Hugo García Michel's Blog, page 192
March 20, 2016
Flaked
Terminé de ver la primera temporada de esta buena serie de Netflix, actuada, escrita y producida por Will Arnett (el mismo actor que hacía el papel de George Oscar en Arrested Development). Diez capítulos de media hora que narran la historia de un soltero que se dedica a hacer y vender bancos diseñados y fabricados por él mismo y que tiene una tienda en Venice, California.Vemos sus problemas económicos, pero también con el alcohol (asiste a un grupo de AA), con la amistad (se la pasa peleando con su mejor amigo de la infancia, quien es también su vecino) y por supuesto con las mujeres (anda con una chava de la que no está enamorado y se enamora de quien menos debería). Para no caer en el indeseable papel de spoiler, no diré más, sólo que esta mezcla de comedia y drama vale bastante la pena. No es Master of None o Love, pero se puede ver con gusto.
Published on March 20, 2016 21:00
March 19, 2016
¡Todos a soplar!
Tengo una propuesta para limpiar la contaminación que esta semana nos ha estado ahogando en la flamante Ciudad de México. Ya que son los vientos los únicos que pueden dispersar los contaminantes y brindarnos una atmósfera más o menos azul y transparente, pongámonos de acuerdo todos los habitantes del ex DF y juntos, a la misma hora y a un mismo tiempo, lancemos desde nuestros pulmones un fuerte soplido colectivo para alejar la nata de esmog que nos asfixia. Si al Lobo Feroz le funcionó para derribar las casas de los cochinitos, ¿por qué a nosotros no?Dirá usted que se trata de una propuesta completamente idiota y, pues sí, lo es; tan idiota como la resolución de la Suprema Corte de Justicia que permitió que día con día circulen 600 mil vehículos más por nuestras calles y avenidas.
Aunque no se trata de la única fuente de polución (la industria, la basura y otros factores también contribuyen a ensuciar la atmósfera), la que producen los automotores sí es la más fuerte y peligrosa. Imagine lo que implica aumentar, a la contaminación cotidiana, los humos que arrojan 600 mil automóviles más, por muy verificados que se encuentren (si es que esa verificación no se logró, como sabemos que sucede, mediante el uso fast track de la mordida y el cohecho).
Por cierto, que mi propuesta de los soplidos me hizo recordar el proyecto jamás logrado del entrañable ingeniero Heberto Castillo, quien sugería construir enormes ventiladores al pie de la sierra del Ajusco para dispersar la nube de esmog (Italo Calvino dixit). Nadie le hizo caso y nunca supimos si era o no una buena idea.
La cosa es que además de todas las medidas de emergencia que se están tomando, urge que la SCJN dé marcha atrás a su malhadada resolución y deje de beneficiar a una minoría de automovilistas en detrimento de la salud de millones de personas, incluidos esos mismos automovilistas y los señores jueces que tomaron tan absurda determinación.
Y mientras tanto, el problema ha servido como ring de boxeo con tintes electorales entre Miguel Ángel Mancera y Eruviel Ávila, quienes aprovecharon para echarse la culpa mutuamente.
Contaminación ambiental y contaminación política. ¡Mejor todos a soplar!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
Published on March 19, 2016 22:55
March 18, 2016
The Blasters / American Music (1980)
El primer disco de los Blasters es todo un manifiesto para afirmar que el rock and roll estaba tan vivo en 1980 como lo estaba a mediados de los cincuenta. Potente, duro, despiadado, rudo pero divertido, el sonido de este grupo de Los Ángeles es imposible de ignorar una vez que se le escucha.Mejor tema: “Marie Marie”
Published on March 18, 2016 18:56
March 17, 2016
Carol
Basado en El precio de la sal, una novela muy poco conocida de Patricia Highsmith (quizá porque en su momento la publicó con seudónimo y porque salió un poco antes que su genial Extraños en un tren), este sobrio y elegante, a vez que duro y conmovedor, filme dirigido por Todd Haynes en 2015, es un trabajo espléndidamente narrado, elegantemente fotografiado y contenidamente actuado.La historia de un amor lésbico en los años cincuenta del siglo pasado es tratado por Haynes con gran tacto y finura, sin prisas, para irnos metiendo en lo dramático que resultaba a mediados de esa década que una mujer rica y casada se enamorara de una joven dependiente de almacén con deseos de trascender en la vida como fotógrafa. La manera como los convencionalismos sociales asfixian a Carol y Therese (las dos amantes) y no las dejan ser pueden resultar difíciles de creer hoy día, pero la represión sexual que se vivía en aquellos años era así y está fielmente reflejada en la cinta.
Con Cate Blanchett como Carol (me gustó más aquí que en Blue Jasmine de Woody Allen) y la bella Rooney Mara como Therese (me recordó mucho a Audrey Hepburn), la película es no sólo un drama sino también una road picture que jamás pierde el interés y que tiene un final al mismo tiempo feliz y anticonvencional, sin esos falsos moralismos a los que es tan dado el cine de Hollywood, lo cual es de agradecerse.
Hermosa, inteligente y sensible, Carol es una obra que debe verse.
Published on March 17, 2016 21:05
March 16, 2016
Cara a cara con los Kinks
Si The Kink Kontroversy fue el primer trabajo grande de los Davies y compañía, Face to Face (1966) fue su primera obra maestra. A lo largo de sus catorce canciones está ya, en plenitud musical y letrística y como punzante observador social, el Ray Davies que habría de convertirse en el gran cronista de la realidad inglesa de sus tiempos. Face to Face es uno de los más deliciosos y sarcásticos discos de música pop (en el mejor sentido del término) de la historia. Cada una de los cortes del larga duración es un retrato espléndido, lleno de riqueza artística. Desde la incomparable y crítica (y muy british) “Dandy” hasta esas delicias absolutas que son las casi mississippianas “Sunny Afternoon” y “Little Miss Queen of Darkness”, desde la belleza de “Rosy Won’t You Please Come Home”, “Rainy Day in June” y “Too Much on My Mind” hasta el misterio orientalista de “Fancy”, el guiño surfero de “Holiday in Waikiki” y el rocanrolerismo de “Party Line”, “You’re Lookin’ Fine” (cantada por Dave Davies) y “Most Exclusive Residence for Sale”, todo es disfrute en este Cara a cara que no tiene desperdicio. (Reseña que escribí originalmente para el Especial No. 43 de La Mosca en la Pared, publicado en octubre de 2007).
Published on March 16, 2016 11:00
March 15, 2016
Martin, Emerson, Domínguez
¿Qué tiene este 2016 que en escasos 75 días se ha llevado a varios músicos, en su mayoría de altísimo grado artístico? Desde David Bowie hasta Glenn Frey (Eagles) y desde Paul Kantner (Jefferson Airplane) hasta Dale Griffin (Mott the Hoople), pasando por Maurice White (Earth, Wind & Fire), Denise Katrina Matthews (Vanity 6), el cantante de soul Otis Clay, el bluesero Long John Hunter, el intérprete de country Craig Strickland, el director de orquesta Nicolaus Harnoncourt y nuestro muy rocanrolero Lalo Tex, todos se han ido de manera francamente inesperada.A ellos se suman ahora otros tres personajes de la música: el genial productor George Martin, el extraordinario tecladista Keith Emerson y el gran guitarrista mexicano José Luis Domínguez.
Conocido con el mote de “El quinto beatle”, Martin fue fundamental en la carrera del legendario cuarteto de Liverpool y gracias a su visión, a su talento y a sus dotes como productor y arreglista, logró que las composiciones de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr alcanzaran alturas insospechadas, hasta provocar que su música revolucionara a la cultura popular de la segunda mitad del siglo pasado.
Keith Emerson, tecladista del trío de rock progresivo Emerson, Lake & Palmer (y antes de The Nice) fue uno de los compositores y ejecutantes más asombrosos de la historia del género, con piezas que iban de recreaciones de sencillos rocanroles hasta temas cuasi sinfónicos de enorme envergadura. Sus cuatro primeros álbumes con EL&P están entre lo más fino y sofisticado que ha dado el rock.
En cuanto a José Luis Domínguez, sin tanto lustre como los dos anteriores, era un excelente guitarrista de rock (se le recuerda con Arpía, el grupo que acompañaba en sus inicios a Cecilia Toussaint), pero también un estupendo productor y, sobre todo, un apasionado de la enseñanza musical. La Escuela de Música DIM que dirigía, en Coyoacán, es una de las más importantes del país y su fallecimiento representa una gran pérdida para sus seres queridos, sus alumnos y sus muchísimos amigos y colegas. Lo conocí personalmente por allá de 2006 y puedo decir que, además de su talento, era un hombre generoso, amable y siempre inquieto. Esperemos que la escuela no se detenga y prosiga con la obra didáctica del gran José Luis.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
Published on March 15, 2016 16:28
March 14, 2016
La bella "Brooklyn"
Es casi un cuento de hadas. Más bien una película poética. Pero no se me malinterprete: no es una cinta cursi ni mucho menos, todo lo contrario, su sobriedad y su contención la salvan de caer en ello.Basado en la novela homónima de Colm Tóibín (2009), Brooklyn, el filme de 2015, cuenta la sensible historia de una joven irlandesa que decide abandonar el pequeño pueblo donde nació y donde siempre ha vivido, para lanzarse a la incierta aventura de emigrar a Nueva York a principios de los años cincuenta del siglo pasado e instalarse precisamente en Brooklyn. De todo lo que ahí vive, conoce, sufre, disfruta, conoce, la enamora, es de lo que trata la película que incluye una sorpresiva vuelta de tuerca que la hace volver a Irlanda, donde debe tomar la decisión más importante de su vida.
Una bella y agridulce obra, dirigida por John Crowley y con la espléndida actuación de Saoirse Ronan como Ellis Lacey, la protagonista principal.
Nada más que decir, sólo que la recomiendo mucho.
Published on March 14, 2016 21:28
March 13, 2016
José Luis Domínguez
Me enteré con mucha tristeza del fallecimiento, esta mañana, del querido José Luis Domínguez, director y fundador de la Escuela de Música DIM y gran músico (fue el guitarrista de Arpía, el grupo que acompañaba a Cecilia Toussaint en sus inicios rocanroleros).Conocí a José Luis por allá de 2006 o 2007. No recuerdo quién se acercó a quién, pero hicimos un trueque mediante el cual yo le haría publicidad y reportajes a su escuela en las páginas de La Mosca a cambio de horas de grabación en su estudio para las canciones de Los Pechos Privilegiados. Siempre nos llevamos muy bien y las sesiones de grabación en el DIM fueron muy buenas y divertidas. En total grabamos catorce temas míos, aunque sólo unos cuantos alcanzaron a ser masterizados y otros se quedaron en la mezcla. Nunca terminamos el disco y no sé en dónde estarán las pistas. También tocamos una noche en el foro de la escuela, con poquísimos espectadores, aunque se grabó el concierto (grabación que debe estar en el archivo de audio que dejó Domínguez y que nunca escuchamos).
Él mismo me contó sobre sus problemas cardiacos y supe de las varias intervenciones quirúrgicas que tuvo. Luego me enteré de su divorcio y su nuevo matrimonio. Hacía cerca de dos años que no tenía contacto con él, más allá de algún saludo amable en el facebook, y la noticia de su deceso me sorprendió muchísimo. José Luis era un tipo muy querido en el medio de la música y su labor docente tendría que ser reconocida. El año pasado tocó con Jaime López en algunas presentaciones y hasta donde sé, se mantuvo activo hasta el último momento.
Descanse en paz un estupendo amigo, a quien estimé mucho y al que le debo todo mi agradecimiento por su generosidad y su don de gentes.
Published on March 13, 2016 20:14
March 12, 2016
¿Un saludo fascista?
Soy apasionado seguidor del equipo de futbol soccer de la Universidad Nacional Autónoma de México, los míticos Pumas, desde que la escuadra ascendió a primera división, en 1962. Por aquel entonces yo tenía siete años de edad y hasta llegué a asistir a algunos partidos, en el estadio de Ciudad Universitaria, cuando el cuadro aún jugaba en segunda.Siempre he sido puma, pues, y el único ídolo que he tenido en mi vida, de cualquier ámbito o actividad, se llama Enrique Borja.
A principios de semana, el entrenador del Cruz Azul, Tomás Boy, disparó su ya famosa sentencia acerca de que el himno que los Pumas suelen cantar antes de cada uno de sus encuentros como locales es un himno fascista. Días más tarde y ante la andanada de críticas que levantó, trató de matizar su declaración y dijo que en realidad no se refería al himno, sino al peculiar ritual previo a los juegos.
Como seguidor de los auriazules, quizá debí indignarme como tantos y lanzar toda clase de anatemas contra el controvertido Jefe Boy, pero hubiese sido muy hipócrita de mi parte.
Debo confesar que desde que Hugo Sánchez instituyó la famosa ceremonia, por allá del año 2000, cuando era director técnico de los Pumas, siempre me ha incomodado un poco, más que nada por un hecho concreto: el saludo que hacen jugadores y público con el brazo derecho extendido y que me remite, de manera irremediable, al saludo de los seguidores de Hitler en la Alemania nazi, de Mussolini en la Italia fascista y de Franco en la España falangista.
Cierto que allá las palmas de las manos se mantenían extendidas también y que el saludo puma es con el puño cerrado, pero eso del brazo derecho no ha dejado de incomodarme a lo largo de más de tres lustros. Quizá sea mi pasado izquierdoso el que me traiciona y me llena de escrúpulos ideológicos (sigo siendo de izquierda, pero hace mucho que dejé el dogmatismo atrás, aunque en este caso parezca una contradicción). No lo sé de cierto.
Pero a mí, como a Tomás Boy, tampoco me gusta el controvertido saludo.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
Published on March 12, 2016 18:50
March 11, 2016
Algo sobre George Martin (1926-2016)
Entre las muchas discusiones bizantinas que se han llegado a armar alrededor de los Beatles (como la de la supuesta muerte del Paul McCartney “original” o la del papel que jugó Yoko Ono en la disolución del cuarteto), una de las más polémicas siempre fue la de quién fue “el verdadero quinto beatle". Algunos afirmaban que el honor le correspondía a Billy Preston, otros se remontaban a los orígenes del grupo y mencionaban a Stuart Sutcliffe o a Pete Best, aunque otros abogaban por Brian Epstein o incluso por el road manager Neil Aspinall). Sin embargo, no creo que haya quién le pueda disputar esa gloria a alguien que no sólo participó en la construcción del inconfundible sonido de los de Liverpool, sino que en buena parte lo creó, gracias a sus dotes como músico, productor y arreglista sin igual. Me refiero a George Martin, quien falleció este martes 8 de marzo en la ciudad de Londres, Inglaterra, a los 90 años de edad.Martin era un hombre a quien el calificativo de genio le quedaba de manera perfecta. Sin él, es muy posible que los Beatles jamás hubiesen alcanzado las alturas a las que llegaron. En muchísimos aspectos, fungió como una especie de tutor, maestro, guía, consejero y hasta padre de los cuatro músicos, quienes confiaban en él casi a ciegas. Hombre culto, preparado, inteligente y con un gusto exquisito para la música, supo dotar al grupo de todo lo necesario para que sus composiciones se desarrollaran y se enriquecieran en grado superlativo. Sus arreglos instrumentales no tuvieron parangón y ninguna otra agrupación de la época -es decir de la segunda mitad de los años sesenta de la pasada centuria- podría presumir de contar con un sonido a la vez tan vanguardista como accesible, tan fino como espontáneo. Sabio y perspicaz, supo llevar las composiciones de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr a un equilibrio prácticamente perfecto, sin tratar de manipularlas o de lucirse en ellas. Su papel fue siempre discreto pero al mismo tiempo imprescindible. Insisto: sin su participación, los Beatles no serían lo que fueron y lo que siguen siendo casi medio siglo después.
George Martin nació en Londres, el 3 de enero de 1926, y sirvió a la marina real de Inglaterra, como piloto aviador, de 1943 a 1947. Aunque no provenía de una familia especialmente interesada en la música, quiso aprender piano desde los ocho años de edad, pero no fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial que logró ingresar a la escuela de música y artes Guildhall para estudiar composición, dirección, orquestación y teoría musical, tomando al oboe como su segundo instrumento. Para sostenerse, trabajaba para el departamento de música clásica de la BBC de Londres.
En 1950 fue invitado a integrarse al sello Parlophone que por aquel entonces formaba parte de la disquera EMI y le tocó experimentar la transición de los viejos y pesados discos de 78 revoluciones a los novedosos LP y EP de 33 y 45 revoluciones respectivamente. No tardó en darse cuenta de la importancia de este cambio tecnológico, sobre todo en cuanto al uso de las extraordinarias cintas magnéticas que permitían grabar de una manera más avanzada y llena de posibilidades. Su labor resultó tan notable que para 1955 fue nombrado director de Parlophone y el sello fue cobrando una mayor importancia, sobre todo con las grabaciones “habladas” del cómico Peter Sellers, en un antecedente de lo que hoy conocemos como stand up comedy.
Pero fue en el verano de 1962 que sucedió el momento mágico, cuando un oscuro cuarteto de la ciudad de Liverpool que acababa de ser rechazado por Decca, acudió a Parlophone para efectuar una audición. Martin lo escuchó y no dudó en contratarlo. A partir de ese momento, todo habría de cambiar en la historia de la música popular del mundo entero.
Era el productor que necesitaban los Beatles y era el grupo que necesitaba él para desarrollar, ambas partes, todo su potencial artístico y creativo. Lo que vino a continuación es de todos conocido. De 1962 a 1969, durante siete fructíferos y esplendorosos años, George Martin produjo trece álbumes del cuarteto (sólo estuvo ausente en el Let It Be de 1970, semiproducido por Phil Spector) y aunque respetó las canciones que escribían Lennon y McCartney y más tarde Harrison y el propio Ringo, sus cambios y sugerencias las revistieron de luz y color. Trabajaban en equipo, pero la dirección de Martin resultó esencial y sus arreglos siempre dieron en el clavo. Ahí están el cuarteto de cuerdas en “Yesterday”, el corno francés en “For No One”, el clavicordio en “In My Life” o las instrumentaciones de “Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever” como muestras de su finísimo talento, para no hablar de la majestuosa producción de esa piedra de toque en la historia del rock que es el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de 1967.
George Martin trabajaría con otros músicos y hasta en algunos de los discos solistas de los ex Beatles, pero nunca lograría la magnificencia que consiguió en la virtuosa trecena discográfica de 1962-1969. Su vida fue rica y fructífera, llena de honores y reconocimientos (incluso fue investido con el título de Sir por la reina Isabel), una vida de nueve décadas tan admirable como entrañable.
(Publicado en "Acordes y desacordes", el sitio de música de la revista Nexos)
Published on March 11, 2016 20:00
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