Hugo García Michel's Blog, page 94

February 4, 2019

Heathen

El primer álbum de David Bowie en el siglo veintiuno es un dignísimo y muy prometedor trabajo. De una y muchas maneras representó un renacimiento para el de Brixton, no sólo porque cambió de disquera (de Virgin a Columbia), no sólo porque era el primero de su propio sello (ISO), sino porque en lo meramente artístico también significó un cambio y un paso tan grande que podríamos considerar a Heathen (2002), sin exageración alguna, como una obra a la altura de los grandes clásicos bowieianos.
  Con Tony Visconti como su co-productor de nueva cuenta, después del enorme Scary Monsters de veintidós años atrás, Bowie realizó un gran trabajo, haciendo un uso exhaustivo y preciso de todos los recursos del estudio, tocando casi todos los instrumentos menos el bajo (incluso ejecuta la batería en el segundo corte) y con invitados de primer orden en las guitarras, como Pete Townshend y Dave Grohl.
  Todos los temas son espléndidos, desde el subyugante e inicial “Sunday” y el seductor “5:15 the Angels Have Gone” hasta los dos covers que se incluyen: uno de Pixies (“Cactus”) y otro de Neil Young (“I've Been Waiting for You”).
  Un álbum consistente y deliciosamente calmo.
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Published on February 04, 2019 19:50

February 3, 2019

Hours

Un disco refrescante, una obra que es como una bocanada de aire limpio. Después de los intrincados intentos de Outside y Earthling , un álbum como Hours (1999) representó un regreso a la sencillez rocanrolera.
  Último disco de Bowie en los noventa, último disco de Bowie en el siglo veinte, este Horas no se parece en realidad a una sola de sus grabaciones anteriores… y hablamos de todas sus grabaciones. Esto no significa por supuesto que se trate del mejor trabajo del músico ni mucho menos, aunque sí puede considerarse el mejor de los cuatro que hizo durante la última década de la pasada centuria.
  En general estamos ante una obra relajada, fina, gozosa, plena, una especie de síntesis de lo que el músico había hecho durante treinta años de carrera pero transmutado al penúltimo año del milenio que terminaba. Ahí están piezas tan buenas como “Thursday Child”, “Something in the Air”, “Seven”, “Survive” y la estupenda “The Pretty Things Are Going to Hell”.
  Hours es un disco muy valioso, no sólo por lo que representa o significa, sino por su calidad musical y letrística. Una pequeña joya que anunciaba el advenimiento de espléndidos trabajos para el nuevo siglo.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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Published on February 03, 2019 20:45

February 2, 2019

Cámara húngara: Un gobierno estilo Rius

Se dice de izquierda. Por eso condena a los reaccionarios, a los conservadores, a los derechistas. Es la suya una izquierda bastante sui géneris, por cierto. Una izquierda que invoca lo mismo a la Biblia que a la Madre Tierra, lo mismo a Jesucristo que a Alfonso Reyes. Una izquierda que no habla de lucha de clases, de plusvalía o de materialismo histórico sino de portarse bien, de no ser corruptos y de dar abrazos y no balazos. La izquierda Morena style. Una izquierda que no se parece a ninguna otra y se parece a tantas. Moralina y ultramontana, intolerante y autoritaria, recuerda más a la ideología franquista que a la juarista que dice ser su fuente de inspiración. Religión y mano dura eran divisas de Francisco Franco; pensamiento religioso (mezcla de catolicismo, protestantismo, masonería y creencias indígenas) y poder en un solo hombre son las divisas del lopezobradorismo. Todo ello bañado del priismo más rancio y ortodoxo: el de los años del presidencialismo a ultranza y el partido único y omnipotente. Las sombras de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo cubren de la manera más siniestra al actual ocupante de Palacio Nacional y no lo disimula.
En cuanto a sus seguidores, quienes se proclaman de izquierda, en su mayoría no abrevaron directamente de Marx y Engels, de Lenin y Stalin, de Gramsci y Mariátegui. En realidad, su izquierdismo viene de la visión del gran ideólogo de la gauche mexicana de los últimos 50 años: Eduardo del Río, el monero Rius, y sus divertidos y maniqueísimos manuales “para principiantes”.
Uno lee o escucha a Julio Hernández, Paco Ignacio Taibo II, Jenaro Villamil, Fabrizio Mejía, Pedro Miguel o los caricaturistas Helguera, Hernández, El Fisgón y hasta Helio Flores y en todos ellos está la simiente sembrada por Rius con sus "Marx para principiantes", "Cuba para principiantes", "ABChe", "La trukulenta historia del kapitalismo" y tantos otros libros, además de sus legendarias historietas "Los Supermachos" y "Los Agachados".
No estoy inventando. Yo me volví izquierdoso y dizque socialista durante mi adolescencia, gracias a la lectura intensa y ferviente del caricaturista michoacano. Él fue quien me formó (¿o me deformó?) ideológicamente y quien me introdujo en la lectura de los clásicos del marxismo-leninismo, libros difíciles de entender y que conformaron mi biblioteca durante largos años, hasta que me di cuenta de la farsa criminal y totalitaria del llamado socialismo real de corte soviético y me alejé del mismo.
Por eso me es fácil reconocer en las escritos de tantos morenistas la huella indeleble de Rius y su izquierdismo de manual, un izquierdismo a final de cuentas elemental y limitado por la visión ortodoxa y cuasi stalinista del creador de personajes entrañables (aunque igualmente inflexibles) como Calzonzin y Gumaro.
Toda esa visión maniquea, en blanco y negro, de buenos y malos, en los que existe un pueblo bondadoso y explotado y una minoría empresarial y política rapaz y expoliadora, apoyada por el monstruoso imperialismo yanqui, es la visión que hace que el actual gobierno se empeñe en mantener la división entre los mexicanos, fomentando el rencor social, el nacionalismo enfermo y el odio hacia lo que llaman el capitalismo salvaje, sin importar que casi todos sus funcionarios y dirigentes vivan como sultanes, a pesar de su discurso hipócrita sobre la austeridad y la medianía republicana. Puro choro mareador, como dirían los millennials.
Rius, el gran ideólogo del gobierno obradorista. Un gobierno para principiantes.
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Published on February 02, 2019 20:31

January 31, 2019

Earthling

Producir Earthling (1997) fue para Bowie como quitarse un enorme peso de encima. Porque si con Outside se había ido a los extremos de la pretensión, de una incontrolable complejidad y de una exagerada sobreproducción, supo rectificar a tiempo y hacer de Earthling un disco que si bien no renunciaba a trabajar con la música del momento, sí aligeraba sus sonidos y los hacía mucho más accesibles y más, digamos, terrestres.
  Esto no quiere decir que haya vuelto a la superficialidad popera de la época de Let’s Dance y Tonight , sino que tomó elementos del techno y el jungle para componer su nuevo material y el resultado fue muy satisfactorio.
  No se trata ciertamente de un gran disco, sobre todo porque de pronto da la impresión de que los beats del jungle fueron sobreimpuestos a canciones convencionales y eso produce un efecto de cierta artificialidad. Sin embargo, Bowie parece moverse aquí mucho más a sus anchas que en su trabajo anterior y el hecho se traduce en una gran frescura y una mayor amplitud musical que son especialmente notorias en temas como “Little Wonder”, “Seven Years in Tibet”, “Dead Man Walking”, “Telling Lies” y la controvertida “I’m Afraid of Americans”.
  Un buen álbum.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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Published on January 31, 2019 19:59

January 29, 2019

Never Let Me Down

Quienes pensaron que con Tonight David Bowie había tocado fondo y no podría caer más bajo, no se equivocaron. Sin embargo, quienes creyeron que el músico ya no tenía remedio tuvieron un leve margen de error. Never Let Me Down (1987), aunque muy en la tónica de sus dos antecesores inmediatos, dio muestras de cierta recuperación en las capacidades creativas de Bowie. No es un gran disco, pero al menos el autor de “Spacce Oddity” lanzaba algunas señales de esperanza para sus más fieles seguidores, dobre todo los de la fructífera década de los setenta.
  Muy lejos aún de obras como Ziggy Stardust , Station to Station o Low , este álbum de 1987 retornaba a los temas basados en las guitarras fuertes y las experimentaciones del art-rock que ya parecían abandonadas. Entre las composiciones a destacar se encuentran “Day-In-Day-Out”, “Glass Spider”, “Bang Bang” y el homenaje a John Lennon “Never Let Me Down”.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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Published on January 29, 2019 20:24

January 28, 2019

Tonight

El descenso artístico de David Bowie durante los ochenta siguió su curso con Tonight (1984), una obra que no hace sino tratar de replicar el éxito de Let’s Dance , mediante la repetición casi mecánica de la misma fórmula de hacer musiquita fácil y bailable.
  Parecía que el antiguo autor de maravillas tan creativas como Hunky Dory y Aladdin Sane olvidaba su pasado y sólo quería triunfar en las discotecas y vender lo más posible. Si ese era su objetivo lo logró con creces, ya que el álbum obtuvo ventas enormes alrededor del mundo y temas como “Blue Jeans” (of all names) o “Loving the Alien” sonaron hasta el hartazgo en los antros de baile de las grandes ciudades. Muchos reflectores, mucha parafernalia, muchas luces estroboscópicas, pero un mismo resultado insustancial. Tonight fue Disco de platino, pero no ha resistido la prueba del tiempo.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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Published on January 28, 2019 21:27

January 27, 2019

Teen Tops

No conocía esta portada de los Teen Tops (de la colección de Joel Ortega Juárez).
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Published on January 27, 2019 15:21

January 26, 2019

Cámara húngara: El navío de la 4T


Si algo hay que admirar del gobierno que llegó al poder el pasado 1 de diciembre es su enorme capacidad para reinventarse, porque no cualquiera inventa un disparate para de inmediato inventar otro y otro y otro y así (como al parecer será), hasta el infinito.   Si la cosa no fuera tan grave, estaríamos viviendo en medio de un divertidísimo festival mágico-cómico-musical, en el que las ocurrencias diarias del presidente de la república y su equipo (el cual incluye no sólo a su gabinetazo sino también a sus diputados y senadores mayoritarios en las dos cámaras legislativas) serían una fuente constante de sano humor y esparcimiento. El problema es que cada una de esas ocurrencias está llevando a México a un callejón sin salida y lo está haciendo en tiempo récord: tan sólo ocho-semanas-ocho y el deterioro económico empieza a asomar sus narices de manera amenazante y letal, para no hablar de decisiones tan absurdas (o quizá tan perversas) como la de cerrar los ductos de gasolina y crear un caótico y artificioso desabasto, para culminar con el estallido de Tlahuelilpan que muchos ya consideran como el Ayotzinapa de la Cuarta Transformación, aunque tal vez sea apenas uno de los varios Ayotzinapas que todavía nos esperan.   Uno puede reír con las diarias dosis de humorismo involuntario que se dan en las conferencias mañaneras del presidente, tan improvisadas como llenas de falacias y gracejadas, además de las patéticas intervenciones de los patiños que ahí aparecen para muchas veces hacer el ridículo, cada vez que su jefe les pide que intervengan a fin de “aclarar” alguna información que convierten en hilarantes galimatías cantinflescos (remember a la secretaria Nahle y la pregunta sobre las leyes de Newton).   ¿Pero cómo reír con decisiones como la militarización del país por medio de la Guardia Nacional, el despido de tantos empleados del gobierno y de los medios o la ya referida tragedia del ducto hidalguense con sus más de cien muertos y decenas de heridos?    Sí, tenemos un gobierno que se reinventa cada día con nuevos sketches y nuevas rutinas a las que por salud mental debemos verle su lado cómico (¿o no es de risa loca que quien afirma “por encima de la ley, nada” sea el primero en violarla con la excusa de que él no tiene problemas de conciencia porque no es corrupto? Bueno, no, no es de risa loca, es de poner los pelos de punta).   Y ahí va el navío-vío cargado de locuras e imprevisiones, de caprichos y desatinos, de desvaríos y devaneos. El navío de la 4T.
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Published on January 26, 2019 20:56

January 24, 2019

Óleo

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Published on January 24, 2019 20:58

January 23, 2019

Let's Dance

Con Let’s Dance (1983 ) se inicia de algún modo el periodo más complaciente de David Bowie. A pesar de contener excelentes piezas, en general el espíritu del disco es flácido, hueco, artificioso. De pronto, Ziggy Stardust caía en las tentaciones del superestrellismo, del jetset, de la música bailable más superficial, de la actitud abiertamente vacua.
  Álbum en cierto sentido neo romántico, Let’s Dance se salva porque, a pesar de todo, la calidad de Bowie está ahí, presente, sin doblegarse del todo ante el sentido pedestre de su coproductor, el discotequero Nile Rodgers.
  El disco empieza muy bien con la dinámica “Modern Love”, una canción al mismo tiempo artística y comercial que lograría un gran éxito de ventas como sencillo y hasta sería utilizada para musicalizar… un anuncio de Pepsi. Otro tema interesante –escrito al alimón con Iggy Pop– es “China Girl”, el cual contiene una insólita participación del entonces muy joven guitarrista Stevie Ray Vaughan. “Let’s Dance” sigue un poco la línea de composiciones de discos anteriores como “Fame” o “Fashion”, mientras que la cinematográfica “Cat People (Putting Out Fire)” –coescrita con Giorgio Moroder– agrega un relativo ambiente ominoso a un trabajo lleno de fuegos de artificio.
  Una obra discutible.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)
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Published on January 23, 2019 21:22

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Hugo García Michel
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