Hugo García Michel's Blog, page 89

April 11, 2019

Ironías

La primera casa en la que viví, de 1955 a 1959 y a la que siempre llamamos "La casa de la vía", estaba en la calle Coapa, en la tlalpeña colonia Toriello Guerra. Nos encontrábamos justo a una cuadra de la estación del tranvía (que estaba en San Fernando y Madero) y a los dos costados de la casita con su pequeño jardín pasaban las vías del tren, con sus durmientes de madera. Del lado poniente, la que venía desde La Villa de Guadalupe y el Zócalo, del lado oriente, la que salía de Tlalpan hacia aquellos lejanos rumbos (se hacía una hora al centro de la ciudad y casi dos horas a la Basílica). Justo donde estaba aquella casa de mi primera infancia, desde hace muchos años se levanta la escuela activa Manuel Bartolomé Cossío y hoy me entero de que es el colegio al que asiste el hijo menor del presidente López Obrador. No sé si se trata de una ironía de la vida.
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Published on April 11, 2019 13:40

April 10, 2019

La escritura invisible

Terminé de leer el quinto tomo (y final) de la enorme autobiografía de Arthur Koetler publicada hace muchos años por Alianza Editorial (mi edición es de 1974). Con este volumen concluye esta obra al mismo tiempo monumental y entrañable que consiste en los libros Flecha en el azul (1), El camino hacia Marx (2), Euforia y utopía (3), El destierro y este La escritura invisible , en el que el escritor húngaro-británico narra su definitivo rompimiento con el Partido Comunista, su desencanto ante el régimen soviético de Stalin y su final establecimiento en Inglaterra, la que después del fin de la Segunda Guerra Mundial sería su patria, hasta su muerte por suicidio compartido con su esposa, hecho acaecido en 1983, cuando Koestler tenía 78 años de edad.
  La escritura invisible llega hasta el año 1952 y en sus páginas se narran, a partir de 1936, sus vicisitudes en la guerra civil española (en la que fue encarcelado, condenado a muerte y milagrosamente salvado por la intervención de las autoridades británicas), sus experiencias anteriores a la gran guerra (entre ellas sus visitas a Thomas Mann y Sigmund Freud, a quienes conoció poco antes de que fallecieran), el estallido de la conflagración, su confinamiento en un campo de concentración en la Francia ocupada por los nazis, su huida a Inglaterra y su encuentro poco grato con el escritor Walter Benjamin. Espléndida lectura que inicié hace poco más de dos años, cuando leí el primer tomo de la saga.
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Published on April 10, 2019 14:40

April 7, 2019

Grandes discos de 1969: "Kosmic Blues" de Janis Joplin


I Got Dem Ol' Kozmic Blues Again Mama! , mi disco favorito de Janis Joplin. Una obra espléndida de 1969 que a mi modo de ver concentra todo el espíritu, toda el alma desgarrada de la texana en el mejor momento artístico de su carrera. Maravillosamente doloroso, con temas como "Maybe", "Try", "Kosmic Blues" y la híper conmovedora "Little Girl Blue", quizá la canción más triste de la historia del rock.
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Published on April 07, 2019 16:38

April 6, 2019

Cámara húngara: Hablemos de Ibargüengoitia, hablemos de Sheridan

En medio de la profunda oscuridad y la oscura profundidad que vive nuestro país en estos aciagos y delirantes días, de pronto sucede por ahí algún hecho que sirve para documentar un optimismo cada vez más endeble. Por eso, en esta ocasión no quiero referirme a la malhadada Cuarta Transformación, al menos no directamente, o a la polarización rampante que amenaza con hacer pedazos a eso que algunos llaman el tejido social, sino escribir acerca de un hecho feliz (todavía los hay en este México de mis entuertos): la entrega del Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura a Guillermo Sheridan, un autor no precisamente bien visto por el actual gobierno.
  El premio le fue otorgado por la Universidad de Guanajuato y me parece perfectamente merecido. Pocos escritores mexicanos han absorbido la espléndida influencia de Ibargüengoitia como Sheridan, tanto en su narrativa (con narrativa me refiero al género literario que engloba a la novela y el cuento y no a esa infame adaptación del término inglés narrative que se usa tanto hoy día en los medios, para referirse al relato de algún hecho o de alguna circunstancia, es decir, a particular way of explaining or understanding events), como en sus artículos periodísticos. Sin ser un imitador del escritor guanajuatense y con un estilo absolutamente propio, Sheridan emplea el humor crítico y la ironía puntual para poner en evidencia al poder político y cultural, sin importarle lo que él mismo ha llamado “la gazmoñería de la corrección política”, en un momento en el cual se quiere convertir a la risa en “proclama de la buena conciencia” y en un instrumento que busca “predicar para convencidos”.
  Por supuesto que la obra de Guillermo Sheridan (Ciudad de México, 1950) es más vasta y no se limita al sentido del humor. Su trabajo con la poesía mexicana es admirable y también por eso se le otorgó ese premio. Ahí están, entre otros, libros extraordinarios como Los Contemporáneos ayer o Un corazón adicto. La vida de Ramón López Velarde y otros ensayos afines , pero también su novela El dedo de oro y multitud de artículos publicados en diversos medios, hoy día sobre todo en El Universal y Letras Libres .
  En estos momentos históricos, escritores como Sheridan son esenciales, tanto haciendo libros como pergeñando columnas políticas (y ahí yo sumaría al gran Gil Gamés). El humor es un arma muy efectiva contra los gobiernos con tendencias autoritarias y hacerlo valer resulta imprescindible, más ahora que los supuestos humoristas políticos han doblado las manitas frente al nuevo poder y se hincan en adoración vergonzante ante el Gran Tlatoani, a pesar de los increíbles yerros e incongruencias que el actual gobierno comete cada día.
  Enhorabuena para Guillermo Sheridan y el Premio Jorge Ibargüengoitia. Que el autor de Paseos por la calle de la amargura y otros rumbos mexicanos lo haya recibido es una de las pocas buenas noticias de estos inenarrablemente narrables ciento veintitantos días de surrealismo total.
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Published on April 06, 2019 20:04

April 4, 2019

Entrevista a Pablo Majluf


Pablo Majluf (Ciudad de México, 1984) es uno de los más jóvenes analistas políticos del México actual. Periodista, articulista en el diario Reforma y la revista Letras Libres, también es profesor en el Tecnológico de Monterrey. Es autor del libro ¡Cállate chachalaca! Los enemigos del debate en México (Editorial Colofón, 2017) y con él es la siguiente entrevista.

¿Cómo consideras los primeros cien (y un poco más) días de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador?
Me parece que lo que estamos viviendo no es una transición normal de gobierno; no es un cambio de administración como al que se nos tenía acostumbrados. Yo creo que es un cambio de régimen y así lo debemos entender, ese es el proyecto. No es una conjetura mía. El mismo presidente López Obrador lo ha expresado en innumerables ocasiones: se trata de un cambio de régimen. A la luz de eso, se pueden entender los primeros cien días. ¿Qué tienes que hacer para construir un régimen nuevo? Pues destruir el anterior. Creo que estos primeros días del nuevo gobierno están marcados por un paso veloz hacia la consecución de ese objetivo. Primero destruir y luego ya veremos si construir algo. Pero a la luz de la construcción de un nuevo régimen, observamos un intento de concentración desmedida de poder, es decir,  eliminación de contrapesos y de oposición; denostación de adversarios y de críticos; ataques a la prensa, a la Suprema Corte de Justicia, a los institutos autónomos, a la sociedad civil; hay una defenestración incipiente de la burocracia; hay un nuevo pacto de capitalismo de compadres con ciertas cúpulas empresariales. Si vemos esto, además, en un contexto internacional, me parece que se sigue un manual muy al pie de la letra de otros presidentes homólogos. Particularmente me resultan muy claros tres casos: el de Víktor Orbán, en Hungría, el de Jaroslaw Kaczynski, del Partido Ley y Justicia, en Polonia, y a la luz de un artículo que escribió el maestro Fernando Escalante, el de Recep Tayyip Erdogan, en Turquía. Todas las acciones que acabo de nombrar, las ha seguido por ejemplo Orbán, en su camino hacia una autocracia prácticamente inamovible y que el propio Orbán llama una democracia iliberal.

¿En qué consiste esa democracia “iliberal”?

Se trata en esencia de una celebración simulada de elecciones, pero sin condiciones equitativas, sin información, con consultas a modo. En el caso de Erdogan, éste se basa en tres instituciones cerradas: la Iglesia, la familia tradicional conservadora y el ejército. Para resumir, creo que en los primeros cien días de gobierno de López Obrador hemos visto el intento de desmantelamiento del régimen anterior a cambio de uno nuevo, híper presidencialista, centralista y con pulsiones autoritarias.

¿No nos recuerda esto al viejo PRI hegemónico de los años sesenta y setenta?
Claro, esa idea del viejo PRI se puede restaurar. De hecho, todo lo que acabo de describir es en varios aspectos una restauración al menos del elemento hegemónico, esa intención de permanencia intersexenal en el poder que parece estar en este nuevo proyecto. Se puede interpretar al interregno neoliberal de 1982 a 2018 como una isla, una interrupción entre los reinos, y si resulta exitoso el esfuerzo restaurador de un régimen hegemónico transexenal, sí lo podríamos contemplar como un resurgimiento del viejo PRI. Además, hay otros elementos de nuestra propia tradición de cultura política que provienen de manera clarísima de ese PRI: el nacionalismo revolucionario, el caudillismo, el estatismo, el corporativismo.

Mencionas como homólogos de AMLO a los líderes políticos de Hungría, Polonia y Turquía. Sin embargo, lo más común ha sido compararlo, homologarlo, con gente como Hugo Chávez, Nicolas Maduro, Evo Morales, el propio Fidel Castro.
Yo veo a Andrés Manuel López Obrador mucho más cercano al modelo de las demagogias europeas y ahí además meto a Donald Trump, aunque éste opera en un sistema totalmente distinto, donde sí existen contrapesos institucionales. Pero creo que López Obrador es parte de esa ola de demagogia global. El suyo me parece un proyecto muchísimo más cercano al de Orbán, Kaczynski y Erdogan que al de Fidel o Maduro. Aunque claro que sí tiene elementos de los caudillos latinoamericanos, eso es innegable. Pero me parece que hay rasgos muy distintos. En el proyecto bolivariano, comandado por Cuba, hay un trasfondo predominantemente marxista y aunque hay teóricos, como Jorge G. Castañeda, que identifican eso en López Obrador, yo no estoy muy seguro de ello. López Obrador, por ejemplo, se lleva bien con los grandes empresarios. Yo veo mucho más clara la idea de establecer una democracia iliberal, el estilo de las que ya mencioné de Europa del Este e incluso de Rusia, si bien la analogía, la equiparación, no es perfecta.

¿No hay en todo ello muchos elementos confusos y entremezclados de izquierda y de derecha?
Exacto, hay muchos elementos de derecha en López Obrador, como esa concepción muy tradicional que tiene de la familia, la religiosidad, ciertas ideas anacrónicas en cuanto a los derechos sexuales, sus alianzas con partidos ultraconservadores y evangelistas… Pero la pulsión primaria es la demagogia. No me parece que haya en él una distinción entre derecha e izquierda. Eso es lo de menos.

Decías que esta idea de democracia iliberal se basa en tres pilares y que uno de ellos es el ejército. ¿Cómo  explicar el establecimiento de la Guardia Nacional que justo acaba de ser aprobada por los 32 congresos estatales? Porque un momento clave durante la campaña presidencial fue la reunión a puertas cerradas que tuvo AMLO con el entonces secretario de Defensa, el general Salvador Cienfuegos, luego de la cual López Obrador cambió por completo su visión crítica de las fuerzas armadas, a las que hasta ese momento había tildado de corruptas y asesinas.
Sólo se puede especular sobre lo sucedido en esa reunión. Los presidentes pasados también tuvieron esas reuniones previas a la toma de posesión. Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto también salieron muy asustados de ellas. Eso nos puede llevar a especular si los generales son los que ponen las condiciones a cambio de lealtad. Una posibilidad es que los generales hayan dicho a López Obrador: “A ver, qué bien que ganó usted, pero las armas las tenemos nosotros”. De ahí salió la portada de la revista Proceso con el titular “AMLO recula” y muchas otras fuentes lo confirmaron. Pero hay otra posibilidad –y quiero dejar muy en claro que se trata de una mera especulación–, la posibilidad de que López Obrador ya tuviera premeditado el proyecto de construcción de un régimen sin contrapesos, híper centralista, híper presidencial, y que se haya dicho que para ello necesitaba al ejército. Pero no sabemos qué pasó. De hecho, la pirueta que se aventó fue un giro de 180 grados. Porque durante doce años estuvo hablando de regresar a los militares a los cuarteles. Fue tan radical el cambio que nos orilla a este tipo de especulaciones.

¿Cuál es tu visión sobre la Guardia Nacional?
Pues mira, yo no conozco a ningún analista, a ningún periodista, a ningún académico, a ningún intelectual, incluso a ningún especialista en seguridad que la considere una buena idea. Ahora bien: la Guardia Nacional como finalmente quedó es el menos peor de los escenarios respecto al planteamiento original. El proyecto original era una verdadera amenaza a las libertades civiles de la república y lo que se aprobó en las cámaras legislativas es algo mucho más suavecito y que en el mejor de los casos lo único que hace es mantener la misma política que se había manejado, con un cambio de nombres. En esencia, es una política de seguridad similar a la de los últimos doce años. Con ese actuar, no parece haber alguna indicación que pudiese sugerir que la violencia va a disminuir. En el peor de los casos, hay figuras siniestras como la prisión preventiva oficiosa o que, ya que la Guardia Nacional tiene un límite de cinco años, esto es nada más comprarle tiempo al presidente para poder extender esa duración en un proyecto transexenal. Pero dentro de los mundos que preveíamos, cuando menos se legisló el que parecería ser el menos malo, gracias a la presión de la sociedad civil, gracias a la presión de le exigua oposición, gracias a la presión de ciertas negociaciones. Yo creo que si fuera por López Obrador, tendríamos su propuesta original: esa Guardia Nacional que era un verdadero esperpento, un monstruo muy peligroso.

El presidente acaba de declarar que el suyo no es un gobierno de ocurrencias, ¿crees que sí lo sea o que existe realmente un proyecto estructurado para su gobierno?
Yo creo que es una combinación. En el diseño de política pública, me parece que es muy ocurrente y que no cree en la idea de diseñar proyectos perfectamente estructurados. Es un presidente que gobierna por decreto, día a día. No cree en el expertise, lo cual forma parte del nuevo lenguaje demagógico global: el antiintelectualismo, el desprestigio de los especialistas por considerarlos élite.  En ese sentido, me parece que es alguien que desprecia la política pública de diseño. Ahora, en cuanto a su proyecto de consolidación para la permanencia en el poder y para la concentración del mismo, me parece que López Obrador es un político muy astuto, con un gran plan al respecto y que lo ha meditado, lo ha concebido, lo ha imaginado, lo ha proyectado y eso lo confirman estos ciento y pico primeros días. Está haciendo todo lo posible por consolidar ese proyecto.

Está el caso de los superdelegados estatales, por ejemplo.

Claro, eso no se les ocurrió de repente en una mesa, eso tiene toda una forma, todo un diseño. Por eso María Amparo Casar llama a AMLO el gran tecnócrata electoral. Andrés Manuel tiene experiencia en la creación de clientelas, en la creación de corporaciones. Lo hizo en el Distrito Federal de manera muy exitosa. Sabe que no puede gobernar sin esas estructuras.

¿Qué opinas de la gente que conforma su gabinete?
Su gabinete es una demostración de que no cree en los expertos. Pero piénsalo: si tu proyecto es de consolidación de poder y de crear un nuevo régimen centralizado, pues son preferibles los tontos leales, inexpertos pero obedientes, que los expertos críticos o los técnicos desobedientes.

El nombramiento de Yasmín Esquivel como ministra de la Suprema Corte de Justicia podría ser un ejemplo de contar con gente leal y obediente. ¿Qué piensas de ese hecho?
Que es terrible. Me parece que ese probablemente ha sido el golpe de mayor injerencia presidencial en estos cien días. No es algo ajeno a otros tiempos. También lo hizo Enrique Peña Nieto. Pero aquí lo que hay es una gran hipocresía, una gran incongruencia, por el discurso que ha manejado López Obrador. Lo sorprendente es que no pasa nada. Ahora bien, esto es radicalmente diferente y más grave que lo de Peña, porque aquí estás hablando de la esposa del contratista predilecto del presidente por muchos años, desde la época de los segundos pisos del Periférico. No tengo información de que los ministros propuestos por Peña Nieto presentaran un nivel de conflicto de interés como este. Eso por una parte. Por la otra está el perfil de la propia Yazmín Esquivel, quien es una mujer ultraconservadora que nada tiene que ver con el perfil progresista con el que Andrés Manuel se vendió al pueblo. Es una mujer de otro tiempo.

Ya para terminar: las encuestas dicen que el presidente López Obrador tiene un 80 por ciento de aprobación popular, aunque en las redes sociales no se ve lo mismo. ¿Crees que esa luna de miel entre el presidente y la gente vaya disminuyendo con el tiempo y que surja la decepción?
Hay algo que debemos advertir. Ahorita los voceros del régimen se refugian mucho en ese nivel de aprobación. Pero hay ahí una falacia lógica. Esa aprobación no tiene que ver con que las medidas que se estén tomando sean buenas o que en la proyección a largo plazo vayan a terminar surtiendo un efecto positivo. Todos los presidentes mexicanos de los últimos años han terminado con menor aprobación de con la que empezaron, porque el poder expone, el poder desgasta. Y no es inusitado un nivel de aprobación como este. Salinas y Fox andaban por el mismo al empezar sus gobiernos. Lo peligroso es el nivel de expectativa que generó López Obrador, porque prácticamente vendió el paraíso. Había ahí un componente de redención casi mesiánica, de “al día siguiente este será otro país”, lo cual es demagogia absoluta. Sabemos que los países se construyen en décadas, si no es que en siglos. Me parece que sí hay el riesgo de una gran desilusión. Ahora bien, la demagogia funciona de maneras misteriosas, es decir, en la demagogia y con los recursos de la posverdad, sí puedes tener a un pueblo embobado durante muchos años. Incluso puedes usar las adversidades a tu favor. Hay quienes dicen que la gente reaccionará cuando se le pegue en el bolsillo. Quién sabe. A veces ese tipo de crisis, en tiempos de demagogia, son benéficas para el demagogo, porque puede erigir nuevos enemigos, inventar nuevas narrativas, y Andrés Manuel es muy bueno para las narrativas, es muy bueno para contar cuentos. Sin embargo, sí existe el riesgo de la desilusión y el desplome, lo cual es gravísimo porque los electores le apostaron todos los huevos de la canasta a la propuesta lopezobradorista y me preocupa mucho el terrible golpe de realidad que pueda ocurrir.

(Entrevista que me publicó este día el semanario Hoy, suplemento en español del diario estadounidense Los Angeles Times)
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Published on April 04, 2019 16:28

April 3, 2019

Grandes discos de 1969: "Beck-Ola" de Jeff Beck


Beck-Ola es un estupendo disco de Jeff Beck, al lado de los por entonces poco conocidos Rod Stewart y Ronnie Wood (aún no se iban a Faces). Grabado en 1969, no es tan bueno como su antecesor, el Truth de 1968, pero ambos tienen hoy la categoría de clásicos. La edición que atesoro contiene ambos discos en un solo empaque. a manera de álbum doble. Pues eso.
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Published on April 03, 2019 18:09

April 2, 2019

Por puro morbo, me asomo a los muros de Facebook de algun...

Por puro morbo, me asomo a los muros de Facebook de algunos amigos y ex amigos pejelovers y cero menciones a lo de la Madre Tierra y otros dislates de la 4T y de su líder. ¿Será por pudor? ¿Se darán cuenta de lo ridículo que es todo esto y prefieren hacerse los que no se enteran? ¿No se atreven a defender lo indefendible? Pues qué poca solidaridad con el Jefe Máximo, eh.
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Published on April 02, 2019 16:28

April 1, 2019

Vega-Gil

Conocí a Armando Vega-Gil en 1993, cuando Xavier Velasco nos lo recomendó, a quienes preparábamos la salida de La Mosca en la Pared , y lo invitamos a colaborar. Nos propuso sus "Memorias de un Guacarroquer", quizá la columna más políticamente incorrecta en la historia del periodismo mexicano, y su primera entrega apareció en el No. 1 de la revista, en febrero de 1994. Para entonces, Armando ya era el bajista en la primera versión de mi banda de blues, Los Pechos Privilegiados. Lo fue durante los seis o siete meses que duró aquella experiencia. A partir de ahí lo traté a lo largo de varios años, ya que éramos parte de un núcleo de amigos y amigas realmente inolvidable. También lo veía muy seguido en las siempre divertidas presentaciones de El Palomazo Informativo. Nos empezamos a distanciar, sin haber peleado o discutido nunca, a partir del 2006, por mis críticas a López Obrador. Fue eso simplemente, un distanciamiento. La última vez que lo vi fue en 2009, en una celebración del programa de radio El Hueso . Sólo nos saludamos. Son muchos más los buenos que los malos recuerdos que guardo de Vega-Gil y con esos me quedo hoy que me entero de su trágico suicidio, motivado por un entorno general desquiciado y descompuesto. Descansa en paz, estimado Armando.
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Published on April 01, 2019 14:14

March 31, 2019

Grandes discos de 1969: "Led Zeppelin II" de Led Zeppelin


El segundo álbum de Led Zeppelin, aparecido a finales del mismo año 69. Un clásico de todos los tiempos. La portada de mi LP ya está muy maltratada (es la versión mexicana), pero el acetato aún se deja escuchar muy bien (con un poquitín de encantador scratch incluido).
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Published on March 31, 2019 17:35

March 30, 2019

Cámara húngara: La culpa es de los tlaxcaltecas

“–¡Cuánto coyote! ¡Anda muy alborotada la coyotada!– dijo con la voz llena de sal”.

Elena Garro.

Rememoro el título (y cito una línea) del célebre cuento de Elena Garro, debido al sainete en apariencia absurdo e innecesario que se produjo a raíz de la hoy famosa carta que el presidente López Obrador envió al rey de España, Felipe VI, solicitándole, así nada más, como de la nada, una disculpa pública de la antigua Madre Patria a su hija lastimada y ultrajada, la hoy república mexicana, por los agravios cometidos durante la Conquista y los tres siglos de la Colonia.
  Como la carta se filtró a la prensa (¿quién desde el equipo presidencial la hizo llegar a un reportero del diario español El País ? Misterio), el rey tuvo que dar pronta respuesta a la misiva y esta fue un no rotundo a la delirante propuesta del gobierno de Mexicalpan de las Tunas (sí, hoy más que nunca, Mexicalpan de las Tunas). 
  Existe la versión de que la autora intelectual de la carta de marras fue la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, muy interesada en el tema de la Conquista de Tenochtitlán (bueno, ella dice Tenochtitlan, sin el acento agudo), quizá por la reciente aparición de su libro La memoria artificial en la “Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo (en efecto, tiene nombre de tesis y es que fue su tesis de Maestría). No quiero sugerir que la carta al rey de España haya sido una manera de promover el libro de doña Beatriz (aunque en esta Cuarta Transformación tout est possible); de hecho, más bien ha funcionado como una cortina de humo y un distractor en momentos en los cuales la situación general del país, en especial en los temas de la economía y la inseguridad, amenaza con empeorar, debido al estilo personalísimo de tratar de llevar las riendas del país por parte de López Obrador y a la cada vez más evidente ineficacia de quienes conforman su equipo de gobierno.
  Pero volvamos al asunto de la disparatada cartita. ¿Fue una ocurrencia inocente y bienintencionada, como dicen los defensores del gobierno, o se trató de una idea torpe, cero diplomática y hasta racista, como argumentan sus críticos? Creo que tuvo ingredientes de ambos. Quizás el presidente realmente creyó que conmovería al rey español (y al papa Francisco, a quien le mandó también su carta, faltaba más) y que éste se sentiría obligado a disculparse por algo que sucedió hace 500 años, que no fue realizado por la misma casa dinástica de España (en aquella época la de los Habsburgo) y que, a decir verdad, no venía al caso. Ahí sí que López Obrador habría pecado de inocencia. Pero el tabasqueño es un político astuto. ¿No debió oler que su propuesta no llevaría a nada y que en ese sentido era algo desacertado, muy poco diplomático, con tintes racistas y polarizantes en lo nacional y lo internacional? De ser así, ¿cuál fue su verdadera intención? ¿Darle un gusto a su esposa?
  Tal vez el quid del caso esté en la filtración de la misiva. ¿Se dio a conocer a la prensa en contra de la voluntad presidencial o todo lo contrario? Puede ser que algún día lo sepamos. Por lo pronto, el gobierno lopezobradorista se ha convertido en un hazmerreír no sólo en España, sino en Europa y otras partes del planeta. El ridículo diplomático fue absoluto y la Secretaría de Relaciones Exteriores no pudo meter las manos. Posiblemente el incidente se olvidé pronto, pero la imagen del régimen mexicano actual y de su titular ha quedado dañada y eso sí es algo que no se olvida.
  Ni siquiera si se les ocurre decir que la culpa es de los tlaxcaltecas.
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Published on March 30, 2019 21:38

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