eliminatorias para México 86 sufrió un revés que le cambió la vida. Nadie dudaba que Acasuzo era prenda de garantía para el arco peruano -había salvado invicta la valla peruana en Lima ante Argentina, y luego, en Buenos Aires, Perú había rescatado un empate 2-2, lo que le daba cartel de favorito en el repechaje-. A sus 33 años estaba en el mejor momento de su carrera. Y, sin embargo, en ese primer tiempo en el estadio Nacional, cuando enfrentó a Chile, en poco más de veinte minutos Acasuzo recibió tres goles, situación que fue agravada porque el técnico de los del Rímac, Roberto Challe, decidió sustituirlo luego de tan estrepitosa actuación.
Ni hablar de la situación por la que atraviesa el propio Claudio Bravo. Arquero de condiciones excepcionales por donde se le mire. Golero y capitán indiscutido de la selección nacional. Hoy vive una situación especial dentro del Manchester City, no sólo porque ha sido suplente durante largas fechas sino porque además ha recibido una crítica impía de parte de la prensa, la que dentro de sus últimos ataques lo ha sindicado como el segundo peor refuerzo de la temporada después del marfileño Wilfried Bony, quien llegó como carta goleadora al Stoke City y apenas ha jugado diez partidos y marcado dos goles. Es cierto que Bravo puede haber tenido actuaciones irregulares, pero de ahí a ser el peor segundo refuerzo de la liga hay casi un abismo.
De cualquier modo, son parte de los costos que deben pagar los arqueros. Sin ir más lejos, en el clásico del sábado los grandes responsables de que sus equipos no hayan ganado, según la prensa, fueron Paulo Garcés y Johnny Herrera. Más allá de los enojos circunstanciales de los hinchas, los errores de uno y otro no pueden echar por tierra la trayectoria de ambos. Es cierto, para muchos los únicos que no se pueden equivocar en la cancha son los arqueros. El tema es que nos olvidamos que también son humanos.
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Nueva Constitución
Esta columna fue escrita junto a Gloria de la Fuente.
HACE ALGUNOS días el gobierno presentó el proyecto de reforma al actual capítulo XV de la Constitución para que el Congreso Nacional habilite un procedimiento que haga posible dictar una nueva Carta Fundamental. Con esto se da un nuevo paso en el itinerario constitucional comprometido por la Presidenta Bachelet, clave para darle un cauce institucional a este debate y viabilizar esta aspiración de tantos chilenos y chilenas.
Esta no es una discusión baladí ni que convoque solo a la elite política. El sentido profundo de una nueva Constitución es también buscar un nuevo pacto social, que nos permita construir entre todos los cimientos y la legitimidad de una democracia que requiere fortalecerse y hacerse inclusiva. Ello tiene la mayor urgencia y requiere un compromiso de todos los actores políticos y sociales, porque no solo el punto de llegada es importante, sino que también el proceso para alcanzar la máxima legitimidad a un orden político, económico y social que requiere reconciliarse con sus ciudadanos.
Desde la candidatura de Ricardo Lagos no solo hemos hecho explícito nuestro compromiso con este proceso constituyente, sino que las conclusiones de los diálogos ciudadanos (2016) y la propia experiencia de “tú” y “nuestra Constitución”, iniciativas lideradas por el expresidente Lagos en los últimos años, fundamentan los cuatro ejes de nuestro programa.
Nuestro país requiere articular un gran consenso constitucional que permita superar el actual Estado subsidiario, fuente de los abusos y la pérdida de legitimidad de la política para avanzar en un Estado participativo, pluralista y solidario, que promueva la inclusión de las minorías en las políticas públicas y proteja sus derechos. Un Estado que garantice derechos y deberes ciudadanos, desarrolle una gestión eficiente en materia de servicios y fomento, y compatibilice la acción público privada en la economía.
Debemos dedicar todas nuestras fuerzas para unir a Chile en un esfuerzo común, que incluya a los adversarios políticos. Para que el abuso no quede impune y el dinero no determine en la política, para poner fin a las arbitrariedades y proteger al ciudadano, para crear un Estado eficiente, probo y abierto a la participación ciudadana, para fortalecer la legitimidad de las instituciones y detener el poder del dinero. Construir acuerdos en este ámbito es un imperativo ético de la política, pues solo así podremos avanzar de manera inequívoca hacia un nuevo contrato social.
Creemos que es imprescindible generar esta discusión en el marco de la actual elección presidencial y parlamentaria, porque estamos frente a la imperiosa necesidad de combatir la desesperanza y la falta de credibilidad en la política con herramientas concretas que nos permitan renovar votos con nuestra democracia que tanto ha costado construir. Los lamentables sucesos ocurridos en nuestros países vecinos en el último tiempo nos muestran que es preciso redoblar los esfuerzos por cuidar nuestro sistema político y, sin lugar a dudas, eso es algo que nos debe convocar a todos.
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La mutación del poder
Actualmente, son 7.400 millones los habitantes del planeta que presionan por tener una mejor calidad de vida, pero el sistema económico y social no puede cumplir con las expectativas de todos. Por ello, hay vastas regiones del mundo donde persisten la pobreza y las hambrunas. Las proyecciones de crecimiento demográfico de Naciones Unidas, en su variante media y conservadora, apuntan a una población mundial de 10.800 millones para mediados del siglo XXII, aunque la cifra podría ser bastante superior, lo que plantea una situación potencialmente explosiva.
Sin embargo, antes de aquello, las recurrentes crisis planetarias llevarán al Estado-nación hacia una cada vez mayor inoperancia, debilidad y grandes quiebres. Este punto de inflexión no tiene un tiempo previsto con exactitud, pues los eventos que conducen hacia el mismo son muy complejos y las dificultades a controlar, muy amplias y profundas. Los signos que van dejando estos sucesos, empero, son claros y contundentes; a medida que pasan los años, existen más personas indignadas e insatisfechas que salen a protestar a la calle, a menudo con propuestas estrambóticas y con violencia también.
Entre las poblaciones pobres del mundo, esta compleja transición continuará generando muchas angustias, tensiones sociales y furia; las guerras fratricidas y las migraciones forzadas serán cada vez más frecuentes y numerosas. Después de años de estudio, se puede concluir que el actual sistema sólo alcanza para que una determinada y pequeña parte de los habitantes del planeta, pueda vivir según los estándares económicos modernos en lo que se refiere a educación, alimentación, salud, vivienda, inserción laboral, consumo y tiempo libre. El cruel resultado de esta situación es que a pesar de todas las conferencias internacionales y buenas intenciones orientadas a erradicar el hambre, la realidad nos muestra que la pobreza y la desigualdad están omnipresentes y aumentarán su presencia a medida que el creciente desorden destruya a Estados débiles, cuyos sistemas de gobierno fueron impuestos por potencias coloniales en zonas conflictivas y desvalidas.
El mundo está transitando actualmente hacia el surgimiento de formas de gestión y de direccionamiento del poder totalmente distintas, que en su futura evolución tendrán pocos puntos de similitud con las estructuras públicas que hemos instaurado en los últimos doscientos años para ejercer el poder político, donde se impuso la democracia como forma de gobierno dominante en el mundo. Sin embargo, la separación entre lo público y lo privado se irá haciendo cada vez más difusa. La totalidad de la vida política, económica y social de individuos e instituciones fluirá a través de una amplia red de distribución, intercambio e información, con sofisticados sistemas de fiscalización y control. En ese futuro aún distante, el orden público quedará asegurado a través de mecanismos de regulación y coerción tremendamente eficientes, inevitables y rara vez apelables. Algo de esto ya está comenzando a imponerse, de manera incipiente, en vastos sectores de Occidente y también de Oriente, habida cuenta de las recurrentes crisis financieras, económicas, políticas, sociales y humanitarias que asolan al planeta.
Las comunicaciones son globales e instantáneas; todo se sabe, se informa en tiempo real, para bien o para mal. La crueldad contra las poblaciones es difícil de esconder. En esa futura época visualizada, ya no existirán fronteras ni defensa ante poderes externos por cuanto habrá tan solo un poder, que será planetario. Cada región, cada sector y cada proceso económico accederá, de acuerdo con la potestad relativa que ostente, a diversos cuerpos directivos e instancias de decisión que, en forma escalonada, administrarán la operación de una enorme tecnoestructura planetaria, muy distinta a la meramente empresarial descrita por John K. Galbraith medio siglo atrás en su obra “El Nuevo Estado Industrial”, pues a futuro ésta tendrá una clara orientación hacia el control político.
La actual experiencia al interior de la empresa demuestra que la administración eficiente de los procesos microeconómicos (o negocios), debe realizarse con gran flexibilidad y a través de esquemas horizontales, lo que se ve posibilitado y facilitado por modernos adelantos tecnológicos. Sin embargo, la gestión y control político-mundial de todo el proceso financiero y macroeconómico, se realiza según esquemas crecientemente verticales y autocráticos. El poder real en el futuro gobierno planetario lo detentará una compacta estructura para la cual lo importante será la eficiencia del sistema en todos los ámbitos bajo su direccionamiento. Hoy en día poco cuentan los más de 2.000 millones de pobres que pasan hambre en el mundo, pero en el futuro esa suerte de gobierno planetario se abocará al mejoramiento de la calidad de vida de las grandes masas de pobres, y a la justicia social, como método para evitar los conflictos y mantener el orden y el control. Este poder incorporará mecanismos de auto-regulación y corrección sustentados en la recepción y estudio de enormes cantidades de información, procesada e interpretada de manera permanente.
La máxima figura mundial no se parecerá ni a un presidente, por cuanto ello traería recuerdos de ineficacia y debilidad, ni mucho menos a un “Chief Executive Officer” ya que esa figura es sólo válida para conducir los procesos administrativos horizontales en el ámbito de los negocios, pero en el mundo del futuro la economía planetaria habrá quedado subordinada al poder político y militar de la Autoridad Máxima y sus delegados. Resulta muy decidor comprobar que a pesar de las constantes alabanzas a favor de la democracia, se tolera la existencia de regímenes autoritarios como China o crecientemente policiales como Estados Unidos, pues en ellos están la semilla y el modelo que servirán de conexión hacia las nuevas formas de gobernar un mundo cada vez más convulsionado y sobrepoblado.
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Un héroe a medio camino
Christian Garin tenía la gran oportunidad de erigirse como la gran figura del equipo chileno de Copa Davis. En su curriculum incluía triunfos, casi todos en confrontaciones que se definieron con marcadores expresivos, pero nada como el potencial del que tenía en frente esta vez en Medellín.
Ante Santiago Giraldo, su misión era la de mantener con vida la opción nacional de ganar la confrontación contra Colombia. Quizás, hasta asegurarla, considerando que asomaba como muy probable que Nicolás Jarry venciera a Eduardo Struvay en el partido que no se disputó, aunque eso no es más que pura especulación.
No era sencillo. Su rival tenía más experiencia y mayor manejo de partidos que él, además de contar con la siempre necesaria ventaja de jugar en casa.
Garin hizo todo lo que estuvo a su alcance para sobreponerse a las dificultades que le planteó el entorno (la altura, la pelota), el adversario y sus propias falencias.
Supo levantarse de momentos en que todo parecía derrumbarse, producto de decisiones apresuradas y golpes endebles. Lograba reponerse ocupando la que fue su mayor virtud: jamás claudicar y siempre buscar una nueva oportunidad, sin importar cuántas desperdiciara.
El número uno de Chile, acechado en esa condición por el buen inicio de temporada de Nicolás Jarry, demostró ser consciente de la relevancia que tenía su triunfo y protagonizó escenas de recuperación notables, como el desempate del cuarto set, ese que vino después de dejar pasar un quiebre arriba, y donde no sólo volvió a perder una ventaja considerable, sino que además debió salvar un par de puntos de partido (y de serie) antes de adjudicárselo.
No fue suficiente.
Y no pudo ser el héroe que la ocasión ameritaba. Los años de circo de Giraldo pudieron más para convertirlo en el MVP de la serie.
Garin ratificó el talento que hay en su juego, donde destacan un buen saque, un potente derecho y el arrojo para lanzarse aun estando contra la pared; también que su revés y que la toma de decisiones en los momentos importantes de un partido son aspectos en los que necesita trabajar.
Sobreponerse a la adversidad es una característica destacable, sin duda. Enorme, incluso. El problema es que no se puede vivir a merced de ello; en algún momento se necesita salir adelante y dominar la situación. Eso le faltó a Garin esta vez. Y a Chile.
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El número uno
El tema cobró importancia después del clásico. No hay planificación posible ni trabajo táctico realizado de buena manera si se producen errores tan grandes. Sobre todo si esto ocurre con los arqueros, un puesto tan ingrato como clave. El Superclásico fue un partido vibrante, atractivo, con muchas emociones pero la clave del partido pasó por fallos groseros de sus porteros.
Lamentablemente, en el caso de Paulo Garcés, esta situación ha sido recurrente. Desde de que volvió a la titularidad no ha podido ofrecer seguridad ni solvencia. No es el caso de Johnny Herrera. El capitán de la Universidad de Chile es prenda de garantía permanente y su grueso error fue una excepción. No por ello menos determinante. De hecho, si no hubiera ocurrido, seguramente la U podría haber dejado atrás una larga racha sin victorias ante su archirrival.
El asunto es preocupante en el cuadro albo, con Justo Villar lesionado por largo tiempo más, el momento de Garcés complica enormemente las pretensiones del Cacique. Seamos justos. El nivel del Halcón tampoco es éste. El ex guardameta de la Universidad Católica tuvo buenos momentos anteriores, tanto que en algún instante fue alternativa para la selección chilena. Es absolutamente necesario que recupere su juego. Claramente, su problema se acrecienta por una falta de confianza evidente. Es deber del cuerpo técnico y del propio jugador trabajar de manera adecuada para volver a ser confiable.
Es distinto al caso de Herrera. Sin embargo, su error invita a una reflexión más amplia que tiene que ver con la Roja. La diferencia entre Claudio Bravo y el resto de los porteros de nuestro país es demasiado grande y si a eso sumamos las declaraciones del capitán del seleccionado, señalando que no continuará más allá del 2018, la inquietud crece demasiado. No se observa quién pueda reemplazarlo con la misma categoría. Cristopher Toselli, por edad, podría ser el recambio natural. De hecho, él es el portero de esta generación. Hizo un gran trabajo en el Mundial de Canadá y luego en Toulon. Sin embargo, su juego de pies está muy lejano al de Bravo.
Castellón aparece como alternativa, pero todavía parece no tener la experiencia ni la solidez necesarias. El propio Herrera después de Rusia vivirá la etapa otoñal de su carrera. Por todo eso, lo ocurrido en el Superclásico dejó una preocupación que va mucho más allá del partido mismo. En Chile no parece haber un portero que pueda, por condiciones y trayectoria, tomar el relevo del 1 de la Selección. Falta mucho todavía, pero el tema aflige. Y mucho.
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April 9, 2017
Efecto dominó
LA BAJADA de los candidatos internos del Partido Socialista, José Miguel Insulza y Fernando Atria, y la apertura a considerar candidatos externos, como Ricardo Lagos (no existe la doble militancia) y Alejandro Guillier, pudieran constituirse en la primera ficha que cae de un efecto dominó que desarme las primarias tanto de la Nueva Mayoría como de Chile Vamos.
Hoy domingo el Comité Central del PS ha sido convocado apresuradamente para elegir entre los dos pretendientes afuerinos. Y si bien una decisión más cupular como ésta en teoría favorece a Lagos -como también el hecho de no ser tan afuerino-, lo cierto es que las apuestas están con Guillier; y por simple lógica: si a los candidatos que son militantes los bajaron por no marcar en las encuestas, sería un contrasentido que nominaran al expresidente. Porque si de rating se trata, éste favorece al senador -aunque algo alicaído en el último tiempo- en desmedro de Lagos, que casi no marca y también está a la baja en las encuestas.
En el evento que se dé esa lógica y nominen a Guillier, la situación de Lagos se debilita, tanto que el senador Montes, que integra su equipo, habló de reevaluar la viabilidad de su postulación. Aunque proclamado por el PPD, la realidad es que no se hizo con mucho entusiasmo y hay muchos en esa tienda que miran la candidatura de Guillier como más factible de cara a noviembre. Por eso, presentarse con el mero apoyo del PPD no lo torna competitivo en la primaria.
Una primaria Goic vs. Guillier como únicos competidores, no deja indiferente a la Democracia Cristiana. En una columna anterior dije que la decisión de la DC de ir a la primaria la determinaría -como en toda la Nueva Mayoría- el factor “cupos y pegas”, pero la hipótesis en esa justa de “todos contra la DC” resulta muy poco tolerable.
Entonces, la opción de ir directo a la primera vuelta, más que atractiva, resulta casi un imperativo. Incluso la propia presidenta/candidata del partido lo advirtió sin mucho rodeo. Si ésta es la determinación, se acabó la primaria del oficialismo y Lagos apoyado únicamente por el PPD se terminará bajando.
Y si no hay primaria en la Nueva Mayoría, pierden brillo las primarias como un todo, lo que podría afectar seriamente el entusiasmo de los votantes por concurrir a la que pretende celebrar Chile Vamos. Más, cuando su resultado es conocido de antemano. Es un trámite para validar a Sebastián Piñera, quien eludirá hasta donde sea posible la real competencia. No en vano se niega a realizar varios debates, sino que acepta apenas uno, sólo para cumplir (no puede negarse totalmente). Así las cosas, Felipe Kast y Manuel José Ossandón pudieran tentarse a buscar una oportunidad efectiva en la primera vuelta; o al menos, ir a ella para saber realmente cuánto pesan. Sobre todo, cuando la primaria no define la disputa electoral en la centroderecha, pues José Antonio Kast irá de todos modos a noviembre.
No pocos estarán pendientes de lo que determine hoy el PS, pero no por mera curiosidad de saber el nombre del candidato que lanzará al ruedo, sino porque la decisión que se tome puede provocar un desbande generalizado a primera vuelta, que haga todo más incierto.
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